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Vegetta a veces desearía ahorcar a su esposo, hoy sin dudas, era uno de esos días
- te lo puedo explicar
- te escucho...
- pues, verás...
- no sabes que decir, ¿Verdad?
- perdón..
- eres tan... ¡Tontito!
- pero así me amas amorcito
Vegetta aún se pregunta cómo su esposo logro prender fuego el agua, cuando el solo le pidió que le echara sal.
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