Desayuno Incómodo

P.O.V Laura

Por la mañana, me desperté con el sonido de la puerta de casa. Supuse que mi madre habría salido ya a trabajar, por lo que respiré hondo y comencé a levantarme.

Pasé por el cuarto de invitados, en el que Obito seguía dormido. Sonreí un poco por ello y me encaminé a la cocina para preparar el desayuno. Tenía entendido que él no tenía necesidades básicas por tener medio cuerpo reconstruido de zetsu, pero le preparé un sándwich por si acaso. Mientras se calentaban en la tostadora, comencé a exprimir algunas naranjas para hacer zumo.

Dejé la jarra con el zumo en la mesa con dos vasos y me dispuse a sacar los sándwiches de la tostadora cuando vi que Obito aparecía por la puerta de la cocina, un poco adormilado todavía.

—Ohayo—lo saludé.

—Ohayo... ¿Estás haciendo el desayuno?

—Mmm, sí... Si no recuerdo mal, tú no comías..., pero te he hecho algo por si querías probarlo. A lo mejor te da fuerzas para reponerte más rápido. Oh, y también he hecho zumo de naranja...

—No tenías por qué... Como ya sabes, yo no como. Aunque he de admitir que tiene muy buena pinta.

—Gracias—sonreí mientras metía el exprimidor en el fregadero y dejaba los dos platos en la mesa.

Él se sentó y miró el desayuno con un brillo en los ojos que no había visto antes. Sin embargo, no dije nada. No quería estropear el momento. Él comenzó a comer y cerró los ojos mientras intentaba no quemarse. Yo me reí un poco por la cara que puso, pero luego me disculpé.

—Lo siento, no te he avisado de que podrías quemarte...

—No... no pasa nada.

Cogí la jarra de zumo y miré a Obito, que seguía intentando soplar hacia dentro para que no quemara tanto y pudiera tragarlo.

—Cuando te tragues ese trozo, espera a que se enfríe un poco el resto... ¿Quieres zumo? Te aliviará un poco.

Él asintió y nos eché a los dos. Él bebió poco a poco antes de suspirar aliviado. Yo bebí de mi vaso con una sonrisa.

—Esto...—empezó a hablar—. Estuve pensando en el trato.

—¿Y? ¿Me dejarás acompañarte?

—Es un momento muy peligroso... Estamos en guerra, los ninjas no me perdonarán por todo lo que he hecho, nunca.

—Pues... Si, será difícil, porque te recuerdo que es una guerra que declaraste tú. Pero para eso estoy yo, para solucionarlo. Y si no cuela... pues te vienes a esta dimensión y te enseño todo lo que pueda.

—¿Estás hablando en serio?

—Pues... Sí. ¿Por qué no iba a hacerlo?

—Soy un asesino...

—En este mundo, nadie lo sabe. Lo único que tendríamos que hacerte sería un trasplante de ojos... Aquí te mirarán raro si tienes el Sharingan y el Rinnegan... Y luego, pues te puedes quitar la cicatriz si quieres... Aunque yo te veo bien.

—Ya... Disfrutas con esto, ¿verdad?—preguntó fastidiado.

—¿Sinceramente? Mucho, no sabes cuánto. Pero también sé que es un tema complicado y tengo que pensar muy bien lo que hago.

Él asintió mientras probaba de nuevo el sándwich. Yo había empezado ya a comerlo también. Minutos después, sonó el timbre y Obito pareció alarmarse.

—No pasa nada, ahora vengo.

Me limpié las manos con la servilleta y caminé hasta la puerta. Al abrirla, mi amiga Carla se abalanzó contra mí y me miró con alegría.

—¡Rin! ¿Cómo estás? ¿Ya ha despertado tu Obito?

—Primero... Te he dicho un millón de veces que no me llames así. Segundo, estoy recién levantada. Tercero, no es mi Obito y sí, ya está despierto.

Sin preguntarme, entró corriendo en mi casa a buscarlo, por lo que suspiré. Nunca cambiaría. Llegué a la cocina, donde los dos se miraban fijamente sin saber qué hacer.

—Qué ojos más intimidantes...—comentó Carla.

—No lo mires así, dobe. Lo vas a traumatizar.

—¿Pero de verdad es Obito Uchiha? Si es así, puede soportar lo que sea, teme.

—¿Has desayunado ya?—le pregunté intentando cambiar de tema.

—Sí, hace dos horas. ¿Sabes Rin? Mi madre se dio cuenta de que me había cambiado la blusa y me preguntó que dónde estaba la mía. Tuve que decirle que se manchó de alcohol cuando yo no bebo.

Sentí que Obito se tensó al escuchar el nombre de su compañera, por lo que suspiré.

—A ver, Carla. Como vuelvas a llamarme así, no sales con vida de mi casa y no precisamente será él quién te mate. Y pareces idiota diciendo su nombre en frente de él, sabiendo lo que pasa.

—Oh... etto. Es verdad, lo siento. Es que estoy acostumbrada a llamarla así...—dijo con una risita nerviosa.

—Hmp...—murmuró Obito mientras seguía comiendo.

—Bueno... Entonces ya tienes el Rinnegan de Nagato... Supongo que está aquí gracias al él, ¿no?—yo asentí—. ¿Y qué es lo último que hizo antes de venir a esta dimensión?—preguntó haciéndome ver que no había caído en eso.

Las dos miramos al Uchiha, esperando una respuesta pero él ni se dignó a mirarnos, mientras masticaba un bocado del sándwich. Al menos, parecía disfrutarlo. Suspiré mirando a Carla.

—Carla, me gustaría que me dieras tu opinión sobre algo...

—Claro... ¿el qué?

—Etto... Obito ha venido para que le cuente lo que pasará. Lo haré con la condición de que me lleve con él a su dimensión... para evitar la guerra.

—¿¡Qué!? ¡Pero eso es muy peligroso! ¿Y si te matan? Definitivamente, si tú vas, tienes que llevarme con vosotros. ¡Quiero conocer a Kakashi!

—Eso sí que no—habló enfadado—. Me niego a llevar a Laura, definitivamente no voy a llevarme a las dos.

—Además—siguió Carla sin echarle cuenta a Obito, lo que lo dejó desconcertado—, Obito es el que declaró la guerra, ¿y tú quieres evitarla? ¿A caso quieres que te mate él o Zetsu? Puede que Obito no, ¿pero Zetsu? Si él descubre lo que tramas, estás más que muerta, chica. Él hará lo que sea para revivir a su maldita madre.

—Eso ya lo sé. También tenemos que meter a Kabuto en un Genjutsu y hacer que los revividos del Edo Tensei ayuden a los ninjas a matar a los zetsus.

—¿Sabéis que me estoy enterando de vuestros planes, verdad?—habló Obito interrumpiéndome.

—Planes en los que tú estás metido. Porque te aseguro que nos vas a ayudar a arreglar todo el estropicio que has causado.

Él me miró con el ceño fruncido, notablemente molesto.

—¡Yo no tengo por qué arreglar nada, Laura!—habló dando un golpe en la mesa, por lo que me sorprendí.

Carla se asustó un poco al ver cómo el Sharingan de Obito cambiaba a un Mangekyo. Con una mirada, le dije a mi amiga que se fuera y hablaríamos en otro momento, a lo que ella asintió y se marchó, dejándonos a los dos solos.

Sentí que mis ojos comenzaban a aguarse y miré a Obito cabreada.

—Sólo te estaba dando una oportunidad para salvar tu vida y que no fuera un infierno. Quería darte una nueva oportunidad... Pero si no la quieres, yo no te voy a ayudar a que completes el Tsukiyomi infinito, para que quede claro. Puedes marcharte cuando gustes—le reproché dejando el sándwich a medio comer en la mesa y me dirigí a mi habitación, cansada, cerrando la puerta con un golpe.

P.O.V. Obito

El golpe de su puerta me sorprendió. Se suponía que el que debía estar enfadado era yo, ¿no? Después de todo, iban a evitar que mis planes se cumplieran. Sin embargo, su determinación en querer ayudarme ya pasaba el límite.

—Maldita niña... Se piensa que puede hacer lo que quiera.

Al mirar el desayuno que había preparado, me sentí un poco culpable. Ella al final no había comido. Suspiré, porque no entendía cómo podía pensar si quiera en ello. Cogí el plato y me encaminé a su habitación.

Toqué a la puerta, pero no respondió.

—Laura, al menos cómete el desayuno.

—Déjame en paz, si no quieres que te ayude no te preocupes por mí—habló desde dentro.

—Eres muy cabezota, ¿te lo habían dicho?

—Y tú eres peor que yo, así que no te quejes.

Bufé molesto y abrí la puerta, viendo que ella estaba tirada en la cama, dándome la espalda. Caminé molesto hasta ella y puse el plato con esa rara comida encima de su mesita.

—No deberías darle la espalda a tu enemigo.

—Mátame si quieres. Se nota que ganas no te faltan, no entiendo por qué no lo has hecho todavía. Desgraciadamente para ti, no soy la tierna y linda Rin Nohara.

—No, no eres ella. A Rin la mató Kakashi, pero tú al menos tienes la oportunidad de seguir viviendo mientras te quedes en esta dimensión.

—Entonces viniste para nada, porque me niego a darte más información de la que ya sabes. Si quieres destruir tu dimensión, allá tú. En mi mundo seguirá siendo una simple historieta.

Entrecerré mis ojos, clavando mi mirada en su nuca y chisté molesto. ¿Por qué era así? Ella no entendía cómo era de peligroso.

—Si estás pensando en que será peligroso, no será así si evito que renazcas al Juubi y hago que mates a Zetsu.

¿No era que no me iba a dar más información?

—Eres insufrible—comenté.

—Me da igual.

—Está bien. Vendrás conmigo...    

*****

Buenaas, aquí el capítulo número 7, chicos y chicas. No tengo mucho que decir, simplemente que espero que os esté gustando y que no dudéis en comentar y votar si os gusta. 

Aquí se despide Luthien, Ciao!

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