£ Recogiendo los trozos perdidos de mis recuerdos... £
Narra Amy
El Sonic Team me habia suplicado que me quedara con ellos, pero no podía... Simple... Hace unos días me habia encontrado con una niña huerfana que se pasaba buscando comida entre los contenedores de basura y desde que la vi, le he llevado comida. Con todo esto de la invasión no había sabido nada de ella y temía que le haya pasado algo malo.
-¡Tu no vas a ningún lado y menos sola!- me grito Knuckles mientras me cogía bruscamente por el brazo alejandome de la puerta.
-¡Para, Knuckles, que le haces daño!- grito Rouge con Edward en brazos.
-No me importa.- gruño apretándome más. -Si tengo que hacer esto para que ella no se vaya, pues, bien.-
Me llevo a rastras hasta mi habitación en donde me encerro y escuche como golpeaba con sus nudillos la puerta para que esta se atorara... Bruto... Se le había olvidado que en mis venas corría el poder de la nieve, el hielo...
Camine hacia la ventana, me quite los guantes y puse mis manos en el cristal de esta. El vidrio comenzó a congelarse lentamente mientras marcaba con un mancha que me impedía la vista, mi respiración. Esto iba a tardar unos minutos en congelarse. Me quede mirando como más mounstros descendían del agujero en el cielo, destruyendo a Mobious, o lo que quedaba de ella. No me di de cuenta que el cristal se había congelado y una brisa fría impactaba contra este, no sería mala idea usarla para mí huida.
-Estoy lista.- susurré mientras impactaba con mi dedo índice el cristal y este comenzo a agretearse más con cada golpe.
Di un último golpe y todos los vidrios salieron disparados a la puerta clavándose en ella a la misma vez que las ráfagas de viento helado entraba por ella envolviéndome de esa frescura que comenzaba a hacerse rara en mí. Escuche como comenzaban a tratar de abrir la puerta.
-¡Knuckles, en mal hora has atascado la puerta!- le gruño Sonic.
Me tire por la ventana sin rodeos, cayendo en un montón de hojas secas que estaban amontonadas abajo de la ventana.
-¡Amy!- grito una voz dentro de la casa a lo que me apresure para correr lejos de ella.
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Los pies me dolían, no podía dar un paso más, pero tenía que hacerlo. Tenia que encontrar a esa pobre niña cuando la vi escondida en un contenedor de basura asomando su cabeza. Suspire de felicidad al saber que estaba bien.
-¡Bianca!- grite corriendo hacia ella, abriendo el contenedor.
-¡Amelia!- grito con lágrimas en sus ojos y abriendo los brazos.
Era una recién nacida cuando sus padres fueron asesinados brutalmente y ella paso a propiedad de su abuela que murió hace tres años. Apenas tenia 8 años y ya habia aprendido a pelearse por la comida con otros niños.
La cogí en brazos, aunque apestara a basura y comence a correr. El área en donde estabamos estaba desolada ya que las personas se estaban escondiendo y este lugar ya estaba infestado de los Black Arms.
Mis pulmones carecían de aire por el peso, sentía las pequeñas manos de Bianca adherirse a mi pelo y hombros mientras sollozaba.
-Tranquila, Bianca, saldremos de esta. Ya lo veras, el heroé de Mobious,nos ayudara.- trate de tranquilizarla.
Era una de las pequeñas admiradoras de Sonic the Hedgehog o simplemente tenia una corazonada con él.
Asintió levemente y sus sollozos fueron bajando cuando...
-No creas eso, linda.- dijo una voz distorsionada y unos tres Black Arms salieron de entre los arbustos.
-¿Que pensaría Black Doom si le llevabamos la pequeña que impide el progreso del virus?- pregunto uno con una sonrisa de lado.
Desde hace tiempo que no tenía problemas con los antornianos, y, ¿tenia que ser ahora?
Apreté a Bianca contra mi cuello tratando de esconderla.
-Oh, no, tranquila, a la niña le daremos una vida mejor.- dijo entre risas mientras se acercaban amenazantemente.
-¡No!- grite y una ráfaga de viento impacto contra sus caras.
Aproveche que se estaban tratando de quitar la nieve de sus ojos y corrí, corri por mi vida... por la de Bianca. Entre en uno de los locales que tenían sus ventanas rotas, con uno que otro vehículo volcado en su interior. Me adentre en una de las habitaciones y coloque a Bianca en el armario.
-Regresare por ti, lo prometo, pequeña.- dije acariciando su frente para luego plantar un beso en ella.
Lágrimas bajaban por sus mejillas.
-Pase lo que pase, escuches lo que escuches, no salgas hasta que yo regrese.- le dije mientras caminaba hacia la puerta escuchando sus sollozos.
Corrí para que no supieran que habia dejado a Bianca en ese local, pero al llegar a la sala me encontre con ellos tres.
-Ya no vienes con la pequeña, mejor para nosotros.- rio uno.
-Lo dudo.-
Comenzaron a batallar conmigo, ellos con sus hazañas, yo con nieve y no me di de cuenta que uno de ellos cogió un pedazo de cristal mientras se acercaba a mí. Me distraje y a los pocos minutos ya me tenian agarrada de los brazos bloqueando mi salida, mi única salida. El pánico comenzo a fluir por mis venas, adueñandose de mi cuerpo.
-¡Mierda, avanza que se me están congelando las manos!- gruño el que estaba a mi derecha.
Mi vista estaba clavada en el filoso cristal que el Black Arm llevaba en su mano mientras se acercaba a mí.
-Vamos a ver si con esto te quedas quieta y cedes.- dijo burlón.
Me retorci al ver que solo estaba a pasos de mí... No, esto no puede estar pasando.
-¡Ayuda!- grite.
Poso su rostro a centímetros de mi mejilla sintiendo su respiración chocar contra mi cuello.
-Ssshhh... Todo pasara rápido si no te opones, preciosa.- susurro. -¿Que dices?-
-No.- susurré con la voz temblorosa.
Al segundo sentí como el frío y filoso cristal se habia enterrado en mi costado, quebrando una de mis costillas salvajemente. Grite. Grite de dolor, pidiendo a la misma vez ayuda. Escuchaba las risas de ellos al verme sufrir. Saco el cristal, manchado de sangre al igual que su mano para luego clavarlo nuevamente mas arriba quebrando mi otra costilla. Me retorcí sintiendo el cosquilleo de la sangre manchar mi vestido y fluir desesperadamente por mi cuerpo manchando la nieve que se había formado por mi descontrol.
Cuatro gotas de sangre, tan rojas como el color rojo pasión mancharon la blancura de la nieve mientras ellos seguían riendose al ver que mi voz perdia su voz, su tonalidad. Perdí mis últimas fuerzas y ellos me aventaron al piso sin haber quitado el cristal de mi costado. Los ojos se clavaron en una sombra que habia al lado de un árbol con su brazo apoyado en el tronco, mirando la escena con sus ojos rubíes, su cara sin expreción, seria.
¿De donde habia visto yo esos ojos rubíes?
Vi como su mandibula se tenso al igual que sus puños entonces lo reconoci mientras mi sangre manchaba la nieve blanca que yacía debajo de mi cuerpo.
-¿S-Sjadow...?- moví mis labios ya que las palabras no salían de mi garganta.
Uno de los Black Arms se interpuso en mi campo de visión ya que se habia arodillado, poniendo una de sus manos debajo de mi quijada.
-¿Aprendiste la lección?- pregunto con una sonrisa de lado.
No podia hablar, mi costado ardia... Cuando deseo no haber salido de la casa, de no haberme negado a escuchar los consejos del Sonic Team. Unos ruidos en la calle llamaron la atención de los Black Arms quienes se voltearon.
El erizo negro de vetas rojas levanto la nieve con sus propulsores, tirandola en la cara de ellos. Se teletransporto y los derivo cuerpo a cuerpo y con su poder chaos. Se arrodilló enfrente de mí con esos ojos rubíes inespresivos y fríos.
Levanto mi cara suavemente... Esa suavidad que me habia vuelto loca y que aún lo seguia haciendo.
Jade contra rubí.
Narra Shadow
Miraba fijamente esos grandes ojos rubíes cuando ella aparto de un manotazo mi mano y comenzo a arrastrarse entre quejidos dejando un camino de sangre por donde ella se arrastraba hacia una puerta, pero la cogi entre brazos y vi que de su contado brotaba sangre. Estaba desesperada.
-Dejame curarte.- le susurre.
-No tenemos tiempo para eso, Shadow.- dijo Doom's Eye apareciendo de la nada.
-Solo dejame llevarla a un lado seguro y después seguimos con el yema de las Chaos Esmeralds.- dije volteando un poco mi cabeza.
Ambos asintieron al mismo tiempo y no dude en rasgar su traje mientras la ponía encima de un sofá que habia por allí. Corrí en busca de gazas, vendas, alcohol y una navaja. Tenía que detener la hemorragia, rapido. Su cuerpo y la marca que se dejaba ver por su cintura se me hicieron familiares. Enterre mis dedos en su cabello, alzando un poco su cabeza mientras acercaba la navaja a su costado derecho. Rasgue la herida superior ya que tenia un bulto en ella. Mire su rostro mientras lo hacia, mordio su labio inferior mientras acercaba su rostro a la palma de mi mano. Con mi pulgar comence a acariciar su mejilla mientras enterraba la navaja en su herida, sacando el cristal.
Gimió.
-Ssshhh...- dije acariciandola más.
¿Porque actuaba de esta forma con ella? ¿Porque no era frío y distante como lo soy con los demás?
Rápidamente cogí las gazas sin dejar de hacerle mimos, la hemorragia se estaba haciendo mas fuerte. Presione con fuerza mientras la veía reguindarse del vello de mi pecho. Limpia una lágrima con mi pulgar.
-Bianca... Bianca...- repetía una y otra vez.
-¿Quien es Bianca?-
-La niña que esta detrás de la puerta. Tengo que ir por ella.-
-Tranquila.- dije cogiendo las vendas al ver que dejo de sangrar.
Posicione dos gazas lo bastante grandes para resistir por un tiempo la sangre y la vende. Me levante, me quite la chaqueta de cuero que llevaba y la puse por encima de sus hombros mientras buscaba una sabanas para cubrirla. Una de color rojo estaba en el otro sofá, la cogí la cubrí con ella para luego ir hacia la habitación.
-¿Bianca?- pregunte aún frío. -Tu amiga esta bien. Tienes que salir de donde estas.- dije entrando al centro de la habitación.
Unos ojos zafiros se asomaron del armario, temblorosos, con miedo.
-Ven.- dije extendiendo mi mano hacua ella. -No tengas miedo, tenemos que irnos antes de que nos encuentren aquí.-
Ella asintió y la cogió aun temblorosa. Salimos de la habitación y ella se asusto al ver a la eriza rosa en el sofá con un sabanas y su traje celeste rasgado con sangre.
-¡Amelia!- grito corriendo hacia ella.
-Bianca...- sonrio mientras la rodeaba levemente en sus brazos.
Me acerque a la vez que ellas se despegaban y cogí a la eriza entre mis brazos. La mire fijamente al igual que ella. Se me hacia familiar la intensidad de su mirada jade. En eso escuche un gruñido que provenía de la entrada. Los tres nos volteamos y la niña no tardo en esconderse detrás de mis piernas.
Frente a nosotros se encontraba un lobo blanco de ojos dorados con contrastes grises y azules mirándonos fijamente.
-Hunter...- susurro la eriza. -Cuida a Bianca.- le dijo y se desmayo en mis brazos.
El lobo se posiciono al lado de la niña y comenzó a lamer su mano. Volví a mirar el rostro de la eriza que estaba contra mi hombro, le puse la capucha.
Muchos recuerdos se me fueron revelados en ese entonces. Ella en el lomo de un dragón azul acostada, con una mirada llena de miedo.
Acaricie la mejilla de ella y emprendimos el camino hacia la casa del Sonic Team.
Narra Sonic
Estábamos preocupados por Amy, había escapado repentinamente de su propia habitación sin dejar rastro alguno.
-Tenemos que ir a buscarla AHORA.- rugió Vainilla mientras abrazaba a su hija entre lágrimas.
-No sabemos en donde esta.- dijo Vector quien habia venido enseguida al saber que habían atacado a su esposa e hijo.
-Chicos...- dijo Tails mirando atónito la televisión. -Escuchen esto...- dijo subiendo el volumen.
"Un erizo negro de vetas rojas altamente peligroso llevaba a una chica entre sus brazos, una niña y un lobo blanco. ¿A donde van? No se sabe, pero este erizo esta del lado de las criaturas que estan atacando actuamente a Mobious. A continuación una foto de ellos."
En eso mostraron una foto de Shadow con una chica que no se lograba ver su rostro, pero una de sus manos sobresalía de entre la sabana y la chaqueta de cuero, con una cadena de oro.
-¡¿Amy?!- gritamos todos al unísono. -¡¿Con el enemigo?!
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