Nos vemos de nuevo

P.O.V. Laura

Pasó una semana de aquel encuentro, pero aún seguía pensando en ello. ¿Por qué se había quedado en shock? Ni siquiera pidió perdón por tropezarse conmigo.

Finalmente, acabé por investigar si había alguna convención o fiesta de disfraces, pero no encontré nada. ¿Iría vestido así por algún cumpleaños de algún amigo? Seguía sin saberlo, pero me mosqueaba que casualmente estuviéramos hablando de Obito y Rin cuando se aparece un chico vestido de Tobi por mitad de la calle.

Suspiré. Estábamos de vacaciones, ¿por qué tenía que comerme el coco pensando en algo tan absurdo?

Entonces, mi móvil comenzó a sonar. Era Carla. ¿Qué hacía? ¿Lo cogía o no? Sin mucho que pensar le di al botón de llamada.

—Dime, Carla—contesté.

¿A que no sabes a quién estoy viendo ahora mismo?

—Pues no, no soy adivina—hablé seria.

Al chico vestido de Tobi. En el parque central. Lo más curioso es que se ha cambiado la máscara y...

—No me digas más, voy para allá. Si lo pierdes de vista, llámame.

Dicho y hecho, Rin—dijo ella con una risita.

—Te he dicho un millón de veces que no me llames así—le reproché antes de colgar.

Me puse los zapatos deportivos rápidamente, le dije adiós a mi madre antes de salir y corrí hasta el parque, que no estaba muy lejos de casa. Carla sabía cuánto me había comido el coco con ese chico, e incluso me había ayudado a investigar algunas fiestas. Estábamos tan empeñadas en encontrarlo que ni siquiera podíamos dormir.

Cuando ya estuve en el parque, llamé a Carla. Al tercer pitido, contestó.

Dime...

—¿Sigues teniéndolo en la mira?

Sí... en frente de mis... ¡Espera! ¡Dónde se ha metido? Te juro que hace un momento estaba aquí...

—Bueno, no pasa nada. ¿Dónde estás? Ya que estoy aquí, voy a verte.

Ahora no puedo, he podido esperar estos minutos, pero tengo que ir a la Academia, ya voy tarde.

—Vale, no te preocupes. Suerte.

Gracias, bebe—dijo antes de colgar.

Bufé guardando el móvil en el bolsillo y me di la vuelta, cuando me choqué con alguien. Al abrir los ojos y pedir disculpas, me di cuenta de que era el chico del otro día. Estaba firme frente a mí con los brazos cruzados.

—¿Me estábais espiando?—preguntó frío.

Me di cuenta de que había cambiado su máscara a la blanca que tenía el dibujo del rinnegan.

—Pues...—reí nerviosa—, sí... así es. La verdad es que me quedé bastante sorprendida al verte con ese vestuario. ¿Tienes algún trabajo que te obligue a vestirte así o...?

—¿Por qué te interesa?

—No puedo dejar de pensar en el momento en el que viste mi cara. Te sorprendiste, como si hubieras visto un fantasma. ¿Por qué? ¿Te metiste tanto en el papel de Obito que incluso imitas su personalidad?

—¿Puedo hablar contigo en un lugar más privado?

—No. Aquí podemos hablar con tranquilidad. No hay mucha gente, pero la suficiente para ver si me secuestras o algo. Sigues siendo un desconocido, ¿quién me dice que no eres un pedófilo secuestra jóvenes?

Sentí cómo el suspiraba, miraba a todos los lados del parque y en un pestañeo por mi parte, me encontraba sumergiéndome en un extraño vórtice, cerrando los ojos por el miedo.

Al abrirlos, vi que estaba en otro lugar. Eran como cubos flotantes en una habitación infinita. No podía creerlo, ¿qué diablos había pasado? Segundos después, él apareció en frente de mí, y yo retrocedí.

—No quería hacerlo por las malas, pero me has obligado—dijo serio.

—Espera, espera... ¿Esto es el kamui? ¿De verdad eres Obito? Dios, estoy soñando, ¿verdad? Dime que es un sueño en el que encuentro al hombre de mi vida disfrazado de mi amor platónico y me caso con él. ¡Por favor!

—¿Qué?—dijo sorprendido.

—¿Esto es real?

—Pues sí, ¿acaso no lo estás viendo? Ahora déjate de tonterías y dime, ¿cómo es que sabes quién soy? ¿Por qué tu amiga sabe quién soy? ¿Y por qué llevabas ropa del clan Uchiha?

—Primero, no me hables en ese tonito. Segundo, en mi mundo, tú... ¡no existes! Eres un maldito personaje de un libro, ¿entiendes? La gente se disfraza de ti a mogollones. Tercero, mi amiga y yo leemos esos libros y por lo que veo, acabas de conseguir el Rinnegan de Nagato, para venir a esta dimensión, cosa que aún sigo sin creerme. Cuarto, la ropa del clan Uchiha la lleva mucha gente que lee esos libros. Amo al clan Uchiha.

Él respiró hondo y yo lo miré fijamente. De un momento a otro, se quitó la máscara, enseñando su rostro. Pude ver sus cicatrices en el lado derecho de su cara, y sus ojos, con el Sharingan y Rinnegan, vacíos de vida, tristes, sin brillo. A cada momento, sentía que debía consolarlo, pero seguro me mataría si lo hiciera.

—Cuando te vi me recordaste a alguien—me dijo algo triste.

—Lo suponía... A Rin, ¿verdad? Que sepas que no soy ella, ¿de acuerdo?

—Ya veo... Entonces, no tenemos más de lo que hablar...

Comentó poniéndose de nuevo la máscara. ¿Qué podía hacer? No quería que se fuera. Cuando vi que aparecía su mangekyo, mi boca se movió sola.

—¡Espera!—lo llamé—. A mí sí me gustaría hablar contigo...

—¿Hmp? ¿De qué?

—Del plan Tsuki no me—le comenté, consiguiendo que parara.

—Habla.

—A ver, por donde empiezo... Zetsu no es la voluntad de Madara, es un ser repugnante que cambió la piedra de los Uchiha para manipular al clan. Él manipuló a Madara para que atacara la aldea y se hiciera el malo de la película, tanto que incluso llegó a luchar contra su amigo Hashirama. Madara no murió, y te salvó a ti del derrumbamiento. Como él ya estaba por morirse, no podía llevar al cabo el plan que él pensaba había diseñado. Así que te manipuló... al escucharte hablar de tus compañeros con tanta alegría y amor, hizo que unos ninjas de Kirigakure secuestraran a Rin, que se interpuso en el raikiri de Kakashi para no poner en peligro la aldea. Tal fue tu dolor que te volviste el malo, adoptando tú el nombre de Madara y siguiendo con el plan.

—¿Y por qué me cuentas todo esto?

—No quiero que eches a perder tu vida más de lo que has hecho... Si conseguís hacer el plan, el sueño durará un momento, porque el verdadero plan de Zetsu es utilizar tu cuerpo de jinchuriki del Juubi, para revivir a Kaguya, la diosa conejo. Y lo único que ella hará será destruir este planeta. Adiós mundo, adiós ninjas, adiós sueños, adiós Rin.

Con los brazos cruzados, sentí la mirada fría de Obito. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo podía salvarlo de la oscuridad antes de que siguiera con el plan de Zetsu? Estaba tan pensativa que, cuando él habló, volví a la realidad.

—Veo que buscas salvarme, pero yo ya no tengo salvación... Laura. Ni yo, ni el mundo. Es todo guerra y desesperación. Venganza, violencia... ¿Por qué no puedo simplemente hacerles felices a todos? Ellos encontrarán a sus seres queridos...

—¡Los encontrarán, sí! Pero en una mentira. Si quiera los tendrán como son, sino como les gustaría que fueran. Ni si quiera son ellos mismos. ¿Qué? ¿Cuando estés en tu preciado sueño, qué harás? ¿Te irás con la Rin que, de un momento a otro, le gustas? ¿Que de repente, ella se haga tu novia y os caséis? ¡No! Yo sé que quieres conquistarla, pero con tus actos, no por ello le decías que te observara y entrenabas con mucho esfuerzo para que ella te viera avanzar.

—No quiero seguir hablando de este tema. Es más, no me volverás a ver. A ti no te incumbe mi vida y lo que vaya a hacer.

—Eso... ¡Niega lo evidente! Te enfadas porque sabes que lo que estoy diciendo es verdad. Anda, ve. ¡Sigue matando a personas inocentes para tu propósito! Personas que, te recuerdo, hubieras salvado si fueses el Obito anterior.

De un momento a otro, sentí cómo su mano agarraba con fuerza la perchera de mi camiseta y me acercaba a él con brusquedad.

—¿Ves? Me consideras un monstruo... Los monstruos no tienen salvación. Olvídate de mí, ¿quieres? Mataré a todas las personas que crea necesarias.

—No te considero un monstruo, pero... cuando te arrepientas en el momento de tu muerte, acuérdate de mí con un ¡Te lo dije!

—Bien, eso haré.

—Bien. ¿Me devuelves a mi mundo?

En unos segundos, un pequeño vórtice me dejó en el mismo lugar del parque, pero él no estaba. Respiré hondo y sentí cómo las lágrimas caían por mis mejillas sin control. Apoyé mi espalda en el tronco de uno de los árboles y me deslicé hasta el suelo, abrazando mis rodillas en el proceso.

No pude evitar enterrar mi cabeza entre mis rodillas y comenzar a sollozar.

¿Por qué, Obito? ¿En qué maldito momento te dignaste a entrar en esta dimensión?

*****

Buenas, ya han pasado cuatro días. A pesar de tener escasos votos por no decir ninguno, subiré el segundo capítulo. El libro finalmente cuenta con 30 capítulos que, como ya he dicho, los iré publicando cada dos o tres días, para dejar tiempo para que la gente lea... si es que lo lee... y vote... si es que le gusta.

Si se da el caso de que nadie pase por aquí en el 5º capítulo, pausaré la publicación hasta que alguien me muestre aunque sea el mínimo interés.

Eso es todo, aquí se despide Luthien. Ciao!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top