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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO
pov's baek narae

Hay una televisión colgada en la pared, tiene unas cincuenta pulgadas con las cuales podría ver Dragon Ball en alta definición, uno de estos días traeré mi PS4 para jugar fornite con TaeHyung, estoy segura que nunca lo ha jugado. Busqué entre la cama algún control para encenderla, durante tres minutos no hallé nada, así que rendida me eché boca abajo en las sábanas y cerré los ojos. ¿Cómo sería dormir aquí toda la noche? Es tan suave, como plumas o algodón dentro de la tela.

Iba a dormirme si no fuera por el peso de alguien más a mi lado. El muchacho se acostó a mí derecha, con el pijama ya puesto y una camisa entre sus manos, era suya.

—Cámbiate. —me dijo.

—¿H-Hum? —parpadee confundida.

—Es tarde para que vuelvas a casa, quédate esta noche.

Hice lo que me pedía, me cambie el uniforme de la escuela por su camisa, esta me llega un poco más debajo de los muslos. Esta más arriba de las rodillas. Cubre lo suficiente como para no preocuparme, ¿Y si TaeHyung quiere…? En la casa de Busan no compartimos cama, ni habitación; estuvimos separados. En una enorme casa a solas, sin supervisión de adultos o demás, la situación es perfecta para dos adolescentes hormonales que son pareja. ¡No es nuestro caso! No somos hormonales, no estamos desesperados por hacerlo. Creo que nuestros besos son suficientes.

Me metí bajo las colchas tras enviar varios mensajes a mi madre notificando de mi estadía, sin detallar que en la casa no hay adultos quienes nos supervisen. 'Bien, nos vemos mañana. ♡' me respondió.

El pulso me tiembla a medida que me encuentro más cerca de su cálido cuerpo.

—Pondré una película. —se movió a un lado de la cama, y del cajón de su mesa de luz sacó un control largo. Oh, ahí estaba— ¿Qué quieres ver?

—Ahm… —ni siquiera tuve tiempo a responder cuando, apenas prendió la TV, gemidos y ruidos de chapoteos llegaron directo a mis oídos, y ojos en grande— ¡AHHH! —me cubrí la vista.

—Lo siento, debe haber terminado el horario para todo público. —rió nervioso.

Resultó ser una de esas películas para mayores de dieciocho años en el canal que TaeHyung vio por última vez, quedé pensativa al respecto. ¿Verá este tipo de dramas eróticos? Bueno, sería lo normal, después de todo es un hombre y tiene necesidades igual que todo el mundo. No podría esperar que sea un santo, no lo es, no lo soy. ¡Ah, es tan difícil no pensar en ello!

Colocó una película infantil, y me rodeó con su brazo para acercarme más a su pecho. Me sentí avergonzada, debe creer que no soy capaz de hacerlo.

—TaeHyung… —dije su nombre en un suave susurró, su mirada fue a parar en mi expresión afligida— Hoy cumplí diecinueve años, pero siento que no lo notas.

—¿Qué? Claro que lo noté, Narae. —la mano que se posaba en mi brazo fue deslizándose hasta la parte baja de mi muslo, el contacto de la palma me estremeció, y jadeé— No te sientas presionada, yo estoy bien.

—Pero eres un chico, y los chicos quieren hacerlo todo el tiempo.

Rió suave, y negó— Algunos sí, yo no. Poder abrazarte, o llenarte de mil besos es mejor que cualquier cosa, y estaré a gusto con lo que puedas darme. —dio caricias en mi piel desnuda, más arriba de la ropa interior donde comienza mi abdomen. Pese a ser un tacto tan cercano, no sentí que fuera con doble intención.

Y estuve más relajada.

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