045: Alcohol
"— Mmm, ¿no sientes que las cosas están un poco aburridas por aquí?—la estrella porno preguntó, mirando a su alrededor en busca de algo interesante. — No pensé extrañar a demonios aleatorios destruyendo la pared del hotel.
— Mejor que no suceda nada, así no me fastidian y mis botellas no sufren daños. —respondió el cantinero, limpiando una de las bebidas con un trapo. — Pero tienes razón, últimamente ha estado muy calmado. No tarda en pasar una mierda alocada, más conociendo nuestra suerte.
Las puertas del hotel se abrieron, dejando entrar a Charlie y Alastor, que regresaban de una cita, venían abrazados del brazo mientras reían.
— Bueno, ya sabemos de algo que nunca cambiará... —Angel sonrió al ver a la pareja, pero su sonrisa cambió a una juguetona cuando se le ocurrió una idea. — Oye, ¿tienes algo suficientemente fuerte como para hacer que sonrisas se ponga hasta el copete?
— ¿Qué?
— Nunca he visto a esos dos borrachos, me da curiosidad saber cómo se comportarían. ¿Tienes o no?
— No creo que morir a manos de ese cabrón sea una buena forma de quitarte el aburrimiento, Angel.
— No los vamos a obligar, si se emborrachan será por su elección. Tú sólo sigue el juego. —le guiñó el ojo y se acercó a la pareja, que se había quedado en la entrada charlando un poco. — ¡Hey, tortolitos! ¿Por qué no nos acompañan y beben con nosotros? En celebración por ustedes, que en verdad me hacen creer en el amor. —los llevó hasta la barra. Husk los miró con una mueca.
— Aww, qué tierno, gracias Angel. —agradeció Charlie enternecida. No había algo que le alegrara más que sus amigos apoyando su relación.
Alastor solo siguió sonriendo viendo a los dos demonios con curiosidad.
— Husk, danos lo más fuerte que tengas, por favor. Y puedes dejar la botella, hoy vamos a celebrar.
Éste se quedó inmóvil dudando qué hacer, hasta que sintió la mirada del demonio de la radio sobre él.
— Adelante Husker, no nos hagas esperar. —sonrió.
Él rodeó los ojos y gruñó bajo antes de sacar las bebidas.
Muy pocas veces Charlie se había puesto borracha, y eso se debía a que no solía tomar, pero con unos cuantos vasos ya bastaba. Con Alastor era una historia diferente, porque al ver cómo Charlie se divertía bebiendo con él sería la primera vez que lo hiciera sin mesura, y con una bebida lo suficientemente fuerte para ponerlo aunque sea un poco más fuera de sí.
Fue ahí cuando las cosas se empezaron a poner interesantes.
Los dos tenían las mejillas rojas y una sonrisa tranquila, más notoria en el pelirrojo. Charlie seguía bebiendo mirando hacia ningún lugar hasta que su mirada se topó con la de Alastor.
— Oye, ¿has visto a mi novio? Estaba justo aquí hace unos segundos.
— No, mi novia también estaba aquí. ¿Dónde está? —la buscó, su mirada se transformó en una de preocupación. — ¿Charlotte? ¿Dónde estás? —la llamó.
— Qué raro... Yo me llamo Charlotte, pero me dicen Charlie.
— Así le dicen a mi novia... ¿Entonces tú eres mi novia?
— Depende, ¿te llamas Alastor? —él asintió. — ¡Entonces sí! ¡Y tú eres mi novio!
Ambos enamorados confundidos se abrazaron.
Angel reía por lo bajo, mientras Husk sonreía levemente, divertido por la ridícula situación en la que, de forma increíble, Alastor participaba.
— ¿Por qué me miras así? —preguntó soltando una risa al notar la mirada que el demonio de la radio le daba.
— Eres muy hermosa, y tierna. —acarició sus mejillas y comenzó a jugar con ellas apretándolas.
— Tú también eres tan hermoso. Y me haces sentir tan feliz, que lo único que quiero hacer es estar contigo mientras nos abrazamos y besamos. —pasó su dedo índice por su abrigo. El pequeño rubor que tenía en sus mejillas se intensificó al decir aquellas palabras.
Él dejó de jugar con sus mejillas y ladeó la cabeza con una sonrisa enamorada.
— Tú no te pareces a nada que haya conocido antes, y eso no me gustaba, consideré alejarme de ti, pero cuando me di cuenta ya era muy tarde y no podía estar de ti, tampoco quería. Ahora, lo único que quiero es que acaricies mi cabeza. —recargó su cabeza en la chica. — Quiero despertar e irme a dormir todos los días contigo y que lo último y primero que vea sea a ti acariciando mi cabeza mientras me dices que me amas.
Su sonrisa y sonrojo crecieron cuando Charlie acarició su cabeza, en especial sus orejas, y se mostró feliz ante esto.
— Te amo. —sonrió con las mejillas rojas.
Aquello hizo que Alastor tomara sus mejillas y se acercara a ella hasta que sus labios se unieron en un beso.
— Okey, esto es lo más divertido, tierno y raro que he visto. Me sigue sorprendiendo que Alastor tenga corazón.
— Y ahora está subiendo de nivel. —dijo Husk al ver cómo el beso que compartían dos se intensificaba con ambos abrazándose.
— Uh, me gustaría ver cómo acaba eso. —sonrió. El cantinero lo miró mal. — ¡De acuerdo! Me quedaré con la duda.
— Por favor. —murmuro pasando su garra por su rostro con fastidio al ver cómo el idiota de su jefe y la princesita se ponían demasiado románticos.
— Citando a sonrisas; Ellos dos son un espectáculo digno de ver.
Una vez en su habitación, ambos aún estaban bajo los efectos del alcohol y no se irían hasta mañana, recibiendolos con una jaqueca. Así que seguían igual de tontos.
Charlie fue la primera en llegar a la cama, sentándose sobre ella e indicándole a Alastor que se recostara sobre ella. Sin decir nada, entendió e hizo eso, quedando con su cabeza en el pecho de la rubia mientras la miraba con amor. Cerró los ojos disfrutando de las caricias que le brindaba a su cabeza y orejas. Lo último que escucharía antes de dormirse debido a las caricias sería un "te amo" de su novia, que terminaría dormida después también.
Ambos despertarían confundidos y con las consecuencias de haber bebido tanto. No sería hasta que Angel les contara lo que pasó que recordarían todo. Y si los dos espectadores querían seguir con vida, lo mejor sería que no lo volvieran a mencionar o decir a nadie.
Estarían muy avergonzados; Charlie por haberse puesto tan cariñosa con Al enfrente de ellos, gracias a los comentarios de cierto demonio sobre contarle los detalles de la noche anterior, y Alastor por todo en general.
Debido a eso, Charlie pensó que estaría molesto o algo así, a pesar de recordar con cariño esos momentos, sabía que él no querría volver a hacer eso.
— Al, sobre lo que pasó anoche... —comenzó a hablar una vez estuvieron solos en su habitación.
— No te preocupes, cariño. Me encargaré de que esos dos no nos vuelvan a usar de entretenimiento nunca más, y respetaré tu petición de no mutilarlos como me gustaría hacerlo...
— No, no es eso. Y no les hagas nada, por favor. —pidió sentándose en su cama. — Lo que dijiste que querías, ¿era verdad? —Alastor frunció el ceño y su sonrisa se torció. Charlie pensó que se había molestado, pero en realidad estaba avergonzado. — ¡Lo digo porque me pareció muy tierno! Lo que yo te dije fue verdad...
— ¿Quieres estar solo conmigo mientras nos abrazamos y besamos? —preguntó de forma burlona pero coqueta también mientras se sentaba a su lado.
— Y acariciar tu cabeza, si quieres. —contestó con las mejillas rojas, volteando a verlo directo a los ojos. Juró que pudo ver cómo él se sonrojaba ligeramente, y fue la vista más preciosa que pudo presenciar.
— Eso... me gustaría. —susurró lo más bajo que pudo. Nunca admitiria en voz alta lo mucho que le gustó esos momentos tiernos que compartieron juntos estando borrachos.
Charlie sonrió y puso su mano sobre la de él.
— Y no importa el lugar, siempre te diré lo mucho que te amo.
Alastor la vio y sonrió enternecido. Subió a la cama para sentarse y atrajo a la princesa para que se recostara sobre él.
— Lo sé, mi amor. Pero ahora, es mi turno de mimarte. —dijo, comenzando a acariciar la cabeza de la rubia.
Ella agradeció que no pudiera ver lo roja que se había puesto, lo que empeoraría al escucharlo decirle que la amaba.
Amaría tanto acostumbrarse a esto. Algo bueno había salido gracias al alcohol (y de Angel y Husk) después de todo."
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