28. El secreto de Dave

Por la mañana Anne no tenía clase, ya que era día de excursión y las clases se suspendieron. Anne no tenía interés en la excursión, por lo que en vez de eso, fue a casa de Dave con Cezare y Luisa para desempatar en la partida de bolos. Se pasaron toda la mañana intentando desempatar. Pidieron la pizza a domicilio pagando a mitades y quedaron en que quien ganara por la tarde devolvería el dinero.

- La última oportunidad para desempatar. Anne, cuento contigo- presionó Dave.

Eran ya las ocho de la tarde. El tiro de Anne sería decisivo. La bola rodó por el centro, aumentando las espectativas de Dave y Anne. Sin embargo, se desvió y solo dio a uno de los bolos. Habían perdido. Luisa y Cezare se abrazaron, celebrando su victoria. Cuando se dieron cuenta, se separaron sonrojados, dándose cuenta de que sentían algo cuando estaban cerca. Anne y Dave se miraron de manera cómplice. Esos dos necesitaban un empujón.

- Juguemos a verdad o atrevimiento.

La propuesta de Dave sorprendió a los demás, pero él tenía sus propios planes. Aceptaron, pensando que sería divertido. Pusieron una botella en el suelo y se sentaron a su alrededor. La botella apuntó a Anne.

- Elijo verdad.

Dave tenía muy clara la pregunta en su cabeza. Sabía que ella elegiría verdad.

- ¿Te he dejado de gustar por lo que viste en mi habitación?

- Claro que no, yo...

Anne se mordió el labio dándose cuenta de que había caído en la trampa. Acababa de afirmar que vio lo que había en la habitación y que le gustaba Dave. Intentó rectificarlo, aunque ya era tarde.

- Yo no he visto nada.

Dave se calló y se encogió de hombros, como si la creyera.

- Vale. Siguiente- continuó.

Sin embargo, la miró de reojo y Anne sintió un escalofrío. Empezó a temer por su vida. Sacudió los pensamientos negativos y giró la botella. Cezare.

- Atrevimiento.

Dave quiso pasar a la acción cuando Anne se le adelantó. Acabaron diciéndolo a la vez.

- Atrévete a besar a Luisa.

- Besa a Luisa.

Al instante, Luisa y Cezare se pusieron rojos como tomates.

- No seáis malos...

- ¿Por qué, Luisa, te da asco?- preguntó Dave, descarado.

- No...

- ¿No te gusta?

- No es que no me guste...

Dave guiñó el ojo a Cezare, como dándole la señal de que procediera con el atrevimiento. Cezare no se lo pensó dos segundos. La verdad era que tenía ganas. Le cogió la cara con las manos, delicadamente, y la besó, dándole tiempo a que se apartara o dijera algo si no quería. Pero ella cerró los ojos y recibió el beso. Anne apartó la mirada, algo avergonzada con la escena. Se alegró por ellos.

La botella giró y señaló a Dave.

- Verdad- dijo él.

Cezare y Luisa intercambiaron miradas cómplices. Querían cobrar venganza.

- ¿Qué es lo que más te gustaría que Anne hiciera por ti?- preguntó Cezare.

Dave vio un poco molesto tener que confesar lo que sentía en una situación así, pero era justo, ellos enfrentaron su reto y se estaban vengando. Tampoco le veía sentido a ocultar lo obvio.

- Quisiera que su corazón dejara atrás el recuerdo de mi hermano y me viera a mí como el hombre que la haría feliz si eligiera enamorarse de él.

Todos se quedaron sorprendidos con su poética respuesta. Anne enrojeció y su corazón comenzó a latir deprisa. Se había quedado sin palabras.

- Yo también sé algo de ser un noble caballero- dijo Dave con una sonrisa irónica.

- Yo... No sé qué decir...- murmuró Anne.

- Serás mía, es cuestión de tiempo- bromeó Dave-. Quiero decir, te enamoraré de nuevo.

Anne cada vez estaba más roja. Se puso en pie y rápidamente salió al balcón a que le diera el aire. Realmente, ese día no había pensado en Edward y solo se había fijado en Dave. Quizá era posible empezar de nuevo después de todo. De pronto, sintió una mano cálida cogiendo la suya.

- Perdona si fui demasiado brusco- dijo Dave.

- No, es solo que no estoy acostumbrada a oír esas cosas, y menos de ti. Nunca me habían dicho algo tan bonito.

Se giró y vio que la cara de Dave estaba igual de roja que la suya y comprendió que ni él mismo estaba acostumbrado a decir esas cosas.

- Gracias- sonrió ella.

- ¿Vamos?

Dave la guió de regreso al salón y la botella volvió a tocar a Anne.

- Atrevimiento, para variar- decidió ella.

Luisa fue a susurrarle al oído su atrevimiento. Anne se quedó de piedra.

- No me atrevo.

- Entonces tienes que dar prenda.

Anne se miró. Llevaba la ropa justa y no podía quitarse nada. Prefirió hacer el atrevimiento. Dave las miró extrañado. Cezare se reía por lo bajo, pensando en la cara que pondría Dave. Anne salió y volvió con una cuerda.

- Lo siento por esto, Dave, pero tengo que atarte a la silla.

Dave miró a Cezare, preguntándose adónde pararía todo aquello.

- Si no la dejas hacer el atrevimiento es que prefieres que se quite prenda- advirtió Cezare.

Dave se sentó en una silla y se dejó atar por Anne. La miró con cara de cachorro triste. Algo así como diciendo "¿Qué me vas a hacer?". Anne se mordió el labio, sintiéndose culpable. Ella era la única por la que Dave se dejaría hacer algo así. En cuanto quedó atado, Dave no pudo evitar preguntar:

- ¿Y ahora qué?

Anne salió de nuevo y volvió con una botella de agua, un rotulador negro y un espejo. Dave se temió lo peor y empezó a arrepentirse de acceder.

- Vas a torturarme, ¿verdad?- adivinó Dave, bajando la cabeza.

- Lo siento- se disculpó de nuevo Anne, con voz triste al principio y casi escapándosele una risilla después-. Lo siento porque me voy a reír con esto.

Le dibujó bigotes y nariz de gato. Dave se mantuvo quieto. Después, empezó a buscarle cosquillas y Dave no pudo contenerse de reír, aunque estaba molesto. Finalmente, Anne abrió la botella de agua. Dave la miró con una cara amenazadora: "No te atreverás", fue el mensaje de su mirada.

Pero Anne lo ignoró y, sabiendo que después le desataría y vendrían las consecuencias, le echó el agua en la cabeza. Finalmente, puso el espejo delante de él para que se viera y Dave hizo grandes esfuerzos por controlarse. Tenía que parecer calmado si quería que Anne no sospechara y saliera corriendo cuando llegara el momento de vengarse.  Incluso consiguió reírse un poco, aunque le salió una risa un poco malvada.

Cezare sacó el móvil y le echó una foto.

- ¡Ni se te ocurra subir esa foto!- se alteró Dave.

Anne comenzó a desatarle. Veía justo que Dave pudiera defenderse de Cezare en esa situación.

- Yo no accedí a que le hicieras una foto, Cezare- se molestó Anne.

En cuanto terminó de desatarle, Dave se volvió hacia ella, se controló y solo le lanzó una mirada de "luego me encargo de ti" y se abalanzó sobre Cezare. Durante unos minutos, se persiguieron como niños y hasta llegaron a practicar un poco de lucha libre ligera. Tras un rato de forcejeo, finalmente Dave le quitó el móvil y borró la foto. El salón estaba hecho un desastre. Todos comenzaron a reírse. Se habían divertido con la escena, incluso Dave. Se sentía mejor tras "vencer" a Cezare.

- Ya me vengaré de vosotros, ya- advirtió Dave a Cezare y a Luisa mientras se despedían en la puerta.

Se quedaron esperando a Anne, y Dave fue a apagar la luz, que ya no era necesaria. Su plan empezó a ponerse en marcha. Anne se unió a los otros y mientras los otros se iban, Anne saludó con la mano a Dave, a modo de despedida. En cuanto le dio la espalda, Dave habló:

- Tú no te vas, Anne.

Luisa y Cezare sonrieron, cómplices, y decidieron irse sin ella. Les dejarían solos a propósito. Seguramente Dave tenía algo que decirle a Anne. Ella se detuvo y se sintió intranquila.

- Quédate y cierra la puerta.

Anne así lo hizo.

- Está oscureciendo, ¿no encendemos la luz?- propuso ella, inquieta.

- Ven.

Ella se acercó a él, quedándose en el pasillo y viendo cómo Dave iba al salón y volvía con pasos lentos. Ella retrocedió y se dio cuenta de que volvería a quedar arrinconada al final del pasillo, en la puerta de la habitación de Dave. Empezó a temer que él sospechara de que ella vio algo.
-¿Por qué retrocedes, tienes miedo?

- ¿Qué escondes a tu espalda?

Dave no contestó. Siguió avanzando hacia ella hasta que la acorraló contra la puerta de su habitación.

- Dime la verdad, viste lo que hay en mi habitación, ¿a que sí?

Anne empezó a temblar. Recordó que Dave la amenazó con encerrarla para siempre si veía algo.

- No... No vi nada...

- ¿Por qué intentas mentirme?- susurró Dave con un tono escalofriante- Sabes que conmigo, eso no funciona...

Le puso la mano libre en la mejilla, mientras que la otra la tenía a la espalda.

- Te perdonaré... Porque sé que mientes por miedo, si no, tu serías sincera, ¿no? Podría confiar en ti...

Anne pensó que daba miedo la forma en la que podía cambiar la actitud de Dave, no la personalidad, ya que no dejaba de ser y pensar como siempre, pero aveces le gustaba actuar de otra forma para conseguir algo. En ese momento, lo que Dave quería era jugar con ella antes de pasar a ser sincero y decirle de qué iba todo eso.

- Por favor, Dave, para, me das miedo...

- Lo siento, pero me has mentido y además has descubierto mi secreto, por lo que no puedo dejarte ir.

- No diré nada, por favor, créeme...

- Podrías traicionarme como otras personas hicieron, no quiero que tomen medidas contigo igual que hicieron con ellos.

Sin dejarla decir nada más, abrió la puerta y ella cayó al suelo al no tener en qué apoyar la espalda. Cerró la puerta con llave, la guardó en el bolsillo y sacó la mano de detrás de la espalda, mostrando la cuerda que Anne había usado con él.

- Ahora es tu turno.

Anne estaba realmente aterrorizada.

- ¿Qué vas a hacer conmigo?

- Tener más piedad de la que tuviste conmigo, eso es lo que haré.

La cogió en brazos y la llevó a un sillón que tenía al lado de la cama. La miró por unos instantes.

- Te ataré solamente las manos al pie del sillón. La cuerda es de la longitud justa como para que puedas estar sentada en el sillón como quieras pero no podrás alejarte del sillón. Si me das problemas, tendré menos consideración al atarte por segunda vez.

- Realmente vas en serio con lo de que me quedaré aquí para siempre...

- Ya veré qué hago contigo. De momento, no vas a ninguna parte.

Anne se dio cuenta de que pasaría la noche ahí, por lo que decidió no resistirse y dejarse atar las manos, pidiendo un poco de espacio entre ellas y así poder dormir lo más cómodamente posible. Al ver que colaboraba, Dave empezó a sentirse mal por tener que hacer eso. Pero realmente temía que Anne se viera involucrada con gente que era mejor que no conociera. Hubiera sido mejor que ella no supiera nada desde el principio y no estaría en peligro. Dudaba entre si debía o no darle explicaciones. Al final, decidió que cuanto menos supiera, mejor. Ya no dijeron nada hasta que Anne se quedó dormida y Dave se metió en la cama, decidiéndose a dormir también.

Estuvo dando vueltas en la cama, pensando si debía avisar a su padre o no, si debía tener a Anne prisionera en su habitación hasta que hiciera falta o si debía confiar en ella o en que "ellos" no aparecieran... Fuera como fuera, ser conocedora de su secreto ya la ponía en peligro. Entonces, se le ocurrió cuál era la mejor solución. De esa forma, pudo finalmente dormir, con la conciencia más tranquila de que todo se solucionaría.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top