Con ella
Narrador
Mientras Sasuke pensaba en su respuesta, Kakashi se acercó a su amigo. Con tanto alboroto, no había tenido ocasión de acercarse. Así que se agachó a su lado y colocó una mano en su hombro, en señal de consolación. A él también le dolía la marcha de Rin, pero sabía que Obito había vuelto a perder a la persona que amaba y que ahora era peor, puesto que ella lo correspondía.
—Naruto... ¿Has cambiado tu respuesta después de luchar con mi madre Kaguya?
—No, mi respuesta es la misma—habló Naruto—. Sé que puede que no te agrade, pero durante la última pelea con Kaguya, me dije a mí mismo: mi madre, Kushina Uzumaki, de verdad fue una buena persona desde el fondo de su corazón. Kaguya... fue diferente a todas las personas con las que he peleado hasta ahora. Sentí que... ella no tenía corazón.
—En un principio... mi madre tenía la confianza del pueblo, ellos la miraban como una cálida y cariñosa diosa. No sé lo que pasó para que se convirtiera en algo llamado demonio. Pero es probable, que después de haber comido el fruto de chakra... algo debió suceder. En cualquier caso, eres diferente de mi madre. Incluso con el chakra de todas las bestias con colas, no te volviste como ella. Ahora... todo lo que queda... es disipar el Tsukuyomi Infinito.
El Kyubi y Rikudo hablaron sobre cómo deshacerlo, gracias a los poderes de Naruto y Sasuke.
—Entonces... Vamos contigo, Sasuke—dijo el sabio.
—Supongo que así es...—habló por fin.
Itachi, que se había incorporado con la ayuda de su hermano, lo miró. Él estaba con la cabeza gacha y cerraba los puños con fuerza.
—Yo... cogeré la oportunidad. Pero quiero dejar las cosas claras. Si vuelvo a Konoha, tendrá que ser sin los Consejeros. Habrá un cambio radical en el Consejo y una de mis condiciones es que dejen entrar a Itachi sin juzgarlo de nada. Sino, tened en cuenta que volveré a las andadas...
—Sasuke... No tienes que hacer eso por mí...—le reprochó Itachi, pero Sasuke lo miró mal.
—Eso lo tendrá que decidir la Hokage, en todo caso—comentó Kakashi.
Sasuke respiró hondo y desvió la mirada. Itachi, a pesar de que su hermano era bastante arisco, estaba contento de que hubiera cambiado de opinión. En cualquier caso, le agradecía a Laura por todo.
Todo zanjado, Rikudo Sennin sonrió, un poco sorprendido porque todo hubiera acabado así. Pero antes de desaparecer, notó que Obito se había levantado y se colocaba delante de él.
—¿Puedo hacerle una pregunta?
—Claro...
—¿Laura recuerda todo lo que ha hecho aquí?
—Sí, así es. ¿Por qué?—preguntó el sabio a pesar de deducir el motivo.
—Quiero irme con ella...—declaró.
Kakashi, escuchando la conversación, se sorprendió por ello. ¿No pretendía quedarse allí? ¿En su dimensión?
—Quiero estar allí, a su lado...—repitió.
—¿Estás seguro? Si te mando allí con ella, no podrás volver nunca más.
Obito asintió, pero Kakashi no quería aceptarlo. Había recuperado a sus dos compañeros y ahora Rin se había marchado de nuevo y Obito pretendía hacerlo.
—Pero Obito... Este es tu hogar, puedes empezar una nueva vida, como te ha dicho ella.
—No... Este lugar dejó de ser mi hogar hace mucho tiempo, aunque te agradezco que quieras darme una oportunidad a mí también, Bakakashi—respondió Obito con una sonrisa, antes de mirar a Kakashi—. Además, se supone que yo estoy muerto, así que lo mejor será que me despida.
—También, perderás todas tus técnicas ninja y tu Sharingan—siguió hablando Rikudo.
—No me importa, se los puede quedar Kakashi... Les serán más útiles a él. Y así no perderá ese apodo tan chulo de... Kakashi el del Sharingan.
—Obito...—susurró Kakashi sin creerlo.
—Eso sí, Bakakashi. Cuídalos como si fueran tuyos. Y ten un ojo puesto en esos dos revoltosos que tienes por alumnos, para que no se maten... Sasuke, de verdad espero que ayudes a la aldea a renovarse, desde el buen camino, junto a tu hermano y las familias que consigáis formar. Naruto, algún día, serás un gran Hokage. Me hubiese gustado estar en tu piel en ese tema, pero ya ves que fracasé.
—¡Pero regresaste al final, Obito! ¡Eso es lo que cuenta!—le contestó Naruto alegre—. Si todo hubiera sido diferente, seguro que tú también lo hubieras sido.
—Gracias, Naruto. Gracias a Laura y a ti, he podido encontrar el camino de vuelta... Y bueno, Sakura, sigue con tu vida. Eres bastante lista y muy fuerte, conseguirás lo que te propongas.
Cuando ya se despidió de todos, miró el cuerpo de la pequeña Rin y suspiró. Aquella vez sería la última que la vería así.
—Y volved a enterrar su cuerpo... por favor. Se merece descansar en paz—comentó y Kakashi asintió de acuerdo.
Finalmente, miró a Rikudo Sennin y este se acercó levitando a Obito—¿Preparado?—preguntó, y el pelinegro asintió antes de que el sabio tocara su frente con dos de sus dedos y el cuerpo de este comenzara a brillar antes de desaparecer.
***
Mientras, en la otra dimensión, Laura comenzaba a despertarse. Al abrir los ojos, confirmó que estaba en una sala de hospital. Paredes blancas, ventana a un lado con un hermoso florero y un constante pitido de las máquinas.
—Cariño... Has despertado...—dijo alguien.
Cuando enfocó su vista en esa persona, vio a su madre con una gran sonrisa en la cara. Se había acercado para que Laura pudiera verla, y ahora acariciaba su pelo para tranquilizarla.
—¿Cómo te encuentras?—preguntó preocupada.
—Bien... no me duele nada.
—Me asusté mucho cuando te encontré inconsciente en el cuarto. Tenemos que encontrar a ese chico que te atacó.
—Él no me hizo nada, mamá... Es algo complicado de explicar y muy... largo. Pero bueno, ya no lo veré más...—dijo la castaña comenzando a lagrimear—. Han pasado muchas cosas...
Pero su madre suspiró sin creerse mucho su historia. Se sentó de nuevo en la silla, cuando la puerta se abrió dejando ver a Carla con unas flores en la mano.
—Hola...—murmuró bajito para no molestar.
Laura giró su cabeza lentamente, para que supiera que estaba despierta y Carla sonrió de oreja a oreja emocionada.
—¡Laura! ¡Has despertado!—gritó antes de correr y abrazar a su amiga con fuerza.
—Me... me estás aplastando...—murmuró Laura dolorida.
—Lo siento... lo siento...—se disculpó—. ¿Cómo estás?
—Estoy bien, no os preocupéis... Pero quiero salir de aquí,no me gustan nada estas camillas... Son muy incómodas.
Su madre se levantó y le tendió el mando de la cama. Ella vestía el uniforme del hospital, ya que trabajaba allí y la habían dejado al cuidado de Laura, a petición de ella. Cuando vio que todo estaba en orden, dejó a Laura y a su amiga solas mientras iba a informar sobre la situación de la castaña.
—Y bueno... ¿Qué ocurrió con Obito?—preguntó ella.
—Muchas cosas... Todo este tiempo he estado en la dimensión de Naruto... He cambiado la Cuarta Guerra Ninja... Y he salvado a Obito...
—Pero si has estado aquí en el hospital...
—Sólo pasó mi espíritu, Carla. Allí descubrí que soy la reencarnación de Rin Nohara, y mi espíritu entró en su cuerpo...
—Vaya... Parece tan surrealista...
—Lo es...
—Entonces, si cambiaste la guerra. El manga no cuenta lo que pasa de verdad, ¿no? A no ser que haya cambiado completamente...
Las dos se miraron cómplices y Carla sacó su móvil rápidamente, buscando el final de Naruto por móvil. Cuando encontraron los capítulos, abrieron los ojos de par en par. Ella salía, cambiando la historia.
—Pero si ha cambiado el manga... ¿Qué habrá pasado con todos aquellos que han leído Naruto? ¿Por qué nosotras seguimos recordando lo anterior? ¿¡Y en el anime!? ¿Saldrás tú?
—No quiero ver eso... Seguro salgo horrible.
Carla rió por el comentario, pero al ver la seriedad que mostraba Laura, se preocupó.
—¿Qué ocurre?
—Me pasé todo el tiempo inconsciente, y mientras estaba despierta, fui una inútil. No creo que sea muy bueno de ver... Me llamarán inútil y se reirán de mí...
—¡No digas eso! Algo tuviste que hacer...
Laura prefirió no decir nada y Carla no insistió. Aun así, en cuanto llegara a casa buscaría los capítulos y se los tragaría, a pesar de que tuviera tarea para el día siguiente que aún no había terminado. Minutos después, la madre de Laura llegó con otro doctor, que confirmaría el estado de Laura para poder darle el alta cuanto antes.
—Bien, dentro de un par de horas volveré para revisar tu estado. Cualquier malestar, me gustaría que me lo comentaras, ¿de acuerdo?
Laura asintió de acuerdo y el médico salió de la habitación, dejando a Carla, Laura y a su madre aliviadas. Ella estaba bien, no había ningún problema.
—Bien, iré a casa para traerte algo de ropa limpia. Carla, si tienes que irte, mándame un mensaje para saber cómo está cuando te vayas.
—Claro—sonrió ella y la mayor se marchó de la habitación dejando a las chicas solas.
—Bueno... A esperar.
******
MARATÓN FINAL - CAPÍTULO 3
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