32. El baile de compromiso
Anne y Dave fueron convocados al mundo de los sueños, al baile de compromiso en el palacio. Anne y Dave estaban algo confusos, tratando de recordar lo que había sucedido antes de llegar ahí. Al verse en medio de toda la gente bailando, decidieron hacer lo mismo mientras conversaban.
- ¿Cómo es que había una bomba en tu casa?- preguntó Anne.
- Sabía que intentarían colarse y les tendí una trampa. En cuanto entraran a la habitación, empezaría la cuenta atrás de un minuto. Se suponía que debías pulsar el botón en cuanto te atraparan, no llegar a mi casa y ponerte en peligro, hubiera tenido tiempo de...
- ¡Pero era obvio que ellos me llevarían! ¡Podría haber muerto!
- ¡No me avisaste!- alzó la voz Dave.
- ¡No quería que te hicieran daño!
Cada vez alzaban más la voz y empezaban a ser el centro de atención.
- ¿Cómo?- Dave ya estaba empezando a temer lo que llegaría a continuación-. ¿Me mantuviste alejado a propósito?
- Si el líder no me hubiera tirado al suelo de una bofetada el botón no se hubiera pulsado.
- ¿Por qué hizo eso?- cada vez Dave sospechaba más.
- Por engañarle... Les llevé a la habitación equivocada esperando que creyeran que no tenías ya las armas y se rendirían.
- ¿¡Estas loca!? ¡Eso fue estúpido por tu parte! ¿Cómo vas a creer que no iban a inspeccionar toda la casa? ¿Cómo pudiste llevarles a mi casa?
La gente dejó de bailar y formaron un círculo alrededor de ellos para tratar de enterarse de algo.
- ¡Iban a ir de todas formas! Yo solo quería que no te involucraran porque parecían dispuestos a hacerte daño...
- ¡No me puedo creer lo que has hecho! ¡Creí que te lo callarías pasara lo que pasara! ¡Yo confié en ti!
- ¡Por tu culpa casi muero!- gritó Anne.
La música se detuvo y sus palabras se oían claras por la sala.
- Fue un error confiar en ti. Tú no tenías que llevar a nadie a mi casa ni contar nada a nadie. Si te alcanzaba la bomba hubiera sido por tu estupidez. Tienes suerte de que fuera a por ti- dijo Dave con tono frío.
- Lo que no es suerte es que me tengas que salvar de un peligro al que tu me expusiste- replicó Anne entre lágrimas.
Se dieron cuenta de que estaban dando todo un espectáculo, pero no les importaba. Rosalie y Edward estaban en las escaleras, esperando el momento para bajar. No fueron capaces de interrumpirles, sino que se quedaron escuchando. Cuando esos dos por fin se callaron, demasiado dolidos y pensando en mil cosas como para decir algo más, el príncipe aprovechó para llamar la atención de todos y dar el anuncio. Todos aplaudieron al compromiso mientras que Anne y Dave se mantenían cabizbajos. Para ellos era la peor noche de su vida. Rosalie y Edward forzaban sonrisas cuando en su interior también estaban sintiendo el peor día de su vida.
Salieron a bailar al centro un vals lento en medio de todas las miradas enamoradas femeninas dirigidas al príncipe y las atentas miradas masculinas dirigidas a su prometida. Pronto empezaron a unirse al baile más parejas. Dave se marchó al balcón a tomar el fresco para tranquilizarse. Justo cuando Anne se iba también, alguien le tocó el hombro.
- ¿Me concedes este baile?
Se dio la vuelta y vio a Stephan. No pudo evitar sonreír aunque fuera un poco. Era su segundo príncipe favorito. Hizo una reverencia y pasaron al centro a bailar.
- No fue muy agradable lo que vi hace unos minutos- dijo Stephan-. Si no es entrometerse mucho, ¿puedo preguntar qué ocurre entre vosotros dos?
- Falta de comunicación, supongo... Si hubiéramos hablado de un plan antes de actuar por nuestra cuenta nada de esto habría pasado- suspiró Anne-. No debí actuar por mi cuenta y menos metiéndome en asuntos que no eran míos. Pero él puso una bomba sin saber si yo acabaría pasando por allí o no, ¡el peligro estaba! ¡No me puedo creer que...!
Stephan le tapó la boca automáticamente. La retiró pidiendo disculpas.
- Ibas por buen camino arrepintiéndote, no vuelvas a los gritos.
- Lo siento... Estoy muy enfadada porque Dave me está echando la culpa y parece que no se preocupa por mí...
- Dijiste que casi mueres. Pero según lo que yo entendí es que volvió por ti y te salvó.
- Pero no estaría en peligro si él no actuara por su cuenta- se defendió ella.
- Lo mismo que hiciste tú. ¿Qué hubiera pasado si en vez de hacerlo a tu manera hubieras seguido sus instrucciones o hubieras hecho lo que pensabas que él te diría?- la hizo reflexionar él.
Anne se quedó pensativa. Era el secreto de Dave, y él la dejó ir y confió en ella, solo le pidió que pulsara un botón si la pillaban. Eso era todo. Quizá se hubiera evitado todo eso si ella no se hubiera entrometido.
- Probablemente si todo iba según su plan, hubiera ido bien... Era su secreto y su plan, sabía lo que hacía, tenía que salir bien. Dave es muy listo y siempre se las apaña.
- ¿Apaña?- preguntó confuso Stephan, no conociendo ese vocabulario.
- Que tiene ideas y las hace funcionar.
- ¿Y por qué no vas y le dices a él esto?
Anne sonrió. Stephan tenía razón. Debía pedir perdón a Dave. Fue al balcón y trató de hablar con él.
- Dave, lo siento... No pensé al hacer las cosas... Lo único que quería era que no te hicieran nada.
- De haber seguido mi plan, ni era necesario activar la bomba. Ni tu ni yo ni la casa ni ellos hubiéramos tenido ese destino. Te pedí una cosa muy simple y era que si te cogían pulsaras el botón. Pero lo has complicado. Les llevaste a mi casa y además te pusiste en peligro a ti misma por intentar hacerlo sola. Aun sin bomba y sin botón, ¿qué hubiera sido de ti? ¿Crees que te dejarían escapar tan fácilmente?
- Tienes razón, perdóname- insistió Anne.
- Yo lo siento... Porque no sé si puedo perdonarte tan fácilmente, te confié mi mayor secreto y me has fallado. Ya no puedo confiar en ti. Tú también me has traicionado.
Anne sintió cómo su corazón se rompía. Esperaba que él la perdonara y también pidiera perdón. Pero Dave estaba tan enfadado que ya no quería saber nada. Había vuelto a su personalidad fría.
Anne no pudo por menos que marcharse. Dave no la miraba y ella no quería estar ahí si su presencia no era deseada. Volvió junto a Stephan, quien había observado la escena de lejos.
- No creo que te convenga un chico que no perdona- dijo él.
Se sentaron en unos sillones cerca de la pared. Anne no tenía ganas de baile ni de nada.
- ¿Y según tú, qué clase de chico me conviene?
- Un verdadero príncipe- sonrió.
Anne sonrió también. Sabía que si ella quería, Stephan podía ir en serio con esas palabras, pero él sabía que el corazón de Anne ya tenía dueño y solo lo decía para hacerla sentirse mejor.
Aunque aquello no duraría mucho tiempo. Esa noche parecía no poder empeorar, pero Anne descubriría que siempre las cosas pueden ir a peor.
La música cesó y Edward llamó a Anne al frente, recordándole que debía entregar al ladrón de sueños.
- ¿No podemos hablar de esto en privado?- probó ella.
- Debe ser oficial ya que es un asunto serio que incumbe a todo el reino. ¿Ha descubierto al ladrón?
Anne asintió. Dave se acercó, curioso, para ver qué ocurriría. ¿Iba a delatarle? Pero lo que vio fue a Anne yendo hacia el príncipe y entregarle las esposas. Edward la miró pidiendo explicaciones. Ella extendió sus manos.
- He decidido entregarme. Yo soy el ladrón de sueños.
Todos quedaron sorprendidos y comenzó a levantarse un murmullo en la sala. Dave no se lo podía creer.
- Ya conoces tu castigo, ¿verdad?- dijo Edward serio pero sin ocultar la tristeza en sus ojos.
- Sí.
El baile concluyó y todos se marcharon. Dave miraba boquiabierto cómo Edward esposaba a Anne y se la llevaba a las mazmorras. Rosalie ya se había ido pues despertó pronto. Stephan pasó por su lado al marcharse y le dijo:
- ¿Es ella la que te ha traicionado a ti?
Dave empezó a reaccionar y corrió hacia Edward.
- ¡Espera!
- Demasiado tarde. Es oficial. Ella tomó su decisión y tú no puedes hacer nada al respecto. Ya no. Es demasiado tarde. La sentencia ha sido puesta y sabes que la ley de este mundo no permite cambios. Lo hecho hecho está- dijo Edward negando con la cabeza.
- ¿Y qué pasa con la opción de tomar el lugar del acusado?- probó Dave.
- Ya fue aplicado. No hay más excepciones.
Dave se dio cuenta de que Edward sabía que Anne no pudo haber sido y que sospechaba de él. Iba a decir algo más pero empezaba a despertarse al sentir el fresco mañanero. Anne le miró una vez más con una sonrisa amarga, como si se contentara con ese último esfuerzo que Dave hizo por ella. Dave despertó y se encontró tumbado en la calle y Anne al lado. Ambos tenían un aspecto terrible. Sangre y heridas; moratones, ropa rasgada y quemaduras. Trató de despertarla, pero no funcionó. Las esposas la anclaban al mundo de los sueños y no volvería pronto. La cargó en su espalda como pudo y con mucha dificultad consiguió llegar al hospital, donde cayó agotado y no se movió más. Las enfermeras los llevaron en unas camillas a una habitación y se aseguraron de proporcionarles los cuidados necesarios.
Mientras, en el mundo de los sueños, Edward encerraba a Anne en una de las celdas.
- Oh, Anne... Sabías que esto pasaría... ¿Por qué tomaste su lugar?
Edward le acarició la mejilla. Le partía el corazón tener que hacerle eso a Anne sin merecérselo.
- Se lo debía- contestó ella.
Edward estaba seguro de que Dave jamás podía haber hecho nada tan importante como para que ella le debiera un favor tan grande y pasar por ese castigo. Necesitaba encontrar alguna forma de aliviar su castigo.
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