Capítulo 15

Ups, entre tanto concentrarme en la mirada de Linda e intentar hacerme la ruda y la que nada teme, olvidé decir otros términos del jurado.

—Ciudadana Jane Asher, la condeno al hospital psiquiátrico Mary Jones de por vida. Pero podrá pedir libertad condicional en dos años si su médico considera que es mentalmente apta para salir.

Ahora sí, retomemos.

Debo de admitir que fue peor que una obra de teatro de miedo. Yo, como actriz que soy, siempre estuve dispuesta a todo, a vivir de todo, a pasar de todo, a nunca quedarme con estragos de nada. Pero lo que viví fue francamente espantoso, después de que salí de la patrulla, mi vista se concentró en aquel lugar:

Centro de Salud Mental

"Mary Jones"

En honor a la dama más notable del país.

Nunca supe quién era Mary Jones.

En fin, no sabía exactamente qué hacer, estaba devastada, moralmente cansada y fatigada. Tuve una larga con un psicólogo durante horas, dijo muchas cosas que no recuerdo, y yo también dije cosas que no recuerdo. Es que estaba tan cansada, yo no era de esas personas que pudieran soportar aquello con tanta facilidad y elocuencia.

Ni recuerdo que tramites hicieron, y hasta que tomé la cordura, ya estaba dentro de aquel cuarto de hospital, completamente de color blanco y sin entender las cosas. Veía las paredes con lentitud, ¿acaso todo esto era real?

Caminaba descalza entre aquel piso frío y limpio que podía contemplar. Mis manos se mantenían alerta, pues podía perder el equilibrio en cualquier momento, miré por la ventana: el paisaje era gris y nublado. Mis ojos se abrían, intentando comprender todo.

Me tardé como unas dos horas en entender la realidad: encerrada, que probablemente Paul no haya existido. ¿O sí? Pero nadie me creía, la demencia se podía apoderar de mí en cualquier instante, debía permanecer cuerda lo más que pudiera.

Pero... ¿Estar en un lugar como este me haría bien?, ¿podría seguir creyendo que Paul es un fantasma? Debo seguir creyéndolo, estos médicos corruptos pagados por Linda podrían hacerme padecer las peores cosas.

(...)

Cynthia Lennon's POV

¡Al fin llegó el pequeño John!

Fue una larga y ardua labor de parto, pero todo valió la pena. Unas horas después del hecho, yo ya había despertado en su totalidad, así que respiraba y descansaba lo más pacíficamente posible. Unos minutos después, entraron los dos hombres que más quería en la vida.

—Uh... mira quién está aquí—dijo John muy sonriente—, es mamá Cyn—le decía al bebé.

Ellos se acercaron y se sentaron a mí lado. Lo había conocido desde hace 24 años, sin embargo, nunca lo había visto tan feliz, sólo esa vez, cuando cargaba aquel pequeño humano.

—Oh—sonreí y cargué—, m-mi hijo. Creí que no vendrías, gracias por estar aquí.

—No, no Cyn—acarició mi cabello—, gracias a ti por darme lo que más quise, y añoré: una familia.

—John... al fin, después de tanto, es una alegría. Este pequeño lo tendrá todo...

Excepto una tía, su tía Jane.

Me sentí muy mal por recordar eso, suspiré abatida y agaché mi cabeza en señal de inconformidad.

—Oh... vamos, al bebé no le gusta verte así.

—Estoy muy triste, ya van muchos meses desde que Jane está en aquel hospital. ¡Casi un año! Pattie ha intentado entrar a visitarla, pero no la dejan. Debe de estar sufriendo, los médicos y enfermeras de ahí tienen un propio precio, ¡y Linda lo paga con tal de destruir a Jane!

—Ya, vamos... no debes pensar en eso. Escuché que malos pensamientos podrían hacer a un recién nacido palidecer.

—Es que no encuentro otra palabra, John—dije decaída—, espero que le den esa libertad condicional.

—Cyn, no voy a permitir que la veas. ¡Los fantasmas no existen!

—¡Yo vi uno!—exclamé fuertemente y él me quitó al bebé— ¡Y debí de haberlo confesado hace mucho tiempo!

—Bien, ¿qué pruebas tendrían?

—N-no lo sé, pero si para proteger a Jane, debo estar encerrada con ella, ¡lo haré!

—No, no, escucha—me detuvo del brazo—, no puedes dejar a tu hijo. Piensa que harás más por Jane si estás aquí afuera que allá adentro. Por favor, no nos dejes.

—John, tomas mi corazón y lo oprimes.

—Lo siento.

—Me pregunto, ¿qué te hizo cambiar de opinión?, ¿por qué me habías dejado tan abruptamente hace un año, exactamente? Porque te recuerdo, que me dejaste. Dijiste que pedirías el divorcio y un montón de locuras más.

—Yo... no lo sé—dijo con los hombros alzados.

—¿Qué?

—No lo sé, no recuerdo mucho de eso, ni siquiera me acuerdo que te dije. Es como si hubiera actuado en contra de mi voluntad.

—Recalcaste que yo sí logré mi sueño de ser profesora de arte, pero tú no lograste el tuyo de ser músico, y pensaste que yo presumía de mi éxito a propósito, para hacerte sentir mal.

—No, no... Cyn—puso al bebé de nuevo entre mis brazos y me abrazó, mientras se recargaba en mi hombro—, sabes que llevamos casi 20 años de casados, ¿crees que a estas alturas me iba a importar eso? Tú lograste tu sueño, yo no. Pero siempre has estado ahí, apoyándome en todo. ¿Por qué te iba a dejar por eso?

—Lo dijiste, y Jane está de testigo.

—Te digo que no recuerdo porque lo hice—se cubrió los ojos—, fue algo tan extraño, tan anormal. Ni siquiera tengo palabras para explicar la razón. Solamente, puedo pedirte que me perdones.

—De acuerdo, pero no me impidas ayudar a Jane. Tal vez no sirva de nada que vaya a decir que hay un fantasma en el 7 de la Cavendish Avenue, pero, por favor, permíteme ayudar de otra manera.

—Vale, pero que esto no consuma tu tiempo—me besó en la frente.

Ya pensé mucho en John, ahora, debo pensar en mí, en ayudar a Jane. No voy a poder ser una buena madre si mi mejor amiga está encerrada injustamente. Si debo hacer que este hijo me acompañe, o que a su pequeña y recién edad vea cosas fuertes, ¡lo siento! Pero... ¡Debo salvar a Jane!

(...)

Jane Asher's POV

1-2-3-4-5-6-7...

¿Cuánto tiempo llevo aquí?

Hace tanto que ya no siento los rayos del sol, ni la brisa del aire, ni el canto de los pájaros. Nada, es como si me hubieran tomado y encerrado en una pequeña caja de color blanco. Sin posibilidad de hacer o pensar en nada más, me han dado pastillas, pues el diagnóstico fue: "Esquizofrenia avanzada y delirio paranoide", combinados con un sinfín de trastornos que no me acuerdo.

Todo este lugar es terrible, hay personas que entran bien, y sanas. Pero, conforme pasan los días, se vuelven realmente locos. Yo no estoy loca, Paul aún está en aquella casa, esperando que regrese.

Miro el techo, el sistema de ventilación y tuberías pasan perfectamente por afuera, ¿acaso podría salir? N-no... qué locura, no necesito más problemas.

Esperaré a que Paul venga por mí, lo escucho, recuerdo su rostro y sus hermosos ojos color hazel. Sé que está presente, pero me cuida desde algún lado.

"Jane."

Escucho como su voz pronuncia mi nombre en un interminable eco.

Estoy sentada en el piso principal del hospital, mis rodillas están cruzadas, miró a todos, esperando que alguna de esas personas sea Paul.

—Paul... Paul...—me arrastro por la alfombra.

Mis uñas rasguñan el piso una vez que llegó a él nuevamente, llego a un lado del sillón, mirando su suciedad que se encuentra por debajo. Suspiro, inhalo y exhalo, abrazo mis hombros y mis pies no dejan de mover sus dedos. Hasta que...

—Asher, tienes visitas.

¡Al fin!, ¡es Paul!

Me llevan con una camisa de fuerza hasta un salón alejado. Se encuentra una mesita con dos sillas nada más...

—¡Paul!, ¡viniste!—dije emocionada.

Pero no, no era él.

—Pattie—dije sin ánimos.

Ella se quedó horrorizada, es que ya no soy una mujer, soy un despojo de la vida.

—Jane...

—Oh...—me senté frente a ella— Hola—agaché mi cabeza.

—Quiero decirte que he intentado de todo para poder verte, fue ahora que me dejaron hacerlo. No soy la única, tu madre Margaret, tu hermano Peter, y Maureen también lo han intentado.

—Eh...

—Cynthia no ha podido, pues se está recuperando de su embarazo. Pero me ha pedido que le notifique cualquier cosa o detalle adicional.

—Bien... ¿Has visto a Paul? —pregunté directamente.

Pattie no parecía nada animada, y cuando mencioné eso, fue mucho peor.

—Es que, Linda ha recuperado el control total de la casa. El estado te anuló todas tus propiedades, y ella ha vuelto a adquirir la propiedad de la casa 7 en Cavendish Avenue.

—N-no es cierto...

—Uso un argumento, diciendo que ella siempre fue la original dueña.

—No... d-de verdad... no.

—Y eso no es lo peor—dijo casi al borde del llanto—, ya no permite que nadie entre por ningún motivo. Y, la razón por la que quería verte antes, es que... ella quiere demoler la casa.

—¿DESDE CUÁNDO QUIERE HACERLO? —pregunté horrorizada y me levanté bruscamente de la silla.

—Jane—sollozó—, en estos mismos instantes... la casa está siendo derrumbada.

La... casa... estalló...

L-a ca-sa...

Ahí estaba...

¡PAUL!

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