| Tres |




♡  No hay secretos entre ustedes, él los descubre todos.



Hace algunas horas que la noche había llegado, las luces del barrio comercial eran extremadamente brillantes y llamativas, los anuncios fluorescentes y las linternas de papel en los negocios tradicionales.

________________ miró algo nerviosa el delgado reloj de plata que llevaba en su muñeca izquierda. Dio un pequeño salto al notar la hora, ya era tarde, siendo casi las veintitrés, en teoría su novio estaría a punto de llegar al departamento que compartían.

Esto no le preocuparía en realidad, si no fuera porque no se encontraba ahí.

—¿Estás bien? Tu cara está... pálida —exclamó aquel alto hombre que la acompañaba—. ¡Eh! Acaso. ¿Tienes fiebre?

—N-No, estoy bien, no es necesa-... ¡Natsuo! —gritó.

Todoroki había juntado sus frentes, él tenía muy buena referencia de la temperatura ideal humana al siempre tener la piel algo más fría de lo normal.

Estaba nerviosa, no por la cercanía, era más bien el temor de estar dentro de la zona de patrullaje de Hawks, podría aparecer en cualquier momento, solía frecuentar los restaurantes a estas horas.

Se suponía que no iba a demorar tanto.

Simplemente su platica junto a Natsuo había sido tan entretenida que el tiempo se les escapó de las manos, posiblemente él también debería volver a la residencia universitaria antes de que le cerraran las puertas.

—¡_______________! —la voz de Takami resonó entre las calles y lo buscaron con la mirada, estaba hábilmente parado sobre la punta de un poste de luz—. ¡Así te quería agarrar!

Eso bastó para que se separaran—. ¡Keigo!

—¡_______________! —gritó el rubio.

—¿Eso es un pollo? —preguntó Natsuo en un susurro a su compañera.

Todoroki recibió un codazo en respuesta, ambos apreciaron el rudo descenso del héroe hasta el suelo, extendiendo sus alas y creando una leve ventisca al aterrizar.

—Les daré tres minutos para explicar —habló Takami en forma relajada, jugando con uno de sus mechones rubios.

Natsuo inclinó la cabeza, intentando hacer memoria—. ¿Tú no eres el que le manda mensajes al viejo?

Keigo abrió los ojos de forma exagerada, había sido descubierto—. E-Eh. ¿Eres hijo de Endeavor-san?

Ahora la mirada de Todoroki se desvió hacia la mayor—. ¿Acaso estás saliendo con él?

Antes de que Keigo respondiera cualquier cosa tuvo que ponerse en frente de él—. ¡Claro que no! Pero que cosas dices, Natsu.

—¿Eh? ¿Acaso me estás negan-...? —el estómago de Takami había sido golpeado por su novia.

—¡N-Natsuo! ¿Por qué mejor no olvidamos todo este tema? —habló entre risas la mujer, moviendo sus manos intentando aminorar la carga emocional en aquella situación.

Natsuo la miraba con suspicacia, él no dejaba escapar esas cosas. Aunque no lo admitiera, él era incluso aún más cotilla que Fuyumi.

A _______________ no le gustó para nada ver sonreír al menor.

Fue en un segundo, pero solo eso bastó para que Natsuo lograra tomar a su superior de la muñeca, alejándola de los brazos del héroe y rodeando su cintura, terminó descansando su cabeza sobre el hombro de la mayor y viendo de mala forma al rubio que tenía en frente.

________________ se visualizó a sí misma como un Pikachu.

Para tener solo diecinueve años Todoroki ya había superado el metro ochenta, la dejaba en ridículo con sus míseros uno cincuenta y seis, incluso él era mucho más alto que Hawks quien solo rozaba los ciento setenta y dos centímetros.

—¿Quién eres tú y por qué interrumpes nuestra cita? Estábamos a punto de ir a ese hotel. ¡Eh! ¿Qué clase de héroe eres? —murmuró Natsuo de forma infantil, estrechando el cuerpo de su superior y señalando con una mano la posada al otro lado de la calle—. Responde, anciano.

Aquel insulto hizo que Takami perdiera su característica actitud relajada—. ¿Qué me dijiste, maldito mocoso?

—An-ci-a-no.

—¡Algún dia vas a crecer! Además, solo tengo veintitrés años.

—¿Y no fue tiempo suficiente para crecer o qué?

—¡Basta!

—Además tiñes tu cabello.

—¡Es mi color natural!

Todoroki había recibido un segundo codazo—. Hey, Natsu. Ya basta.

En cualquier momento Keigo entraría en una crisis nerviosa.

Natsuo solo aguantaba la risa, molestar a personas como él era su diversión—. Bien, bien —murmuró aún con algunas carcajadas en los labios, liberando a su superior—. ¡Tú! —exclamó, señalando con su índice a Takami—. No vas a deshonrar a mi hermana, la próxima semana deberás presentarte formalmente en nuestra casa.

—¡Espera! Natsuo. Podemos negociarlo no-...

El menor hizo caso omiso y con esa última sentencia cruzó sus brazos y empezó a alejarse de manera lenta antes de tomar un taxi en la esquina.

—¿Qué fue eso? —murmuró Keigo sin poder procesar todo en su pequeño cerebro.

—¡Nos condenaste a todos! —gritó la menor, alzando sus brazos para demostrar lo grande que era el problema. Aunque lo único que consiguió fue que Takami la cargara y emprendiera vuelo—. ¡Hey! Esto es serio.

—Él te dijo hermana. ¿Acaso eres...? —habló Keigo en suspenso—. ¿... hija de un amor secreto de Endeavor-san o algo?

—¿Qué?

—Él te dijo hermana —murmuró Keigo como si fuera lo más obvio del mundo.

Takami aprovechaba la cercanía de ambos para besar los labios su novia de tanto en tanto.

Sus mejillas se habían sonrojado—. Convivía mucho con su familia, eventualmente todos empezaron a llamarme hermana.

—Mouh, nunca me contaste acerca de eso —se quejó el rubio, balbuceaba como un niño pequeño—. ¡Me ocultaste eso! ¿Por qué estaban juntos?

_______________ rió, aferrándose al cuello de su pareja y dejando besos sobre esa sensible zona—. Natsu consiguió un empleo de medio tiempo —murmuró, recordando algunas cosas de su infancia—. Cuando éramos pequeños él me prometió que yo sería la primera chica a la que invitaría a salir cuando ganara su propio dinero.

Keigo hizo un puchero—. Estoy celoso.

Recibió un corto beso en los labios como respuesta. 

—No quería que Natsuo se enterara —susurró, hundiendo su rostro en el pecho de Takami—. Ahora debemos ir a la casa de Todoroki-san, es imposible que ese cotilla se quede callado y olvide esto.

—Ahora que lo pienso —murmuró, levantando una ceja e intentando recordar—. Siempre evitas a Endeavor-san... ¿Pasó algo?

—No puedo verlo a los ojos, me siento avergonzada.

—Eso es normal, a mi también me pa-... digo. ¿Por qué?

La suave risa de la menor se escuchó de forma cálida sobre el firmamento.

Cuando paró, apartó la mirada de aquellos ojos brillantes, buscando cualquier otro punto en el cielo al que prestarle atención.

—Me iba a casar con el hijo de Todoroki-san. 


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