Madara
P.O.V. Obito
Las cosas no estaban bien, nada bien. Habían empeorado tan rápidamente que no sabía cómo organizarme. ¿Qué es lo que debía hacer? ¿Qué podía hacer ahora? Por un momento maldije a Laura por intentar evitar una guerra que ya no podía evitarse, por complicar todo demasiado.
No entendía muchos de sus movimientos. No conocía sus planes. ¿Qué quería hacer? ¿Qué haría ella? Seguro que me obligaría a descubrir mi identidad... ahora que Madara podía haber salido de su ataúd como un revivido. Ese era otro problema. Si Madara revivía, seguiría con el plan con Zetsu y no podía permitirlo.
Sin embargo, no podía irme lejos de allí. Quería saber cómo estaba ella. Me preocupaba demasiado lo que pudiera pasarle. No quería volver a perderla, no quería que muriera. Y, sinceramente, me daba igual que no estuviera a mi lado, sólo deseaba ver su sonrisa y su progreso, a pesar de haber cambiado tanto.
Finalmente, decidí volver a la División de Kakashi, pero cuando llegue con el kamui, ya no había nadie allí aparte de los cadáveres de los shinobi. Maldije por ello, pero volví al Cuartel Médico. Ayudar con los zetsus en aquella división ya no era una opción. Seguramente habían ido para apoyar a otra división.
¿Dónde podría estar Madara ahora? ¿A qué división iría? Eso era lo que me molestaba. El saber que había alguien que tenía esos conocimientos y no poder tener acceso a ellos. Al menos, podría buscar a Zetsu, aún me quedaba un asunto pendiente con él.
Narrador
En el Cuartel General, la División Sensorial sintió la presencia de nuevos enemigos. Habían llevado a una pequeña fracción de la División 5 a reforzar el Escuadrón de Emboscada, y ya les estaban comunicando que tuvieran cuidado en cuanto a los nuevos enemigos descubiertos.
Además estaban constantemente en alerta en la División 4 de Gaara, donde tenían algunas dificultades para sellar a los kages. A pesar de que ellos avisaban de los ataques que iban a lanzar, muchos de los shinobi no eran capaces de esquivarlos.
En la División 1, de Darui, los zetsus habían llenado por completo el territorio después de entrar por mar, manteniendo ocupados a los shinobi, mientras que otros luchaban con Zabuza, Haku y Toroi con dificultad.
En la División 2, de Kitsuchi, después de sacar a los miles de zetsus de debajo de la tierra gracias al Doton, estaban demasiado ocupados en defenderse de éstos. Hizashi Hyuga, Gari, Takewaki y Torune Aburame eran los revividos con los que tenían que luchar. Shino y Neji estuvieron ocupados, luchando contra ellos.
En la División 3, de Kakashi, estaban cerca del Escuadrón de Emboscada, por lo que también habían sido comunicados de los nuevos enemigos que se dirigían hacia allí. Habían dejado el lugar anterior, acercándose al escuadrón, por si en algún momento tenían que hacer de refuerzo junto a algún escuadrón de la División 5.
Por otro lado, Naruto y Killer B habían escapado de la isla Tortuga, después de conocer lo que estaba pasando. Por las noticias que tenían por Shikaku-san, los jinchuriki se dirigían hacia ellos. Por el camino ya habían encontrado algunos grupos de zetsus.
Zetsu negro había decidido con Kabuto la nueva organizacion del plan, siendo una idea de última hora. Al estar tan retrasados por culpa de Tobi, debían enviar todo de una vez, sobre todo al factor sorpresa.
Mientras tanto, Tsunade, Shizune y Sakura, seguían ocupadas intentando salvar la vida de Laura, a la que ya habían arreglado el torso y la columna, junto a la cabeza y la cadera. Con mucho trabajo, trabajaban en cada hueso con delicadeza pero aún así con eficacia, gracias a la experiencia que habían tenido anteriormente con Rock Lee cuando Gaara rompió su brazo y pierna izquierdos.
Obito, probando con cada lugar conocido en el que había estado con Zetsu, lo buscaba sin parar, esperando que no complicara más las cosas, aunque fuera imposible que sucediera así.
Los clones que Naruto había mandado anteriormente ya empezaban a llegar a cada una de las divisiones, no sólo para ayudar a revelar a los zetsus transformados, sino también para combatir a los revividos del Edo Tensei, mientras que él y Killer B luchaban con los jinchuriki que, a diferencia de los demás, estaban controlados totalmente.
Todo empezaba a reprogramarse para seguir como la historia original y, la única que podía cambiarlo estaba postrada en una cama, incapaz de moverse mientras tres grandes ninjas médicos se dedicaban a curarla. Aún faltaba 1/3 de la operación para acabar y aun así necesitaba un tiempo de reposo.
Después de la búsqueda fallida de Zetsu, Obito volvió al Cuartel Médico. Un ninja médico lo estaba esperando en la puerta. Al verlo, lo llamó algo asustado y él se acercó.
—Tsu...Tsunade me ha ordenado que... que le informe la situación—Obito asintió de acuerdo, preocupado por ella y escuchó al ninja—. Le falta al menos un... un par de horas más para acabar la operación, pero necesitará al menos una noche de reposo. Si no... si no despierta, habría que esperar a que lo hiciera. La operación va bien, pero prefieren no asegurar nada antes de acabar.
—Está bien. Pasaré por aquí en dos horas...—habló el pelinegro antes de darse la vuelta y comenzar a caminar, pero se paró y miró de nuevo al ninja médico, un poco humillado—. Supongo que gracias.
El ninja se sorprendió por el hecho de que el peor villano de los tiempos le diera las gracias, pero asintió esperando que no lo matara por haberle contestado.
Así, Obito desapareció en su kamui, derecho a la cueva donde había dejado a Kabuto y Yamato. Allí, Itachi y Sasuke peleaban con Kabuto, mientras que Yamato y Anko yacían a un lado, inconscientes. Antes de nada, metió a los dos shinobi dentro de su kamui.
Seguidamente, Itachi y Sasuke pudieron notar la presencia de enmascarado. Itachi lanzó una mirada desconfiada y Obito prefirió marcharse antes de que lo considerara un nuevo enemigo, dejando a los hermanos encargándose de la serpiente.
Volvió al Cuartel Médico, donde dejó a los dos ninjas de Konoha antes de volver a desaparecer dirigiéndose a la ubicación de los jinchuriki. Allí, los ocho jinchuriki peleaban encarnizadamente, e incluso se dio cuenta de que Kakashi y Gai ayudaban allí. Sin embargo, se quedó.
Apareció al lado del Uzumaki y éste se asustó al verlo, pero cuando notó que al que iba a atacar era al revivido y no a él, se sorprendió sobre manera.
—¿¡Tú eres...!? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué has hecho eso?—gritó el rubio.
—Si quiero revivir al Juubi, os necesito vivos—habló asustando a Naruto y a los demás.
—¿¡Qué ha pasado con Rin!?—preguntó Kakashi aterrorizado, pensando en lo peor, no por ello se extrañaba que hubiese vuelto otra vez al lado enemigo.
—La están operando, les falta un par de horas. Aun así no te importa lo que le pase. En cuanto acabe esta guerra, pase lo que pase, me aseguraré de que no esté contigo—habló el pelinegro con furia.
—¿Por qué? Lo que pasó fue hace mucho tiempo, y ni si quiera fue mi culpa. Ella no me odia, así que si quiere seguir conmigo y con el resto de su aldea, yo no se lo voy a impedir.
—Primero, ella se llama Laura, no Rin. Por poca culpa que tuvieras, no me voy a arriesgar a que la mates de nuevo.
Kakashi frunció el ceño, molesto por las palabras del enmascarado, mientras que Gai y Naruto seguían peleando con los jinchuriki. El peliplateado gruñó por lo bajo y fue a ayudar a sus compañeros, mientras el enmascarado levantaba el mentón, orgulloso.
Pero en poco tiempo los jinchurikis fueron cambiando a su forma de bijuu. Ahora era cada vez más difícil. Los cinco shinobis luchaban contra los seis bijuus, con dificultad, hasta que en un rápido movimiento, el Yonbi atrapó a Naruto en su boca. Kakashi, Gai y Killer B convertido en Hachibi gritaron su nombre aterrorizados. Obito sólo se sorprendió por ello, pero no dio señales de que le importara.
Mientras Naruto mantenía una conversación con Son Goku, los cuatro shinobis seguían peleando con los demás bijuus. Sin embargo, Fuu, volviendo a su forma humana, hizo una técnica de invocación. En pocos segundos, todos los bijuus volvieron a sus formas jinchuriki-excepto el Yonbi, y un ataúd salió de la tierra, alarmando a los ninja. Sobre todo a un apurado Obito. Al abrirse la tapa, el miedo del pelinegro se hizo realidad.
Kakashi y Gai miraban de uno a otro sorprendidos.
—Madara...—susurró Obito con el ceño fruncido sin echar cuenta a los dos otros shinobi—. Maldito Kabuto...
—Oh... si eres tú—dijo el Uchiha mayor mirando a Obito con una sonrisa sádica—. Veo que ya has capturado al Kyubi... ¿Me has llamado con esta técnica tan humillante para que te ayude con el Hachibi?
—No he sido yo quién te ha llamado... Y no necesito ayuda...
El del pelo largo se fijó entonces en los jinchuriki revividos por el Edo Tensei cuando una fuerza en su mente, lo hizo incrustar unas barras de metal en sus cuerpos, sorprendiéndolo. Madara maldijo a aquel que pensaba que podía controlarlo y, con una serie de sellos, se deshizo del control del jutsu.
—Bien... Pues vamos a terminar con el plan—sonrió.
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