O13

CAPÍTULO TRECE
pov's baek narae

Yui quería ir al baño antes que la campana suene para retocar su cabello, nosotras estamos frente al espejo, Jian sobre el lavado y MiYoon dentro de un cubículo. No es mi intención verme como una víctima sobre toda la situación con mi relación, más bien, quiero mantenerlo en secreto por un tiempo. Durante más de un año confíe en ellos dos, ¿Y qué gané? Simplemente una traición, la persona en quien más confiaba fue la misma que decidió entregarse a mi novio por nada más que celos absurdos. Pensé que las hermanas se cuidaban entre sí, ¿Acaso no somos familia?

Una persona que fue abandonada por su padre, y adoptada por uno ajeno, debe sentirse triste.

Lima tuvo psicólogos infantiles hasta los catorce años, luego lo dejó y pareció estar mejor emocionalmente. Tendría que haberme dado cuenta de su descontento, tal vez actúe mal, me alejé sin percatarme y eso la hizo sentir triste, teniendo que recurrir a…

JungKook.

La puerta del baño de mujeres es abierta, de ésta ingresa un dúo de amigas. Una rubia y pelirroja caminan con la frente en alto al lavado, mientras que la segunda va a un cubículo la primera se coloca a mi lado, ella me sonríe en lo que apreta la canilla. Agua sale y remoja su rostro.

—¿Lista para deporte? —me observó sobre el espejo— Nunca has amado esa materia.

—No, pero tú sí. Eres buena en ello.

—Me fascina el deporte.

—¿Ah, sí? ¿Tanto?

—Es divertido. —secó su rostro con papel— Tengo medallas de atletismo, supongo que es una de las cosas que mejor se me da.

—Cuando careces de algo…

—No carezco de nada. —la conversación dejó de tornarse sobre el deporte para ser tratada como algo personal, Lima me vio con su ceño fruncido, saltó a la defensiva cuando insinuaba que, al no ser buena en otras cosas, le iba mejor en únicamente la educación física.

Las chicas quedaron heladas cuando elevó su voz, yo me mantuve ligera, sin ninguna extremidad tensa ante la obviedad que nos presenta, estamos en una etapa de enojo. Ella no lo sabe, yo sí. Desvíe la vista hacía Yui, con mi cabeza le señale la puerta, es hora de ir a la última clase del día.

Dejando a mi hermana expectante por una respuesta más amenazante, me fui de allí segura de que había sentido mi tono burlón. A Lima no le gusta cuando me sobrepongo, es alguien a quien le encanta poder estar encima de los demás –tratándose de hombres, en el doble sentido– pero, ahora, creo que ya no quiero seguir sus órdenes al pie de la letra. No quiero hacer lo que pide, no quiero ayudarla, no quiero excusarla y defenderla con mis padres. Sin embargo, seré honesta al decir que mi corazón sigue queriéndola, tras tantos años, ¿Soy capaz de odiarla?

En el pasillo, Jian suspira y dice:

—Sé que es tu hermana, ¿Pero cómo la soportas?

—Estoy acostumbrada a escucharla todo el día, cuando éramos pequeñas solíamos quedarnos solas hasta tarde porque mis padres trabajan largas horas. Lima me hablaba de sus gustos en lo que yo hacía un almuerzo para ambas, y es así hasta ahora. —ser la hermana mayor responsable me consumió.

—Ah, Narae tiene un buen corazón. Eso me preocupa. —la de lentes acaricia mi corto cabello castaño con una mueca en su rostro.

Me alegra tener buenas amigas.

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