C2. Nadie en el mundo.


—Adivina quién nos ha invitado a una fiesta esta noche—los ojos marrones de Richard me miran un largo momento y luego se encoge de hombros.

—¿Quién?

—Khailani Firshman.—él entorna sus ojos y yo me río.—¿Qué?

—No me gusta esa chica.—anuncia sin más.—Es una jodida odiosa sólo porque su padre está metido en esas cosas de la política así que realmente no me interesa tener absolutamente nada que ver con ella o con sus fiestas ridículas…

—Es preciosa.—le recuerdo.

—Tal vez lo sea pero sólo busca llamar la atención, los dos lo sabemos.—suspira.—Además, ahora mismo no creo que sea un buen momento para ir a las típicas fiestas de Khailani Firshman. Sobre todo si sólo pone canciones de tu hermana para hacerse la interesante contigo…

—¿Lo dices porque recientemente murió Marge?—pregunto y aunque quiera evitarlo, mi voz comienza a quebrarse. Richard parece entenderlo al segundo pero aun así mantiene su postura.

—Lo digo por todo en general.—musita encogiéndose de hombros.—Margareth siempre fue el alma de la fiesta, Aarón y estoy muy seguro que a ella no le habría gustado que te pasaras el día entero llorando por ella, porque siempre decía esas frases todas reflexivas ¿recuerdas?

Asiento lentamente.—La recuerdo como si me estuviese susurrando en el oído una de ellas en este mismo momento.

—Yo…lo siento.—murmura.—No quería hacerte recordar cosas que te hacen daño en realidad, soy un estúpido…

—No se trata de que si la recuerdo o no por algo que dicen que las personas.—hace una pausa.—Porque en realidad no sale de mi cabeza ni un solo segundo, es como la tuviese en mí marcada con tinta indeleble…

—Eso es algo completamente normal, bro.—musita.

—Lo sé.—asiente.—Pero es un poco jodido porque en el fondo sé que no ayudo a mamá…

—Vamos, Aarón…cada persona lidia con lo que siente a su manera, algunas personas se aíslan, algunas otras lloran, algunas otras hacen cosas increíbles, o simplemente te quedas en casa tirando en la cama y eso está bien, nadie, absolutamente nadie tiene derecho a juzgarte por eso y quien lo haga, no vale la pena…—vuelvo a mirarlo fijamente y él me ofrece media sonrisa.—y sobre ir a la fiesta de Khai…

—Entiendo porque lo dices.—respondo lentamente.—Pero yo…

—Pero te gusta…—adivina.

—No podemos negar que es preciosa.—asiente.—Y que hemos compartido…nosotros… ¿besos?

—¿Más que besos?—pregunta.

Siento mis mejillas calentarse pero aun así mantengo mi postura.—Más que besos, sí. Pero nunca nada que incluya una cama…Khai y yo…

—Déjame que te recuerde que para follar no necesitas una jodida cama, Aarón…

—Nunca hemos llegado a ese punto.—anuncio lentamente.—Khailani es bonita pero nada más, hay una diferencia abismal entre que sea bonita, que tenga algún sentimiento hacia ella o a que pase por su cama…o dónde sea que tú folles.—me rio.—Que coquetee con ella de vez en cuando o que responda a sus coqueteos es la cuestión…

—Imbécil.—se queja y luego se echa a reír también.—Algún día, Aarón, va a llegar alguien que te va hacer cambiar de opinión respecto a esto que estás diciendo…

—En mil años probablemente.—respondo encogiéndome de hombros.—R, he visto como Christopher sufre por Danna y realmente yo no quiero eso para mí, es jodido… ¿sabes? Y más jodido porque uno es mi mejor amigo y la otra es mi hermana…

—Lo de Chris y Danna es diferente.—murmura sin dejar de mirarme.—Además… ¿en serio nunca te has acostado con Khai?

—Mierda, que no.—replico y él se echa a reír de nueva cuenta.

—No te enfades.—musita sin más.

—Sí hablamos, no te lo puedo negar y a veces se pone…un poco intenso el asunto pero de ahí no pasa nada más…—hago una pausa y frunzo mis cejas.—y sobre lo que dijiste, te diré lo mismo que le dije a Yan, puedes esperar sentado a que eso pase porque ni mil años lo hará…

—Eso es porque no has conocido a nadie que te vuelva más estúpido de lo que ya eres…—inquiere guiñándome un ojo.—pero cuando eso pase, Aarón Silvetti, me reiré de ti. Mucho.

—No te preocupes, no ha nacido todavía.

(…)

—¡Aarón!—detengo mis pasos de golpe y me giro sobre mi propio eje. Khailani Firshman moviendo sus caderas como si fuese una de las jodidas modelos de Victorias Secret’s en esos desfiles de modas ridículos que mira mamá cuando no tiene nada mejor que hacer, está caminando hacia mí. La sonrisa que lleva en el rostro me deja entrever que sin duda alguna estaba esperando por mí.—¡Qué bueno que has venido!

—Sí, no vine solo.—respondo encogiéndome de hombros.—Erick y Richard están aquí conmigo…

—Claro, son bienvenidos también.—asiente restándole importancia.—Pero realmente a quién estaba esperando era a ti…

—¿A mí?—pregunto y ella asiente de nueva cuenta.—Pues ¿gracias?

—¿Quieres beber algo?—cuestiona batiendo sus pestañas.

—¿Vodka?

—Ven, sígueme.—musita entrelazando su mano con la mía. Busco con la mirada a cualquiera de los chicos pero al ver que no están, sólo la sigo.

Caminar entre multitudes no es mi fuerte, choco con las personas, tropiezo con ellas y tal parece que caminar entre multitudes es mi jodida suerte.

—¿A dónde vamos?—pregunto lo obvio pero mis ojos no son capaces de apartarse de la unión de nuestras manos.

Su risa flota por encima de la música y penetra mi tímpanos.—Por tu bebida…

—Pensé que la barra de bebidas estaba del otro lado…—comento cuando llegamos al pie de la escalera. Mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho cuando se gira para mirarme y nuestros ojos se encuentran. Sus ojos son lindos regularmente pero la manera en la que me está mirando me hace sentir incómodo. Usado.—Khailani…

Se acerca sigilosamente hasta mí y una amplia sonrisa digna de un título como “la mejor sonrisa malévola del mundo” aparece en la comisura de sus labios.—Iremos por un trago…

—¿Al piso superior?—ella asiente.

Deja un beso sobre la comisura izquierda de mis labios y asiente de nueva cuenta.—Bebida especial…

—Entiendo.

—¿Vienes?—pregunta.

—Sí…—susurra lentamente.—voy…

El agarre de su mano sobre la mía se hace más fuerte mientras me conduce escaleras arriba. Mi sentido común me dice que no tendría que estar haciendo esto, que tendría que salir corriendo en dirección opuesta pero cuando atravesamos la puerta de su habitación y soy capaz de escuchar el pequeño clic del seguro de la puerta, el sentido común me abandona de golpe. Como una depredador asechando a su presa, Khai se acerca hasta mí, sus labios cubren los míos y sus manos buscan desesperadamente el dobladillo de mi camiseta.

—Esto es mucho mejor de lo que esperaba…—susurra contra mi boca.

—¿Lo esperabas?—pregunto en medio de un jadeo.

—Desde el primer momento en el que te vi…

—Joder…—murmuro.—Khailani…

—Khai.—me corrige de inmediato dejando un beso detrás de mi oído.—Dime Khai…

—Khai…

—¿Sí?

—Yo…

—No hables, Aarón…—susurra mientras baja lentamente el zíper delantero de su vestido dejándome ver el valle de sus senos.—hablar justo ahora está sobrevalorado…—sus labios vuelven a cubrir los míos y cierro mis ojos un segundo, el mismo segundo en el que mi camiseta desaparece entre nosotros.

Envuelvo mis brazos en su cintura y empujándola suavemente la dejo caer sobre la cama. Ella se ríe en voz baja pero es pronta para volver a besarme con ferocidad dejando bien en claro que esto no es una broma. En serio está pasando, en serio va a pasar. Dejo un beso sobre el cuello de Khai y justo cuando su vestido desaparece sus manos se encuentran con la cinturilla de mis jeans, me detengo de golpe.
La voz de mi hermana lo hace.

—No me gusta esa chica.  Es una jodida odiosa sólo porque su padre está metido en esas cosas de la política así que realmente no me interesa tener absolutamente nada que ver con ella o con sus fiestas ridículas…

—Es preciosa.

—Tal vez lo sea pero sólo busca llamar la atención, los dos lo sabemos. Además, ahora mismo no creo que sea un buen momento para ir a las típicas fiestas de Khailani Firshman. Sobre todo si sólo pone canciones de tu hermana para hacerse la interesante contigo…

—No.—decido poniéndome de pie.

—¿Qué?

—Que no.—repito.—No puedo, lo siento mucho.—respondo pasándole su vestido.—En serio lo siento mucho pero no puedo hacer esto, Khailani.

—¿No te gusto?—pregunta mientras pongo mi camiseta en su lugar de nueva cuenta.

—No es eso.—murmuro.—Eres preciosa y le gustarías a cualquier persona pero…yo no puedo. Lo mejor es que me vaya…

—¡A mí nadie en el mundo me rechaza, Aarón Silvetti!—replica.—¡Nadie y tú no vas a ser la excepción!

Y sin decir una palabra más me marcho. Bajo las escaleras tan rápido como puedo y justo cuando estoy llegando al último escalón, me encuentro con Richard y Erick. En sus manos sostienen vasos y hay sonrisas amplias en sus labios.

—¿De dónde vienes tú?—pregunta Richard.

—Voy a casa.—anuncio.

—¿Qué?—cuestiona Erick—Pero si no ni media hora que hemos llegado…

—¿Qué es lo que te pasa, Silvetti?—pregunta Richard.

—Pasa que tenías razón.—respondo sin más.

—¿De qué hablas?—cuestiona Erick a su vez.

—¿Podemos salir de aquí?—reclamo.—No soporto las canciones de Danna…

—¿De qué hablas?—repite una vez más.

Camino con pasos decididos importándome poco si golpeo a las personas  en el proceso hasta que la música queda en la lejanía y la calidez de la noche me abraza. Detrás de mí puedo escuchar los pasos de Richard y Erick.

—¿Se puede saber de qué es lo que estás hablando?—pregunta Richard. Me giro sobre mis talones y nuestros ojos se encuentran.—Aarón…

—Tenías razón.—respondo.

—¿En que se supone que tenía razón?

—En que sólo quiere hacerse la interesante conmigo utilizando a mi hermana.—refuto.—Estaba a punto de follar con ella y luego la música de Danna comenzó…y jodida mierda, odio esto.

—Aarón…—susurra Erick dando un paso al frente.

—Estoy cansado.—añado.—Estoy cansado de que todo el puto mundo se acerque a mí sólo porque creen que de esa manera van a estar cerca de ella… ¡Odio su estúpida fama!

—No creo que Dan tenga culpa alguna, Adler…—inquiere Richard de manera lenta.

—Es que la culpa no es suya.—reclamo.—La culpa es de toda esta bola de estúpidos que no entienden que mi hermana puede ser la puta ama del mundo entero pero sigue siendo mi hermana y hacer este tipo de cosas es una jodida porquería. Que me usen sólo para acercarse a ella, lo odio. ¡Lo odio con toda mi puta alma!

—Para, Aarón.—musita Erick.—¿Vamos a casa, sí?

—Quiero estar solo.—respondo sin más.

—Aarón…—me llama R.

—Quiero. Estar. Solo.—repito en pausas.—No voy a hacer nada estúpido, lo prometo.

—Aarón…—comienza el ojiverde.

—Vamos, Er…—lo ánima el moreno.—Aarón es grande y sabe cuidarse solo, va a estar bien…

—¿No prefieres ir a beber con nosotros?—pregunta ignorando las palabras de Richard.

—Estaré bien, Erick.—murmura sin más.—No voy a suicidarme si es lo que estás pensando…

—Deja de decir estupideces.—reclama entornando sus ojos.

—Vayan a casa, los veré mañana…

—¿Seguro?—pregunta Richard.

—Tan seguro como que mi nombre es Aarón Silvetti…
 
 


—¡Que sí!—llevo mis ojos hasta Lucah que camina hacia nosotros con el teléfono pegado a su oído y luego se deja caer en el sofá junto a Noah.—Gala…por favor, no hagas esto…—jadea.—¡Mierda, no!—exclama.—¿Sabes una cosa? No quiero hablar contigo ahora mismo, puedo decir cosas de las que después me arrepentiré o tú puedes decirlas y realmente no quiero eso… ¡que tengas una buena tarde!

—¿Problemas en el paraíso?—pregunta Noah.

—Ja, no estoy de humor ahora mismo, Crusoe.—bufa.

—Joder, un infierno en el paraíso por lo que se ve.—agrega ganándose una mala mirada por parte de Lucah. Me muerdo los labios para no echarme a reír y niego lentamente.—Ya, cuéntanos que es lo que pasa con Galacita…

—Galacita…—replica entornando sus ojos.—Estoy llegando a mi límite…

—¿No se suponía que era el amor de tu vida cuándo la conociste?—pregunto. Sus ojos me miran un breve segundo y luego niego lentamente.—Oh, mala pregunta.

—No, está bien.—niega.—¿Las personas también se pueden equivocar cuando crees que conoces al amor de tu vida, no?

—Totalmente.—asiente Noah.—Pero necesitabas un balde para la baba… ¿Qué es lo que ha pasado ahora?

—Que estoy comenzando a no aguantar a mi novia.—anuncia.—Eso es lo que ha pasado.—murmura frotando los laterales de su cabeza con sus dedos.—No sé qué mierda está pasando en realidad pero Gala no es ni la mitad de la Gala que yo conocí, no la reconozco y ciertamente el amo que sentía por ella creo que ya no está…

—¿Y por qué no terminas con ella entonces?—me atrevo a preguntar.—No es malo terminar una relación cuando ya no sientes nada, Lucah…—reflexiono.—Al contrario, no lastimarla es lo importante ¿no crees?

—Sí…—asiente lentamente.—sólo que no sé cómo hacerlo…

—¿Siendo directo?—pregunto.—Vamos, Lucah…eres un chico valiente, puedes con absolutamente todo lo que te propones. Esto realmente no es impedimento para que sigas adelante ¿o sí? Además…sólo te haces daño a ti mismo…

—Belibú tiene razón.—me secunda Noah.—Si ya no eres feliz con Gala, deja eso por la paz y encuentra tu camino…

—¿Desde cuándo ustedes dos son tan jodidamente sabios?—pregunta y los tres nos reímos.

—Intuición de gemelos.—anuncia él y Lucah niega lentamente.

—Un día, Lucah…llegará alguien que te cambie la perspectiva que tienes de la vida y te sorprenderá tanto que terminarás completamente enamorado…—reflexiono y él me lanza un beso.

—Te diría lo mismo, Belibú…—hace una pausa.—pero tú no vas a tener novio hasta los ochenta años así que…lo siento por ti…

—¡Quisieras!—me burlo.

—Tú quisieras.—decide Noah.—Porque de eso nos encargaremos Lucah y yo.

—Ustedes no pueden hacer eso.—respondo entornando mis ojos.

—Claro que sí.—asiente Lucah.—Porque nadie en el mundo es lo suficientemente bueno para ti…
Noah asiente solemnemente y una pequeña sonrisa se abre paso en sus labios.—Nadie en el mundo es digno de nuestra Belibú…

—¡Y nunca nadie lo será!
 
 
 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top