Capítulo 11
—Alguien me puede decir, ¿Qué demonios acaba de pasar?—preguntó Cynthia cuando John se fue.
—Paul es un mentiroso, y parece que John se volvió loco—respondí hilarante.
—Ah, qué días tan extraños—suspiró y se sentó en el sofá.
—Bastante y demasiado—señalé.— ¡Paul me mintió! Toda esta mierda que he hecho no ha servido para nada. Me siento tan enojada. Dile a John que no volverás a dejar la casa por tanto tiempo—no podía creer lo que me estaba pasando.
—Tranquila Jane, estoy muy segura que Paul tiene alguna explicación razonable para todo esto. No debes desesperar, quiero decirte que me siento bastante involucrada con la misión, no quiero dejarla.
—Lo sé, así que voy a arreglar las cosas con él.
Dejé a Cynthia en su casa en Kenwood, ella ya no dijo nada y se quedó muy confundida por lo que había sucedido con John. Yo me dirigí a mi casa, a mi maldita casa, y lo primero que dije cuando llegué, fue:
—Paul, ¡Sal de donde quiera que estés!
Y no fue cuestión de esperar demasiado.
— ¿Qué ocurre?, ¿Cómo te fue con Linda?, ¿Te hizo algo malo?
—Aquí el único que ha hecho cosas malas, ¡Eres tú! Me mentiste.
— ¿Cómo?, ¿A qué te refieres? Jamás lo haría.
—Claro que sí, ¡Dijiste que ella te asesinó!—reproché con todo mi dolor y furia— Cuando eso no es claro ni cierto, tú eras un consumidor de heroína.
—Oh claro—rodó los ojos—, ella te dijo eso, y tú le has creído.
— ¡Claro Paul! Porque ella tiene pruebas, ella me dijo dónde podía buscar las pruebas, y ¿Tú?, ¿Qué tienes? Nada, absolutamente nada a tu favor.
—Es increíble, ¡Te juro que así pasaron las cosas!—se defendió con clemencia.
—Pues no tienes pruebas...
— ¿Sabes qué? Diles a Pattie y a Maureen que traigan a Linda a esta misma casa, voy a enfrentarla directamente—dijo con una posición bastante determinada.
— ¿Qué?, ¿Crees que Linda quiera venir a esta casa sabiendo que tú estás aquí?
—Por eso quiero que ellas sean convincentes, debo verla cara a cara, hacer que confiese todo, y ustedes serán testigos—dijo muy impaciente.
—Claro, me parece buena idea. Le harás confesar que te asesinó y nosotros grabaremos ese momento, lo mostramos a la policía, ¡Y listo! Muy bien.
—Considero que es muy arriesgado—cambió muy rápido de opinión—, no me gustaría que te pasara algo malo. Yo puedo esperar todo el tiempo del mundo.
—No Paul, mientras más rápido acabemos con esto, mucho mejor. Quiero volver a mí vida de antes— y se producirían nuevas peleas por un tema cliché entre los dos.
—Jane, ¿Por qué? Sabes que... desde que te vi, me cautivaste.
Quiso tomar mi mano, pero sólo veía como la suya pasaba visiblemente sobre la mía. Me alejé y me puse más violenta.
—Paul, has estado escuchando mis benditas conversaciones, ¿Sería demasiado que me des un momento de privacidad para poder hablar con las chicas?, Te lo agradeceré mucho.
Él me miró con cierta tristeza, y no podía creerlo. Subí a mi habitación, procurando que el verdaderamente respetara lo que yo pedía. No podía decirle la verdad, y debía planificar muy bien lo de Linda, era bastante urgente que acabáramos con esto.
—Hola Pattie—llamé por teléfono.
— ¿Qué ocurre Jane?
—Escucha, ¿Crees que sea posible que traigan a Linda a esta casa?—pregunté inquisitiva.
— ¿Qué?, ¿Quieres que llevemos a Linda a tu casa? No creo que sea muy buena idea—dijo nerviosa.
—Claro que sí, es necesario que lo hagamos. Paul se molestó mucho, y quiere que enfrentarse con ella y demostrar que ella fue su asesina, así que por eso quiere que este aquí. ¿Maureen y tú podrían ayudarme?
—Mmm... Suena muy arriesgado, pero, ¿Cuándo?
—Sí se puede está misma tarde, mejor.
—Uff Jane, es bastante apresurado, pero yo creo que sí. Con lo insistente que es Maureen, la convenceremos rápidamente de venir, le diremos y haremos creer que no sabemos lo sucedido con esta casa—pensó por instantes—, no te preocupes, la llevaremos está misma tarde.
—Bien, yo conseguiré la cámara, te lo agradezco bastante—dije complacida y con una gran sonrisa.
No escuché ningún ruido, al parecer, Paul sí había respetado lo que le pedí, y eso era bueno, debía aprovecharlo. No es fácil vivir con un fantasma, y mucho menos creer que te está viendo u observando todo el tiempo, a veces es lo que más temo de esta casa. Pero algo en mí decía que iban a dejarme un tiempo a solas, así que llamé a Cynthia para invitarla al futuro gran momento.
—Hola, ¿Me oyes?—mi gigante teléfono no tenía la gran calidad.
—Un poco, ¿Qué ocurre?—preguntó.
—Hoy, Pattie y Maureen traerán a Linda para que enfrente a Paul, él lo quiere hacer. La hará confesar que es una asesina, y nosotros lo grabaremos para que sea una prueba contundente—dije más segura.
—Me parece bien, ¿A qué hora?
—A las 4, ¿Está bien?
—Sí, muy bien. Lamento que no se escuche bien, pero estoy un poco ocupada—explicó el porqué de la interferencia.
— ¿Qué haces?—cuestioné.
—Estoy buscando, tal vez, John perdió sus ropa por algún lado, y quiero saber que ocurrió con las fotografías—dijo concentrada en su labor.
—Eh... Cyn, ¿No crees que Yoko pudo haber sido la responsable?—insinué con timidez.
—No, definitivamente no. Las fotografías se encontraban bien escondidas, el poco tiempo que ella estuvo en el cuarto fue demasiado corto. Creo que esto es uno de los tantos dramas de John, además, yo confío bien y enteramente en ella. La conozco desde hace mucho.
—Muy bien, sólo era por eso—me intimidé un poco, no me gusta cuando no aceptan mis ideas—, entonces, te espero a las cuatro en punto.
—Claro, pero... ¿Por qué tanta urgencia en acabar con esto?
Estaba muy confiada y segura de que Paul ya no me escuchaba, así que aproveché para decirle a Cynthia lo que ocurría en mi mente.
—Bien, quiero que Paul ya se vaya, lo quiero en el reino de los cielos, quiero despedirlo para siempre. Tal vez no quiera admitirlo, pero me estoy enamorando terrible e inevitablemente de él, ¡No sabes lo malditamente absurdo que sería eso! Demasiado, no lo soportaría.
Pensé escuchar burlas, risas, o críticas por lo idiota que suena enamorarse de un fantasma, de alguien con quien ya llevo una vida de diferencia. O palabras de aliento que me ayudaran a superar esto, pero lo único que escuché fue:
—Disculpa, no te escuché nada, la señal se cortó.
—Sólo ven aquí a las cuatro de la tarde—pedí cansada y colgué el teléfono.
Di un fuerte suspiro, era momento de ir a preparar las cosas.
(...)
Hasta las cuatro de la tarde, Paul y yo no hablamos para nada, nos mantuvimos alejados y no lo vi. Buscaba la cámara y la preparaba, era una cosa enorme, estaba muy pesada y usaba cartuchos de tamaño de un ladrillo, pero podía grabar, aunque tenía una pésima definición, pero de algo a nada era mejor. No sólo eso, lo bueno es que la calidad de audio era buena y fidedigna.
La casa volvió a tener su rumbo cuando Cynthia llegó, abrí la puerta, le saludé y ella entró impaciente. No cabe duda que esto le emociona más que a mí.
—Hablé con Pattie, lograron convencer a Linda, vendrán en unos momentos—fue lo primero que dijo.
— ¿De verdad? Eso me parece impresionante—dije sorprendida.
—Sí, ya vez como Maureen puede ser muy convincente a veces.
—Muy bien, pasa y siéntate, yo prepararé los otros detalles—señalé.
No había nada que preparar, todo estaba listo para cuando comenzara la acción. Pero simplemente no quería estar cerca de Paul, Cynthia no escuchó nada de lo que le dije, y eso era lo debido, era lo que tenía que pasar, pero temía que empezara a sospechar si nos veía juntos. Es tanto el amor que inicia y crece por Paul, pero... ¡No!, ¿Sería necrofilia?, ¡Dios! Hasta me da vergüenza de tan sólo pensarlo.
Miraba por la ventana principal, y esperaba impacientemente a que Linda, Maureen y Pattie llegaran. Mientras tanto, Paul y Cynthia parecía que ya se llevaban muy bien, hablaban como viejos amigos.
—Entonces, ¿Creciste en Liverpool también?—Paul entabló la conversación.
—Sí, yo nací en Blackpool, pero he vivido casi toda mi vida ahí, ¿Tú eres de Liverpool?
—Sí, sí lo soy—asintió con una sonrisa orgullosa—, o era, quien sabe, esto de ser un fantasma es absurdo, irreal, pero cierto.
—Mi esposo también es de ahí.
—Tal vez algún día, sería agradable conocerlo.
—No es por ofender, Paul, pero creo que él se sorprendería mucho al ver a un fantasma—hizo una pequeña carcajada.
Quería concentrarme en otra cosa, la voz de Paul se escuchaba tan malditamente varonil y tentativa que alguien podría caer al momento en sus redes y de amor y destrucción. Y, en el momento menos esperado, ¡Llegó el coche de Pattie! Ese mini-cooper color blanco se estacionó frente a mí portón, mis ojos se abrieron con locura al ver a la mismísima Linda viuda de McCartney caminar sobre mí acera.
Dejé de ver inmediatamente, y les dije que ellos ya estaban presentes.
—Cynthia, ve a abrir, ¡Ya han llegado! Escuchen—me paré frente a ambos—, Paul, escóndete, Cynthia, tú dirás que eres la dueña de la casa. Ella no te ha visto, y siguen e improvisen todo lo que puedan, ¿De acuerdo?
—De acuerdo—asintieron los dos al mismo tiempo.
—Paul, saldrás hasta que Linda de un paso en la sala.
Paul se hizo invisible (irreal, creí que sólo pasaba en las películas), y Cynthia fue a abrir la puerta. Yo me escondí detrás de un mueble, pude oír perfectamente como iniciaba la conversación y el momento culmine de todo esto.
—Hola.
—Cynthia—me parece que esa voz es de Pattie—, te presento a la gran fotógrafa, Linda Eastman viuda de McCartney.
—Es un gusto—sí, creo que ellas no se conocían—, soy Cynthia Lennon.
—El placer es mío—Linda sonaba bastante temerosa.
—Ella tomará un par de fotografías en tu casa, como ya lo había mencionado. Será una exposición de estilo vintage, retratando la vejez y antigüedad de la misma—ja, me encantan los comentarios improvisados de Maureen.
—Claro, ya me lo habían comentado. Adelante, por favor, pasen.
Escuché como sus pasos se acercaban lentamente, no iba a perder tiempo. Salí de mi escondite y cargué la cámara, me escondí de nuevo, ellas entraron y prendieron el foco antiguo que apenas alumbraba.
—Mmm... Este lugar no sirve—dijo Linda para justificarse y poner más pretextos.
Pero no... ¡No podía dejar que se fuera! Así que salí con aires de heroína.
—Alto, viuda de McCartney, ¡Esto no se va a quedar así!
Pattie y Maureen la sostuvieron de los dos brazos, la tomaron con firmeza e impidieron que siguiera caminando. Cynthia se acercó a mí y tomó la cámara, yo me puse en posición de autoridad y reafirmando mi propia presencia. Pero, lo verdaderamente impresionante, llegó cuando Paul hizo acto de presencia. Linda abrió los ojos con determinación, y no podía creerlo.
—P...Paul...
—Hola Linda—dijo él con un tono espectral. Sonreía maléficamente, como si estuviera planeando la peor de las venganzas.
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