Capítulo 2:La pequeña no tan pequeña Violeta


-¡Violeta!, ¡Violeta, te llama la tierra!- Gritaba la mismísima profesora de hace ya 2 años.

Estaban en la misma clase, Violeta ya tenía 10 años, era mayor para su edad, era responsable y era, (aunque no nombrada específicamente), la protectora del bosque.

Hacía 2 años que se había otorgado ese título.

Ahora ya tenía la cara más fina, más imponente e importante.

Sus labios seguían rojizos y su piel también pálida.

Su pelo largo negro ahora estaba cortado más bien por la altura de los hombros.

Sus ojos eran más morados y más intensos, (a diferencia de cuando no conocía sus poderes).

Había aprendido a controlar sus poderes.

Ahora, todas las noches, salía al huerto y hacía crecer las plantas y reparaba daños en los bosques.

Había llegado a ser tan buena que ni siquiera notaba falta de energía al pasarse toda una noche y toda una tarde trabajando con sus poderes.

Pero aún teniendo superpoderes y aún siendo la heroína que mantenía a su casa con comida... Seguía estando en las nubes en horas de clase, era inevitable.

-¿Qué ocurre?- Dijo mirando directamente a los ojos de la señorita.

Ella estaba prestando atención al bosque, pronto vendría la primavera y necesitaba ayudar a las flores a salir de sus capullos, ya que muchas veces no lo lograban.

Además este año tenía ganas de enseñarselo a sus padres.

-Tienes que presentar tu trabajo.- Dijo la señora.

La niña nerviosa asintió, en parte sabía como llevar esta situación porque, como dijimos antes, era mucho más madura que cualquier niño/niña de la clase. Pero los nervios, como a cualquiera niña de 10 años, le invadían.

Tenía ganas de coger su mochila y largarse pero no se iba a rebajar a la altura de sus compañeras y hacer lo mismo que ellas en día de exposición.

Se puso frente a la pizarra semi-rota y comenzó a dialogar.

-Buenos días, hoy voy a dialogar sobre el bosque- Hubo murmullos de "¡hombre...!" "Claramente" "Estaba más que visto"... pero Violeta continuó- Como todos sabréis que vivimos cerca del bosque y que este año nos va a enseñar parte de sus flores. Árboles con flores, flores, arbustos..... de todo. Es primavera, el renacer de las plantas y me encantaría que esta charla sobre las plantas siguiera en el mismísimo jueves, a las 18:00, es decir, mañana.- Todos esbozaron una sonrisa enorme, bueno, todos menos la profesora.

Violeta, que se esperaba la reacción de su profesora, utilizó su última baza, suplicar- Por favor maestra- La maestra esbozó una sonrisa con pocos dientes y con los que tenía de un color amarillo, incluso algunos eran negros

-Claro que sí, iremos.- Dijo la profesora con un leve, pero notable suspiro sabiendo que no tendría otra opción, ya que la niña era bastante cabezona.

Se sentó Violeta, planeaba la mejor primavera de la historia. Mañana sería un día que nunca olvidaría (y no se equivocaba, jamás, aunque quisiera, no lo olvidaría)

"RING, RINGGG"

Tocaban las campanas y ya sabía que era eso Violeta, significaba libertad, cogió la mochila, se alisó la falda y se acercó a un grupo de niñas

No por decisión propia, más bien por culpa de su madre que estaba empeñada en que tuviera como mínimo una amiga. Su padre dijo que con su edad había conocido a su madre y que debería de conocer a alguien, ya que era genial.

Violeta se encaminó hacia el grupito, estaban Ester, que tenía el pelo pelirrojo y los ojos marrones, Claudia que tenía el pelo largo y muy rizo y finalmente estaba Jonás.... Odiaba a Jonás era tan mala persona. En cambio Jonás se había encariñado de ella y como tenía la familia del pueblo más rica no tardaría en ofrecerle al padre de Violeta una gran recompensa por la mano de su querida hija.

-Buenas, soy Violeta.- Dijo... aunque entendió que llevaban desde los 3 años con ella

-Violeta, ya conocíamos tu nombre, además con los ojos bonitos violetas no te ibas a llamar Serafina- Dijo Jonás esbozando una sonrisa e intentando ser amable.

En vez de sonrojarse se enojó y tiró de los brazos a Claudia y a Ester para solo hablar con ellas.

A ellas en cambio no les molestó en absoluto, Jonás... le daba un poco igual, solo era un pringadillo de la clase.

Entonces Violeta se armó de valor y finalmente comenzó a hablar.

Era de las pocas veces que hablaba con alguien de su edad para no ser "¿me dejas el boli?" o "Dice fulanito que te diga que le gustas", solían usarla para la 2ª ya que a ella no le importaba nada la vida de los demás y podía decir eso como decir "hola, me llamo Violeta".

Pero esto era serio, iba a invitar a alguien a su palacio, el bosque, y como una niña de 10 años, no veía lo malo que podría suceder, bueno, aunque hubiera pensado en las consecuencias jamás podría imaginar algo tan terrible.

-¿Os gustaría venir al bosque y ver una de las cosas más alucinantes?-Dijo entusiasmada Violeta, su madre le había dicho que si les enseñaba algo sorprendente serían sus amigas por lo que, aunque nadie conocía su secreto de los poderes, confiaba que no lo contarían.

Ambas asintieron.

Y se fueron pensando lentamente que cosa "tan importante y tan sorprendente" le tenía que enseñar.

Violeta notó un gusanillo por la tripa que le calmaba, le arropaba y le decía "todo va a ir bien". Entonces se dirigió directamente a su casa. Su casa era pequeña, de madera tenía 2 habitaciones, una cocina y nada más.

Después estaba al lado una caseta de un tamaño bastante más grande, allí se hallaban los preciosos animales y el baño. Vacas, cerdos, ovejas y, por supuesto, gallinas.

Y por delante había un enorme huerto en una gran explanada.

El huerto ocupaba 2/4, los otros 2/4 era para que pasasen las vacas, ovejas, cerdos y a veces las gallinas.

Su casa y su finca estaban rodeados de unas vallas de madera.

Llevaban, gracias a Violeta, 2 años con abundante comida e incluso la vendían para comprar simplemente más semillas o incluso ropa para Violeta ya que ella crecía mucho.

Violeta entró en su casa y dejó en su habitación la mochila de tela.

La habitación era la más espaciosa de la casa pero con la cama más pequeña.

La colcha y las mantas estaban hechas con lanas de ovejas.

Tenía además un armario de madera con 2 pantalones vaqueros, uno corto, uno largo, 1 camisa de manga corta, 1 jersey de lana (que si hacía frío lo ponía encima de la camisa) y 1 vestido para los domingos en misa.

Además tenía un pijama.

Más de lo que llevaba puesto: Una falda y una camisa de manga larga.

Violeta sentía que merecía esa ropa porque con el huerto pagaban la ropa como trueque y ella era la que hacía crecer el huerto que sus padres tanto querían.

Suerte tenían, eso es verdad, como se encontraban en el punto más lejano de Galicia, una tierra bastante deshabitada en todo España, no tenían ni la obligación ni la necesidad de participar en guerras y oficios colectivos como por ejemplo ser alcalde.

A los profesores, médicos... ect los pagaban los campesinos dándole a los señores un poco de comida mensualmente.

Serían pobres, pero eran felices, y eso era lo que le importaba a Violeta.

Además, gracias a su poder, Violeta mantenía a su padre vivo cuando no tenía ni siquiera posibilidades de sobrevivir 2 años y había sobrevivido por ahora 10 años gracias a ella.

En cambio su madre tenía muchas más esperanzas de vivir unos años más, después de todo solo tenía 78 años pero para aquellos era muy vieja y podría ser que como máximo llegaría a los 88 años.

Violeta se puso los pantalones, dejando la preciosa camisa de manga larga y dando saltitos llegó a la cocina que era de madera y tenía un pequeño ornillo.

Además tenía una pequeña mesa ubicada a un extremo de la pequeña cocina.

Su padre estaba sentado en una de las 3 sillas arrugado con una pasa, se le veía triste y tosiendo pero Violeta se acercó, se agachó y levantó su barbilla lentamente y sus ojos se encontraron.

Su padre simplemente vió sus ojos y fue como si viese un precioso pájaro, una preciosa magia...

Simplemente vió los ojos violetas de su pequeña, no tan pequeña, Violeta y sonrió.

-Eres como tu madre- Dijo recordando el día en el que le pidió salir a su madre y le levantó la barbilla.

Violeta lo miró con felicidad pero a la vez con una punta de frío y de tristeza pensando que lógicamente que no podía decir eso, pues nadie había conocido de los 2 a su madre.

Pero después sonrió al comprender que hablaba de su otra madre... Le había contado muchísimas veces como le había pedido a su madre matrimonio.

Entonces lo besó en el moflete y se dió la vuelta

A continuación vió a su madre haciendo huevos fritos recién salidos de las gallinas, la abrazó por la espalda

-Hola mami- Dijo Violeta feliz, en cambio, la señora, que no había escuchado nada, parecía triste.

La señora de 78 años se dio la vuelta lentamente, la abrazó y la besó.

-Buenas cariño, tu padre se encuentra un poco mal...- Dijo con los ojos empapados sabiendo que podría ser la última vez que lo viera. Pero la señora como estaba cocinando no se dió cuenta de lo que había pasado antes y no había visto curar a su hija a su marido con la mirada.

-¡Qué va!, está bien- Dijo la niña sonrojándose porque ella lo había curado.

La señora abrió los ojos y vió a su marido corriendo en el sitio.

Casi lloró de felicidad.

-¡Qué bien!- Y para que no la vieran llorar se dió la vuelta. Y siguió fritiendo un poco desconcertada porque no entendía lo que había pasado, pero muy, muy feliz y dió gracias infinitas a Dios.

Acabó de freír y puso los huevos en los platos y una gran lechuga.

Violeta se sentó en la cabecera, su padre en la otra y , como la mesa estaba contra la pared, su madre en un lado.

Su padre probó el huevo

-Ummm... riquísimo...

Violeta rió por el comentario y observó la enorme lechuga.4

Cuando estaba feliz su poder funcionaba mejor, y como siempre estaba feliz, todo daba resultado.

-Estos dos años llevamos racha en la cosecha.- Dijo la madre, simplemente Violeta asintió.

Se alegraba de que sus padres no conocieran sus poderes.

Entonces se acordó de algo importante.

-¡Mamá, papá!- Gritó y ellos se pusieron tensos pensando que algo malo sucedía- ¡Resulta que hice dos amigas!- La mujer se puso muy feliz tras ese comentario

- Me alegro Violeta, ¿cómo se llaman?, ¿cómo se apellidan?, ¿dónde viven, conozco a sus madres?- Preguntó la madre

Tras contestar a todas las preguntas de sus padres Violeta les comentó más cosas.

-Hoy van a venir al bosque y mañana vendrán todos los alumnos.

-Qué bien- Habló el padre.

...

...

...

...

Las tres quedaron en el bosque, Violeta llevaba pantalones largos y una camisa, parecido a lo que Ester y Claudia llevaban.

Ambas se reunieron a la entrada.

-¡Gracias por venir!, ¡de verdad!-Dijo Violeta entusiasmada y llena de alegría.

Ambas no dijeron nada en un tiempo, sentían que era una estupidez venir y se arrepentían tremendamente.

Cruzaron el bosque hasta un claro.

-Jurarme que no se lo diréis, ¡a nadie!- Dijo Violeta preocupada cuando llegó al claro del bosque

-Lo juro- Dijo sarcástica Claudia.

-Lo juro- Dijo aburrida Ester.

Después de jurarlo 3 veces Violeta estaba nerviosa temblando a más no poder.

¿Y si no salía? ¿Y si le tenían miedo? o peor ¿y si lo contaban a alguien? después de que sus "¿y si...?" desaparecieran de su mente ya estaba preparada para enseñar su poder.

Se agachó, sus ojos se volvieron violetas oscuros, más de lo normal. Puso las manos como si tocaran una flor invisible.

Cerró los ojos e imaginó una preciosa planta violeta, más concretamente un azafrán... Tan bonito.

Visualizó la tierra, como si hubiera una semilla, entonces la semilla crecía, rápido, la energía la llenaba.

Notaba como algo se materializaba, sonrió, a nadie se le daba esto mejor que a ella.

La planta visualizada en su cabeza ya tenía ramas y se estaban creando pequeños capullos.

Estos salían lentamente y formaban flores violetas, de repente un pétalo violeta tocó levemente su mano.

Esbozó una sonrisa.

Y, con mucha energía, lentamente, abrió los ojos.

En vez de ver las expresiones de Ester y de Claudia asombradas como las esperaba vió las expresiones de miedo en su rostro e intentó calmarse a las 2.

-¿Qué tal chicas?- Dijo emocionada viendo la planta tan preciosa allí.

¿Cómo no sentirse feliz?, había creado VIDA, VIDA con sus manos, con su energía canalizada

-¿Eres...eres...eres una bruja?- Tartamudeo Claudia. Era muy tímida y se le veía el miedo en los ojos.

-No, soy una niña con un amor y poder sobre la naturaleza.- Dijo encogiendo los hombros tranquila. Le parecía lo más normal de la vida.

-¿Entonces que eres?, deberíamos hablarlo con la profesora y con las madres- Dijo con miedo Ester

-¡NO!, no veis que solo lo hago por amor a la naturaleza. No hago daño a nadie. - Y de repente cogió un precioso pétalo de la flor del azafrán y lo depositó en la mano de Ester con la mente.

Se sentía decepcionada, no aceptada y mientras el pétalo voló intentó disimular su tristeza con una enorme sonrisa.

-¿¡Qué haces!?, ¡mueves cosas con la mente!, ¿cómo se llamaba eso Claudia?- Dijo Ester alzando la voz.

Tenía miedo, no tanto como Claudia, porque eso era imposible ...Pero tenía bastante miedo, solo había visto hacer esos trucos a Mauro, pero Mauro a diferencia que ella utilizaba un hilo.

-Telequinesis.- Respondió Claudia guardándose detrás de Ester.

-Eso, eso, ¡tienes telequinesis y poder sobre la naturaleza! podrías robar dinero con la mente o matar con una planta de pinchos a tu enemigo- Dijo gritando Ester.

Eran tan distintas Claudia y Ester, Ester era más atrevida y con más cabeza. Claudia tenía más miedo y solía actuar como cuadrase, sin pensar en las consecuencias. En cambio Violeta era feliz, tranquila y sosegada.

-No, solo tengo poder de la telequinesis sobre la naturaleza y empiezo a controlar a los animales.-Entonces Violeta puso los ojos morados y dió un giro.

Segundos después montones de mirlos rodearon a Violeta en modo de espiral.

Estaba muy cansada, los animales era un poder secundario que sabía que no dominaría nunca del todo, pero sabía que con esfuerzo por lo menos conseguiría hacer que no le costase tanto

-Lo que más me cuesta es crear algo desde cero, como este azafrán- Dijo señalando- Algunas veces cree algunos animales pero consume toda mi magia y no conviene gastar en vano.- Dijo, había creado algunos caballos para volver a casa.., algunas mariposas... Pero poco más, además, no quería cambiar el ritmo de la vida de los animales.

Entonces ellas miraron a su alrededor, todos los árboles, todo creación de la pequeña Violeta.

Impresionante.

En parte no se lo creían pero los ojos no mentían.

No sabían bien que hacer.

-Guau- Fué lo último que dijo Ester para acabar la conversación

Más tarde observaron el bosque. Violeta enseñó su árbol-padre y después el árbol que salvó que era su favorito.

Entonces después de ver todos sus poderes ahora escuchar que curó a un árbol, que ama un árbol, que se encariña de ellos y que llora cada vez que uno es talado no era muy locura

-Vamos Violeta, tu puedes- Animaba Claudia.

Violeta estaba en un riachuelo, estaba aprendiendo a controlar el agua, pero... era imposible, intentaron con las zapatillas ya que estaban Ester y Claudia seguras de que lo conseguiría... pero no fué así.

Claudia hizo un fuego con unas pocas ramas...

A Violeta no le gustaba mucho la idea pero al final aceptó.

Tenía los ojos abiertos, violetas oscuros, mirando al fuego fijamente. "¡Qué bello!", "¡Qué hermoso!"... Nunca fué muy fan de él pero notaba como si fuera parte de ella, como su alma gemela, como su hermano... el fuego...

Ester fue a su casa y cogió un hielo. Un hielo frío, intangible, insensible...

De repente Violeta tocó el hielo y supo que no le gustaba. Notaba que era parte de ella, eso sin dudarlo, pero... no acababa de llevarse bien con él.

Sus amigas supieron que algún día los dominaría como ella también suponía.

Finalmente llegaron esa tarde a una conclusión:

Ella dominaba las plantas y en pocos casos, los animales. Con el hielo y el fuego sentía que los controlaría más tarde.

Pero por ahora le valía.

...

...

...

...

En un lugar muy lejano

-¿No sería mejor acabar ahora con ella que aún es pequeña?- Dijo una voz

-No

-¿Por qué?

-Solo cuando salga el hielo y el fuego de ella sabremos que es ella.

-¿Qué más pruebas necesitas?

-CALLATE, CONFÍA EN MÍ

Y la voz comprendió y se calló.

...

...

...

...

Violeta se lo había pasado muy bien y la verdad estaba un poco cansada, pero ¾ de su energía seguían allí, en su mente, corazón o donde en suponga que estaban.

-Chicas por favor... - Suplicaba Violeta.

Las dos se miraron y miraron a Violeta. Estaban tan felices... No necesitarían servir a Celeste nunca más porque sabían que, sin mucho esfuerzo, su querida amiga podría generar una jaula de pinchos que atrapase a Celeste como una vez con 8 años había hecho con

su pelo.

-Tranquila, no diremos nada.

Entonces movió las manos Violeta como una vidente, pero sin la bola e hizo aparecer una lechuga, un tomate y un puerro en cada una de sus manos y sintió un gusanillo que le afirmó que había hecho todo bien.

Ellas se lo agradecieron.

Eran más ricas que Violeta pero nunca viene mal una lechuga, un tomate y un puerro mágicos sacados de la mano de tu amiga.

Violeta partió hacia casa dando saltitos sabiendo que tenía unas amigas geniales.

En cambio, Claudia y Ester no tuvieron tanta suerte.

...

...

...

...

Minutos antes de que Violeta le diera la lechuga, el tomate y el puerro

- Hola Celeste- Dijo Jonás - ¿Para qué me convocaste?- Dijo alisando el pelo.

Ambos estaban en la acera, Celeste llevaba una falda cara, una camisa de marca y unos zapatos de charol. Su pelo rubio estaba suelto y libre de las cadenas de una coleta o de una trenza. En cambio Jonás llevaba un pantalón caro, una camisa azul clarita y unos zapatos azules oscuros.

-A ver, tengo un plan. Sé que se traen algo entre manos Ester y Claudia, me dijeron que visitarían a Violeta. Y dijo que les iba a enseñar algo espectacular. Entonces cuando llegaron al bosque las espié y entonces resulta que ví a Violeta, tenía las manos encogidas sin coger nada, de repente fue como si salieran rayos de luz invisibles, como...-Dijo Celeste mirando a Jonás que la miraba con cara sarcástica de "¡Qué me cuentas!". Ella ladeó la cabeza prosiguió- como energía, energía cálida fluyendo de sus manos. Entonces ideé un plan que nos beneficiara a los dos. Dime por favor que trajiste la cámara de video

Jonás se revolvió y la sacó de su mochila

-Aquí tienes.- Dijo entregándose. Era un nuevo modelo de su padre, muy importante.

-Bien, la grabaremos haciendo su poder, después mañana lo enseñaremos y ella no querrá hacerlo pero yo conseguiré que la condenen por bruja- Dijo Celeste

-¿Y que gano yo?- Dijo Jonás

-Ella huirá, pero sabrá que su casa no es un sitio seguro, ya que podrían incluso matar a su madre o a su padre por ello y huirá, tú le darás protección en tu casa y después cuando todo se olvide te casarás con ella como siempre has soñado. No es mal plan, admítelo, venga.... ¿Aceptas?.-Dijo maleficamente Celeste, Jonás se puso rojo... Pero quitarle a su familia... A su libertad por solo estar con ella ¿valdría la pena? tomó una decisión definitiva e dijo:

-Acepto

...

...

...

...

Mientras se van a casa Claudia y Ester

-Me lo he pasado genial- Comentó Claudia.

Estaba muy feliz y lucharía porque su amiga y su poder reinaran

-Ya y yo- Dijo Ester, sus casas estaban muy cerca, eran más grandes que la de Violeta, pero ni comparación con la de Celeste y Jonás, los más ricos del pueblo.

Y en el camino apareció Celeste.

Ellas no se alegraron de verla, eran sus esclavas y, aunque fingían que les caía genial, la odiaban.

-Mirad lo que tengo aquí-Dijo enseñando la cámara de video-... Pero antes...¿Sois leales, lo juráis?- Se conocían a Ester y a Claudia como "cumple-promesas" ya que sabían que Dios seguramente las castigarían si cometían ese delito.

-Lo juro- Dijo Ester segura

-¿Y tú?- Se encaminó hacia Claudia con su corpóreo y grande cuerpo. Un cuerpo fuerte, duro y además era muy alta.

-Lo...Lo juro-Dijo nerviosa Claudia.

Entonces Celeste con su cara gorda sonrió maliciosamente y le dió al play de la cinta de video.

Entonces el miedo lentamente apoderó las mentes de las chicas, el hielo subió desde su último dedo hasta su último pelo dejándolas paralizadas... Violeta...Violeta...

Se sintieron injustas viendo lo bien que las había tratado a las dos dándoles flores, comida, una tarde divertida y, como se lo había explicado, parte de su energía.

Celeste sonrió hasta que la cinta acabó y se encaminó hacía ellas.

-¿Y que quieres de nosotras?- Preguntó Ester mientras Claudia seguía petrificada.

-Nada... Sé que os habéis hecho amigas... Despediros de ella pues porque la voy a acusar de brujería mañana

-¡NO PUEDES HACER ESO...ELLA... ELLA ES NUESTRA AMIGA, LE UNDIRÍAS LA VIDA, LA MATARÍAN!-Dijo con lágrimas la tímida Claudia que sabía que nada de eso era justo.

-Ya lo sé, ¿te piensas que no lo he pensado? .- Dijo riendo.

Y Claudia corrió y empujó a Celeste que a esta no le fué mucho, se quedó petrificada en el sitio y cuando Claudia iba a pegarle Ester con preocupación la paró

-¡ERES TÚ!, ¡TÚ ERES LA BRUJA!- Gritó imponente Claudia rogando que Ester la soltara.

Ester finalmente lloró de rabia y la soltó, ambas iban a matar a Celeste, por Violeta.

Pero Celeste no lo iba a permitir, las empujó y las tiró al suelo a las dos, se encaminó y ellas, llorando ahora de temor, retrocedieron.

-¡JURARME LEALTAD!- Dijo Celeste

No se escuchó nada.

Celeste les pegó en el estómago y se retorcieron

Dolía mucho, Claudia no iba a aguantar más... y Ester tampoco estaba en condiciones.

-¡HACERLO, AHORA!-Gritó Celeste.

Se le acababa el tiempo y ella no tenía paciencia.

Ester y Claudia lo sabían

Ester miró a Claudia, Claudia a Ester. Sabían que no rompían promesas, y esta tampoco la podían romper... pero... no podían más.

-Tu ganas.... te damos nuestra lealtad...- Dijo Ester

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top