C9. Efímero.

—¿Y esa carita?—levanto la mirada y una pequeña sonrisa se abre paso en los labios de Lucah.—¿Qué va mal?

—Nada va mal.—respondo de inmediato.

—La hostilidad está sobrevalorada en estos tiempos.—me recuerda adentrándose en mi habitación. Lo veo avanzar hacia mí con pasos lentos y luego sin más toma asiento a mi lado.—¿Qué es lo que pasa, hermanita?

—¿Alguna vez te has sentido entre la espada y la pared?—cuestiono en voz baja.—Es decir, ¿te has sentido que estás atrapado entre las cosas irracionales que te dice tu corazón y la racionalidad que se supone que todas las personas tenemos en el cerebro?

Las cejas de Lucah se fruncen de inmediato y lanza un pequeño suspiro al aire.—Definitivamente esa es la pregunta más extraña que he escuchado alguna vez, Belibú...—pausa.—espera ¿es por Tommy?

—¿Tommy?—repito lentamente.

—Sí, Tommy.—asiente.—Porque él me contó que ustedes se han dado otra oportunidad pero esta vez han decidido llevar las cosas con calma...—me sonríe.—¿no estás feliz con eso...?

—Sí.—asiento yo ahora.—Amo a Tommy, bien dicen que el primer amor nunca se olvida y él es mi primer amor...lo amo con todo mi corazón...

—¿Entonces?—pregunta en voz baja.—¿Sabes que me puedes contar lo que tú quieras, cierto?

Mis ojos se encuentran con los suyos por largos segundos, suelto un pequeño suspiro y apoyo mi cabeza en su hombro. Lucah deposita un beso sobre mi cabeza y luego su mano busca la mía mientras entrelaza nuestros dedos. El silencio reina en la habitación por largos segundos en los que mi cerebro trabaja a marchas forzadas por encontrar una respuesta que sea por lo menos coherente. Porque en realidad; por mucho que quiera contárselo, no sé qué es lo que tengo que contarle, es como si una manta de niebla estuviese sobre la parte lógica de mi cerebro y no me dejase pensar con claridad.

—Lo sé.—le doy la respuesta más segura que conozco.

—¿Es Tommy, verdad?

—Sí.—respondo finalmente.—Pero es decir, no pasa nada malo con él.—me apresuro a agregar, porque es verdad.

El problema no es él, el problema soy yo y mi falta de criterio para ser un débil imán que es atraído por chicos como Aarón Silvetti –que por más que trate de crearme escenarios en los que esa chica digna de una pasarela de modas que lo acompañaba no tiene interés alguno en él o él en ella, lo cual estoy casi segura que no es así- y creer que puede fijarse en chicas como yo o que si quiera puede pensar en mí, lo cual es denominado como "sueños guajiros" o "fantasías". Las palabras de Sharyl se reproducen una vez más en mi cabeza como si de una grabación se tratase pero mi sentido común se niega a escucharlas. No estoy dentro de un cuento de hadas.

Yo no soy una princesa y él definitivamente no es un príncipe azul –aunque realmente luzca como uno-.

—Tierra llamando a Belibú...—pestañeo un par de veces y una risita escapa de los labios de Lucah.—¿segura que estás bien? Te quedaste pasmada de repente, como si te hubieses quedado encerrada en tus propios pensamientos...

—Estoy bien.—asiento.—Sólo me quedé pensando un poco...—suspiro.—¿Qué era lo que me decías...?

—¿Qué entonces qué es lo que pasa?—cuestiona de nueva cuenta.—¿Tiendes dudas sobre lo que sientes por Tommy?

—No.—respondo sincera.—Es...conocí a alguien...—confieso finalmente.—es decir, no es que yo quiera jugar con Tommy o algo parecido es sólo que...conocí a este chico hace unos días y desde entonces no ha salido de mi cabeza aunque sé que debería porque la posibilidad de que pase algo entre nosotros es completamente nula porque yo...

—Alto ahí...—me interrumpe mi hermano.—primero que nada ¿quién sería tan jodidamente estúpido como para no querer tener algo contigo?—cuestiona.—Por el amor de Dios, eres completamente hermosa y no hablo solamente de belleza física que es superficial, porque tus sentimientos son aun más hermosos de lo que hay afuera y lo sabes ¿no?

—Es tu deber de hermano mayor decirme este tipo de cosas para hacerme sentir mejor...—él se ríe.

—Claro que no.—reclama.—Te lo estoy diciendo porque es la verdad. Bel, en serio eres increíblemente hermosa. Tienes un corazón gigante que apenas y te cabe en el pecho ¿de verdad crees que las personas no nos damos cuenta de eso? Claro que lo hacemos, amor...

—Lucah...

—Espera, ¿por qué decidiste volver con Thomas si tienes estas dudas sobre el chico que conociste?—pregunta de repente. Su pregunta me toma por sorpresa cuando mi cerebro aturdida termina de procesarla pero por más que trata y trata, no logra encontrar una respuesta que sea lo suficientemente coherente para saciar la curiosidad de mi hermano, aún así me las arreglo para poder mirarlo a los ojos y ponerme de pie con la mera intención de ganar algo de tiempo.—¿Bel?

—Porque lo amo.—respondo sincera.—De verdad, el amor que siento por Tommy sigue aquí...

—Pero tienes dudas...

—Es más o menos igual que lo sientes con Gala ¿no?—pregunto.

—Oh, vamos, ese fue un golpe bajo, niñita.—se queja y luego niega lentamente.—La diferencia entre nosotros es que yo no he conocido a nadie.—me informa.—Lo que pasa entre nosotros es que estamos comenzando a no entendernos y algunos desacuerdos de opiniones y esto está bien, no somos ni los primeros ni los últimos... ¿cierto?

—Eso es lo que creo...—acepto en voz baja.

—Así que terminar una relación por lo sano es mucho mejor que permanecer al lado de una persona sólo por temor a lastimarla o por pensar cómo se sentirá si lo haces ¿cierto?—asiento de nueva cuenta.—Las personas hacen más daño cuando intentar ser héroes, recuerda eso...

—¿Podemos dejar de hablar de estos temas?—cuestiono.—Me deprimo...

Una risita escapa de los labios de Lucah pero asiente al tiempo que se pone de pie, me mira fijamente y estira su mano en dirección a mí. Nuestros ojos se encuentran por largos segundos mientras la tomo.—¿Caminata tardía?

—Mis favoritas.—asiento y él se echa a reír.

—Vamos, el aire fresco siempre ayuda a aclarar las ideas.—me recuerda. Y cuando salimos de casa y una pequeña ráfaga de aire fresco choca contra mi rostro me doy cuenta de que en efecto, es verdad.

Caminamos en silencio por algunos cuantos minutos. Lucah no dice mucho y aunque sus ojos siguen fijos al frente, de vez en cuando sonríe y me mira un poco antes de volver su atención al frente.—¿Qué es lo que pasa?—pregunto.—Y no te atrevas a decir que nada porque vamos, te conozco a la perfección...

—¡Que pesadilla eres, Belenn Malory Crusoe!—se queja y luego los dos nos reímos.—Siempre pensé que Gala era el amor de mi vida...

—¿Qué pasó después?—pregunto.

—Te lo dije, comenzamos a tener discusiones y este tipo de cosas.—anuncia encogiéndose de hombros.—Y no quiero que pienses que soy un hijo de puta al que no le importa su novia, porque me importa y mucho, la adoro pero...no más como mi pareja...

—¿El amor que sientes por Gala cambió?—él asiente.

—Pensé que no era posible pero sí que lo es.—hace una pausa.—Y no tengo ninguna duda de que esto es lo mejor porque no pienso ni quiero dañarla con esto...

—Bueno, yo te apoyaré en todo lo que necesites...—inquiero y él me sonríe.

—Lo sé y te lo agradezco.—susurra volviendo a mirarme.—Pero no te preocupes por mí, tienes suficiente con tus dudas sobre Thomas y este chico del que no te has dignado a decirme su nombre...—me río.

—¿Eso es relevante si quiera?—cuestiono alzando una de mis cejas.

—Vamos, soy tu diario viviente...

—Ojalá la vida fuese una canción de One Direction, lastimosamente la mía parece más bien una de Lewis Capaldi...—los ojos de mi hermano me miran un breve segundo antes de que una carcajada escape de su garganta.

—Dios, Belibú, un poco más de drama y me haces llorar.—se mofa. Lo miro ofendida mientras niego, él parece notarlo así que pasa su brazo por detrás de mi cuello acercándose a su cuerpo para depositar un beso sobre mi cabeza.—Lo digo en serio, la verdad y sin dramas...

—Su nombre es Aarón Silvetti...—anuncio finalmente.

—¿Silvetti...?

—Sí.

—¿Es quién yo creo que es...?—pregunta lentamente. Cierro mis manos en puño un breve segundo mientras retengo el aire dentro de mis pulmones por algunos segundos, no tiene sentido alguno mentirle, no a Lucah que tiene ese poder de hermano mayor y que con solo mirarme a los ojos un segundo es capaz de darse cuenta que miento.—Bel...—me llama de nueva cuenta.

—Sí...

—Joder.—jadea.—Primero Noah con la loquera de decir que la chica está, Danna, es el amor de su vida y ahora tú, con su hermano...—balbucea.—pero aun así, sigo pensando lo mismo, Belibú, si ese chico es listo entonces se va a dar cuenta la increíble persona que eres...—pausa.—y en cuánto a Thomas, no juegues con sus sentimientos, Bel.—me aconseja.—Es jodidamente horrible cuando las personas sufren por ese tipo de cosas, ¿sabes?

—Lo sé.

—Así que mi mejor consejo, es que seas completamente sincera con él porque...

—¡Henna!—la voz de una chica llena el aire y un segundo después un lindo Husky está mordisqueando los zapatos de mi hermano. Suelto una carcajada en el proceso mientras Lucah permanece de pie a mi lado contemplando la cabeza peluda del animalito.—Oh dios mío, lo siento mucho...—entonces la dueña de la voz aparece. Una chica de mediana estatura, tez blanca y cabello castaño con reflejos casi rubios; y una cara de preocupación más grande que Los Ángeles. —Henna, para....

—¿Es tu perrita?—pregunto y ella asiente.—Madre mía, es preciosa...—añado y sus mejillas se sonrojan de inmediato.

—Gracias...—murmura y luego levanta su mirada hacia Lucah.—en serio lo siento, ella no es así es sólo que se ha escapado y...

—Está bien.—susurra él.—Soy Lucah...—anuncia de repente al tiempo que le tiende su mano. Los ojos de la chica lo miran fijamente por lacónicos segundos y justo cuando creo que no puede estar más roja, sus mejillas me demuestran que sí pueden.

Ella la toma lentamente y le dedica una sonrisa tan fugaz que como llega se esfuma en menos de un minuto.—Yo...yo Elizabeth...

Me aclaro la garganta y entonces los dos me miran. Una mirada avergonzada y una fulminante.—Y. Yo. Soy. Bel.


Nunca me he considerado una persona emocionalmente débil. Sin ánimo de alardear.

Nunca he sufrido los típicos problemas de un corazón roto a manos de una chica por la cual esté completamente enamorado, me he enamorado, sí, pero jamás he llegado a ese punto. Nunca he sentido la necesidad impetuosa de acercarme a una chica, estrecharla entre mis brazos y luego dejar en ella un beso digno de un Oscar, como los besos de esas películas clichés que mi hermana suele ver los sábados por las tardes. Como justo ahora.

Tras el final de mi relación de más de un año hace unos días y de un duelo interno en el que solamente fuimos el dolor y yo –porque ciertamente, tampoco es que yo sea el típico chico expresivo y extrovertido que todo el mundo querría tener en sus vidas-, me encuentro contemplando a una chica desconocida en medio de la calle mientras su mascota trata de devorarse mis zapatos. Pero eso es lo menos importante en este momento.

¿Cuántas veces se supone que late el corazón de una persona por minuto? La pregunta ronda en los confines de mi cabeza por largos segundos en los que todo lo que puedo pensar es en los jodidos y sexys labios rojizos de Elizabeth. En sus ojos marrones que aunque parecen algo temerosos, no es suficiente para ocultar la belleza que poseen y en su sonrisa. En la sonrisa más jodidamente preciosa que he visto alguna vez.

Ni siquiera soy consciente del tiempo que pasa, porque tampoco soy capaz de pensar con claridad, mi traicionero corazón sigue latiendo con tanta rapidez que por un segundo tengo la sensación de que se va a salir de mi pecho y creo que morir a los dos segundos de haber conocido a Elizabeth y hacerlo delante de ella no es algo que hable muy bien de mí que digamos.

—¡Lizzy!—la voz de un chico llena el aire y un segundo después, un alto de tez blanca e intensos ojos azules muchacho queda ante mis ojos mientras camina en dirección a ella.—¿La encontraste?—pregunta cuando finalmente detiene sus pasos delante de nosotros.—Oh, hola...—añade pero no sé si nos habla a nosotros o a la cachorrita.

—La encontré.—susurra.—Bueno, en realidad ellos la encontraron...

—Gracias por encontrar a nuestra perrita.—agradece el chico levantando la mirada hacia nosotros. Mi hermana le da una sonrisa pero todo lo que puedo hacer es dedicarle un pequeño asentimiento con mi cabeza tratando de que la decepción no llegue a mi rostro.—Pero tenemos que irnos.—anuncia y con cuatro simples palabras siento mi corazón agrietarse un poco.

Porque es una de esas situaciones en las que conoces a alguien y luego no vuelves a saber nada de su existencia. El momento es efímero pero el recuerdo queda para siempre dentro de tu cabeza, o al menos, estoy seguro que el recuerdo de esta chica quedará para siempre en mí, su mirada, su sonrisa y toda ella.

Efímera. Elizabeth lo es.

Ella me lanza una última mirada secundada por una pequeña sonrisa y luego sin más, se marcha junto al muchacho. Mientras la veo parece relajarse al tiempo que caminan alejándose de nosotros; y un nudo en mi estómago se hace presente cuando él pasa su brazo derecho por encima de sus hombros acercándola a su cuerpo. Suelto un prolongado suspiro y cuando la risa de Belenn llena el aire, me veo obligado a apartar la mirada de ella y a abandonar mis pensamientos.

—¿De qué te ríes?

—Si gustas, puedo conseguir un balde para ti.—anuncia encogiéndose de hombros.

—¿De qué hablas, Belibú?—me quejo y ella suspira.

—Tú sabes, un balde para la baba.—añade sin más.

—Oh, vamos.—replico y automáticamente se echa a reír.

—No hace falta que me lo digas, se nota aun kilometro a la distancia que Elizabeth te encantó.—anuncia como si me estuviese contando que desayunó esta mañana.—Y vamos, Lucah Ross Crusoe, no intentes mentirte, los dos sabemos que es verdad...

—No seas pesada.—me quejo entornando mis ojos, ella vuelve a reír.—Además, de nada sirve decir que sí o decir que no si al final de cuentas, ella tiene novio ¿verdad?—pauso.—Es ridículo y vamos a dejar de hablar de ella...

—Sí eso te hace sentir mejor...—susurra encogiéndose de hombros.—Y para tu información, es su hermano no su novio.

—¿Qué?—pregunto.—¿Cómo sabes eso?

Ella suelta una risita de diversión antes de negar—Si no hubieses estado tan embobado mirándola como un acosador, podrías haber escuchado cuando ella lo presentó como su hermano.

—Bel...—la llamo.

—¿Sí...?—pregunta risueña.

—Cierra la boca, Crusoe...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top