𝟭𝟬: feliz navidad, jin.

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capítulo diez

En algún momento de ese mes, entre el Chuseok y Navidad, los padres comenzaron a acercarse a mí, preguntándome si podía hacer un retrato de alguna persona u otra para que pudieran darlo como regalo de Navidad. La mayoría de ellos me habían visto dibujar a los niños en la fiesta del Chuseok o habían visto dibujos que hice de ellos en la fiesta de Halloween.

Acepté, por supuesto, y les dije que me esforzaría lo más que pudiera, aunque en verdad pensaba que lo haría de gratis. Me sorprendió cuando el primero me dio cincuenta y nueve mil wones* por un retrato que tardé aproximadamente una hora en hacer. No podía creerlo.

Cada vez más padres querían que les hiciera retratos, y luego incluso se expandió hacia la gente de la iglesia del pastor Joshua. La mayoría me pagó cincuenta y nueve mil por pieza. Algunos pagaron más si había más de una persona en el retrato. En realidad, nunca puse un precio. Simplemente pagaban lo que querían.

Había ganado seiscientos siete mil wones* para Navidad.

Tuve una sorpresa aún mayor cuando finalmente declaramos terminado el mural en la unidad de oncología. El personal aparentemente había ido con la junta para pedirles que me pagaran algo por mi tiempo. No lo había esperado, pero me obsequiaron con trescientos cincuenta mil wones* más y me dijeron que pagarían lo mismo por cada una de las otras salas y que querían que diseñara un mural para el vestíbulo.

Descubrí más tarde, que los pedidos de retratos no se detuvieron en Navidad. La gente me contactó en casa preguntándome si podía dibujarlos, y algunos incluso me preguntaron si aparecería en algún evento u otro para dibujar. Me pagaron por todo eso, ya sea por las personas que dibujé en el evento o por los coordinadores del evento.

Me había tropezado con un trabajo relativamente bien pagado, sin siquiera intentarlo. Y sin esperarlo.

Y eso me trajo algo en qué pensar: Había estado haciendo muchas cosas últimamente, sin esperar algo a cambio. Esto no se parecía a mí. Estaba fuera de lugar. Se supone que no me preocupaba por nadie más que por mí... y decidí que todo había sido por Jin.

Él lo negó cuando le conté todo. Dijo que era el yo, el yo que se suponía que debía ser todo el tiempo... el yo, que él había visto inmediatamente y en el que creyó. No estuve seguro de creer eso. Pero se sintió bien saber que él lo hacía.

(...)

Después de la discusión ganada por la idea de que Jin viniera a mi casa en el Chuseok, no me molesté en abordar el tema de la Navidad.

No habría diversión navideña para los niños tras la que pudiera esconderme, porque, tan genial como estaba empezando a creer que era la iglesia, nadie iba a querer renunciar a su Navidad.

Sin embargo, la iglesia, sí, recordó a los niños. Dos días antes de Navidad, un gran grupo de gente pasó por los tres pabellones, cantando villancicos y llevando regalos. Incluso hubo un hombre disfrazado de Santa, que llevaba una gran bolsa. Vino con tres, en realidad... una por cada sala, pero, por supuesto, solo tenía una a la vez hasta donde los niños podían ver.

SeokJin y yo los seguimos, a escondidas, a todas partes. Solo teníamos que ver qué iban a hacer, y no es que fueramos tan discretos espiándolos.

Por lo que vimos ellos decidierón que no harían que los niños se reunieran en la sala de juegos, sino que recorrerían habitación por habitación, preguntando a cada niño cuál era su villancico favorito, y cantándolo para ellos, pidiéndole al niño y a los visitantes que pudieran tener que se unieran. A Jin y a mí nos dijeron que si íbamos a seguir "espiándolos", teníamos que cantar.

Intenté decirles que en verdad no querrían oírme, pero insistieron. Jin se estaba divirtiendo, y solo verlo reír y sonreír fue suficiente para tenerme dispuesto a soportar la humillación.

Mientras estaban en cada habitación, Santa entregaba el regalo con el nombre de ese niño. El presente había sido elegido con cuidado también. Cada niño tuvo algo que realmente quería. Había asumido en ese momento que las enfermeras probablemente le habían dicho a la gente de la iglesia qué comprar para cada niño, pero nunca lo supe con certeza. Y, por supuesto, muchas de las personas del grupo de villancicos eran las mismas que habían sido voluntarias con los niños desde el Chuseok, incluidos los universitarios como NamJoon, Kihyun, Jihoon y Chanyeol. Así que tuve que aceptar la posibilidad de que realmente supieran lo que los niños querían.

A los niños les encantó la atención personalizada, y los padres realmente apreciaron el esfuerzo. Ya había niños alineados en las entradas de los pasillos de arriba a abajo para cuando el grupo había entrado a dos o tres habitaciones en cada unidad. Todos estaban entusiasmados con la visita de Santa en persona, y les encantaron los villancicos.

Había un par de personas de la iglesia que sabían lenguaje de señas, así que cuando estuvieron en la unidad de neuro, en donde algunos de los niños tenían que hacer señas porque no podían hablar, los voluntarios hicieron las señas de las canciones de Navidad para que los niños pudieran seguirlas. No habrían tenido que hacer señas a los niños, la mayoría de ellos podía oír, simplemente no hablaban, pero les hicieron las señales junto con las canciones, y parecieron disfrutarlo mucho.

En la unidad de oncología, una de las niñas estuvo especialmente sensible sobre su cabeza calva y se negaba a salir de detrás de su madre. Todos los cantantes de villancicos llevaban sombreros de Santa, así que una señora mayor se quitó el sombrero y se lo puso a la niña. Ambas sonrieron, y fue divertido de ver. La niña cobró vida después de eso, se entusiasmó, y cantó todas las canciones con los cantantes de villancicos y abrió su presente con gusto.

Cuando llegó el momento de irse, la niña a regañadientes tomó el sombrero y comenzó a esconderse detrás de su madre otra vez.

─ No, cariño ─dijo la mujer mayor─, tú tenlo. Es un regalo de Navidad.

Ella sonrió radiante, y pensé que Jin iba a romper a llorar, estaba tan feliz y conmovido por la amabilidad que todo el mundo le estaba dando a sus niños.

Hubo varios niños que no celebraban la Navidad, por lo que no tenían un villancico favorito. Yo estuve realmente impresionado con el grupo de cantantes. En cada uno de esos casos, le preguntaron al niño o niña cuál era su canción favorita... no una canción navideña, solo una canción en general.

Unos cuantos les pidieron que cantaran varios favoritos de la infancia como "Brilla, Brilla, pequeña estrella" o "Baby Shark". Pero uno de los niños traviesos de cinco años pidió "Wolf" a uno de los chicos mayores con el que había congeniado bien, y SeokJin estaba convencido que solo había pedido eso para ver si todos se lo sabían; y para su buena suerte los demás chicos y mayores se lo sabían. Incluso había un chico delgado que podía decir muy bien el "EXO".

Pero, entre mis momentos favoritos estuvo cuando Hoseok, en la unidad de quemados, les pidió que cantaran "Love Myself". Estaba seguro de que en el grupo nadie conocería una canción de un grupo pequeño e irrelevante como Born To Save. En su mayoría eran personas mayores, treinta y tantos o más, y los universitarios parecían extrañados al oír el nombre.

Jin, JungKook y yo éramos de lejos los más jóvenes, pero JungKook tampoco parecía conocerlos. Yo sí los conocía a medias y respetaba a uno de sus miembros mayores llamado Suga. Aunque no dije nada en ese momento.

Para mi sorpresa varias personas comenzarón a sonreìr y dijerón que sí, que la sabían, NamJoon incluido, así que la cantaron con Hoseok. Pero no solo eso, se la cantaron a Hoseok. Su papá lo estaba sosteniendo y él se estiró hacia NamJoon.

Los dos habían pasado mucho tiempo juntos durante el último mes. NamJoon recogió a Hoseok en sus brazos y le cantó directamente, diciendo cada palabra completamente en serio, mientras se movían alrededor de la habitación. Fue emotivo.

La canción era para las personas que no creían en si mismas y no se valoraban tanto por fuera como por dentro, pero los cantantes trataban de volver esa debilidad en una fortaleza, transmitiendo letras profundas y diciéndole que el amor a si mismo era el amor más valioso uno podría alcanzar y tener. Sería una buena canción para cantarle a cualquiera, pero cuando fue cantada a un niño horriblemente deformado por sus quemaduras... no hubo un solo ojo seco en el lugar.

Volví a recordar la conversación que tuvieron NamJoon y Hoseok el dìa que trabajarón con la arcilla, y me sentí desgarrado aún más. Por supuesto, insistí en que la única razón por la que estaba llorando era porque estaba parado junto a JungKook, que había comido un sándwich de cebolla para el almuerzo, y su aliento era tan horrible que me quemó los ojos.

JungKook me golpeó por el comentario, pero Jin se limitó a mirarme con una media sonrisa. Por alguna razón, realmente supé que él no había creído mi excusa.

(...)

Pasé la mañana de Navidad en casa, con mamá, Yunho y JungKook.

Teníamos la costumbre de despertarnos con la salida del sol y abrir un regalo antes del desayuno. Luego, cada uno de nosotros elegía una cosa que quería para el desayuno y comíamos juntos. Comer juntos era importante para mamá, y ella no creía que lo hiciéramos lo suficiente, así que la complací por Navidad.

Terminamos el desayuno y abrimos los demás regalos. El resto del día normalmente lo pasábamos viendo televisión o "jugando con" nuestros regalos de Navidad.

Cuando era más joven, solíamos ir a la casa de la madre de mi papá. Era la abuela más genial de la historia.

Fue de ella que le conté a SeokJin el día que lo conocí. Le gustaban todas las viejas bandas de rock and roll y era muy activa en muchas cosas poco aptas para abuelas.

Un año, me compró una patineta para Navidad... y otra para ella. Y, después de que abrimos todos los regalos, ella y yo fuimos a andar en patineta por el vecindario el resto del día.

Ella era la única persona a la que le había contado que me gustaban tanto los chicos como las chicas, cuando por accidente había conocido a un lindo niño en el parque e hizo que mi corazón se acelerára. Fue realmente comprensiva al respecto, pero me dijo que quizás, en realidad, no debería contárselo a mi padre. El primer marido de la abuela había sido extremadamente homofóbico y se lo había transmitido a mi padre, al parecer. Nunca pensé en contárselo. Incluso antes de que ella dijera eso. Era obvio que él no se sentiría bien con eso.

Y siempre había sabido que mamá tampoco lo estaría.

Luego, cuando mamá se casó con Yunho, fue obvio que él tenía una actitud muy similar. Realmente no quería contárselo a ninguno, especialmente porque solo tenía doce años cuando se casarón y no tenía planes de hacer nada de ninguna manera. Tenía a mi abuela. Eso era todo lo que necesitaba.

Sin embargo, Yunho nunca se había sentido cómodo con que la siguiera viendo. Era la madre de mi padre, después de todo, y algo sobre eso lo hacía sentirse amenazado, creo. Agrega a eso el hecho de que mamá y la abuela nunca se habían llevado bien, y su relación se deterioró aún más después de que papá se fuera. Desde el principio supe que se estaba avecinando un problema.

Pero luego la abuela y Yunho tuvieron una gran pelea. Nunca supe de qué se trató, pero aparentemente fue irreconciliable. Él me prohibió ir a su casa, y mamá apoyó su decisión. Me había escabullido un par de veces y había ido a verla a hurtadillas, pero eso solo me metió en muchos problemas con Yunho.

Después de un tiempo, la abuela se volvió a casar y se mudó fuera del estado. Tratamos de llamarnos y escribirnos cartas por un tiempo, pero Yunho interceptaba todas las formas de comunicación, enojándose cada vez más conmigo. La abuela me contó la última vez que hablamos, que iba a dejar de llamar porque me amaba y no quería que mi vida con Yunho fuera más dura de lo que ya era.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo después de eso, que comencé a "actuar" y a meterme en problemas bastante serios, incluidos los juicios de servicio a la comunidad y, finalmente, incluso la juvenil.

Sabía que mi abuela tenía buenas intenciones y probablemente creía que estaba haciendo lo que era mejor para mí, pero sentí que había perdido a mi único defensor verdadero. Todavía se sentía así a veces, y aún la echaba de menos, especialmente en los días festivos en general, pero en la Navidad en particular. La Navidad siempre había sido "nuestro día". Ahora no tenía a nadie con quien pasar la tarde de Navidad.

Al menos no lo tuve hasta este año.

Este año, tenía a Jin.

Ni siquiera le pedí permiso a Yunho ni le dije a dónde iba.

JungKook había obtenido permiso para pasar la tarde con Jimin, calle abajo, y yo me fui con JungKook. Lo que no le dijimos a Yunho fue que JungKook sí termino yendo de nuestra casa a la de Jimin, dos cuadras más abajo, pero antes pasó por el Hospital de Niños.

Él me dejó y me dijo cuándo volvería a buscarme, y corrí a pasar el resto del día con SeokJin.

Le había comprado un pequeño árbol de Navidad ya decorado, que colocamos en su mesita de noche, el día anterior.

Cuando entré, Jin estaba durmiendo, y había dos paquetes debajo. Busqué en mi mochila y saqué el regalo que había comprado para él, e intenté ponerlo debajo del árbol antes de que se despertara, pero no fui lo suficientemente rápido.

─ No necesitabas traerme nada, Yoongi ─dijo medio dormido.

─ Claro ─puse los ojos en blanco─. Porque diras que no me conseguiste nada y sin embargo hay dos regalos para mí aquí.

─ Oye ─sonrió mientras se levantaba en la cama y se sentaba un poco, frotando sus ojos. ─¿Cómo sabes que son para ti? ¿Ah? Tal vez sean para Dahyun y Jihyo.

Me reí.

─ Por supuesto. Es por eso que ambos tienen "Yoongi" escrito en ellos.

Se rió.

─ Hey, uno dice "Gi" y el otro "Gatito Min", pero está bien, me atrapaste. ─Cogió uno y me lo dio─. Tú primero...

Lo abrí. Fue un regalo de broma. Una gran peluca de payaso, calva en la parte superior con pelo rojo y espeso en los costados. Al menos esperaba que fuera un regalo de broma. No me importaba ayudar a Jin con los shows de payasos, incluso siendo otro payaso, pero hasta ahora había esquivado el maquillaje y la peluca.

Algunas de mis dudas debieron haber aparecido en mi cara. SeokJin se arrojó contra su almohada y comenzo a reír sin parar.

─ Deberías verte la cara, Gi ─apenas podía recuperar el aliento, se estaba riendo tanto─. No tiene precio.

─ Será mejor que sea una broma ─puse los ojos en blanco de nuevo, seguro de que así era.

Él solo siguió riéndose.

Después de un rato, se calmó un poco y me dio el segundo regalo.

─ ¿No quieres tener tu turno? ─Me moría por darle mi regalo.

Pensaba que realmente le gustaría.

─ No, ese no fue tu verdadero turno. Este es el regalo de verdad.

Lo abrí con más cuidado y saqué un álbum de fotos. Lo miré por un segundo, pero me hizo un gesto para que lo abriera. Cuando así lo hice, me sorprendí.

Tenía fotos de casi todo lo que habíamos hecho juntos. Había fotos de un par de shows de payasos en la unidad de quemados, sin duda tomadas por Jihyo. Simplemente parecía algo en lo que estaría metida. Había fotos del mural en sus diversas etapas de desarrollo y de los diferentes voluntarios que colaboraron en ello. También había fotos de la fiesta de Halloween y mi puesto, con algunas en las que estaba dibujando a varios niños. Había fotos de la fiesta del Chuseok e incluso del día de los villancicos. No tenía idea de cómo le habían devuelto esas tan rápido y las había puesto en el álbum. Las tenía todas etiquetadas y fechadas, e incluso algunas tenían burbujas de diálogo que decían cosas graciosas.

Me encantó, y se lo dije.

Entonces él abrió el regalo de mi parte.

Había puesto mucho trabajo en ello, y era el primero de su tipo. Cuando lo empecé, ni siquiera estaba seguro de lo que saldría, pero estaba realmente contento.

Había hecho un dibujo de él con todo su disfraz de payaso en una camiseta y después lo había pintado con una frase hecha a mano de: "Nuestro Payaso Favorito". Luego había llevado la camiseta a las tres unidades e hice que todos los niños y el personal firmaran alrededor de la imagen, así como en la espalda e incluso en las mangas. Los padres que estaban allí en ese momento, también la firmaron.

Jin quedó impresionado. Simplemente le dio vuelta a la camiseta una y otra vez en sus manos y tocó cada uno de los nombres por turno.

Pensé que iba a llorar. No lo hizo, pero creo que estuvo cerca. Se quitó la parte superior de su pijama y lo tiró con un ademán ostentoso al piso, y luego se puso la camiseta.

Sí hubo lágrimas en sus ojos cuando dijo:

─ Gracias, Gi ─y me atrajo entre sus brazos.











*cincuenta y nueve mil wones: aproximadamente 50 dólares.
*seiscientos siete mil wones: aproximadamente 508 dólares.
*trescientos cincuenta mil wones: aproximadamente 300 dólares.

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