Capítulo 1

—P-pero... ¿Estás segura? —volvía a cuestionar mi hermano Peter.

Yo no estaba segura de nada, ni siquiera de eso, pero no tenía otra alternativa. Suspiré sofocada y sin saber que decir.

—Sí, no hay otra decisión afirmada.

—Bueno...es una auténtica desgracia, pues creí que mamá y tú podrían solucionar sus problemas.

Yo no dejaba de armar mis maletas, miraba la cortina de mi habitación con total cansancio y desabasto, no sabía sinceramente que hacer. Ni siquiera estaba emocionada, pero no podía echarme para atrás.

—Los problemas parece que se quedarán para siempre—aseveré—, ella sigue queriendo que sea una abogada, me incita a que deje mi carrera en la actuación. Pero no lo logrará.

—Te desheredará, ¿Lo sabes?

—No me importa—dije con miedo—, ya se me ocurrirá algo, estaré en una nueva obra o yo que sé. Por eso compré la casa 7 en Cavendish Avenue, porque era lo único que podía costearme.

—Esa casa está casi a caerse en pedazos, lleva muchos años ahí, ¡Piensa las cosas! —me pedía Peter y sostenía mis manos.

—Ya lo he pensado. Es difícil ser libre, pero cuando lo logras...—sonreí y mis lágrimas caían discretamente sobre mis mejillas— vale la pena.

—Janie...

Peter me dio un abrazo y yo ya tenía mis maletas más que listas y aseguradas. Eran las 6 de la tarde, y Jenny Boyd ya me estaba esperando.

—Me tengo que ir, Jenny me dará un breve paseo por lo casa. Sabes que siempre estarás invitado y bienvenido—sonreí.

—Gracias hermana, y también digo lo mismo.

Bajé con mis dos maletas y no esperaba que mamá se despidiera de mí. Ella sonaba tan molesta y tan malditamente decidida a hacerme la vida imposible. Así que solamente abordé en mi auto y me fui a la Cavendish Avenue, donde Jenny Boyd ya me estaba esperando.

—Jane—me dio un beso en la mejilla—, hola.

—Hola—bajé mis cosas.

— ¿Lista? Te explicaré y daré un tour por la casa. No es muy bonita.

Exactamente, la que había conseguido tenía solamente dos pisos, pero mucho terreno disponible.

—Me he dado cuenta, pero está bien. Por el precio que me diste no esperaba nada más—confesé con los hombros caídos.

—Bien, vamos... vamos.

El ambiente de la casa era deprimente, tenía un portón muy pequeño y entramos. Pero era cierto, tenía un gran patio y la casa estaba a un costado derecho. Me pareció haber visto algo en el jardín del fondo.

—Emm... vi algo allá—señalé.

—Oh, deben ser el viento. No es nada—dijo nerviosa.

—Es el jardín... ¿No?

Di unos pasos hacía allá, pero Jenny me detuvo del brazo y me dijo.

—No es un jardín, son puras yerbas que crecen, sin utilidad ni finalidad. Nada de nada, mejor vamos adentro.

Yo me quedé viendo, realmente vi que algo se movía en el fondo.

—Está es la sala de estar, como puedes ver, está amueblada—mostró.

Es cierto, había un sillón, un mueble, y un televisor de mala calidad. Todo se veía realmente polvoriento.

—Acá a lado—señaló con su dedo izquierdo—, está la cocina.

La cocina era súper pequeña, solamente estaba el horno, un mueble y el refrigerador.

—El baño—la seguí.

Era una puerta de color café, madera casi a punto de caerse. Un retrete, tina circular, y un lavabo.

—Comedor...

Era una mesa de madera también, cuatro sillas y listo. Este era un cuarto aparte de la sala, estaban juntos y todos en el primer piso.

—Ahora subamos las escaleras—dijo Jenny.

En todo momento, nunca deje de verla tan nerviosa. Casi como si no quisiera que comprara la casa, subimos los peldaños crujientes de las escaleras y toda la casa tenía un ambiente grisáceo que hasta me daba miedo. Vimos una ventana, que nos daba la luz del atardecer, era un pequeño cuarto sin puerta.

—Estos no eran tan usados, por eso están así. Considéralos pasillos nada más. —dijo pesadamente.

Caminamos un poco más al fondo, y encontramos el primer cuarto. Todavía tenía una cama particular y varios muebles sin ropa. Del otro lado también había otra habitación con estas características, además de que ambas tenían paredes totalmente blancas. Eran cuartos realmente viejos y húmedos.

—No es la gran cosa, pero... es buena casa, fue construida en la época victoriana. En su tiempo fue una de las mejores de Londres, pero no ha sido... renovada—miramos el techo.

Casi iba a caerse, pero se sostenía muy bien.

—Comprendo si quieres retirar tu compra—dijo Jenny cabizbaja.

—No, no, para nada. Te depositaré mañana todo el dinero.

—Bueno, ¿Alguna pregunta?

—Eh... ¿Podemos ir al jardín? —pedí.

Mis ojos no hacían más que mirar por todos lados, por si volvía a ver aquello que vi desde el principio que entré a esta casa. Pero no, no vi nada más. Solamente un montón de yerbas gigantes que crecían, caminé un poco sobre ellas y miré... una vieja puerta.

— ¿Es una compuerta?

—En su tiempo lo fue—Jenny me jaló a piso firme—, más bien... era buque de guerra en su tiempo. Ahora es un ático, y te recomiendo que no entres por nada del mundo.

— ¿Por qué no?

—Es muy hondo, y podrías asfixiarte.

—Vale... solamente era curiosidad. —dije intranquila—, oye... ¿Y por qué hay muebles y cosas aún?

—Porque la antigua dueña se fue rápidamente y no necesito sus cosas. Llevan aquí durante... 10 años—explicó.

—Wow...

En verdad, había algo en Jenny que no quería que revisara en ese antiguo buque de guerra.

—Me quedo con la casa, la limpiaré hoy, no te preocupes—sonreí.

—Te lo agradezco eternamente, Jane—me miró con asombro—, llevaba tantos años intentando vender la casa. No se aún porque no la quieren... tiene mala reputación en Londres.

—Yo vine de los Estados Unidos, no sé la gran cosa—confesé nerviosa.

—Bueno... cualquier cosa me dices. Nos vemos.

Se fue muy rápido, casi corriendo, yo iba a despedir en la puerta. Pero solamente alcancé a ver como ya se iba a lo lejos. Cerré la puerta muy bien y miraba mi nueva y antigua casa.

Lo primero que hice fue limpiar toda la residencia, tomé un trapo mojado y salió un montón de polvo. Como a las nueve de la noche acabé con todo, y ya había establecido bien mi lugar para habitar. Lucía vieja, pero por lo menos ya era adecuada para mí, a pesar de su apariencia era una buena casa, había electricidad, agua, y demás cosas que se necesitan para subsistir. La verdad, no podía quejarme.

Me acosté en mi cama del lado contrario, mi cabeza miraba el piso y descansaba. Quería darme un baño, pero tenía tanta flojera, lo malo de todo esto es que no había absolutamente nada para comer, y también estaba tan cansada que no quería preparar nada de comer.

Entonces, y cuando menos lo esperé, se olió un hermoso sazón de carne fresca que endulzó mi nariz, bajé rápidamente, pues creí que estaba loca. Pero no, ahí apareció un hombre que estaba cocinando.

— ¡Ay! —grité aterrada— ¿Quién es usted?

—Oh... pensé que tendrías hambre, así que preparé algo de comer—dijo, tenía una gorra de cocinero y una ropa un tanto antigua.

—P-pero... ¿Cómo entró a mí casa? —pregunté.

—Dejó abierta la puerta—volteó a verme—, debería tener más cuidado.

Estoy completamente segura de que la cerré.

—Bueno, de todas formas ¿Quién es? —alcé una ceja.

—Oh, que grosero soy. Soy su vecino, Paul McCartney—hizo una pequeña reverencia—, vine para darle la bienvenida, vi la puerta abierta y aproveché para hacer algo de cenar. ¿Es malo?

—Me hubiera gustado que hubiera llamado la puerta—dije incómoda—, ¿En dónde vive, exactamente?

—Una calle atrás, pero escuché que está vieja casa ya iba a ser habitada después de tanto tiempo. No podía quedarme sin ver quien era la dueña... pero ya vi que es hermosa de lo que creí.

Sus palabras me hicieron sonrojarme, tenía el cabello un poco largo y de color negro, una piel profundamente blanca y usaba un traje negro con una camisa amarilla. Parecía bastante amigable, y su cara era muy hermosa, tenía unas mejillas grandes y preciosas. Definitivamente, no me sentía mal porque hubiese entrado.

—Jane Asher—extendí mi mano, pero él no atendió el saludo.

—Emm... ¿Gusta comer? Lo siento, soy un cocinero nato que nunca pierdo la oportunidad para hacer mi especialidad. Carne asada y espagueti a la boloñesa.

—Claro...—bajé mi mano un poco humillada— Vamos a comer... pero todavía es extraño que un vecino entre y haga de comer sin el consentimiento de la dueña, ¿No es así?

—Umm... se enojó—dijo Paul juguetón—, bueno... mi comida la hará cambiar de opinión. ¡Vamos a la mesa!

Olvidamos ese pequeño incidente y nos sentamos cómodamente en el comedor para degustar sus ricos platillos que preparó. Dijo que los trajo todos él de su propio bolsillo, y que quería que fuera una sorpresa para mí. Paul era muy amigable, chistoso y pudimos platicar y conocernos más a fondo.

—Bueno... ya es un poco tarde, ¡Las 11 de la noche! Se me pasó el tiempo volando—miré mi reloj.

—Sí... ya es muy tarde, pero no me molestaría quedarme más.

—No, no... puede ser peligroso—me levanté de la mesa—, lo acompaño a la salida.

—No... no, no—se paró precipitadamente—, yo me voy. Fue un... un gusto, señorita Asher.

Paul se fue caminando rápidamente que ni me pude despedir de él, caminé hasta la salida pero lo hizo tan veloz... que ni siquiera oí cuando cerró la puerta. Fue extraño, nunca había visto a alguien caminar con tanta apresuración.

En fin, me senté en mi cómodo sofá que tenía a lado de mi cama. Fumaba un buen cigarrillo mientras leía Ulises del buen James Joyce, hasta que de pronto, sonó el teléfono de la casa.

— ¿Bueno? —pregunté, ya era casi media noche.

—Ups, lo siento Jane, ¿Te he interrumpido?

Esa voz era de Pattie Boyd, mi amiga, por ella conocí a su hermana Jenny, quién me vendió esta casa.

—No, sólo una lectura... pero nada más—suspiré.

—Es que acabo de regresar de una sesión de fotos, tú sabes... muy cansado—era modelo.

—Lo sé, ¿Qué pasa?, ¿Por qué me has llamado?

—Bueno, Jenny me dijo que ya habías comprado la casa en Cavendish Avenue, sólo quería ver que tal estaba todo.

—Todo bien Pattie, gracias—bostecé.

— ¿Segura? Esa casa está muy vieja y fea.

—Con unos detalles será perfecta, pero por el momento sirve para pasar la noche.

—Oye, cambiando de tema—dijo con seriedad—, hay un tema que me gustaría decirte... y es sobre la casa.

— ¿Lo del buque?

—No, no, creo que eso sí te lo dijo Jenny.

—Sí, así es—aseguré.

—Mira, es algo... delicado, Jenny no le dice esto a nadie cuando intenta vender la casa. Pero creo que debes saberlo.

—Te escucho—me empezaba a poner nerviosa.

—Verás... hace casi 1 década... nueve años, para ser exacta en 1971... pasó una verdadera desgracia.

— ¿Qué? —mi corazón latía con velocidad.

—Mmm... una muerte, provocada por sobredosis. Era una familia, entonces... el señor murió por una sobredosis de heroína en su bañera. Por eso su señora esposa se fue de la casa y la dejó así, creí que merecías saberlo.

—Gracias Pat'—dije más aliviada—, esos no son problemas que me incomoden. La casa es perfecta y no hay más.

—Es bueno oírlo, pensé que tal vez podría afectarte eso. Fue una muerte terrible...

—Debo imaginármelo, pero ya pasó.

Algo en mí dijo que eso no era todo, así que en un ataque impulsivo... pregunté:

—Oye Pat... ¿Me puedes decir el nombre de la persona que falleció en la tina?

—Sí... claro, déjame acordarme.

Y mi corazón estaba a punto de pararse cuando ella dijo...

—Paul McCartney.

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Hooola

Quiero aprovechar para agradecer de antemano. He subido este fanfic porque ya he acabado You're a Lennon, y sigo escribiendo Wings On The Run.

No olviden compartirlo con sus amigos, recuerden que es ficción y no hay interés de ensuciar la imagen pública de los demás.

Por cierto, mudaré la pregunta aquí. Así que será...

#PreguntaMcAsher

¿Qué le dijo Jenny Boyd a Jane respecto al buque?

Quién responda correctamente, se le dedicará el siguiente capítulo. ¡Muchas gracias y los espero en mis otras obras! :) 

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