Twenty nine.
ⴰ ͘ ★ ͘ ⴰ
Oficialmente se cumplía una semana desde que las cosas se resolvieron, en más de una ocasión el grupo de amigos había intentado entablar conversaciones pacíficas con Heeseung, pero este negaba de inmediato cualquier intento de diálogo. No querían rendirse, Beomgyu no merecía más mentiras y querían evitar a toda costa que se entere de cosas así por boca de otros.
Podría parecer que se rindieron, aunque no era así, ahora mismo debían llevar a cabo algo que llevaban toda la semana planeando y que tal vez, sólo tal vez podría apaciguar un poco la actitud de Heeseung. Pero eso sólo era una suposición.
– No entiendo porque quieres que me ponga eso, sólo voy a la biblioteca, no es nada nuevo ni especial.
Beomgyu batallaba con un Kai que parecía totalmente desesperado porque su amigo usara algo más que sus pijamas o el uniforme para ir a la biblioteca, no era algo que le habían pedido, pero cosas así no podían vivirse desaliñado.
– ¡Por favor, Beom! Ándale, ¿qué pasa si cae un meteoro y te mueres? No puedes morir en pijama, que vergüenza.
Sabía que estaba siendo dramático, pero logró convencerlo.
– Agh, ya qué, está bien.
Ya se lo agradecería.
Soobin estaba que se moría de los nervios, cada segundo que pasaba era tortuoso y no dejaba de sobre pensar todo. Porque últimamente había tomado esa costumbre, sentirse ansioso en demasía, probablemente consecuencia de todo lo que había pasado en los últimos días, o en sus años de vida sin haber sentido.
En fin, todos sus pensamientos fueron dejados de lado cuando al final del pasillo pudo divisar una figura familiar la cual hizo a su corazón latir a mil por segundo.
– ¡Soobin hyung! – apenas verlo, corrió hacia Soobin, haciendo que su nerviosismo aumentara al notar que estaba tan bien vestido.
Rayos, debí pensar en eso también se dio un golpe mental.
– Gyu, ¿por qué tan elegante? – intentó disimular sus nervios y también hacerse el desentendido.
– ¡Ugh! Ya sé, es demasiado, pero Kai me obligó a usar esto – para su sorpresa, ni siquiera eso parecía haberle hecho sospechar, empezaba a creer que era un poco ingenuo. Rió un poco al ver su expresión de desacuerdo con el atuendo.
– No te ves nada mal, ¿vamos?
Beomgyu asintió y ambos entraron a la biblioteca, lo primero que Beomgyu notó apenas entrar fue que, si bien el hechizo de sueño de la biblioteca ya estaba inactivo, del techo aún colgaban estrellas, pero diferentes, brillaban de forma preciosa y hacían ver la biblioteca mucho más bella de lo que ya les parecía, era mágico.
– Wow... ¿Y eso? – el asombro era evidente en su rostro, Soobin ya lo sabía, a Beomgyu le gustaba mucho leer sobre estrellas por lo que hizo lo que estaba en sus manos para hacer una recreación de unas cuantas constelaciones.
– ¿Eso? Ah, sólo practicaba algunas cosas – miró a otra parte para que no notara la sonrisa embobada que tenía tatuada en el rostro al ver como sus ojitos se iluminaban ante el reflejo de las brillantes estrellas artificiales.
– Hazlo más seguido.
– Seguro que tú también puedes hacerlo.
– Pero es más lindo si lo haces tú para mi, ¿no?
– Lo haré siempre que tu quieras.
Beomgyu sonrío y empezó a pasearse por todos los pasillos, admirando y buscando todas y cada una de las constelaciones, notando cómo parecían indicar un camino el cual siguió y siguió... hasta que topó con una puerta.
– ¿Eh?
Soobin, quien iba detrás de él al borde del desmayo por tener que correr tanto, se quedó viéndolo, parecía haber notado cómo las estrellas pasaban por un hueco en la puerta.
– ¿Quieres ver más?
– Sí... pero ¿Qué no esa zona está clausurada?
– Hoy no – tomó su mano con delicadeza y abrió la puerta.
Beomgyu se cubrió la boca, esperando que fuera un lugar polvoriento debido a ser una zona fuera del alcance de los alumnos y por ende, de desuso por los docentes, pero contrario a lo que pensaba, el lugar parecía estar impecable y completamente ordenado. El lugar tenía una pared-estante completamente lleno de libros, y frente a este había un enorme ventanal que daba vista al jardín de la escuela.
Beomgyu paseó su vista por el enorme lugar, hasta que sus ojos se posaron en el centro del salón, donde había una mesita a ras del suelo rodeado de algunos cojines; al centro de esta unas velas alumbrando un libro que descansaba en la mesita.
– ¿Qué es esto? Soobin, ¿cómo demonios lograste tener acceso aquí? Y la decoración...
– Uhm... Muchas preguntas, ¿por qué no mejor aprovechamos esta oportunidad? – de repente sintió una ola de confianza recorrerle, viéndolo tan precioso frente a él, alumbrado sólo por la luz de una vela y miles de estrellas falsas... ¿Cómo no iba a valer la pena hacer todo por él?
– No sé si espantarme – de igual forma, ambos chicos tomaron asiento en el piso, utilizando los cojines como sillas al hacerlo. Quedaron uno al lado del otro, inmediatamente Soobin tomó el libro que reposaba en la mesa y se lo pasó al menor – ¿Qué es esto?
– Sólo quería regalarte algo... no es un libro realmente, o más bien, no tiene ningún contenido. Es para que tú lo llenes de todo lo que quieras, investigaciones, pensamientos... eres libre de usarlo como quieras – finalmente Beomgyu tomó el libro en sus manos, mirándolo sin palabras, todo esto era mucho, ¿realmente lo merecía? ¿Con qué fin lo estaba haciendo? Miles de preguntas rondaban por su mente, y Soobin estaba listo para resolverlas.
Mientras Beomgyu hojeaba las páginas, notó que cada una tenía una flor seca decorándola. Se deleitó con la hermosura de estas y, mientras estaba entretenido con ello, Soobin habló – Beomgyu, hay muchas cosas que quiero decirte... pero nunca encontré una forma de hacerlo y por culpa de eso las cosas terminaron así – Beomgyu dejó de mirar a la libreta para mirarlo a él. Sus ojos se encontraron y supo que era momento – Eres el chico más precioso que he conocido, desde el primer momento lo supe, eres increíble en todo lo que haces y no niego que la envidia que llegué a tenerte fue porque lo reconocía, que nunca llegaría a ser ni la mitad de lo que eres.
– Hyung...
– Shh... – posó un dedo en los labios de Beomgyu con suavidad, sintiendo de repente la esponjosidad de ellos y preguntándose cómo sería conocerlos en su totalidad – Aún pienso eso, pero con un sentido totalmente distinto. Ya te he pedido perdón por mentirte, pero te dejé muchas dudas, muchos miedos...
Beomgyu de repente supo por donde se dirigía la cosa, su corazón empezó a latir con intensidad. De repente, Soobin tomó sus manos entre las suyas y siguió hablando.
– Te mentí una vez más – Beomgyu hizo el amago de querer soltarse, pero Soobin se aferró a sus manos sin mucha fuerza y volvió a hablar – pero fue porque sabía que no era momento de decirte esa verdad.
– ¿Ese momento es ahora?
El rubio sonrió ante su pregunta y asintió, comenzando a dar caricias en las manos de su chico con sus pulgares, suaves y delicados toques, capaces de hacerlo derretirse ante cuan cuidadoso era, porque Soobin sólo podía tratarlo así, para él Beomgyu era tan precioso y frágil, que tenía ganas de no soltarlo o permitir que le hicieran daño, no de nuevo.
– El hechizo... nunca se habría roto de no ser por ti, y eso lo supe desde el inicio – río ante el recuerdo de sus crisis – recuerdo llegar con Yeonjun, preocupado porque estaba sintiendo cosas nuevas, él sólo se reía en mi cara y yo no lo entendía, ¿sabes qué frustrante era eso? – Rió, y Beomgyu también lo hizo – y era mucho más frustrante descubrir qué era estar frustrado, era todo tan nuevo... pero me acostumbré a ello.
– Y yo pensando que no sentías nada...
– Yo también pensé que aún no sentía nada, hasta que empezaste a juntarte más con Hee – suspiró y entonces Beomgyu cambió su expresión a una de sorpresa – si lo pensaste, es cierto, estaba celoso.
– ¿De verdad? – comenzó a reír – y.. ¿qué tan celoso estabas?
Asintió – Muy, muy celoso. Pero no lo sabía, nuevamente Yeonjun me dijo que eso era, pero seguía sin comprender por qué, él sólo reía... tú te alejabas, ¿qué se supone que hacía con eso? Entonces hablé con Sunoo, ya lo conoces, es... extraño.
Beomgyu asintió entre risas. No podía dejar de soltar risillas silenciosas, estaba nervioso y debía sacarlo de alguna forma.
– Soobin... ya cállate.
– Bien, bien, a lo que voy – tomó una gran bocanada de aire – no fue hasta ese momento que lo supe, supe porqué el repentino cambio, porqué todas las emociones nuevas, porqué los celos... todo era por lo mismo, todo era por ti... todo era porque me había enamorado de ti y yo no lo sabía porque era algo totalmente nuevo para mi.
Las mejillas de Beomgyu se encendieron de un color rojo intenso, instintivamente miró hacia otro lado, pero rápidamente Soobin lo tomó suavemente de la barbilla para que volviera a mirarlo.
– Y no te lo dije por miedo, quería decírtelo pronto, pero ni siquiera era totalmente capaz de sentir, ¿cómo iba a ser capaz de entenderte si no me comprendía ni siquiera a mi? Entonces lo guardé, pero desde entonces te miraba y me descubría cada vez más perdido en ti, en tu forma de ser, en tu sonrisa...
Soobin no sabía de dónde le estaba saliendo el valor para confesar todo y actuar así, pero lo estaba haciendo, y definitivamente le encantaba ver a Beomgyu tan nervioso.
– Ya... ya entendí, basta.
– No quiero que sólo lo entiendas, quiero que sepas que nunca... nunca fue nada falso. Empecé mal contigo, empecé horrible y me arrepiento de no haber sido sincero desde un inicio, pero ahora siento, siento y mi corazón late desenfrenadamente por ti, y si hay algo de lo que estoy seguro en este momento...
Soobin lo miró a los ojos, encontrándose con la mirada nerviosa del Beomgyu, quien sonreía enormemente. La mano que tomaba su mentón viajó hacia su mejilla, acariciando la suave piel de la zona con delicadeza, Beomgyu se inclinó ligeramente ante el toque haciendo que Soobin sintiera una calidez inexplicable por dentro. Luego volvió a hablar, esta vez en un susurro, uno en el cuál sólo ellos dos en el gran vacío del salón se enteraran, como si fuese una promesa en secreto, en pequeño, entre dos corazones que latían en sintonía.
– Si hay algo de lo que estoy seguro en este momento es que te amo, Choi Beomgyu.
– Hablas mucho.
La respuesta repentina de Beomgyu sorprendió a Soobin, ¿lo estaba rechazando?
– ¿Perdón?
– Que hablas mucho – antes de que pudiera decir o siquiera pensar algo más, el menor se inclinó hacia adelante, cortando la distancia entre ellos con un suave y torpe beso. Las mejillas de ambos se encendieron, y Beomgyu, a pesar de ser el de la iniciativa, tenía los ojos cerrados con fuerza.
Aunque Soobin se quedó paralizado en su lugar por unos segundos, con el corazón al borde del estallo, lo besó de vuelta, ahora llevando ambas manos a sus mejillas para evitar que se separe. Fue entonces que ambos compartieron su primer beso.
Beomgyu tomó un poco de distancia del beso, pero no mucha, simplemente la suficiente para que el otro sintiera su respiración sobre su boca – Estoy seguro de que también te amo, Kim Soobin.
Y entonces sus labios volvieron a unirse suavemente, como una caricia tierna, tímida pero llena de sentimiento. Esta vez sus labios se movían con lentitud de manera exquisita, como queriendo explorar el mundo del otro a profundidad pero sin dejar la suavidad e inocencia que implicaba un beso lleno de tal ternura. El silencio en el lugar era tal que podían escuchar el corazón del otro latiendo en gran magnitud, y sus respiraciones se mezclaban, recordándoles que en ese momento eran ellos dos simplemente, dos almas que sin saberlo se estaban enlazando con el comienzo de un amor sin más mentiras.
El beso se prolongaba por más segundos, como si ninguno de ellos quisiera terminarlo, por desgracia el aire comenzó a faltar por lo que se vieron en la dolorosa necesidad de separarse. Ambos se miraron a los ojos, llenos del amor que por primera vez eran conscientes que siempre había existido entre ellos.
Fueron unos breves segundos de silencio, sólo sus miradas hablando por ellos, pero Soobin aún debía terminar lo que había empezado.
– Empecemos de nuevo, Gyu.
– ¿Ah?
– No me refiero a literalmente, empecemos de nuevo pero no como amigos, quiero conocerte más allá de aquello que me haz mostrado, quiero conocerte de la forma en la que pueda verte y darte mil besos, abrazarte y poder llamarte mío... y poder llamarme tuyo.
– ¿Me estás pidiendo que sea tu novio?
– Siempre arruinas mis momentos emotivos – lloriqueó ligeramente, a lo que Beomgyu rodó los ojos y le dio un corto pero dulce beso, ganándose una sonrisa algo embobada de Soobin.
– Sí quiero ser tu novio.
Tal vez fue la emoción, o simplemente ya se estaba acostumbrando al sentimiento de calidez que le generaba el besar a su novio.
Su novio.
Finalmente podía llamarlo suyo. El pensamiento hizo que su estómago cosquilleara de felicidad, la cual ahora compartía con el chico que se encontraba entre sus brazos.
Pasaron un rato así, compartiendo abrazos, caricias y besos... muchos besos, tal vez demasiados, pero qué más da, ahora estaban juntos y nada los hacía más felices que eso.
Creo que oficialmente este es mi capítulo fav.
Sólo mi hermana es testigo de como chillaba escribiendo JAJAJA.
Soy esa.
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