O51
CAPÍTULO CINCUENTA Y UNO
pov's baek narae
Frente a mamá mentí para salir siendo la víctima del conflicto. Lloré más de lo que en verdad quería, con mis mejillas sonrojadas y nariz ensangrentada, anonadada me tomó por el rostro y me observó, luego vio a Lima. Ella desvía la cabeza a un costado, no tiene heridas graves, más que un cabello desagradable.
Mamá suspiró incómoda.
—¡No quiero que esto vuelva a pasar! —sentenció.
Con la rubia en silencio, me empiezo a poner ansiosa, respire tratando de calmar esas cosquillas en mi estómago y mi corazón que late desenfrenado. Hasta que no tuve las manos de mi madre acariciándome el cabello, no pude entender que debía respirar acorde para recobrar la amada tranquilidad. Salimos de la habitación directo a su cuarto, donde tiene un maletín de primeros auxilios para este tipo de momentos, como hace unos meses cuando mi hermana me lastimó la mano.
Sentada en la punta de la cama, escuché como abría la caja y sacaba lo necesario. El tema no salía a flote, no preguntó quién comenzó la pelea, o por qué, simplemente se propuso a curarme la nariz. Mamá es ese tipo de mujeres que no son amas de casas, que disfrutan de un trabajo de oficina con una taza de té caliente ahumada, pero que siempre estarán ahí para su familia. Soñó desde joven tener hijos, perdió tres embarazos antes de concebirme, y dos antes que Lima llegará a sus brazos.
Le fue duro perder a su mejor amiga, pero incluso mucho más criar a la hija de otra persona, tratando de hacerla sentir como su propio bebé. Dice que Lima es más suya de lo que podría ser para sus padres biológicos, la crió con amor y confianza, supongo que su corazón estaría roto al ver que mi relación con ella no ha sido la mejor.
Teniendo el algodón dando golpecitos en la herida, me atrevi a preguntar:
—Mamá…
—¿Hum?
—¿Quieres a Lima?
—Por supuesto, la tengo en mis brazos desde hace trece años. Es mi pequeña revoltosa.
—¿Y la dejarías de querer si ella me hace daño? —detuvo su accionar por un segundo, para luego levantarse y guardar los materiales devuelta en el botiquín.
—No podría dejar de amarla. —dijo dándome la espalda— Lima pasó por muchas cosas desde joven, vio a su madre morir frente a sus ojos, el desinterés de su padre biológico y las idas a una terapia inconclusa. Aunque ella no lo muestre ve un soporte en nosotros, tal vez sólo necesita encontrar paz, pero no sabe cómo.
Con su respuesta entendí que a mamá no le importa que tan grave sea lo que Lima haga, para ella no hay diferencia entre 'hija verdadera o adoptada', nos ve y ama en el mismo nivel. Puede que eso me haya dolido, hace hace un año atrás yo también quería a la Yuh como una hermana de verdad; ahora no deseo verla. Angustiada por mis propias emociones suspiré.
—¿Y su vida es justificación para odiarme a mi? ¿Qué le he hecho?
—No te odia. —negó, y me vio desde esa punta de la habitación.
—Pues entonces yo la odio.
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