Kaguya

P.O.V. Laura

—Por fin...—susurró Sasuke a mi lado.

Aún seguía enfadada con él, pero ahora no era el momento de discusiones, había que terminar esta guerra.

—¡Sasuke! ¿Cómo podemos despertarlos?—preguntó Naruto.

—Un Genjutsu creado por un Rinnegan probablemente pueda ser cancelado por otro Rinnegan.

—Así que necesitamos ese ojo—dijo Kakashi.

Yo, aun escuchando su conversación, estuve pendiente de Zetsu, que se encontraba a metros de nosotros en uno de los clones Zetsu Blanco.

—No dejaré que lo hagan—habló Zetsu negro—. Ustedes son los únicos de los que hay que deshacerse.

Entonces, Madara aterrizó frente a Zetsu con una sonrisa macabra.

—Yo soy el salvador de este mundo. Yo lo haré.

—¡¡Madara!!—gritó Naruto.

—El ojo de su frente...—susurró Sakura.

—Ten cuidado, estamos rodeados por sus sombras—le dijo Sasuke a Naruto.

—Lo sé.

—Esperad—los avisé—. No os centréis en Madara... Sino en Zetsu.

Todos me miraron interrogantes y yo no dejé de mirar a Zetsu, que se acercaba a Madara. Fruncí el ceño, sabiendo lo que estaba por hacer.

—Naruto, Sakura y Sasuke. Ocuparos de Madara. Kakashi, Obito... Nosotros nos ocuparemos de Zetsu. Por nada, tenemos que dejar que Zetsu se una a Madara físicamente—les dije y los demás asintieron excepto el pequeño Uchiha.

—No dejaré que hagan nada más—habló Madara—. Sólo detuve el destino de este mundo. Liberé a las personas del dolor, el sufrimiento y la soledad.

—Es solo... ¡¡Una gran mentira!!—gritó Naruto.

—Naruto... Te interpones en el camino de la felicidad de todos tus amigos. El juego acaba aquí. Hice del infierno el paraíso. Deberías entender que ya todo acabó...

Toqué el brazo de Obito y, los tres aparecimos detrás de Madara. Paré el brazo de Zetsu que iba a traspasar a Madara. Lo observé con la mirada más asesina que podía y lo empujé alejándolo del Uchiha.

—No completarás tu plan, Zetsu—le dije.

—Vaya... Desde que llegaste a este mundo lo has desbaratado demasiado. Aun así, lo voy a conseguir quieras o no.

—Lo que tú digas, Zetsu. Haré todo lo que sea posible para que Kaguya no vuelva a la vida. Por lo menos, podré decir que lo intenté...

—Si mueres, nadie lo sabrá—sonrió cínicamente.

Antes de que hiciera nada, me sentí con nuevas fuerzas y golpeé automáticamente a Zetsu en la cara, mandándolo lejos de allí. Obito me miró un poco asustado, al igual que Kakashi. El puñetazo había tenido tanto impacto que dudaba mucho no haberle roto el cuello a Zetsu, al menos al Zetsu blanco.

—Recuérdame... no hacerte enfadar—habló Kakashi.

—Sí... Eso mismo. ¿De dónde has sacado esa fuerza?

—No tengo ni idea... Pero me siento genial—sonreí, pero luego me puse seria de nuevo—. Tenemos que acabar con esto ya.

Los dos se colocaron a mi lado y vi que Sasuke y Naruto luchaban contra Madara. Nosotros no éramos tan poderosos como ellos, pero al menos queríamos hacer algo.

—Tengo muchas ideas locas para matar a Zetsu, pero pienso que la situación es demasiado seria como para bromear ahora.

Los tres comenzamos a correr hasta él, cuando nos dimos cuenta de que intentaba desvanecerse en la tierra. Antes de que desapareciera, logré agarrar una parte de su cuerpo y tiré con fuerza, sacándolo de la tierra. Él me miraba horrorizado y yo sonreí. Lo cogí por donde se suponía era el cuello, ya que sólo había podido sacar a Zetsu negro y lo miré a ese ojo circular amarillo tan feo que tenía.

—¿Cómo quieres morir? ¿Despedazado? ¿Quemado? ¿Ahogado? Hay muchas opciones...—le pregunté.

Sentí que algo salía de la tierra y eran varias de esas ramas. Pero Obito y Kakashi las cortaron mientras yo lo sujetaba. Así que, cuando sentí que Zetsu se metía en mi cuerpo, lo agarraba con la otra mano y le daba un buen golpe para que no pensara lo mismo de nuevo.

—Maldita niñata...

—No sé cómo te mataría Naruto, pero yo voy a experimentar.

Entonces, vi que Zetsu negro reía y de un momento a otro, se escapó de mis manos desapareciendo por el suelo. Varios clones de zetsu blanco salieron del suelo, haciéndonos parar. Los tres luchamos contra ellos mientras Madara luchaba contra el Equipo 7. Sin embargo, Zetsu apareció muy rápido detrás de Madara y lo atravesó con una sonrisa.

—¡Sasuke! ¡Naruto! ¡Ahora! ¡Ya, ya, ya!—los avisé alarmada, esperando que me entendieran.

Los dos chicos corrieron hasta Madara, que estaba bastante sorprendido por la traición de Zetsu, a pesar de que yo lo había avisado, y cada uno colocó su mano dominante en el cuerpo de Madara, creando el jutsu de sellado que Rikudo les había dado antes de que comenzara a absorber todo el chakra natural de la tierra.

Pero no funcionó. Abrí los ojos de la impresión. Al principio parecía que se había detenido, pero luego, Madara comenzó a inflarse y negué asustada. Corrí todo lo que pude hasta Naruto, mientras Obito y Kakashi me seguían, intentando que no me acercara. En cuanto llegué al rubio, lo empujé para que no le diera y absorbiera chakra de él.

—¡Naruto! ¡Coge a Sasuke y tráelo hasta nosotros!

—¡Sí!—gritó él, sacando uno de esos brazos del crakra de Kurama y lo atrajo.

En cuanto los tres estuvimos a salvo, nos alejamos aún más de Madara.

—¿Por qué no ha funcionado?—preguntó Naruto indignado.

—No lo sé... pero tengo la intuición de que solo funcionará con Kaguya... No os acerquéis a eso hasta que se convierta en ella... Puede absorber vuestro chakra...

—¿En Kaguya?—preguntó Sasuke fastidiado.

—Sí. Seguro que Hagoromo os ha hablado de ella. La Diosa Conejo, Kaguya Ootsutsuki. La madre de Rikudo Sennin, y la madre del chakra. No os fiéis de ella. Puede cambiar de dimensión en un abrir y cerrar de ojos. Aunque ahora que le falta uno, no sé si tendrá tanto poder... Naruto, puedes flotar, así que si nos manda a la dimensión de lava, puedes volar y no quemarte.

—¿Puedo volar? Qué guay...—sonrió.

Reí por ello, pero volví a la seriedad cuando se completó la transformación. Todos se sorprendieron por ello, excepto yo, que maldije a Zetsu con toda mi alma.

—Naruto—le susurré—. Sasuke. Manteneros juntos en todo momento y a la mínima oportunidad, la tocáis. Naruto, puedes hacer tu jutsu harem invertido, la descompondrá un poco—dije y los dos chicos me miraron sorprendidos—. Bueno, al menos intentarlo. Es una sugerencia...

—Ese jutsu es patético—habló Sasuke.

—Bueno, puedo admitir que a mí me dejaría aturdida. Aunque con vosotros dos, Obito y Kakashi, no es necesario ese Jutsu.

Los dos me miraron asustados y yo reí, a lo que ellos me miraron mal.

—Bueno, dejemos eso para otro momento y manos a la obra. Suerte chicos, dadlo todo—les dije antes de que ellos se lanzaran a Kaguya.

Sin embargo, ella los rechazó de inmediato lanzándolos contra el suelo. Kakashi y Obito llegaron hasta mí. Sakura estaba a unos metros de nosotros, mirando al lugar donde habían caído los chicos.

—Mierda...—susurré.

—¡Sasuke-kun! ¡Naruto!—gritó Sakura.

—Estoy seguro de que están bien, pero no te precipites, Sakura—le dijo Kakashi intentando calmarla.

Los cuatro miramos a Kaguya, que se acercaba a los chicos.

—Ellos dos deben ser Hagoromo y Hamura... No... ¿Indra y Ashura? Así que fue Hagoromo quien le dio esos poderes.

—¿¡Qué es lo que harás!?—preguntó Kakashi.

—Este lugar... Este lugar es mi jardín. No permitiré que sigan dañándolo. Dejemos de pelear—habló.

Se sorprendieron por sus palabras, pero yo no me fié.

—Entonces... —habló Naruto pero ella lo interrumpió, enfadada.

Sabía que Kaguya cambiaría de dimensión, así que le quité rápidamente un kunai y un pergamino del chaleco de Kakashi, bajo la atenta mirada de mis compañeros e hice un nudo en el kunai. Noté que Kakashi hacía lo mismo y traía a Sakura con nosotros. Kaguya no nos echaba cuenta, sólo miraba a Naruto y a Sasuke.

—Bien. Me desharé de ustedes.

En segundos, el suelo bajo nosotros se desvaneció, dejando ver un lago de lava debajo de nuestros pies. Obito me cogió y lanzó el kunai a la primera pared que vio, al igual que Kakashi.

—¿Cómo sabías que nos iban a hacer falta? Todo lo que sabes es sobre esa... ¿dimensión?—me preguntó el peliplateado.

—Sí... Así es. Sé todo lo que pasará... pero quiero evitarlo...—dije mirando a Obito.

—¿Por qué me miras a mí?—me preguntó pero desvié la mirada—. Oh... Ahora es cuando...

—No sigas... Eso no pasará... No si consigo evitarlo... No sé qué hacer. Todo está sucediendo como en el libro...

Entonces escuché la conversación de Sasuke y Naruto. Como siempre, él sólo está pendiente de él mismo y de lo que es útil, como Naruto. No pretende salvarnos en ningún momento. Fruncí el ceño, enfadada, y miré a la lava, que desprendía un calor horrible.

Entonces, sentí otra punzada en la cabeza y las imágenes vinieron a mí. Varios sellos, y una pared gruesa de hielo encima de la lava...

Volví a la realidad, Obito me miró preocupado, me dijo algo, pero no lo escuché. Comencé a hacer los sellos, sintiendo que el pergamino de Kakashi y Sakura estaba por romperse y soplé por mi boca creando varios paneles de hielo, uno encima de otro, antes de que Kakashi y Sakura cayeran.

Al final, se salvaron y miré a Naruto, que había mandado un clon hasta nosotros.

—Menos mal que estáis bien—sonrió el clon.

Entonces, Kaguya atacó a los puntos débiles del halcón y Sasuke y Naruto cayeron. Aunque como ya dije, Naruto podía flotar, así que salvó a Sasuke de la lava.

Nuestro pergamino también se quemó y caímos a la plataforma de hielo que había creado, que por ahora, aguantaba.

—Vaya... ¿Desde cuándo eres una usuaria del hielo?—preguntaron Obito y Kakashi.

—No lo sé, pero ya lo descubriremos...—hablé, aunque me sentía bastante cansada.

Sentí el hielo romperse bajo mis pies y comencé a toser. Intenté mantenerme en pie, ya que tenía que aguantar hasta que nos llevara a la dimensión de hielo... Pero ni podía. Respiraba con dificultad y cerré los ojos por el esfuerzo.

—Laura, si no puedes mantenerlo, déjalo. Yo os puedo sostener—me dijo Naruto.

Asentí y noté uno de los brazos de Kurama rodearme. Cuando me sujetó, deshice el jutsu, viendo cómo se deshacía con el calor de la lava. Así, respiré profundamente y me eché sobre la mano del bijuu, descansando.

—¿Estás bien?—me preguntó Obito preocupado.

—Sí... Solo un poco cansada...

—Bien... Por si acaso, no gastes demasiado chakra. Guarda el suficiente por si tenemos que pelear.

Asentí y cogí la mano que me tendía, agradecida. Tendría que dejarles eltrabajo a los jóvenes.    

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top