C19. Algunos nacen con estrella; otros estrellados.

Rabia.

Cólera.

Coraje.

Impotencia.

Enojo.

Son solo algunos de la larga lista de estados que se me pasan por la cabeza mientras camino con pasos firmes hasta el jodido elevador, las puertas se abren acompañadas de un ding y un momento después queda ante mis ojos una anciana con cabello blanco e intensos ojos azules que me lanza una mirada fugaz antes de salir de la enorme caja metálica y cederme el paso. Una vez afuera; ella frena sus pasos y me observa con minucioso detenimiento como si estuviese estudiándome con mucho entretenimiento.

—Tienes los ojos más hermosos que he visto en mi vida como para que lleven tanta decepción.—musita y cuando estoy por responder, se marcha.

Decepción.

Golpeteo la puerta de la habitación de mi hermana un par de veces deseando con todas mis fuerzas que ella siga ahí. Marion Simmone –la bruja de su manager- no ha parado de ordenar cosas a todo el mundo y curiosamente todo el mundo parece temerle, entre ellos Danna. Niego lentamente cuando me doy cuenta que aunque piense en cosas más desagradables que las que ya tengo en mente, no logro sacarme de la cabeza aquella estúpida imagen y la peor parte, aquellas estúpidas películas que mi cerebro se ha encargado de darme solo por el placer de ejercer sobre mí algo tan dulce como la tortura.

No se supone que entre más piensas, tu cerebro va perdiendo la noción del tiempo y piensas menos, de acuerdo con algún artículo realizado por algunos científicos locos que claramente se equivocaron porque eso no ayuda en nada.

Ja, al final del día todos mienten.

—Ya voy—finalmente la voz de Danna llega amortiguada del otro lado de la puerta. Dejo escapar un largo suspiro sintiendo como la ira sigue recorriendo por todo mi cuerpo y para el momento en el que mi hermana abre la puerta y sus ojos marrones me observan con detenimiento, siento que no ha disminuido ni un poco. La sonrisa desaparece de sus labios y en silencio se hace a un lado para hacerme la invitación silenciosa a pasar.

Y es que si hay alguien en el mundo que me conoce como la palma de su mano –aun a pesar de haber estado separados tanto tiempo-, esa es Danna.

—¿Vas a decir algo?—pregunto sin más.

—Sí—asiente—, voy a decir que puedes contarme lo que quieras en el momento en el que decidas que es un buen momento para hablar, no antes—anuncia en voz baja.

Me siento sobre la cama aun sin hacer y niego lentamente.—Si hay algo que me molesta en la vida son las personas mentirosas y acabo de descubrir que todo este tiempo he estado con una de ellas.—vocifero sin más.

Dana me observa en silencio un momento antes de tomar asiento a mi lado. Coloca su mano sobre la mía y nuestros ojos se encuentran una vez más.—No entiendo que es lo que te pasa, hermani...

—Belenn Crusoe.—respondo.—¡Eso es lo que me pasa!

—Aarón, hasta hace treinta minutos estabas entusiasmado con la idea de ir a almorzar con ella para pedirle que fuese oficialmente tu novia y ahora me dices, según por lo que mi cerebro acaba de procesar, que es una mentira...—reflexiona—, a mi parecer, carece un poco de sentido.

—No.—Niego—, no carece de ningún sentido. ¡Es una jodida mentirosa!

—¿Pero por qué?

—Fui a buscarla para invitarla a comer y me atendió en la puerta un tipo que jamás había visto en mi vida pero con el cual ella parecía estar en absoluta confianza.

—¿Preguntaste quién era?—pregunta.

—¡Joder, Danna!—replico—Por supuesto que no pregunté quién carajos era, porque seguramente Belenn iba a decir que era un jodido amigo y que no había nada entre ellos para cubrir la mentira.—Los ojos de mi hermana me observan y sólo por un momento me permito pensar que seguramente ella está pensando en que me volví completamente loco. Su mirada juzgadora me lo dice todo.—Y no me mires así como si fuera estúpido o me hubiese vuelto loco.

—No te estoy mirando de ningún modo—reclama.—Pero Aarón, ¿pensaste que podría ser su hermano?

—¿Qué?

—Belenn tiene hermanos, dos.—responde encogiéndose de hombros.—Lucah y Noah si mal no recuerdo sus nombres, me lo contó en una de las primeras veces que compartimos habitación—me informa—, no tengo en placer de conocerlos para decirte si este chico del que hablas es uno de ellos pero...cre que te apresuraste un poco...

—Danna...—comienzo pero el sonido de mi celular se hace presente mandando a segundo plano mi voz, tomo mi celular entre mis manos y revoleo mis ojos cuado veo el nombre de Erick en la pantalla.—Dame un segundo, el inoportuno de Erick está llamando...

—Atiende—responde tomando su propio celular.

—Hey, Erick—saludo pero cuando su voz atropellada sale de sus labios y penetra mis oídos; mi corazón se detiene un microsegundo, mi cuerpo se hiela por completo y mi estómago se revuelve—, ¡mierda!—susurro y automáticamente los ojos de mi hermana me observan con detenimiento y curiosidad.—¡Te veré en un rato! Y cualquier cosa que pase, quiero que me mantengas informado, ¿me entendiste? Por mínima que sea.

—¿Qué es lo que pasa?—pregunta.

—Debo ir a Westfield ahora mismo—respondo sin más.

—¿Qué es lo que está pasando, Aarón?—cuestiona de nueva cuenta. Inspiro con fuerza tratado de mantener la calma pero no puedo.—Aarón, joder. Habla ya.—me ordena.

—Yanelis estaba viajando con los Firshman y tuvieron un accidente—Danna pestañea—, Khailani está debatiéndose entre la vida y la muerte, Levi y Yan están muy lastimados—jadea—, Erick dice que aun la están revisando pero jodida mierda, si algo le pasa a Yanelis te prometo que yo me muero...

—Hey, mírame—susurra sin dejar de mirarme—Yan es una chica muy fuerte y no va a pasarle nada malo, puede con esto y con muchas cosas más—pausa—ahora vamos, tomemos un tren a casa.

—¿Vas a venir?—pregunto. Ella asiente.

—Aprendí mi lección—responde sin más.—Mi familia primero.

Diez minutos después; luego de empacar lo esencial y de presenciar una pelea intensa entre una estrella pop y una representante loca –sin ofender a las locas por tan banal comparación con Marion-, nos encontramos caminando con prisa en dirección al elevador; y es que cada segundo que pasa y Erick no llama para decirme que mi hermanita está fuera de peligro, es un minuto en el que la simple tarea de respirar se vuelve tan jodidamente complicada.

Cuando las puertas del elevador se abren y Belenn queda ante mis ojos, mi corazón da un gran vuelco en mi pecho. Sus ojos hazel me observan fijamente por un largo segundo –uno que parece realmente eterno- y luego observa a Dan.

—¿Podemos hablar un minuto?—pregunta en dirección a mí cuando sale del elevador.

—No.—respondo entrando en él junto a mi hermana.

—Aarón, por favor—susurra—Tenemos que hablar, lo digo de verdad, no sé que es lo que pensaste pero te prometo que no es lo que hayas pensado...—explica en voz baja.

—Para no saber que es lo que estoy pensando lo tienes muy claro, ¿no?—pauso—, mira de verdad, no quiero hablar contigo—musito sin dejar de mirarla—No tengo nada que hablar contigo, de hecho; y ahora mismo no tengo tiempo para hacerlo. Con permiso.

Y luego sin más oprimo el botón y las puertas se cierran.




—Joder, de verdad no quería que nada de esto pasara—murmura Thomas apenas cierro la puerta detrás de mí misma.

—No estábamos haciendo nada malo, Tommy—respondo en voz baja.—Aarón pensó cualquier cosa, eso fue todo y eso se resuelve hablando.

—¿Entonces qué es lo que estás haciendo aquí?—cuestiona alzando una de sus cejas—Bel, espera... ¿en serio sientes algo por él, cierto?

—Te lo dije—susurro.

—Tu cara cambió por completo—anuncia sin dejar de mirarme—, y de verdad que no quiero ser yo el causante de que todo lo lindo que tienes se vaya al carajo, no es eso a lo que vine...

—No lo eres.

—Lo soy—asiente.—Así que ahora mismo iré a buscarlo para decirle que no es lo que está pensando, nosotros nos queremos, sí; pero no de la manera en la que se podría dar a entender...

—No.—decido.—No vas a ir a buscar a nadie para decirle nada.

—Pero Bel...

—Dije que no—repito—, lo haré yo pero no ahora mismo, primero porque Aarón está jodidamente enojado; no hay que ser demasiado inteligente para saber eso. Segundo, porque se supone que debería de confiar en mí ¿no?

Thomas alza una de sus pobladas cejas y frunce sus labios.—¿No me dijiste tú que Grethel no era adivina para saber que era lo que estabas pensando?—pregunta sin dejar de mirarme—, entonces ahora es momento de que yo te devuelva ese consejo...

—Tommy...

—Un proverbio chino dice que no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy...—frunzo mis labios y niego un poco.

—¿Qué proverbio chino dice eso?—Thomas se ríe.

—Ninguno.—pausa—Pero lo leí en una galleta de la fortuna—me echo a reír de inmediato y niego divertida ante sus palabras. Entonces me doy cuenta de todo lo que ha cambiado Thomas. Ya no es el mismo chico serio que apenas y conocía lo que era diversión, no es que él hubiese sido malo en absoluto; simplemente se había metido tanto en su papel de futuro abogado que daba la impresión de que en algún momento de todo aquel proceso se le había olvidado que también divertirse era un derecho.

Viéndolo ahora, siendo un hombre exitoso y luego de tantos años de distancia, me daba cuenta que había vuelto a ser el mismo chico que había conocido alguna vez; y aunque el amor que yo sentía por él se transformó por completo en algo completamente fraternal, realmente daba gracias a Dios por seguir teniendo su amistad. ¿Cuántas ex parejas entendían bien la vida como para guardar las cosas buenas, desechar las malas y conservar la amistad que había comenzado al principio? La verdad es que no lo sabía pero también estaba agradecida por ello, incluso aunque ahora mismo me hubiese costado un enfado por parte del chico al que amaba.

—¿Qué tanto piensas?—su voz me atrae de nueva cuenta a la realidad. Inspiro con fuerza llenando de aire frío mis pulmones y niego un poco.

—En Aarón.

—Lo digo de verdad, Bel—murmura sin apartar sus ojos de los míos—Ve por tu hombre y deja de permitir que piense estupideces.—hace una pequeña pausa—Si se pone en modo estúpido, vienes, me dices y yo hablaré con él personalmente para que entienda que se ha convertido en el hombre más jodidamente afortunado del mundo porque una enana cómo tú se ha fijado en él.—mi corazón se encaja ante sus palabras pero no dice más.—Ahora anda, yo espero la comida y prometo solemnemente que te esperaré para comer juntos.

—Hecho.

(...)

Las puertas del elevador se cierran delante de mis ojos y lo último que puedo ver es a Danna despidiéndose de mí con un pequeño y leve movimiento de su mano derecha.

Dejo escapar un pequeño suspiro y cuando me giro sobre mis talones, me encuentro de inmediato con la mirada de Marion. Su mano izquierda descansa sobre su costad y sus labios rosados están curvados en una amplia sonrisa que me hace querer gritar de frustración; y es que si lo piensas bien, pareciera que ella disfruta del sufrimiento de los demás, en este caso, de mi sufrimiento.

—¿De verdad pensaste que alguien como Aarón Silvetti, que podría tener a cualquiera chica que deseara en la palma de su mano con sólo chasquear sus dedos se podía fijar en serio en alguien cómo tú?

—No le incumbe.—Trato de sonar amable pero no existe alguien en el mundo que no pudiese distinguir el desprecio que hay en mi tono de voz.

Marion me sonríe todavía más ampliamente –como si eso realmente fuese posible- y detiene sus pasos delante de mí.—No sueñes en grande, Belenn....—comienza—, él es un chico que tiene el mundo en sus manos y si pensaste que estando junto a él es como puedes crecer y abrirte paso en esto; ahora mismo te hago saber que no te va a funcionar—pausa pero yo sólo atino a quedarme congelada en mi lugar sin mover uno solo de mis músculos, no puedo pensar, decir ni mucho menor actuar de ninguna manera porque sus palabras han causado en mí exactamente lo que ella ha querido causar, dolor.—, eres bonita, tengo que admitirlo—asiente—pero eso no es suficiente, para poder sobresalir en esto no basta ser una cara linda y hacerte amiga de alguien que ya tiene el universo en las manos...así que si me permites darte un consejo tan diminuto que puede hacer una diferencia bastante enorme en tu entorno; aléjate de él antes de que te el dolor sea más grande...—me sonríe—cariño, algunas personas nacen con estrella, otros estrellados. ¡Ten una bonita tarde!

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