Mi nueva identidad
P.O.V. Laura
Cuando me di cuenta de ello, no supe cómo reaccionar. Podía notar las lágrimas correr por mis mejillas. ¿Cómo había pasado aquello? ¿En qué momento me tuvo que pasar esto a mí? Si de verdad yo era Rin, ¿cómo no pude haberme dado cuenta de que Obito estaba enamorado de mí?
Entonces, volví a sentir un nudo en mi estómago. Todo se volvió oscuro de nuevo, pero mantuve la conciencia. Sentí que estaba tumbada en una especie de cama. Me seguía doliendo el cuerpo, pero no sabía muy bien por qué. También me di cuenta de que alguien quitaba lo que imaginaba era una toalla remojada de mi frente y la volvía a mojar para ponerla en ella de nuevo.
Comencé a abrir los ojos y lo vi. Cabello castaño, el logo de Konoha en su placa que cubría incluso los lados de su cara..., ojos almendrados y oscuros... Era Yamato. ¿Por qué estaba aquí cuidándome? ¿No lo había capturado Kabuto? ¿Y dónde estaba Obito? Cuando intenté moverme, me quejé por el dolor, a lo que alarmé a Yamato.
—Oh... Has despertado—habló él preocupado.
—¿Dónde está...?—me interrumpí cuando me vino un poco de tos.
—¿Madara? Ha salido, pero me ha dicho que te cuide... Parece que te aprecia.
—No sabría decirte... con seguridad.
—Una cosa... Mientras estabas inconsciente, empezaste a llorar y quejarte... y poco después te salieron unas marcas moradas en las mejillas. ¿Estás bien?
—¿Unas marcas moradas?—él asintió—. ¿Rectangulares?
—Sí... Oye, ¿cómo te llamas? El caso es que me suena mucho tu cara y, ahora que te han salido las marcas, aún más...
—Puede ser—dije sintiendo los ojos aguarse—. Pero ahora mismo... llámame Laura.
—Laura...
Él asintió y yo respiré hondo mientras intentaba moverme, pero no era capaz. De un momento a otro, la puerta se abrió, dejando ver a Obito con una ninja médico, por su vestimenta de enfermera.
—Mira a ver qué le pasa. No tengo todo el día—le ordenó enfadado.
Al acercarse a mí, me miró completamente sorprendido. Al parecer, tendría que darle explicaciones, aunque ahora con ellos dos presentes no podría hablar con él como lo había hecho los últimos días.
—Laura... ¿Estás bien?—me preguntó algo serio intentando no mostrar sentimientos frente a los otros dos ninjas.
—No puedo moverme... Me duele todo el cuerpo—murmuré dolorida.
Obito empujó a la ninja y ella llegó hasta mí asustada. Comenzó a usar el ninjutsu médico en mí, sintiéndome algo mejor, pero aun así me dolía. El rostro de la chica era cada vez más desconcertante. Estaba sorprendida, extrañada y un montón de emociones más que no sabría describir.
—¿Q-qué edad tienes?—me preguntó sorprendiéndome.
—¿Por qué la pregunta?
—E-es que... tus huesos están algo... No sé cómo describirlo. Podría decir que tienes unos 30 años o así.
—Yo... no. Tengo 22...
—Pues han crecido muy rápidamente y han sufrido con el cambio. Con ninjutsu médico cinco horas diarias, pueden curarse en una semana. Pero... yo no puedo quedarme aquí, tengo...
—Te quedarás aquí esta semana, ayudándola. Si 5 horas no son suficientes, serán todas las horas necesarias para que se cumpla el plazo.
—No seas así—le reproché a Obito—. Si quieres empezar una nueva vida, deberías comportarte mejor...
—No estoy para eso ahora. Ya he salvado al guardián del Kyubi por ti, he mandado a Kabuto a por Naruto Uzumaki intentando fingir ante Zetsu, pero no son idiotas, Laura. No entiendes que lo que quieres hacer es complicado, y más en la situación en la que estás. No puedo esperar una semana, pero estoy intentando que te afecte lo menos posible.
Noté que los dos ninjas estaban bastante sorprendidos, sobre todo Yamato. Suspiré. Todo lo que me había pasado al llegar a esta dimensión, se conectaba. 30 años son los que tendría Rin si no hubiera muerto... Sentí que los ojos volvían a aguarse y las lágrimas caían por los laterales de mi cara.
—¿Puedo hablar contigo a solas un momento?—le pregunté y él asintió, metiendo a los dos ninjas en su kamui.
—Sí, tienes cosas que explicarme—habló quitándose la máscara.
—Lo primero que tengo que decirte es... que me acabo de enterar de todo y, sinceramente, me duele. Fui una idiota, no supe ver lo que pasaba y lo tonta que era...
—Espera, espera... ¿De qué estás hablando?
—¿Por qué crees que me han salido estas marcas justo cuando vengo a esta dimensión? ¿Por qué me parezco tanto a Rin? ¡Soy ella! ¡Yo soy Rin! Acabo de recordarlo todo. Mis padres, mi clan... cuando te conocí a ti, a Kakashi... a Kurenai y los demás... nuestra infancia, nuestro equipo gennin, nuestro examen chunnin... Todo... Y pensar que todo fue mi culpa, que todo lo malo es mi culpa...
Él no contestaba, así que lo miré con la vista algo borrosa. Él estaba completamente tenso, al parecer estaba atando cabos sueltos y noté que cerraba los ojos con fuerza. Una lágrima cayó por su mejilla, y me sorprendí enormemente por ello.
—¿Has... has sido Rin todo este tiempo?—susurró.
—Me acabo de enterar... Que sepas que estoy igual o más afectada que tú. No tenía ni idea, pero ahora que lo sé... Ahora que sé lo que hice y lo que pasó después, me siento realmente estúpida. Entiendo que... no lo aceptes, porque no soy la misma de la que te enamoraste.
Él se puso su máscara, trajo a los dos ninjas y salió de la habitación cerrando con un portazo. Cerré mis ojos dejando salir las lágrimas que se habían acumulado.
—¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?—me preguntó Yamato preocupado.
—No... No estoy bien. Pero gracias por preocuparte.
—Por cierto, me llamo Yamato.
—Ya lo sabía, pero encantada de conocerte. A la que no conozco es a ella—dije mirando a la chica.
—Oh... yo soy Hikari. Por lo que he oído antes te llamas Laura, ¿no?
—Sí... Más o menos.
—¿A qué te refieres con "más o menos"?—me preguntó Yamato extrañado—. Antes también me he quedado con la duda de saber si tienes otro nombre.
—Sé lo que estás pensando, pero no puedo decir nada... No hasta que la guerra termine.
Él asintió de acuerdo y miró a la chica, que se había acercado a mí para empezar con el ninjutsu médico. La verdad, no entendía porqué había crecido casi diez años. ¿Por qué no me había quedado en los 22?
Gracias al ninjutsu de Hikari me sentía mucho mejor. Aunque me doliera, sentía cómo los huesos de mi brazo iban uniéndose poco a poco.
—Una pregunta...—dijo Yamato y yo lo miré esperando—. Madara es el líder de Akatsuki y que declaró la Cuarta Guerra Ninja en la reunión de los 5 kages porque quería al Hachibi y al Kyubi. ¿Cómo es que lo hiciste cambiar de parecer?
—Me costó mi trabajo, pero tampoco puedo decirte eso. Simplemente... imagina que se ha dado cuenta de que todo lo que ha hecho no ha servido para nada y quiere arreglarlo. Sólo eso...
—Está bien... Sus motivos tendrá.
—Yamato... Te agradecería que no hicieras más preguntas. Quiero contestarlas y confío en ti, pero cuanta menos gente lo sepa mejor. Y ahora mismo, la única que lo sabe soy yo.
Él me miró sin entender, pero estuvo de acuerdo. Minutos después, gracias a la intervención de Hikari, me quedé dormida.
P.O.V. Obito
Cuando salí de la habitación, tenía unas inmensas ganas de llorar. Tanto así que no podía hacerlo delante de ella, no después de lo que me había dicho.
¿Que ella era Rin? ¿Sabía lo que había hecho todo este tiempo? ¿Que lo había hecho a raíz de su muerte? ¿Cómo podía caber eso en mi cabeza? No podía entenderlo, no sabía cómo había llegado hasta aquí.
Salí fuera de la cueva un tiempo, para despejarme y reflexionar, y en cuanto vi un árbol bien grande, me subí a las ramas y me recosté sobre el tronco mirando a la copa de los árboles.
¿Cómo podía mirarla ahora a la cara? Ella era mi vida, era mi todo. Había vuelto y no me lo creía. ¿Cómo había pasado?
Ahora ella estaba aquí, a mi lado, ayudándome a parar la guerra que yo ocasioné. Tenía que estar destrozada. Todo lo que hice fue a raíz de su muerte, porque cuando ella murió, yo también lo hice.
¿Por qué tenía la mala suerte de que viviera y supiera todo lo que había hecho? Todas las muertes que había causado, las aldeas que había destruido...
Quería morir en aquel instante. Sabía que después de saber que ella era Rin, no podría perdonarme. Si ella me odiaba, yo no sabría qué hacer. Pero lo peor no es que ella me odiara... Si no que se odiara a sí misma por mi culpa.
Que todas mis acciones recayeran en ella tan de golpe la habría hundido. Me sentía como una persona horrible, más de lo que ya era antes de conocerla.
De pronto, noté que las lágrimas corrían por mis mejillas. Lo bueno de la máscara era que si alguien me veía, no sabría qué emociones tenía. Así que las dejé caer, culpándome a mí mismo por herirla. Por herirla de una forma mucho peor que Kakashi y eso no me gustaba, no lo aceptaba. Hasta para esto soy peor que Kakashi.
Tiempo después, Zetsu apareció a mi lado con semblante serio. No sabía qué iba a decirme, así que me mantuve callado, esperando que empezara a hablar.
—Kabuto ha fallado. Retuvo al Kyubi durante unos instantes, pero consiguieron quitárselo y Kabuto huyó por los pelos.
Gruñí molesto por aquel inconveniente y miré a Zetsu. Aún se me hacía raro no confiar en él.
—Trae a Kabuto hasta aquí. Vamos a empezar la guerra.
****
Obito ya lo sabe, ¿por qué ha decidido comenzar la guerra? Cha Cha Cha Chaaaaaaan. Además, ninguno de los dos acepta que ella en verdad sea Rin (aunque lo sea, no quiere decir que sea como ella, a vivido con otra cultura y en otro ámbito histórico)
Y bueno, espero que os esté gustando <3
Aquí se despide Luthien, ciao!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top