O56

CAPÍTULO CINCUENTA Y SEIS 
pov's baek narae 


Una semana después del incidente, me enteré por medio de los rumores de la escuela que JungKook se encuentra bien, y en reposo, sus padres quisieron levantar una demanda por 'daños físicos', pero en la familia del Kim son –casi todos– abogados así que eso era… estúpido. Por otra parte, mi relación sigue en una evidente decadencia emocional, no hay más encuentros en medio del receso o mensajes de 'buenos días', es frío y distante, puede que sea mi culpa, no lo sé. Mi madre dice que debo concentrarme en mejorar yo antes de exigir más de otra persona, yo creo que me he vuelto un manojo de nervios inmaduro, pues no puedo sobrellevar correctamente una relación prematura. 

En mi habitación, consumo calorías sin premeditar los daños que hará a mi piel, cuerpo o salud. Teniendo los pies sobre la mesa de piso, jugaba con la vista fija en la pequeña televisión. Mi habitación no es como la de Lima, no tengo un tocador o maquillaje y ropa elegante, está repleta de comida, juegos, y fotos tomadas a lo largo de mi vida. 

El ringtone de mi móvil me hizo desconcertar, perdí. Con un gemido de cansancio me estiré para alcanzar el móvil en la cama. 

—Espero que sea importante. —atendí la llamada.

Claro que lo es. —del otro lado, Yui sonaba fastidiada— ¿Dónde está Lima?

—Me importa una mier…

Ve a fijarte dónde está tu jodida hermana. —gruñí sin nada ganas.

¿Por qué debo hacer eso? Confiando en que debe haber algo detrás de ello, salí de mi cuarto y caminé a la sala, no había nadie, sé que papá fue a visitar a su hermano, y mamá se encuentra en el salón de belleza haciéndose una permanente. Vi la puerta de Lima, entreabierta me fije por su espacio, está vacía.

—No hay nadie. 

¡Lo sabía, es ella! Te enviaré una foto ya mismo. 

La conversación fue finalizada cuando colgó, seguía sin entender bien de que se trata todo ésto pero no le di demasiada importancia. Comienzo a acostumbrarme a los problemas. Así que bostezando empecé a caminar devuelta a mi habitación, podría dormir una siesta antes de ir a comprar algo para almorzar. Pensaba en muchas cosas cotidianas, cuando entonces el mensaje de Yui me llegó, lo vi y… ¿Por qué quiero sacar lo peor de mi? No podía creerlo, no otra vez, no cuando TaeHyung me intentaba demostrar su devoción a lo nuestro. 

Mi amiga me envió una foto donde el Kim se encuentra desayunando en una cafetería junto a mi hermanastra, del lado donde hay un enorme ventanal que no deja dudas al respecto. Desde el lado de afuera les tomó una fotografía, pues me debe su lealtad. 

¿Qué hacen juntos? ¿De qué hablan? Teniendo tantas dudas sin respuesta, marqué el número del rubio. Al primer tono no respondió, tampoco al segundo, en el tercero iba a colgar, pero llegando al cuarto escuché su voz del otro lado. 

—¿Hola? 

—Cariño, ¿Dónde estás? Quiero verte. —usé la voz más dulce que jamás haya hecho, era falsa así como Lima. 

Ah, Narae… —emitió un apacible suspiro—. Lo siento, mi madre está de visita en la ciudad, no puedo irme. 

—Tú madre… —veneno recorrió mi lengua— envíale saludos. —colgué. 

Es un mentiroso. 

— Oigan, me dieron ganas de hacer una mini historia sobre Yui y JiMin. ¿Qué opinan?

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