Capítulo 2: UN AMIGO EN QUIEN CONFIAR

Kim MinHyo

Horas después...

Toda la calma que sentía, toda la tranquilidad y plenitud que en ese momento sentía por estar a punto de llegar a la 5ta fase del sueño, el sueño profundo, se fue al carajo cuando sentí la suave caricia de unos dedos, pero luego sentí frío, un frío ligero y que al poco tiempo volvió la calidez.

Los anillos de TaeHyung se sentían tan fríos, pero la calidez de su mano lo solucionaba.

—¿Qué haces aquí? Y que sea algo importante o sino, de un codazo te boto de mi cama.—

El brazo de Tae me abrazó por completo, su mano estaba en mi vientre, pero con su dedo pulgar llegaba a dejar pequeñas caricias en mi abdomen, jugueteando un poco con mi piercing, su risa generó una leve descarga que fue desde la punta de mi cabello, hasta la punta de mis pies.

El efecto Kim TaeHyung estaba haciendo de las suyas nuevamente~

—No tengo un motivo importante, creí que entre nosotros no había eso, mientras tu no estés con alguien en serio, puedo acercarme.—

—Nunca estoy con alguien en serio.—

Según lo que tu y el mundo conoce. Esa era... Otra historia.

—Exacto...— Y nuevamente esas risita burlona sacudió todo dentro de mi.

TaeHyung, a pesar de su apariencia de hace algunos años, tonta y aniñada, con el paso del tiempo fue haciéndose muchísimo más guapo, cambiando así de categoría, antes era lindo y tierno, ahora es guapo y sexy. Y estaba más que claro que el lo sabía, cuando cumplió los 18 empezó a "mejorar" su apariencia, la cual antes no estaba mal, pero el decía que quería verse mejor, así empezó a ir al gimnasio junto conmigo, porque claro, yo desde antes había empezado a ir, empezó a vestirse mejor, empezó a usar perfumes, pero perfumes suaves y eso me encantaba de él, ya que no era como los demás hombres que usaban perfumes demasiado fuertes que te llegaban a sofocar.

El era el único hombre con quien había estado que usaba fragancias dulces y cálidas.

Decidí voltear y ahí estaba, con su rostro inclinado mirándome, su cabello castaño ligeramente desordenado, sus ojos brillantes, y su sonrisa ladina.

—Enserio ¿Qué haces aquí Kim?—

Tae en vez de responderme, se subió encima de mí, sosteniendo su peso con ambos brazos y flexionando su rodillas las cuales llegaban a la altura de mis caderas.

—Estoy aquí por ti...—

Ni siquiera me dejó responder y ya me estaba besando, sus manos se pusieron sobre mis mejillas dejando pequeñas caricias, no me resistí y de inmediato acepté su beso, Tae era alguien muy dulce a la hora de besar, sus besos se podrían considerar dulces y cálidos, como si estuviera probando el chocolate más delicioso de todo el mundo y siempre querrías más de el sin llegar a hostigarte.

El beso tomó más profundidad cuando Tae ladeó su rostro, mis manos fueron a las hebras de su cabello sintiendo así la suavidad del mismo, coloqué una de mis piernas en sus caderas y nos di vuelta quedando ahora yo arriba de él, sin embargo, el beso jamás se rompió. Bajé mis manos de su cabello dando un último apretón y las coloqué en sus mejillas para luego ir bajando a su cuello, las manos de Tae soltaron mis mejillas apenas nos di vuelta, colocándolas ahora en mi cintura tratando también de levantar mi blusa de pijama.

—Quita... —

Dejé su cuello y sus labios para poder retirar mi blusa, Tae de inmediato se levantó y pasó sus manos por mi espalda tratando de quitar mi brasier, fallando, nuevamente, en el intento.

Si, usaba brasier, pero solo porque había personas en casa.

—Tanta práctica y tan poco aprendizaje, ya te enseñé como hacerlo.—

Shh, no me hagas quedar mal.— Posó su dedo índice por mis labios para luego tomar mi mandíbula y acostarnos a los dos nuevamente mientras seguíamos besándonos. Yo misma quité mi brasier y lo aventé en algún lado de la habitación. —Uh, buena chica.—

Sentía que la temperatura en mi sistema ya había subido, sentía calor por todo mi cuerpo, las manos de Tae son muy suaves y también relajantes, mientras le seguía besando el ya había retirado mi short de pijama dejándome solo en braguitas, las cuales no duraron más de dos segundos, pues Tae acabo por sacármelas.

Mas bien, me las rompió.

—Con esta ya llegaste a la docena de braguitas, me las vas a devolver como sea.—

Y así, como hace ya mucho tiempo, nos volvíamos a encontrar, TaeHyung tenía la fama de ser un follador innato, pero conmigo, más que un follador desesperado, se sentía su calma y profundidad en cada toque y caricia que dejaba sobre mi piel.

El siempre fue mi lugar seguro, así nuestra amistad haya cambiado un poco, seguíamos siendo los mejores amigos de siempre, nos contábamos todo, y nos apoyábamos en todo. Hasta en nuestros momentos más difíciles.




_____







Por la mañana...

Cuando sentí algo picotear en mi ojo, de inmediato moví mi rostro, desde hace un par de minutos algo molesto venía fastidiando mi tranquilidad, pero mi sueño era tanto que no lograba despertarme por completo, así que simplemente moví mi cara. Cuando creí que podría seguir durmiendo en paz, sentí una leves caricias en mi cabello, era tan relajante que iba a dejar que siga mientras volvía a caer.

Pero no, lo que sea que me este acariciando se dio cuenta que eso me hacía dormir más así que dejó de hacerlo, y esta vez, sentí los fuertes rayos del sol ingresar a través de mis párpados, y eso que los traía cerrados.

—Despierta~—

Me removí incómoda, pero finalmente giré mi cuerpo quedando ahora boca arriba y también colocaba mi brazo derecho sobre mis ojos, la luz era muy fuerte.

—¿Me levantas en la madrugada y ahora en la mañana? ¿Quieres que te bote de mi casa? Ni siquiera tengo que pedírtelo, te puedes ir cuando gustes, ahora ¡Déjame dormir! —

Grité mientras sacaba mi brazo del rostro para poder ver su cara, pero ahí mismo, justo en ese momento, me arrepentí.

Y muchísimo.

Y no por el hecho de que haya estado molesto, o algo por el estilo, sino porque con solo ver como era que se encontraba, había quitado toda la molestia que traía encima. TaeHyung estaba echado de costado, lo peor de todo, mirándome, su cabello se encontraba despeinado dejándolo ver más deseable, traía los labios hinchados, pude ver también en su cuello como una pequeña marquita se hacía presente, pero había más, mis sábanas blancas solo cubrían de su pelvis hasta un poco más arriba de sus rodillas, pero eh, que casi casi, se le ve todo, pues aún se podía notar el inicio de sus vellitos en el abdomen, el cual lo traía ligeramente marcado y aclarar que su piel se veía más bronceada que de costumbre.

—Te iba a decir buenos días, pero veo que ya tuviste tu buenos días sin siquiera tener que decirlo. —

—¿Cómo puedes andar así en casa de una soltera? ¿Eh?—

—Pues, la soltera es mi mejor amiga, y lo hago con ella, así que hay confianza por montones.— Y dicho eso, se tiró nuevamente a la cama, posando ambos brazos detrás de su cabeza para usarlos como almohada. Sin querer, y que dije sin querer, miré a lo que se había movido debajo de las sábanas.

Y mejor decidí dejar de mirar y también me tiré a mi cama a seguir durmiendo.

—Por cierto, Yoon y Han se fueron temprano, YoonGi dijo que llevaría a HaNeul a desayunar y luego irían a su casa, tenemos que pasar por las cosas de Han más tarde, hyung no quiere que ella vuelva a ese lugar.—

Asentí estando muy de acuerdo con eso, HaNeul no debería de volver jamás a ese lugar.

—Ah, casi lo olvidaba, yer no te pude decir nada, ya sabes mi cumpleaños y todo el lío de anoche, pero...— Miré a Tae cuando escuché que alargó la última palabra, el muy sin vergüenza se levantó de mi cama y caminó desnudo hasta su mochila de donde sacó...

No puede ser.

—Pero, a pesar de que fue difícil, logré convencer a mi primo de que arregle tu cámara.—

Y me levanté, importándome poco o nada mi desnudez, me levanté y tomé mi cámara dándole muchos besitos, habían pasados dos meses desde que torpemente dejé caer mi cámara por las escaleras malográndose una parte del lente, no había tenido tiempo para poder comprar un repuesto y cuando buscaba, no había o estaban muy caros, ahora no tenía suficiente dinero para poder pagarme el repuesto pero Tae tenía un primo que trabajaba en una tienda de repuestos en DaeGu, le hizo el favor pero Tae dijo que posiblemente demoraría, pero solo han pasado dos semanas desde que le entregue mi cámara y ya la tenía nuevamente conmigo.

—Gracias, gracias, gracias ¡Gracias!— Ahora me tiré sobre el abrazándolo, Tae se dejó y más bien me levantó mas haciendo que abra mis piernas y las enrolle en su cintura.

—Puedes agradecer de muchas maneras, y lo sabes.—

Lo miré mal, pero luego analicé la situación, aún no me quería levantar, quería seguir durmiendo un poco, pero, primero debía de recompensarlo. —Esta bien...— Y lo besé, haciendo que el a pasos torpes nos dirija a la cama, pude sentir como me dejó suavemente sobre esta mientras sus manos acariciaban suavemente mis caderas.

—Solo por esta vez, ganaste, seguiremos en la cama.— No le dejé seguir hablando, simplemente lo jalé a mi y nuevamente lo besé, si quería seguir durmiendo, teníamos que hacer esto rápido, aunque tampoco me disgustaba mucho usar esta táctica para seguir durmiendo.

Al contrario, la usaré mucho más.







_____









Una semana después...

¿Teníamos que venir hoy a clases?

La respuesta era sí, había pasado ya una semana desde el cumpleaños de TaeHyung y también se habían ido las vacaciones por fin de año que siempre nos daban, una semana no me bastaba para descasar, esa era mi queja.

Ahora nos encontrábamos todos en el auditorio, como cada inicio de año, el director establecía que debía de haber una reunión para esclarecer las actividades que se harían a lo largo del año, yo lo único en lo que podía pensar era en la terrible resaca que me cargaba.

En eso y en que este año me debía de meter a un taller para poder tener más créditos estudiantiles, vaga y todo pero con excelentes notas, sino luego buscar trabajo será difícil.

—Como todos sabrán, cada inició de año de abre las inscripciones a los talleres, quienes hasta ahora no han estado en ninguno, deben de este año empezar en uno para poder tener los créditos suficientes para acabar el año.—

Cierto, otro problema y por el cual si o si debía de estar en un taller, era por el tema del cambio de malla curricular, ahora también era obligatorio llevar cursos adicionales que nos otorguen créditos extras y llegar al puntaje máximo, lo cual nos permitirá pasar de ciclo, al amentar el puntaje tenías que conseguir la manera de alcanzarlo, y con los cursos que llevábamos alcanzábamos a rastras si salíamos perfectamente bien, pero no había que arriesgarse, así que un taller era buena opción para tener algunos puntos más asegurados.

Ahora no solo debía de aprobar mis cursos, sino que debía de estar involucrada en alguna que otra actividad que organice mi facultad o la universidad en general y que me entren puntos extras.

—A lado de la puerta de este auditorio, esta la lista de todos los talleres, y en las mesas que verán en todos los pasillos estarán algunos representantes de los talleres, pueden acercarse a alguno y preguntar más acerca del taller que desean escoger.—

Hablar con alguien más que no sea Tae, HaNeul, Jennie, JiSoo o YoonGi, me estresaba. La gente no solía reaccionar bien cuando me acercaba, las chicas temían porque me subiera sobre sus novios, o los chicos solo me miraban como un objeto digno de usar una noche y luego tirar.

Lo cual no me molestaba, me refiero a que aceptaba tener aventuras de una noche, es más, yo buscaba plenamente eso, pero me hartaba que pensaran que eso era algo malo, tener una vida sexual activa no debería de considerarse ningún insulto y tampoco ser considerado como algo malo, yo no hacía nada malo.

O bueno, con respecto a m i sexualidad, no.

Pasaron aproximadamente veinte minutos y el director aún seguía hablando, sino fuera por los lentes negros que traía, ya me hubieran llamado la atención por quedarme dormida en plena reunión, pero es que esto es algo que hasta me lo sabía de memoria, al menos debería de cambiar su discurso barato y hacerlo más dinámico.

—Tae, esta mierda me da más dolor de cabeza, cualquier cosa interesante me avisas, iré a ver de una vez lo de los talleres luego me iré a casa.— El simplemente asintió e igual que Han, siguió mirando al frente.

Agarré mi mochila, miré al director y le hice una seña de que ya me iba, con mis dos dedos, el índice y el dedo medio, y acto seguido me giré para salir del auditorio, apenas hice eso, todos los que se encontraban esperando en las mesas que el director había mencionado, levantaron sus ojos y me miraron, algunas con odio, miedo u asco, otros con indiferencia.

—No se asusten, de ahí no saldrán hasta dentro de una hora por lo menos.— Caminé mientras miraba a cada uno para poder encontrar cual era el lugar al que quería ir.

—¿Aún no te vas? Nadie te querrá en su taller.—

Viré los ojos, yo solo quería inscribirme e irme ¿Era tanto pedir?

—Mira...No se como te llames, no me importa si no me quieren, deben aceptarme, y no te preocupes, jamás entraría a tu circo a ser otra payasa más, bais.~—

Ni siquiera miré a la atrevida que me habló de esa manera, es increíble como me ganaba problemas sin buscármelos, en fin, solo seguí caminando hasta que lo encontré, habían dos chicos ahí, una chica y un chico, a ese nunca lo ví.

—Hey, colitas. — Levanté mis lentes para que la chica en mi delante me reconociera, ella alzó su mirada y me miró, acto seguido miró al chico a su lado y luego volvió su mirada a mi, señalándose. —Si, a ti linda, me quiero inscribir en tu taller.—

—Oh, no es mi taller.—

Nuevamente viré los ojos, paciencia, ven a mi.

—Sabes a lo que me refiero, solo dime donde firmo, los horarios y ahí estaré.—

La chica asintió y empezó a buscar entre sus cosas, yo la miré con la ceja alzada, no sabia que buscaba pero suponía que buscaba su tableta en donde se supone que debo de anotar mi nombre. El chico a su lado la miró divertida, talvez burlándose, no me interesaba, solo quería anotarme y listo.

—Aquí esta YeRi...— El chico agarró la tableta y me la paso junto con un lapicero.

Wao.

Ese acento hace mucho que no lo escuchaba y también hace mucho que lo habíamos dejado en mi familia, papá, HyeMin y yo éramos de Busan, pero desde que el se fue, dejamos de usar nuestro acento, mas que todo yo, pues me recordaba a el.

—¿Eres nuevo?— Me dirigí esta vez al chico, este traía una sudadera grande de color negro, él tuvo que subir su mirada para poder observarlo pues su gorra no me dejaba ver sus ojos.


—Si y no, llegué de intercambio en setiembre para iniciar el quinto semestre.—

Asentí, y luego tomé el lapicero y anoté mi nombre junto con mi código estudiantil. -¿No hay buenas opciones en Busan? ¿Qué te trajo a la capital?-

—Ah, mi acento...— Sonrió algo tímido, así es chiquito, tu acento te delató. —Eh bueno, exactamente eso, es la capital, aquí siempre habrán mejores opciones que en cualquier lado.—

—JungKook, no deberías de hablar con ella.—

Bufé logrando que un par de mis cabellos de la frente se movieran, dejé a un lado el lapicero, y me giré para reventar el globito de mi chicle que minutos atrás había empezado a masticar.

—¿Tu no te cansas de joder?—

—¿Y tu no te cansas de ser una perra?—

Me acerqué más a ella, podía sentir como su perfume carísimo llegaba hasta el fondo de mi cerebro dándome más dolor de cabeza ¿Cómo me pude olvidar del nombre de esta tipa?

—Perra no, perrísima.— Le guiñé un ojo y volví mi atención a los dos chicos del taller que había escogido. Tomé el folleto que la chica de antes tenía entre sus manos y me fui de ahí, no tenía porque soportar la agotadora y chillona voz de a JuShin, la ex novia de TaeHyung.

Ah, si, mi antigua mejor amiga.

Hacía ya más de siete años que me alejé de ella, no, ella empezó a dejarme de lado al ser abandonada por mi padre, ella empezó a salir con Tae mientras yo entraba en un proceso de descubrimiento conmigo misma, y por más que ella le pedía a Tae que se aleje de mi, el nunca me dejó, porque antes que ser novio de ella, era mi mejor amigo, y el sabía por todo lo que había pasado, así que luego de dos años, cuando Tae decidió que era momento de un cambio, terminó con JuShin, porque se dio cuenta que no le gustaba más allá del físico, además de que tenía una personalidad pésima, era y es, muy arrogante, infantil, creída y envidiosa.

Ella siempre envidió mi amistad con Tae y siempre me lo hacía recordar.

Cuando salí del edificio y sentí todo el aire y el sol impactar con mi rostro, sentí como alguien me llamaba, o bueno, solo decía "¡Oye!" así que ni me moleste en voltear, seguí mi camino pero ante el fuerte sol, a pesar de estar en invierno, busqué mis lentes, no estaban en el cuello de mi blusa, ni en mi pelo, gruñí, porque recordé de lo había dejado en la mesa de las inscripciones y no me apetecía volver ahí dentro.

—¡Oye! ¡Mujer espera!— Esta vez si giré, era el chico de antes, ahora se veía muchísimo más alto y más grande en general, y hasta que vi sus manos.

—Te olvidaste tus lentes...— Dijo entrecortadamente, pues si que había corrido, sin embargo mi mirada seguía en sus manos, específicamente en la que traía mis lentes.

—Gracias...Oye lindo tatuaje...¿Cuándo te lo hiciste?—

¿Qué te paso MinHyo, desde cuándo te interesas por los demás?

No seas cotilla

—Oh ¿Este? Me lo hice a los quince años, papá nos llevó a mi y a mi hermano a hacernos este tatuaje, es el mismo que el tiene, es de familia.—

Oh, de familia.

—Entiendo... bueno, gracias por mis lentes, adiós, chico. —

—Ad...

Siquiera dejé que terminara de hablar, simplemente me fui de ahí, la cabeza me iba a estallar más, así que debía de dejar de pensar en tonterías e irme a dormir en lo que queda del día, más tarde tenía una fiesta a la cual ir, y solo para cuidar de la persona en quien más confío.

Porque, muy amigo y todo, pero sabía que el idiota de Tae aún dependía de mis cuidados maternales en cuando a fiestas se trataba.

Las fechas de
publicación
serán todos los
viernes a las
5:00 pm
(Hora peruana)

<3

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