El dijo que no

La brisa de verano azotaba el patio de la escuela superior, era la última semana de clases y una alumna de escuela media estaba en la entrada de esta, frente a un chico rubio al que conocía.

- ¿Que ocurre Kane-chan? - el mayor acarició el pelo de la más pequeña - Deberías estar en casa.

- Yo...- la chica sacó una camiseta de su mochila escolar - Hice la misma camiseta que usas en los partidos, así te apoyaré...

- Oh, eso está muy bien - sonrió - ¿Te acompaño a tu casa?
La chica asintió.

Por el camino ella estaba notablemente tensa, cuando llegaron a su puerta, Kane se armó de valor.

- Akiteru- Le llamó así, sin ningún añadido a su nombre - Se que somos amigos y eso, pero llevas un tiempo... Gustándome y quería pedirte que salieras conmigo...

Su cara, roja de vergüenza hizo que bajara la mirada.
- N...No hace falta que respondas aún, puedes pensártelo- nerviosa entró a su casa.

Akiteru se fue del lugar confuso y con un nudo en la garganta.
Pasaron los días, Kane siempre iba a la puerta de la escuela superior karasuno para volver con Akiteru.

Este no actuaba de manera diferente, y tampoco daba una respuesta.

Pero un día de esos, el último día de clase y de preparatoria para Akiteru... Respondió.

- Kane, mira por favor no te enfades - bajó la cabeza - eres una amiga a la que aprecio muchísimo, pero no te veo como nada más... Además soy muy mayor para tí.

Ella ya lo sabía, sabía cuál iba a ser su respuesta.
Pero aún así lo hizo.
Aún así se declaró.

- Vale no hay problema - le miró con una sonrisa demasiado forzada, ya que las lágrimas amenazaban con salir - Me voy a casa, puedes quedarte con tus compañeros si quieres, después de todo hoy te gradúas.

- Vale- El mayor la miró preocupado, pero no la siguió.

La chica, caminó sola por la calle, mirando al suelo, con la visión oculta casi por completo por las lágrimas.
Paró un momento y abrió su mochila, aún tenía la camiseta en la que tanto esmero había puesto. Una camiseta con el número de jugador de Akiteru.
El número 11.

-¿Que hago ahora con esto?- sollozó - Ya no sirve...
Lanzó la camiseta al aire, pero está volvió a ella por una brisa.
Fue algo pequeño, pero decidió quedarsela.

- Sabías que te iba a decir eso Kane - la chica lloró mirando al frente - ¿Pero por qué te duele?

Entró a su casa llorando, a su madre no le dió tiempo a preguntar ya que ella ya había subido a su cuarto a desahogarse.
Lloró dos horas seguidas, hasta que sus ojos empezaron a dolerle.
Se levantó de su cama y miró por la ventana, el atardecer se veía venir ya.

Se dejó caer en su mesa de noche y miró lo que había en esta.
Un ordenador.
Abrió el ordenador y entró en Microsoft Word, sin algo fijo que hacer.
Y así, Kane comenzó a entender lo relajante y antiestresante que era escribir.
Comenzó a escribir un relato de ciencia ficción en el que, con sutiles detalles, se desahogaba emocionalmente.

- Debo superar esto- se echó atrás tras escribir muchas páginas.
Al ver que el número de páginas era muy elevado, pensó en algo.

Entró a internet y buscó algún concurso de escritura, esto era algo nuevo, pero no perdía nada por presentarse.
Envío su libro y...
¿Ganaría?
Tal vez.


Mientras tanto en otra casa:

- Kei, anda ven a jugar con tu hermano mayor- Akiteru llamó a su hermano, este se había encerrado en su cuarto.

- Vete subnormal - insultó este desde la otra parte de la puerta - Estoy ocupado...

El mayor salió al patio, un poco preocupado tanto por su hermano, como por Kane.
- Se que te he hecho daño Kane- habló en bajo- pero además de la edad, soy un mentiroso, te mereces algo mejor.




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