Tomaría tiempo para que ambos durmieran juntos, y tendría más que ver con el hecho de que Alastor nunca lo hace. Sin embargo, después de unos días agotadores y de que la princesa insistiera en que él también tenía límites y necesitaba descansar, finalmente durmieron juntos. Esto se convirtió rápidamente en una rutina, y ahora Al dormía todos los días como cualquier otro demonio "normal".

A Charlie le gusta dormir abrazando algo, y se resistiría a hacerlo para no incomodar a Alastor. Sin embargo, él la sorprendería cuando estuviese atrayéndola hacia él con una mano sujetando su cintura una vez se acomodaran. Ante la mirada confusa de la princesa, Alastor comentaría algo como "Si despierta no puedes escapar de mí, mucho menos lo harás dormida."

Aunque sus palabras sonaron siniestras, Charlie, conociendo a Alastor, se sonrojó al darse cuenta de que no tenía intenciones maliciosas en esa situación. Por lo que ahora dormían abrazados todo el tiempo.

En algunas ocasiones, a Charlie le costaba dormir, y para vencer el insomnio, ambos tenían pequeñas charlas sobre cosas aleatorias: lo que hicieron en el día, el hotel o simplemente preguntas y respuestas.

"— ¡Oh, ya sé! —habló con entusiasmo sin levantar mucho la voz. — ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando me viste por primera vez? Y sé honesto.

— Mmm... Pensé que solo decías cosas ridículas. —ella abrió los ojos. — Pero, te escuché cantar, y no recordaba haber oído una voz tan fuera de este mundo. Luego te vi pelear y supe que eras un espectáculo interesante de presenciar. Después, hablé contigo por primera vez en el hotel.

— ¿Y qué p-pensaste...?

— Que pasara lo que pasara, quería seguir escuchando esa voz. ¿Y tú qué pensaste de mí?

Charlie sonrió.

— Que eras muy alto. —soltó una risa teniendo las mejillas rojas."

A Alastor no le costaría mucho dormir, como uno pensaría, sabía cómo hacerlo pero prefería evitarlo, no fue hasta que gracias a esos momentos compartidos, empezó a apreciar los momentos de paz que le brindaba dormir junto a su amada.