𝗻𝗶𝗻𝗲𝘁𝗲𝗲𝗻. someone known and someone not so well known
❪ pre season 3 the walking dead show and chapter two twdg ❫
019. ┊໒ ⸼ | 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗡𝗜𝗡𝗘𝗧𝗘𝗘𝗡 | 🐝•˖*
❛ 𝗌𝗈𝗆𝖾𝗈𝗇𝖾 𝗄𝗇𝗈𝗐𝗇 𝖺𝗇𝖽 𝗌𝗈𝗆𝖾𝗈𝗇𝖾 𝗇𝗈𝗍 𝗌𝗈 𝗐𝖾𝗅𝗅 𝗄𝗇𝗈𝗐𝗇 ❜
(comenten y voten o lloro)
En ausencia de Nirvana, Lee o cualquier otra persona que fuera cercana a Alaska, Lily aprovechó el momento y, por la desesperación de buscar medicinas para su padre, le pidió a la niña ayuda para entrar a la farmacia por el pequeño agujero de ventilación. La menor, por supuesto, le dijo que sí de inmediato; no deseaba que alguien del grupo muriera, ni siquiera aquel anciano cascarrabias que en un principio no quiso que el Kenny, Lee y los demás entraran. Así que apenas asintió, Lilu la alzó en brazos y la hizo entrar por la ventilación, aprovechando que la única persona presente que impediría esto sería Travis, aunque él estaba haciendo guardia en la puerta. No era un problema.
Así que para cuando regresaron los demás, las cosas ya estaban hechas. El padre de Lily tenía las medicinas y la vida seguía su rumbo.
─ ¡Nirvana! ─la menor corrió y saltó a los brazos de su hermana mayor, quien dejó caricias en su cabeza mientras caminaba junto a ella a ver a Travis.
Jack solo se quedó mirando a las dos, quedándose pensando en su pasado, que aunque quisiera enterrarlo, las conectaba a ambas. A su familia. Una familia que había intentado enterrar en el fondo de su mente, pero ahora, como una cachetada por parte del universo, hizo que se encontrara con ellas.
─ Alaska, ¿podrías entrar a la farmacia otra vez?─preguntó Carley, mirando a la niña ─. Podemos sacar vendas y...
─ ¿Otra vez? ─sentenció Nirvana, dejando a su hermana en el suelo ─ ¡Es una niña!
─ Nirvana, no pelees. Es fácil entrar y salir de ahí.
─ Esta vez abre la puerta, para que no tengas que estar trepando.
─ Te castigaré.
─ Cada día más... ¡anciana!
Nirvana se indignó tanto por aquel comentario, se llevó la mano al pecho fingiendo mucho dolor, pero al final, terminó accediendo a que su hermana vaya. No era peligroso, solo tenía que pasar por los conductos hasta la farmacia y ya. No había caminantes ni nada, así que estaba bien. O quizás solo accedió para no parecer una anciana amargada, porque ese era el título que tenía Brooke cuando estaban en casa.
Alaska, por su parte, luego de trepar con ayuda de Lee, entró a la farmacia. Intento abrir la puerta, y luego de unos segundos lo logro; sin embargo, su baile de la victoria duró apenas tres segundos, porque una alarma comenzó a sonar, obligándola a cubrirse los oídos con ambas manos. Salió corriendo con el resto del grupo que la estaba esperando al otro lado de la puerta. Todos se reunieron en la tienda principal.
La mayoría de ellos ahora estaba viendo hacia afuera, anunciando que los caminantes ya se estaban acercando por el ruido de la alarma (que aún no se apagaba).
─ ¡Traeré la camioneta hacia la parte de atrás! ─gritó Kenny. ¡Katjaa, lleva a los niños a la oficina, cierra la puerta hasta que llegue! ¡Travis, Nirvana, cuando me escuchen tocar la bocina, comiencen a sacar a la gente de aquí! ¡Lee, Carley y Jack, aseguren esas defensas!
Cada uno se fue a hacer su parte. Alaska se fue junto con Pato a esconderse a la oficina; Lee, Carley y Jack se fueron a las ventanas y puertas. Sin embargo, Jack, antes de irse, le dio casi la mitad de sus cargadores a Nirvana. Incluso cuando ella no sabía del vínculo sanguíneo que compartían, y apenas se habían conocido... él no podía evitar ayudarla.
Kenny se fue por la camioneta; una parte de la gente se fue directamente hacia la puerta, evitando que esta se abriera. Aunque ahora mismo ese resultaba ser un trabajo muy difícil, porque cada vez la cantidad de caminantes aumentaba.
─ Nirvana, si no sobrevivimos a esto, debes saber que... ─Jack se quedó en silencio cuando tuvo que ejercer más presión contra la puerta.
Los tres, Travis, Nirvana y Jack, seguían tratando de cerrar la puerta.
─ ¡¿Qué debería saber?! ─preguntó ella, mientras usaba todas sus fuerzas para evitar que los caminantes entren.
─ ¿Qué?
─ Dijiste...Apolo ─soltó, girando, de tal manera que su espalda era la que estaba contra la puerta, para tener un mejor punto de apoyo ─. Dijiste que si no sobrevivíamos debía saber que... ¡mierda!
Exclamó cuando vio como uno de los estantes caía a su lado, dejando la venta totalmente descubierta. Los no muertos comenzaron a entrar, uno de otro. Sin embargo, antes que uno de ellos vea su brazo como comida, Jack había sacado su arma y había comenzado a disparar, para luego volver a la puerta.
─ ¡¿Qué haces aquí?! ─preguntó Nirvana cuando vio a Alaska aproximarse.
─ ¿Puedo ayudar?
Nirvana estaba hecha un manojo de nervios, y más cuando escuchó cómo otra ventana se rompió, y luego otra.
─ ¡Busca un candado o algo para cerrar la puerta, que sea fuerte! ─ordenó Jack a Alaska, y luego miró a los dos chicos que tenía a un lado. Vayan a cubrir las ventanas; yo me encargo aquí.
Ambos lo miraron y no cuestionaron; sacaron sus armas y cada uno fue a una ventana, disparando a los caminantes que estaban intentando entrar. Alaska, por su parte, comenzó a buscar por todos lados algo que pueda servir, mientras Jack usaba todas sus fuerzas para intentar sostener la puerta.
Nirvana sentía como cada disparo iba dirigido hacia ella misma; siempre había evitado las armas, y ahora tenía que usarlas para proteger a su hermana y al resto del grupo al que ahora pertenecía.
Alaska llegó con una varilla de metal que antes le pertenecía a uno de los estantes, se lo ofreció a Jack y él lo colocó en la puerta, justo a tiempo para poder correr hacia Nirvana, que estaba siendo presa de caminantes que estaban tirando de ella. Jack le dio un codazo al primer caminante con el que se encontró, pero aún había tres caminantes que la querían de almuerzo. Nirvana estaba luchando para liberarse; sin embargo, en ese momento ella, al escuchar un grito de Travis, tiró su arma hacia Alaska.
La niña gateó hasta tomar el revólver, lo tomó entre manos y apuntó hacia donde estaba Travis, quien le pedía que dispare, ya que él mismo no podía hacerlo porque no tenía balas y, de tenerlas, ahora mismo tenía sus dos manos ocupadas evitando que lo muerdan. Así que Alaska solo disparó, y aunque mató al caminante que había más cerca del chico, también le hizo daño; vio como la bala había rozado su brazo.
─ ¡Vuelve a disparar!─le pidió él.
─ ¡Te voy a matar!
─ Tú puedes, Alaska. ─murmuró Travis.
La niña tomó una bocanada de aire, volvió a sujetar el revólver, esta vez con ambas manos. Cerró uno de sus ojos para tener una mejor visión y colocó su dedo en el gatillo. Esta vez, con más seguridad, disparo tres balas seguidas, haciendo que Travis sea libre. El chico apenas se liberó, tiró un estante para tapar aquella ventana y se fue corriendo a ayudar a Nirvana. Así que con ayuda de Jack, pudieron liberar a la chica Miller.
─ ¡Vámonos!─gritó Kenny, y todos los presentes comenzaron a evacuar el lugar.
Poco a poco la gente comenzó a salir en los pocos autos que tenían. Al final, solo quedaba un par de ellos en la farmacia.
─ ¡Salgan, ahora!
─ ¡Y tú!
─ ¡Suban a la camioneta y arranquen! ─ordenó Jack, mientras estaba poniendo todo su peso contra la puerta principal ─. ¡Ahora!
Travis cargó a Alaska con un brazo y tiró de Nirvana con el otro. Ninguna de ellas quería dejar a Jack ahí, pero incluso usando toda la fuerza que tenían, el agarre de Travis resultaba ser más fuerte. Terminaron saliendo por la puerta trasera, subiendo a la camioneta que había dejado el grupo. Se encerraron ahí, esperando que Jack saliera.
Los caminantes de las calles los comenzaban a notar y a acercarse. Travis insistía que tenía que arrancar, que terminarían muertos si seguían así. Estaba a punto de hacerlo, aunque le resultaba imposible, no solo porque Alaska y Nirvana se lo impedían, sino porque sentía que se encontraba en deuda con Jack. Al fin y al cabo, él le salvó la vida.
─ ¡Jack! ─chilló Alaska, colgándose de la ventana cuando lo vio salir corriendo de la farmacia, directo a la camioneta.
El hombre se subió y fue interceptado por los abrazos de las chicas Miller.
"¿Así que esto es tener una familia?", pensó, mientras devolvía el abrazo a las niñas.
tres meses despues . . .
Leonard Miller se encontraba apoyando su espalda contra el tronco húmedo de aquel árbol. Estaba cruzado de brazos, tratando de evitar pensar en su familia, aunque era difícil no hacerlo. Su camiseta seguía mojada aún, y algunas gotas caían de su cabello. Hace un par de horas había llovido, y no tuvieron donde correr para refugiarse, así que todo el grupo estaba en las mismas condiciones.
Él había aceptado, aunque no sin dolor, que sus hermanas ya no aparecerían, al menos no vivas. Antes, al menos, tenía el consuelo de tener a Nirvana, quien había sido algo bueno en su vida luego de perder a los demás; sin embargo, ella se había ido. Aunque no todo era tan malo. Hace un par de semanas había encontrado a Brooklyn, y aunque no era la hermana que más esperaba, su regreso fue una pequeña curita en su corazón de hermano mayor. Ella era parte de su familia, y estaba alegre por eso. Él jamás había odiado a Brooke, incluso cuando las circunstancias los hicieron separarse. Ella había sido la primera persona que había llegado a su vida, su mejor amiga, su confidente, su cómplice...su hermana favorita.
Brooke, por su lado, había llegado con Glenn hace un par de semanas. Ambos habían prometido que no dirían nada sobre Alaska, que así sería más fácil. Aunque la verdad era que les resultaba muy difícil admitirlo; decir en voz alta que ella estaba muerta era más duro de lo que parecía. La habían buscado, claro que lo habían hecho, pero lo único que encontraron es aquel cartel escrito por la niña y sangre fresca, sin mencionar a los caminantes que estaban en la zona...en aquella casa.
Así que cuando Brooklyn y Glenn se encontraron con el resto del grupo en la carretera 64', ellos inventaron una historia con la excusa de que al salir de la granja habían perdido el rumbo, que su auto se había malogrado y tuvieron que estar por su cuenta por un tiempo, solo sobreviviendo y yendo de un lado al otro, todo sin mencionar a Alaska en ningún momento. Solo se acoplaron al grupo sin decir nada más.
La parte complicada era hacer que el chico Rhee mantuviera la mentira, pero una amenaza de Brooke cada ciertas horas parecía ser suficiente.
Lo que no fue suficiente para ninguno de los dos fue enterarse de que Nirvana y Travis habían partido a buscarlos y no habían regresado. Al principio tenían la esperanza de que en cualquier momento aparecieran, pero luego de un par de semanas...luego de meses, tuvieron que acostumbrarse a la idea de que habían perdido a sus hermanos. Ahora solo había un camino, solo quedaba una cosa: seguir adelante. Lo cual no era fácil, porque estaban en pleno invierno; había dos niños y una embarazada en el grupo. Además, poco a poco empezaban a quedarse sin recursos.
En este momento, el grupo estaba reunido alrededor de uno de los autos, con un mapa extendido sobre el capó. Las esquinas del papel estaban desgastadas y, en general, estaba muy maltratado, pero cumplía su propósito, incluso cuando la mayor parte de la superficie estaba manchada del marcador rojo que Rick usaba para marcar los lugares que ya habían explorado.
─ Aún nos falta ir aquí. ─señaló Grimes en el mapa.
─ ¿No ha considerado tomar otro rumbo?─comentó Leo, apoyando sus manos en el auto mientras miraba al hombre ─. Desde que salimos de la granja solo hemos estado dando vueltas en círculos.
Rick pareció pensarlo. Era cierto, sin embargo, que esta zona era la que le parecía más segura; estaba entre bosques, había una carretera no muy lejos de ahí. Prefería mantener ese aire de seguridad a estar vagando por un rumbo desconocido.
─ El muchacho tiene razón. ─señaló Daryl desde el suelo; él estaba sacando filo a la punta de sus flechas.
─ No vamos a llegar a ningún lado si seguimos así. ─comenta Hershell desde un lado, así que Leo tuvo el valor para seguir con su idea.
─ Podríamos intentar más rutas. Dallas, quizá. Podríamos llegar a una de las zonas seguras de...
─ No existen zonas seguras. ─sentenció Grimes.
Podría ser cierto, ya no había lugares a los que llamar seguros en este nuevo mundo, pero lo de Leo no se podía ignorar. ¿Acaso no valía la pena intentarlo? Tal vez, solo tal vez, sería bueno avanzar y no quedarse estancados en este lugar. Aunque aun así, siguieron discutiendo, hubo intercambio de palabras, incluso una riña, pero al final, Rick accedió a tomar una nueva ruta; no había nada que perder.
Así que emprendieron camino, cada uno cargando con sus cosas y sus propias preocupaciones.
Los niños Grimes, por ejemplo. Cada día estaban más grandes y más protectores con su madre. No podían dejarla ni un segundo sola, pues su vientre crecía cada vez más, y al parecer, ellos tenían la idea de que en cualquier momento se podía golpear o caer, y que el bebé terminaría con la cabeza cuadrada, pero dentro de todo, felices por tener a su familia junta.
Beth, una historia completamente diferente. Mirando a la ventana con la mente en otra parte. Escondía sus manos en los bolsillos de su chaqueta para calentarlas un poco, aunque el frío no era un problema en este momento. A menudo cerraba los ojos, como si esa fuera la única manera de ver a Nirvana. La extrañaba más de lo que quería admitir. Se arrepentirá de no pasar más tiempo con ella, o de no haberla apreciado lo suficiente, y ahora...solo podía verla cuando soñaba. En este momento, odiaba alejarla luego de la granja. Pudo ser mejor con ella, más amable, y no ignorarla como si no tuvieran historia.
Maggie intentó preguntarle qué le pasaba, pero Beth no le dijo nada.
─ Ni una sola palabra. ─amenazó Brooke en voz baja.
Leonard observaba todo en silencio desde el asiento del conductor. Brooklyn y Glenn estaban sentados en la parte de atrás, murmurando cosas que él no podía escuchar. Glenn, inquieto, estaba jugando con sus manos, queriendo decir algo pero sin atreverse, no porque no pudiera hacerlo; hubiera soltado todo si pudiera, si no estuviera siendo amenazado por la Miller que tenía a su lado, porque Leo era precisamente la persona que no debía saber que estuvieron con Alaska. No saben cómo actuará si se entera.
Brooklyn levantó la mirada al espejo retrovisor, sus ojos encontrando a los de su hermano mayor.
─ ¿A dónde estamos yendo exactamente?
─ Macon. Creemos que los pueblos pequeños tienen más posibilidades de mantenerse en pie: civilización, tiendas no saqueadas.
─ ¿Cuánto tiempo de viaje?
Leo la miro por el espejo retrovisor. ─ ¿No prestaste atención a las indicaciones de Rick?
─ Perdón si solo buscaba conversar con mi hermano.
La respuesta lo tomó por sorpresa. Había pasado tiempo sin hablar desde que llegó, que saber que ella quería hablar con él era extraño.
Por la parte de Brooke, aquel comentario salió sin pensarlo siquiera. La verdad era que no había escuchado ni una de las palabras de Rick, ni nada sobre el plan de la nueva ruta. Estaba más preocupada por Alaska, pero más que eso, se sentía culpable por ello. Además, tener que vigilar a Glenn para que no diga la verdad era una tarea de tiempo completo. Las cosas deberían ser más fáciles, como ignorar a su papá; eso sí que era fácil.
─ Oh, conversar. Sí, está bien. ─dijo Leo, un poco confundido, pero no iba a rechazar la oportunidad.
Mentira. No dijeron más por el resto del camino. No fue incómodo, pero tampoco había sido el viaje más placentero que había tenido. Aunque, a mitad del trayecto, Glenn y Brooklyn se pusieron a charlar; eran cosas tontas, sobre cosas de antes del apocalipsis, sin embargo, fue agradable.
Además, Leo no pudo evitar ver a su hermana hablando tan naturalmente con Glenn, tan feliz... No la había visto así en un tiempo.
Pasaron varias horas en las que el grupo avanzó en silencio. Cada cierto tiempo, paraban en edificaciones abandonadas, con la esperanza de encontrar suministros útiles. Sin embargo, fuera de un par de cajas de pepinillos, sus esfuerzos fueron en vano. La frustración comenzaba a instalarse, pero nadie se atrevía a decirlo.
Finalmente, luego de un par de horas, estaban cerca de su destino. La mayoría de los autos que habían utilizado se quedaron sin combustible, pero eso no los detuvo. Abandonaron los vehículos sin remordimientos y siguieron a pie, aprovechando que el sol se había alzado, iluminando el sendero entre los árboles. Daryl fue el único que se mantuvo sobre su motocicleta, diciendo que exploraría el área mientras el resto tomaba un atajo por el bosque.
Glenn, Brooke y Leo avanzaban juntos. La tarea era clara: explorar esa parte del bosque y encontrar el camino hacia el pueblo más cercano. Con suerte, habría supermercados, gasolineras o cualquier cosa que les proporcionara los recursos que tanto necesitaban.
─ Lori y los niños se quedaron en el auto. Derek está cuidándolos ─comentó Leo, rompiendo el silencio tenso que los envolvía.
Brooke soltó una risa amarga.
─ ¿Derek cuidando a alguien? ¿Rick realmente le confió algo?
─ Aunque no lo creas, antes de que llegaras estaba actuando mejor. No como padre, pero sí como miembro del grupo.
─ Difícil de creer, pero supongo que está bien que ayude. ─respondió Brooke, encogiéndose de hombros mientras tomaba su arma, alerta por si algo o alguien salía de entre los árboles.
─ Me alegra que hablemos, pero... —interrumpió Glenn, con la escopeta lista en sus manos—. ¿Alguien conoce esta zona?
─ No ─dijo Leo ─. El bosque de esta parte del país no es muy grande. Debemos llegar a Macon antes del anochecer. Es un pequeño atajo, pero más seguro que seguir por la carretera.
─ ¿Rick? ─inquirió Brooke.
─ Está buscando combustible para los autos.
Ella asintió, pero su mirada permanecía perdida entre los árboles. Su mente divagaba hacia un rincón oscuro de su pasado. Pensaba constantemente en sus hermanas, especialmente en Alaska. La última vez que la vio, le había dicho cosas horribles, palabras que jamás debieron salir de su boca. Ahora, el arrepentimiento la carcomía por dentro. Había sido injusta con ella, una niña pequeña, en medio del caos que los rodeaba.
─ Brooke, no te muevas.
ella se detuvo en seco, sus ojos buscando la razón del tono alarmado de su hermano. Cuando bajó la mirada, su corazón casi se detuvo. Su pie derecho estaba sobre la placa de activación de una trampa para osos. Aún no se había activado, pero un movimiento en falso podría cambiar eso.
─ Cálmate, te ayudaremos. ─dijo Glenn, con nerviosismo palpable en su voz.
Los dos hombres se acercaron con cuidado, evaluando la situación. La trampa era un mecanismo de tensión oxidado, con una etiqueta de instrucciones parcialmente ilegible. Leo comenzó a examinarla con detenimiento, buscando la forma de desactivarla sin provocar que se cerrara sobre la pierna de su hermana.
Brooke respiraba hondo, intentando calmar el temblor que amenazaba con traicionarla. Su corazón latía con fuerza, pero confiaba en ellos. Glenn y Leo no la dejarían sola. Esa idea era su único consuelo.
─ Bien ─dijo Leo finalmente, apretando los labios ─. Glenn, cuando te diga ahora, sacas a Brooke. ¿Entendido?
Glenn asintió.
Leo se agachó, manipulando con cuidado la cadena y los tornillos cercanos al mecanismo. Movía las manos con precisión, rezando en silencio por la ayuda de su madre, que siempre había sido su fuerza en los momentos más oscuros. Cuando movió el último tornillo, levantó la mirada hacia Glenn.
─ ¡Ahora!
El estruendo del metal resonó entre los árboles, pero la trampa no atrapó el pie de Brooke. Glenn la sujetó rápidamente, alejándola del peligro. Aunque los dientes de la trampa habían rozado su piel, las heridas eran superficiales. Estaba a salvo.
Antes de que Glenn pudiera colocarla en el suelo para revisar su pierna, un sonido entre los árboles heló a los tres. Ramitas crujiendo, pasos que se acercaban. Leo sacó su arma y apuntó hacia la dirección del ruido. De entre las sombras, emergieron dos figuras: una conocida y otra que no tanto.
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