〖UNO〗
—¿Cómo que no me dejarán ir a su funeral? —su voz comenzaba a quebrarse, vivir con el horrible sentimiento de saber que su novio se suicido ya era bastante.
Will bajó la mirada y jugó con sus dedos. —Lo siento Dipper, pero mi madre no quiere tenerte cerca. —los ojos del castaño se cristalizaron. —Después... de lo sucedido en el hospital, no quiere que estés cerca de nosotros.
Dipper mordió sus labios para contener las lágrimas, las cuales salieron de los ojos de éste. —¿¡PERO POR QUÉ TU FAMILIA HACE ESTO?! —los jadeos del castaño ya eran demasiados. —¡NO QUIERO QUE DEJEN AL NOVIO DE SU HIJO DE LADO! ¡YO TAMBIÉN LO AMABA!
—¡Dipper, cálmate! ¡Sé que es difícil de entender! Pero por favor... te pido que por respeto a Bill, aceptes la condición de mi familia. —dijo Will en un intento de calmar al mayor.
—¡Difícil no, Will! ¡Es IMPOSIBLE de entender! Yo era el novio de Bill, ¿P-Por qué no me dejan ir con él? —jaló sus cabellos mientras maldecía a los cuatro vientos.
—Dipper por favor...
—Vete. —el castaño tomó una almohada y comenzó a golpearle. —¡VETE WILL, VETE!
Will miró dolido al castaño, y sin mas abandono el hogar de los Pines.
Dipper cerró los ojos con fuerza para, que por lo menos así, las lágrimas cesaran un poco.
—¿¡POR QUÉ?! ¡MIERDA! ¿¡POR QUÉ?! —gritó mientras tiraba todas las cosas que se encontraban a su alrededor.
Mabel, quien había visto y escuchado todo, hizo una mueca. Jamás vio a su hermano tan dolido como hasta ahora.
Con cautela, subió las escaleras hacia la habitación de Tyrone.
—Y escuché decir a Will que su familia no quería a Dipper en el funeral de Bill. —el menor de los Pines hizo una mueca.
—¿En verdad dijeron eso? —la castaña asintió. —Pobre Dipper, apuesto a que no lo tomó para nada bien.
Se quedaron unos segundos en silencio y lograron escuchar los gritos de su hermano gemelo.
—¿Tú crees? —enarcó una ceja Mabel. —No podemos dejar esto así ¿Bien? Tenemos que hacer algo Tyrone.
—¿Tú que crees que podemos hacer? —respondió éste. —No podemos ir con la familia Cipher y rogar que dejen a Dipper entrar. —dicho esto, Tyrone se acostó y puso una almohada en su rostro.
Mabel negó frenéticamente. —No necesariamente tenemos que llevarlo al funeral, simplemente que él se despida de Bill.
Tyrone levantó la almohada que tenía en su rostro y miró a su gemela. —De acuerdo ¿Y cómo lo hacemos?
Mabel sonrió.
—¡Ay! Vamos chicos, es como si Pacífica se muriera y yo no pueda ir a su funeral. —hizo una mueca la castaña.
—¿Qué? —Star enarcó una ceja. —¿Es que acaso ustedes dos no entienden la relación que tenían Bill y Dipper?
—Por supuesto que sí. Y por eso queremos hacer esto ¿Por qué eres tan grosera? —se quejó el castaño e hizo un puchero.
—Bueno ¿Que dicen? ¿Lo hacemos? —preguntó la castaña a los presentes.
—Pues, realmente lo que decidió la familia de Bill es un asco total, por lo que darle la oportunidad a Dipper de despedirse de Bill es una muy buena idea, chicos. —comentó Marco.
—Bueno sí, pero tenemos que pensar en cómo lo haremos, dónde y cuando. —todos asintieron en acuerdo.
—B-Bueno, yo puedo cantar una balada triste, y hacerlo así bien dolida ¿Si?
—Pacífica, lo que queremos es subirle el ánimo a Dipper, no llevarlo al suicidio. —Star se cruzó de brazos y Pacífica viró los ojos.
—Se me ocurría que podríamos hacerlo en su patio. —dijo el pelirrojo. —Ya saben, es grande y ahí podemos arreglarlo para que quede muy lindo ¿Qué dicen? —Tom enarcó una ceja.
—Yo acepto. —habló Mabel, y seguido los demás le siguieron.
—¡Genial! Sabíamos que podíamos contar con ustedes. —Mabel asintió en acuerdo.
—Yo iré por Dipper en lo que ustedes arreglan ¿Vale? —los demás asintieron.
Dipper estaba recostado en su cama, mirando su mano, recorriendo las lineas con la mirada.
Por estar tan distraído en su mano derecha, no se percato que su hermana había entrado a su habitación.
—Hola... —susurró la castaña cerca del rostro de su hermano y esbozando una sonrisa.
Dipper miró a su hermana e hizo una mueca. —No Mabs... dejame llorar sólo. —dicho esto, le dio la espalda a su gemela.
—Hey... Sé que estás triste Dipper, pero quiero mostrarte algo muy bonito. —sonrió cuando su hermano se giró a verla.
—N-No estoy de humor, Mabel. Muestraselo a Tyrone o a alguien más.
La castaña suspiro. —Mira, nosotros organizamos una ceremonia para que puedas despedirte de Bill.
Dipper quitó las lágrimas que yacían descansando en sus ojos.
—¿Qué locura estás diciendo, Mabel? —murmuró casi inaudiblemente.
—La familia de Bill no te va a prohibir que puedas despedirte de él, por lo que decidimos darte la oportunidad de que lo hagas por tu cuenta. —le sonrió de lado. —Nadie te entiendo mejor que nosotros en este momento, así que ven ¿Sí?
Dipper miró dudoso la mano de su hermana, la cual termino aceptando, lo último que quería era despedirse de Bill.
Tom y Marco pusieron la mesa con la imagen de Bill en el centro de la mesa, Star y Tyrone abrían los botes de pintura y Pacífica colocaba las flores alrededor de la mesa.
—Y entonces ¿Ya sabemos lo que vamos a hacer? —habló Tom sentado en el césped.
—¿Por qué no ponemos cosas de Bill? Ya saben, por la pureza.
—Oh si hacemos como un cábala, así como lo de Britney con una pulsera y eso. —todos en el lugar negaron.
—Mejor hagamos algo más cerca del budismo, con la reencarnación y eso.
—Bueno, hagamos lo que sea, solo con que no se salga de las manos. —dijo Tyrone echando la pintura en el último recipiente.
—No, ya sé, que tal si invocamos el espíritu de Bill, y ya si se aparece, que Dipper se despida bien de él. —rió Tom y simplemente recibió un golpe en la nuca.
—No seas idiota, Tom, hay que tomarnos esto en serio. —regañó Marco.
El pelirrojo rió, pero a los segundos se calló, pues Dipper ya se encontraba caminando en su dirección con una chaqueta negra.
La chaqueta de Bill.
Todos en el patio guardaron silencio, y sólo el sonido de los árboles moviéndose era lo que reinaba.
Dipper les regaló una pequeña sonrisa a cada uno y murmuró un gracias.
Todos se sentaron alrededor de la mesa, tomándose de las manos para poder concentrarse. No hay que ser un genio para saber que las lágrimas ya recorrían las mejillas de algunos, pues el suicidio de su rubio amigo les había dolido mucho.
Todos se soltaron, mientras que al lado de la mesa, había una gran cartulina con la imagen de Bill en el centro.
Cada uno pasaría a dibujar, con la pintura, algo importante que haya muerto.
La primera en pasar fue Star, quien apartó las lágrimas y hundió uno de sus dedos en la pintura negra, otro en la amarilla y otro en la azul.
—Bill, me gustaría que hubieras conocido a la nueva Star, la chica que ya puede caminar con la vista en alto y ver a la gente a los ojos. —rió dibujando tres círculos con cada uno de los colores en la esquina inferior izquierda. —Aunque quizá me falte un poquito. —suspiró. —La vieja Star se muere junto con esos miedos que sólo tu y yo sabíamos.
La rubia terminó de dibujar con sus dedos la representación de ella y sus miedos en la cartulina. Tomó un pedazo de papel y limpió la pintura de sus dedos, quito las lágrimas de sus mejillas y volvió a sentarse.
El siguiente fue Marco, quien hundió sus cinco dedos de la mano derecha en la pintura azul, suspiro un par de veces y comenzó a dibujar en la esquina superior derecha.
—Mi gato Coby, mi mamá me dijo a los 4 años que él había conocido a una gata y se fue con ella, por eso la razón por la que no había regresado a casa. —el mexicano dibujó un óvalo y seguido de esto unas orejas de gato. —Y al año, me enteré que esa gata había sido una camioneta que le había pasado por encima, igual que a mi papá. —cerró los ojos mientras dejaba de dibujar un rato.
—¿Tú papá se murió? —preguntó Tyrone desde la parte de atrás.
—No. —le dibujó un rostro al dibujo del gato. —Pero él si se fue con otra y nunca volvió a la casa. Yo nunca supe como era su voz, como gritaba cuando se enojaba, o siquiera como era él. Y como nunca supe nada, es como si estuviera muerto. —se encogió de hombros y se volvió a sentar en su lugar.
La tercera fue Pacífica, quien había llenado su dedo índice de un color violeta.
—Yo recuerdo perfectamente cuando la maestra decía un circulo grande y otros círculos más pequeños alrededor. —dijo dibujando los dichosos círculos, el del centro de violeta y los círculos alrededor de amarillo. —A mi me fascinaba el colegio me encantaba asistir, pero por casualidad, ese fue el último día que pude asistir. Así deje de ser la niña que le encantaba hacer flores para convertirse en la nueva Pacífica Northwest. —con el color verde, Pacífica le dibujó un tallo a la flor. —Yo creo que ese día me morí, sí, ese día me mató mi mamá al encerrarme en ese Internado. —puso una hoja sobresaliente del tallo. —Así que esta flor es para ti, esta flor que nadie me obliga a pintar ¡Y no se dónde estés! Pero supongo que sabes todas las cosas feas que dije sobre ti. —hizo una mueca mientras su voz se entrecortaba. —Pero comprenderás que ninguna es cierta.
La siguiente fue Mabel, quién huntó sus dos dedos en la pintura rosa, los cuales llevó a la cartulina para dibujar una cara sonriente.
—Bill, perdóname, puesto que nunca me di la oportunidad de decirte que lamento haber dicho esas cosas horribles sobre ti. —mordió sus labios, pues las lágrimas ya recorrían gran parte de su rostro. —Siento haberte insultado y alejarte cuando tu sólo querías ayudarme. —sonrió levemente. —Y tengo la pequeña esperanza que puedes escuchar esto... Y que me puedas perdonar. —con la pintura negra, puso dos grandes lineas diagonales en el sonriente rostro.
El pelirrojo fue el siguiente en poder expresarse en la cartulina, al pararse llenó la palma de su mano del color rojo, para comenzar a dibujar un gran rectángulo rojo.
—Cuando mi mamá murió, de lo que más me acuerdo es de su funeral, mucha gente elegante hablando de cualquier cosa menos de mi mamá. —hizo una mueca. —Recuerdo que cuando iba saliendo una señora me paró y me dijo ¡No te preocupes, tesoro! Tu mamá está en el cielo, pero a mi no me importaba donde estaba, lo que me importaba es que ya no la iba a poder ver, que ya no la podía tocar y... que ya ni siquiera le podría decir que la quería. —suspiró y dejo de "pintar" lo que representaba eso. —Supongo que... ella debe estarme viendo desde allá.
El penúltimo en pasar fue Tyrone, quien hundió su dedo en la pintura color amarillo.
—Realmente, me hubiera gustado convivir más contigo, pues cada vez que venias era para estar con Dipper. —rió. —Me hubiera gusta que fuéramos los mejores amigos que pudieron haber existido. —la sonrisa que se había formado en su rostro se esfumó. —Pero creo que en esta vida no nos toco serlo. —dejó de dibujar lo que había sido un número dos al lado.
Dipper sonrió al ver a su hermano sentarse nuevamente, lo que significaba una sola cosa.
Era su turno.
Antes de que pudiera comenzar a dibujar, miro a todos los que ya había dibujado antes.
—U-Ustedes saben que Bill y yo teníamos nuestra relación de una manera más distinta. —rió. —Que mucha gente nos miraba con asco al salir a la calle. —huntó su mano derecha con la pintura amarilla y la otra mano con la pintura azul. —Aunque realmente no nos importaba, simplemente... ignorabamos a esas personas.
—Y ustedes ¿Cómo se conocieron? —preguntó la rubia Northwest.
Dipper miró a quien lo dijo y sonrió. —Recuerdo que yo odiaba el colegio, pero realmente, lo odiaba a más no poder. —había dibujado con la pintura amarilla un triángulo. —Había hecho un chiste de la más tonta del salón y Bill era el único que se estaba muriendo de risa. —todos rieron. —A ambos nos sacaron de la clase, y pensándolo bien, siempre nos sacaban de todos lados, pero nos divertíamos tanto que no nos importaba. —sorbió su nariz. —Siempre nos salvabamos el uno al otro, pero esta vez no pude salvarlo.
—Pero hiciste lo que pudiste ¿No? —preguntó Star, recibiendo un asentimiento de parte del Pines.
Tyrone y Mabel se levantaron del césped y abrazaron a Dipper. Y seguido de ellos, Star, Marco, Tom y Pacífica hicieron lo mismo.
Los siete presentes miraron lo que Dipper había dibujado. Era el collar que Bill le había dado años antes. Un triángulo entrelazado con un pino.
Mabel despegó la cartulina y la enrolló para colocarlo en un recipiente.
Todos se tomaron de las manos, mientras que Dipper y Mabel comenzaron a quemar la cartulina.
Vieron al dicho papel envolverse en llamas y una mueca en el rostro del Pines.
—No se suicidó. —murmuró antes de tocar con su mano el collar que reposaba en su cuello.
se supone que este iba a ser el epilogo, kdcirles. Pero decidí que seria el inició de esta historia 7u7.
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