£ La rosa de cristal y el copo de nieve £
Narra Shadow
Deje ese libro hacía un lado a la misma vez que la señora se levantaba y entraba hacía la casa. Aporveche para sacar el segundo libro y abrirlo con el collar.
Era un diario de la madre de Rose, Victoria.
"Querida Amelia: Dia 1
Para cuando estes leyendo esto, posiblemente yo no este y tengas que batallar sola con esta verdad si el antorniano no esta contigo.
Desde que estabas en mi vientre supe que serías diferente a todas las demás chicas de nuestra familia. Que no seguirias nuestras leyes, que las quebrantarias fácilmente. Por eso es que eres la preferida de tu abuela y abuelo, por ello es que tus tíos y primos te envidian...
(…)
Dia 23
Paseaba por el jardín de las rosas rojas. ¿Será gracioso decirte que nosotros nos esmerecemos de que ningún color de otra rosa se mezcle con otro?
Acariciaba las hojas mientras tu te revolvias en mi vientre, ¿cuánto me encantaba eso? No tengo palabras para explicar la sensación. Raramente comenzó a nevar, cubriendo con su blanquedad el rojo pasión de las rosas y las hojas esmeraldas de estas. Y de momento una ráfaga de viento con nieve comenzo a rodearme, eras tu mi niña... Apesar de ser una bebe de apenas 6 meses en el vientre ocasionabas todo este desorden en el mundo con tu sola presencia. Desde ese día sabia que tu eras la rosa blanca y el copo de nieve, no me preguntes como, pero ese mismo día me resbale por la montaña admirando unas flores de cristal que creaste.
Mi cuerpo impacto contra el río congelado de Athens, pero lo más que sufrió el golpe fue mi barriga, fuiste tu, pero mágicamente tu seguias moviendote normal.
Mi pequeña luchadora.
(…)
Dia 53
El parto no fue nada fácil, todo fue complicado, encontraron tipo de sangre raro en tus venas. No querían dejar de estar pinchandote y estar haciéndote examenes. Tus llantos me partían el alma. Recuerdo que cuando naciste no querías separarte de mí, los doctores tenían que lavarte, pero tu no soltabas mi rostro en ningún momento. Tu derramaste lágrimas, yo lo hice, tu padre lo hizo.
Cuando te trajeron en una sabana rosa tenías una hermosa sonrisa al tocar mis brazos en aquel instante me sentí feliz, completa, libre, salvaje, con ganas de seguir viviendo. ¿Te conté que me habían dicho que tenia que elegir entre tu o yo? Siempre te elegí a ti y ahora no puedo creer que te tenga en mis brazos. A esa pequeña eriza de melena rosada en mis brazos. Tenías una de tus orejas agachada mientras la otra estaba atenta a todo.
Tambien recuerdo tu primera noche en el hospital. Congelaste la cuna en donde te tenían y tuviste que dormir conmigo. Desprendias un aire frío, pero que a la misma vez quemaba. Por eso escogí ese nombre para ti que en nuestro idioma significa: copo de nieve.
(…)
Dia 63
La tormenta agobiaba a todos en la casa, tus llantos se escuchaban por toda la casa al igual que los rayos y truenos. Subí las escaleras tan escalofriantes que tanto como tu y yo le teníamos pánico.
Entre y te encontré moviendo tus manitas en busca de un sustento, sonreí en el marco de la puerta. Los cristales estaban empañados por nieve, te cogí en brazos. Y en ese momento abriste tus grandes ojos jade, asfixiando a todos, incluyendome. Desde que fuiste creada has sido creada para pelear, para proteger, para unir cabos sueltos.
(…)
Dia 73
No parabas de llorar, me tenías asustada y preocupada. Habíamos acabado de llegar de la casa de Sadne, tu tía. Y no habías dejdado de llorar por todo el camino. Regrese a la casa de Sadne, topandome con la eriza de ojos rubíes y el pequeño Lancelot en sus brazos. Lance me miro para luego mirarte a ti fijamente. Le conte a su madre todo lo ocurrido y te colocamos en el sofá mientras buscabamos en los libros algún remedio para ti. En ello Lance se subio al sofá y te acurruco en sus brazos, sollozabas, pero menos.
Tu cabeza reposaba en el pecho de él, teletransportandote al mundo de los sueños en sus brazos. Se veían hermosos los dos en aquella posición, entonces supe que estabas en buenas manos si algún día yo te hacia falta.
(…)
Dia 94
Mientras te bañaba encontre una marca de una rosa blanca y un copo de nieve al final de tu espalda en donde tu no podías verlo y solamente la persona con la que tenías intimidad podría apreciarlo.
Entonces supe que tu eras la que dividiria la familia en dos... La rosa blanca... Skylar...
Tu padre y yo decidimos guardar en secreto ese detalle de ti, pero sabíamos que tarde o temprano todos se entrarían. Y temíamos de ellos.
(…)
Día 390
Comenzabas a gatear dejando tus huellas en el suelo y enviando ráfagas de hielo a todas partes. Sadne nos recomendó una señora que podía ayudarnos en tu caso.
Fuimos con las pocas esperanzas que nos quedaban. Tu simplemente dejabas un rastro de hielo detrás de nosotros y temíamos que los caballeros o Antorchas se enteraran de tu existencia. Ella nos acobijó y nos explico el negocio. Ella nos ayudaría si le diéramos la cuarta parte de nuestra fortuna a cambio de que ella borrará los recuerdos de tu magia y encerrara por un tiempo tu don, pero ambos sabíamos que ese sello se quebraría tarde o temprano así que decidimos no hablar jamás del tema y menos a ti. Nos dolía saber que la mayoría de tus recuerdos habían sido borrados por tu propio bien, que no te acordabas con lo que nació en tus venas, lo que desarollarias con el paso del tiempo. Te llevabamos todos los días a que te distralleras con Lance quien se volvía cada vez mas frío y solitario, pero extrañamente actuaba amoroso contigo, dulce, cariñoso...
Su madre y yo dedujimos que era se demonio quien le impedía hacerte daño, hacerle daño a su otra mitad...
(…)
Día 1,004
No parabas de llorar en tu habitación, era de noche. Había ido mas de 5 veces a tu cuarto y aún no dejabas de llorar. Te tenía en mis brazos cuando algo o alguien derivó la puerta y Lance apareció detrás de ella. Él era como tu oscuro ángel guardián y estaba agradecida por ello. Te cargo en brazos sentándose en la orilla de la cama contigo. Tu cabeza reposaba en su hombros mientras te tenía abrazada por la cintura, protegiendote, protegiendote del mundo exterior. Aún recuerdo las bellas palabras que te susurro tu principe a tu oido:
-No te aferres al pasado ni a los recuerdos tristes, preciosa. No reabras la herida que ya sicatrizo. No revivas los dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que paso, paso! De ahora en adelante, pon tus fuerzas en cosntruir una vida nueva, orientada hacia lo alto, y camina de frente, sin mirar atrás. Haz como el sol que nace cada día, sin pensar en la noche que paso y...- se inclino a tu oreja, habías dejado de llorar. -... temblamos de alegría , como bajo el rocío el pétalo colmado de las flores. Y por ello eres mi pétalos de rosas.-
Beso tu frente mientras tu te removias hacia su pecho, buscando su calor. Tu habitación solo olía a la colonia que este desprendía.
Tu y él complementaban hasta en las mas pequeñeces.
(…)
Día 5,475
Nos descuidamos. Dejaste huellas de hielo en tu escuela hasta casa. Sabíamos que tarde o temprano te encontrarían, pero nunca imaginamos que fuera tan temprano.
Tal vez te preguntas el porque escribir cada día de tu vida en un libro, pues, para que tu misma la conozcas y que nadie venga a dibujartela como se le diera la regalada gana. Queremos que sepas la verdadera historia de tus genes. Tu padre y yo nos conocimos en una fiesta del palacio... Yo servía la comida hasta que me tocó servirsela a tu padre cuando el niño que estaba a su lado me piso el traje y toda la comida que habia en mi bandaje cayo en tu padre. ¿Lindo encuentro, no? Comenzamos a salir a escodidas, luego pasaron a besos robados escodidos, pero depués la intensidad de estos besos pasaron a pasión y sudor, concibiendote a ti.
Los antornianos haran todo por detruir lo que heredaste de un lugar inexistente y solo tu puedes cuidarlo de ello. Bueno me voy, copo de nieve, tengo que resivirte que acabas de llegar a la escuela."
La página estaba manchada de sangre como si hubiera sido escrita horas antes del asesinato. Mi cabeza comenzo a doler, guarde el libro y me adentre a la casa. No me había dado de cuenta cuando anochecio.
-¿Copito de nieve?- pregunté en voz alta sin percatarme de Blake.
-¿De qué hablas?- preguntó mientras masticaba algo.
-¿Hu? Nada que te importe, erizo.- espete mientras me sentaba en el sofá junto al bolso.
-Estamos juntos en esto, Lance, tenemos que trabajar juntos porque separados no encontraremos nada... Bueno, tu si, yo no...- susurró lo último para si mismo.
Lo escuchaba mientras observaba la imagen de la rosa blanca y el copo de nieve que el libro traia consigo cuando la cabeza me comenzo a doler horriblemente. Era de la última vez que Rose y yo lo habíamos hecho. Recuerdo que mi collar acariciaba su espalda baja a lo cual lleve mi mirada hacia allá, topandome con la rosa en el final de su espalda. Cubrida por unas diminutas gotas de sudor, producto del placer que ejercía en ella, también recuerdo que no le tome importancia aquella vez, pero ahora si lo hacia.
Gruñi por el dolor de cabeza. Mis espinas se estaban erizando al recordar como su espalda se arqueaba por mis caricias y de como tirabas de mis espinas. Ladee la cabeza, tenia que alejar esos pensamientos antes de que me corriera en mis pantalones, y vaya, que solo tenia uno.
Ahora sabía que ella habia nacido para quebrar el lazo de los Rose con Athens, aquel lazo que a la misma vez quebro la unión de ellos con Antorchas que ahora solo quedaba del viejo recuerdo del Puente de la Unión, el cual ya no era seguro de cruzar puesto que sus tablas ya estaban viejas y débiles. Congeladas por las bajas temperaturas que en aquel lugar habían, desgastadas por los golpes fuertes del río que desembocaba en el otro en donde ella iba a morir a manos de los guardias de Athens.
-Son problemas que pertenecen solo a mí, no necesito un lastre por el camino.- gruñi mientras me levantaba y me dirigía hacia lo que iba a ser mi habitación.
¿Le habían borrado su memoria por su propio bien? Creo que Rose no estara de acuerdo con ello. Aunque creo que lo entendera si lo ve desde el punto de vista de sus padres, lo entendera.
Me acoste apoyando los pies en la pared, sin quitarme los zapatos. Acomode la almohada detrás de mi cabeza para que mis espinas no me molestaran, pensando en la sonrisa de Rose y en sus ojos jade. ¿Cómo estará sin mi preciada presencia?
«Aburrida.» escuche su voz y instantáneamente mi comisura se curvo hacia arriba.
«¿Cómo estas, pétalos de rosa?»
«Lidiando con unos problemas que creo que no te gustaran para nada.» rió. «¿Y tu?»
«I want your lips.»
Rose comenzo a reirse y por un segundo me imagine sus mejillas teñidas de un color carmesi y en eso se me ocurrió una idea.
-Control Caos.-
Narra Amy
Mephiles jugaba con Cream en la piscina de Vainilla, lanzandola y tirandola al agua. Reía al verlos así cuando senti que algo o alguien se posicionaba en mis piernas. Baje la mirada y me tope con los ojos azulados de Hunter. Le rasque las orejas.
-Veo que te quiere mucho.-
Me voltee y me tope con los ojos esmeraldas de Sonic, gruñi volcando los ojos al igual que Hunter quien no tardo en enseñarle los dientes.
-Estate tranquilo, con padre.- dijo manteniendo una cierta distancia entre él y yo.
Ahora que lo pienso no he visto a Skaar desde que Shadow habia vuelto a Northamer.
-Tanto me extraña, Amelia.-
Chille por la repentina sonido de su voz en mi cabeza.
-Aun sigo vivo... Aparecere cuando menos se lo espere.-
Asenti y volví a centrar mi mirada en Hunter quien no dejaba de mirar amenazantemente a Sonic y este lo miraba fijamente sin parpadear.
-Grrr... La rata azul.-
¿Qué tiene para que estos dos no se lleven con él? ¿Será porque me rompió el corazón y ya lo cruzificaron con una equis?
-Exacto.-
Sonreí. Por ello es que los quiero. Me levante junto con Hunter para encaminarme hacia mi casa cuando la pregunta de Shadow me vino a la cabeza: "¿Como estará sin mi preciada presencia?"
«Aburrida.» pensé y logre escuchar un suspiro de satisfacción al escucharme.
«¡Cómo estas, pétalos de rosa?»
Jadee al escuchar su voz mas ronca de lo normal tal y como a mí me gusta.
«Lidiando con unos problemas que creo que no te gustaran para nada.» pensé a la misma vez que la imagen de Sonic venía a mi mente. «¿Y tu?»
Ya habia entrado a la sala cuando resivi su contestación.
«I want your lips.»
Gemi a la misma vez que reía y mis mejillas se teñían de un color carmesí. Estaba nerviosa, conocía ese lado de Shadow y tengo que admitir que me encanta mas que su comportamiento frío y distante. De momento sentí unos brazos en mi cintura junto a una colonia que me teletransporto al paraíso.
Un gruñido en mi oreja a la misma vez que una leve mordida aparecía en la punta y la jalaba hacia atrás. Gemi. Tenía un brazo de él alrededor de mi cuello y una mano en mi vientre. Sentía su chaqueta acariciar mis brazos, su bulto raspar mi cola y sus pisadas mientras se movía levemente hacía los lados, dejaba notar que no tenia sus típicos zapatos sino una tennis altas.
-Pétalos de rosa.- dijo pasando su nariz por mi mejilla hasta mi cuello y mordía mi piel, mi mejilla, mandíbula, quijada y cuello.
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