CAPÍTULO VEINTIUNO
pov's baek narae

El profesor Park es el responsable de cuidarnos el día de hoy, llegó con su bolso repleto de medicamentos y dulces para mantenernos protegidos ante cualquier percance. Sin embargo, luego de los diez primeros minutos de charla –pidiendo por favor que nos mantengamos al margen– él huyó hacía alguno de los juegos del enorme parque, el lugar no estaba muy lleno por la hora, supongo que más tarde habrá más niños o parejas tratando de tomar un puesto en las filas. Yo me encontraba más que entusiasmada con la idea de tener el pase libre para cualquier atracción.

Yui terminaba de chatear con su novio universitario –muy loco pensar que es el hijo del profesor–, y levantó la vista del móvil para decirme: 'Deberíamos conseguir diademas.' ¡Por supuesto que necesitamos diademas! No pude evitar asentir hasta que mi cabeza doliera, tome su mano para junto a las demás correr a la tienda de accesorios, una vez dentro, nuestras risas fueron apagadas por verlos. Lima estaba con mi novio, él le colocaba diademas tratando de pensar cuál le quedaría mejor. Eso me hizo pensar, ¿Por qué nunca se esforzó así conmigo? Ruega por mi cariño, pero me deja fácil por otra.

No lo entiendo.

—Mira, es TaeHyung. —queriendo distraerme de esa escena, MiYoon señala al solitario chico frente a un estante, detrás suyo JungYeon, uno de los pocos amigos que le siguen hablando— Ve con él. 

—N-No. —negué avergonzada— Estoy bien, veamos unas diademas.

Es difícil concentrarse cuando la rubia grita a los cuatro vientos lo 'gracioso' que es el Jeon, y lo tierno que se comporta al comprarle todos los accesorios del parque que ella quiera. Yui hacía muecas asqueadas cada vez que la oía, eso sí era divertido. Aunque, cuando JungKook se acercó mucho a ella para que le colocará una diadema de pareja, sentí una presión incómoda en mi pecho.

—Sabía que te iban a quedar bien.

Estaba frente al espejo del lugar, donde puedes ver cual es la indicada entre tantas vinchas, pensé que no llevaría ninguna hasta que él, de la nada, apareció con una y la colocó sobre mi cabeza. Eran orejitas de cachorro, me observé sorprendida, ¡Son encantadoras! TaeHyung tiene buen gusto. 

—Aww —ladee mi cabeza—, es tan tierno.

—Mira. —se señaló, tenía unas de gatito.

—Te ves guapo. —reí.

( … )

En la zona de buffet, el salón entero se sienta en unas dos mesas largas de madera unidas para que entraramos todos. El césped del alrededor se ve bien cuidado, y el cielo sin nubes deja que un agradable sol se interponga en nuestro almuerzo compartido. Mi idea era sentarme al lado de MiYoon, o alguna de las chicas cuando ya obtuviera mi hamburguesa, pero apenas me senté esperando que la femenina de lentes se acercara, su ehercitado cuerpo se interpuso de abrupto. También con una hamburguesa y gaseosa, JungKook se sentó a mi costado.

Suspiré, girando los ojos. Lima está en la otra punta, ¿Qué hace aquí?

No dijo nada durante los primeros diez minutos, no hasta que estuvo a punto de terminar su almuerzo, entonces lo dejó sobre la mesa y giró para verme con su mandíbula tensa, como si yo le hubiera hecho algo muy grave.

—¿Qué? —cuestioné, arqueando una ceja.

—Actúan como un par de enamorados.

—JungKook, ya hablamos de ésto y no… —diablos, sus celos si que son fáciles de conseguir.

—No me importa si son amigos o no, ¿Acaso no comprendes coreano? Puedo decírtelo en mil idiomas, no lo quiero cerca tuyo.

—No eres mi dueño. —deje la comida a la mitad y me levanté con la mirada de todos sobre mi, en especial la de ella, ansiosa por saber que ocurre entre ambos. Antes de sí quiera pensar en irme, el pelinegro me sostuvo de la muñeca y me hizo volver a sentarme— ¿Qué mierda te…?

—Eres una inmadura, Narae. ¿Esto es lo que quieres, llamar la atención de todos? Pues no conseguirás dejarme con el malo de la historia.