🐍🧙FRAGMENTO 2🧙🐍 Nunca dejarás de ser quien eres
Desde que llegué a Hogwarts, hace ya casi siete años, nunca me gustó destacar. Sí es cierto que me considero una alumna brillante y estudiosa, pero siempre he intentado pasar desapercibida. Nunca me ha resultado difícil estudiar y sacar buenas notas. Casi no he tenido que esforzarme y digamos que soy la empollona de la clase. Algo de lo que siempre rehúyo porque no me gusta llamar la atención. Excepto cuando tengo que competir con él.
Draco Malfoy. El líder de Slytherin y mi pesadilla particular.
Desde que llegué al colegio, Draco y yo hemos competido en todo. En clase de pociones, Adivinación, Encantamientos, Artes oscuras... allí donde ambos compartíamos asignatura, ahí que los dos intentábamos ser los primeros. Unas veces ganaba yo, y otras él. Pero la adrenalina y la diversión de esta "contienda" nuestra, es algo que no cambio por nada del mundo. Ganarle a ese engreído defensor de la sangre pura es lo mejor de mi día a día en este colegio.
Hasta este año.
Es nuestro último año en el colegio. Quiero graduarme e intentar ser Auror. Y para eso, mis absurdas peleas con Draco deben terminar, pues necesito muy buenas notas para conseguir mi objetivo.
—Leerte toda la puta biblioteca no te hará más lista, Aria.
Levanto mis ojos con hastío para encarar al dueño de esa maldita voz. Llevo esquivándolo desde que llegué aquí y, al parecer, mi tranquilidad acabó. Pero con lo que no contaba al encarar a Draco era, precisamente, con él.
Trago saliva algo conmocionada por la visión que tengo delante de mí. Al rubio de Slytherin le han sentado bastante bien las vacaciones, hasta el punto de que la camisa de su uniforme le marca tantos los antebrazos que pareciera ser una segunda piel. Luce el flequillo aún más largo y sus facciones han madurado hasta estar algo más endurecidas. Y sus labios, joder, sus gruesos labios son toda una invitación a morderlos e hincharlos durante un buen rato. Aquí hay alguien al que le ha sentado el verano de puta madre.
—¿Estás babeando mirándome? —me pregunta él sacándome de mi ensimismamiento. El tono de su voz sigue siendo tan prepotente y orgulloso como es él.
—¡Más quisieras!
Me pongo en pie apoyando una de mis manos en el suelo. Al hacerlo, me percato de que él se ha movido hacia adelante, lo que provoca que choque con su pecho. Con su fornido y duro pecho. Pongo mis manos en él, pues a punto he estado de caerme. Siento su respiración tan agitada como la mía y durante segundos, ninguno de los dos habla. Solo nos miramos. Yo a los labios y él... él me mira más abajo.
—Te han crecido las tetas este verano, Aria. —Un pequeño jadeo sale de mi garganta después de sus palabras. Sigo su mirada y, efectivamente, está mirándome el escote con un brillo de diversión en sus ojos.
—Y a ti te ha crecido aún más el ego —le respondo dándole un empujón para que se aparte.
—Entre otras muchas cosas —sigue diciéndome. Procuro no mirarlo y salgo de la biblioteca con sus carcajadas resonando tras de mí.
Puto Draco Malfoy. Pues no que me ha puesto cachonda.
*
Hoy es la primera clase que comparto con Draco. Lo he esquivado todo lo que he podido durante toda la semana, aunque durante el desayuno me he ganado varias miradas suyas que no han hecho sino ponerme nerviosa. Él sigue alardeando de sus conquistas y logros, obviando sus pérdidas, que, a la vez, son mis ganancias. Joder, cómo lo odio.
Me siento en la parte de atrás de la clase de Historia de la Magia. Es aburrida no, lo siguiente. A veces pienso que si no viniera a clase no pasaría nada. Alguien se desliza en el asiento que hay junto a mí, y no me hace falta mirar para saber que él se ha sentado a mi lado.
—¿Aún siguen siendo tres las guerras mágicas? —Su aliento cosquillea en mis mejillas consiguiendo que hasta me ría y todo por su pregunta. Quién lo diría. Draco Malfoy haciendo chistes.
—Va por la primera —le respondo con evidentes signos de hastío. Me llevo el lápiz a la boca pensando en cualquier cosa que deje de hacerme sentir tan nerviosa.
—Vaya rollazo de clase —me dice él hablándome de nuevo bastante cerca—, con la de cosas que se podrían hacer en esta hora.
Su mano derecha se posa en mi muslo, en la parte que no cubre la falda. Pego un respingo al sentir cómo empieza a acariciarme, pero no soy capaz ni de mirarlo.
—Como chupes otras cosas igual que el lápiz...
Trago saliva al sentir su voz y lo que insinúa muy cerca de mí oído. Ladeo un poco mi cabeza y, cuando lo hago, me encuentro su intensa mirada sobre mí, algo que hace que mi vientre se contraiga y que algunas de mis partes sufran un doloroso espasmo. Y él, en su atrevimiento, sube más su mano hasta perderse por dentro de mi falda. Y no es hasta que sus dedos rozan mis braguitas que soy capaz de reaccionar.
—Aria, toma apuntes, porfi. Yo tengo las manos ocupadas. —El descaro con el que Draco me habla me llega a indignar. Debería cortar esto ahora mismo, él es mi enemigo. Mi rival. El tío más odioso de todo el colegio.
—Quita tus manos de ahí —le hablo entre dientes para que nadie nos escuche.
—¿Estás segura? —Draco pellizca mi clítoris lo que le hace emitir un pequeño jadeo. Sus dedos se mueven arriba y abajo por encima de mis bragas, excitándome demasiado—. Lo suponía. Abre más las piernas y mira hacia adelante.
Hago lo que me dice. No soy capaz de negarme. Mis piernas se abren por inercia y me concentro en una clase de la que no me estoy enterando de nada. Sus dedos apartan mis braguitas a un lado y en cuanto se hunden en mis pliegues, tengo que morderme los labios con tal de no gritar. Ya estoy mojada. Noto cómo sus dedos se impregnan de mis fluidos y cómo los va esparciendo arriba y abajo mientras me toca. Me agarro al borde del escritorio incapaz de soportar el placer que sus dedos me están proporcionando.
Su pulgar atrapa mi clítoris y lo frota en círculos. Siento todo mi cuerpo arder. Cómo las mejillas están encendidas y cómo quiero moverme para buscar sus dedos.
—Maldito seas, Draco.
Siseo su nombre cuando uno de sus dedos me penetra. Lo hace con calma, como si no fuera consciente de dónde estamos y de que podrían vernos. Pero la clase entera está más pendiente de cómo Hermione da su opinión por enésima vez.
Mis nudillos están blancos a causa de la fuerza con la que me agarro a la mesa.
—¿Te imaginas que en vez de mi dedo, fuera mi polla la que te está follando? —Las palabras de Draco me excitan aún más. Porque, joder, claro que me gustaría.
—Draco. —Mis labios están hinchados a causa de las mordidas que le doy. Sus dedos siguen torturándome, entrando y saliendo cada vez más deprisa. Estoy al borde del orgasmo. A uno que me está dando el puto Draco Malfoy.
—Contesta, Aria, ¿te gustaría que te follara? Piénsalo. Te daría bien duro. Te temblarían tanto las piernas que necesitarías un hechizo para poder caminar. —Draco curva sus dedos buscando ese punto de placer que me tiene al borde del orgasmo. Me molesta hasta su voz porque me está desconcentrando—. Contesta, Aria.
—Sí, sí, joder.
Le contesto para que deje de hablar, pero, en cuanto lo hago, saca sus dedos de dentro de mí, dejándome muy insatisfecha. Voy a protestar, cuando se chupa sus dedos, los que están mojados por mi humedad, uno a uno, emitiendo una mueca de placer que vuelve a contraer mi vientre, dejándome de nuevo dolorida.
—Pues eso es algo que nunca va a suceder. Yo jamás lo haría con una sucia Gryffindor. —Draco me da una sonrisa prepotente a la vez que me guiña un ojo, dejándome con las ganas, pero de matarlo.
—Draco Malfoy —le digo en silencio y sumamente cabreada—, yo te condeno, no se te va a levantar el pene hasta que acabe el curso.
Un pequeño halo brillante apenas imperceptible sale de mis dedos y va directamente hacia él. No se ha percatado de mi hechizo. De que lo he condenado para el resto del curso. Este año su vida sexual va a ser inexistente. Ni con su mano podrá aliviarse.
Porque nadie osa reírse de Aria Potter.
⚠️ENLACE PARA VOTAR EL FRAGMENTO➡️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top