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REGRESO A LA VIDA

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Nueva Orleans era una ciudad hermosa, diseñada para atraer a turistas de todos los rincones del mundo lo que la convertía en una de las ciudades favoritas de los vampiros, eso notó Brooke mientras caminaba por las calles del barrio francés con Finn Mikaelson. Muchos de los fantasmas que se cruzaban en su camino los evitaban y la castaña estaba segura que era por la presencia de Finn, pero a ella no le molestaba, incluso podría decir que disfrutaba la compañía del vampiro original a pesar de solo tener un par de días conociéndose. Si bien ella era cuidadosa con eso de confiar en las personas, Finn no le parecía tan mala persona, quitando su humor de perros y que casi siempre parecía querer matar a alguien, a Brooke le parecía una persona en la que podía confiar. Un buen amigo.

Llevaban un par de horas recorriendo la ciudad, en todo ese tiempo Finn le había contado sobre su vida como vampiro y lo mucho que odió a sus hermanos hasta su segunda muerte, a ella le pareció muy cruel el trato de los Mikaelson a su hermano mayor, pero no dijo nada para no ponerlo de mal humor. No era como si pudiera decir algo al respecto sabiendo que su propia familia había sido, de cierta forma, cruel con ella también. Quizás no a la misma escala que los Mikaelson, pero crueles en fin. Mientras más pensaba en lo que Finn le había contado de sus hermanos más quería ir a la mansión Mikaelson solo para gritarle al tal Klaus por ser un mal hermano, todos esos pensamientos se apoderaron de su mente, pero no se atrevió a decir nada, al menos no hasta que Finn le preguntó directamente.

—Otra vez estás pensando de más—ella se sobresaltó al escuchar su voz—, es molesto.

—Es molesto que algo tan simple como eso te moleste—detuvo sus pasos para mirarlo de frente—, no debería importarte.

—Me importa porque claramente estás pensando en lo que te dije de mi familia.

Brooke desvió la mirada y se dispuso a seguir caminando, pero él la detuvo agarrando su brazo.

—¿Ahora a dónde vas? Estamos hablando.

—No quiero seguir hablando—intentó liberar su brazo sin éxito—. Déjame ir.

—No hasta que me digas en qué estabas pensando.

Mantuvieron un minuto entero de contacto visual retándose el uno al otro hasta que Brooke se sintió intimidada y dejó que sus pensamientos salieran sin filtro alguno.

—Solo pienso que tu familia necesita terapia de forma urgente, no puedo creer todo lo que te hicieron solo porque no querías quedarte con ellos, es injusto—el agarre de Finn se soltó, pero él no se movió—. Y no empecemos con tus padres, ¿Quién le hace eso a sus hijos? Debieron darles la oportunidad de decidir, no todos deseaban ser inmortales y vivir de esa forma.

Finn se encontraba sin palabras, nunca había escuchado a alguien hablar de esa forma sobre él o sus hermanos, todos los señalaban de monstruos aún si sabían la verdad y todo lo que tuvieron que pasar siendo tan jóvenes, pero Brooke estaba hablando de una forma en la que solo había escuchado a una persona hablar. Rebekah también pensaba así, ella no quería ser inmortal, solo quería ser una madre y encontrar a la persona correcta. Sin embargo, nunca pudo cumplir sus sueños. Él y Kol tampoco pudieron cumplir su sueño de convertirse en brujos como habían deseado. Y aún si Klaus y Elijah no deseaban convertirse en bestias ellos si pudieron encontrarle sentido a su vida eterna, los dos tenían personas que le daban sentido a sus vidas, ninguno de ellos estaba solo como Finn porque incluso al final Kol encontró a la persona que le daba sentido a su vida.

—Comienzo a pensar que se merecían lo que les pasó—esas palabras trajeron a Finn de regreso—, aún si estaban cambiando por Hope, tenían que pagar por los horrores que cometieron en el pasado.

—¿Pensabas que no se lo merecían?

—Mh, no creo que nadie se merezca tal destino, pero ahora pienso que si se lo merecían—la mano de Brooke tomó la de Finn—. Tu no lo merecías, debiste ser un gran brujo y morir cuando el tiempo llegaba, no estar en un ataúd por novecientos años solo porque tu hermano era un paranoico con problemas de abandono.

La forma en la que Brooke se expresaba de Klaus le hizo reír, a su conocimiento las únicas dos personas que se habían referido a el híbrido hermano de esa forma sin morir eran Amelie y la esposa de Elijah, y quizás Rebekah, pero ella siempre acababa pagando por eso.

La castaña se quedó estática en su lugar observando como Finn continuaba riendo. Finn Mikaelson se estaba riendo. En el cerebro de Brooke eso era un evento que merecía ser recordado por la eternidad, nunca se imaginó que el amargado Finn pudiera ser capaz de reírse, menos cuando alguien estaba insultando a su familia.

—Creo que morir dos veces te hizo daño—intentó soltar la mano de Finn, pero él se lo impidió.

—Solo pienso que sería divertido que conocieras a Klaus y le dijeras eso.

La idea de conocer a Klaus Mikaelson le dio ganas de vomitar. No quería morir.

—¿Quieres que muera?

—No, no dejaría que mi hermano te haga daño—ahora fue el turno de Brooke para reír—. ¿Estás riéndote de mi promesa?

—¿Era una promesa?—ella levantó sus manos aún unidas para que las viera—. Pensé que estabas coqueteando conmigo.

Finn se quedó sin palabras, simplemente soltó la mano de Brooke y se alejó de ella sin decir nada haciendo que ella corriera detrás suyo para alcanzarlo. Los fantasmas que se encontraban a su alrededor los miraban y susurraban cosas sobre ellos, pero ninguno de los dos se detuvo a saber qué estaban diciendo. Sus pasos los llevaron de regreso a la mansión Mikaelson, el sol ya se estaba poniendo y esa era la señal que Davina le había dado para el inicio del hechizo. La casa estaba vacía, no había ningún fantasma presente y era de esperarse, después de los accidentes de Brooke los fantasmas se sintieron aterrados de la presencia oscura en la mansión, esto causó una escasez de visitas al día. Finn sabía que el tiempo se estaba acabando y una parte de él no quería que el ritual se realizará por lo que esto implicaba, pero sabía que Brooke no pertenecía al mundo de los muertos y era mejor que regresara con sus amigos. Era mejor que dejara Nueva Orleans atrás.

Por otro lado, en el pent-house de Marcel todo estaba listo, los muebles del lobby habían sido movidos para tener más espacio permitiéndoles hacer un círculo con velas en el suelo. La idea era invocar el espíritu de Brooke y anclarla al mundo de los vivos con un vampiro que Marcel consiguió, nadie le cuestionó su elección. Lo más difícil venía después del ritual, Vincent había llegado a un acuerdo con Camille para que tanto ella como Brooke se fueran de Nueva Orleans en cuanto ésta despierte. Camille no quería irse, pero sabía que era lo mejor para las dos. Ella no podía caminar por el barrio francés como si nada hubiese pasado y Brooke estaba en más peligro del que imaginaron, no tenían más opción que dejar la ciudad.

—Debemos iniciar—avisó Vincent una vez terminó de arreglar los últimos detalles.

Los tres vampiros presentes dieron un paso atrás dándole espacio al brujo para trabajar, no querían que algo saliera mal por culpa de ellos. El hechizo de invocación era relativamente fácil y no le costó nada, en poco tiempo todos pudieron ser testigos de cómo el espíritu de Brooke se materializaba frente a ellos. La castaña lucía confundida, posiblemente por el cambio de escenario tan repentino que estaba experimentando, pero sus dudas fueron resueltas al escuchar la voz de Vincent.

—Brooke—el brujo sonaba aliviado de ver a su amiga en perfecto estado.

—Vincent—ella avanzó hasta el borde del círculo—, estaba comenzando a pensar que me quedaría en el otro lado para siempre.

—Sabes que no sería tan cruel contigo—los ojos de Vincent bajaron hasta el vampiro inconsciente en el suelo—. Para que todo funcione necesitas estar conectada al mundo de los vivos.

—¿Solo debo tocarlo?—ella se agachó junto al vampiro—¿Quién es?

—Uno de los vampiros de Marcel, no tiene importancia.

Brooke extendió su brazo para tocar al vampiro, pero se detuvo para mirar a su alrededor, aparte de Camille, Marcel y Josh solo se encontraban Amelie y Davina. Las dos estaban de pie cerca de la puerta en silencio, casi como si estuvieran esperando el momento para irse. Amelie le asintió para dejarle saber que estaban con ella y ese fue todo el empuje que necesitó la castaña para dejar que su mano cayera sobre la cabeza del hombre inconsciente.

Luego todo fue igual a cuando Camille revivió, el dolor, los gritos y el fuego. También la oscuridad que se apoderó de ella. Lo único diferente fue el arrepentimiento de los presentes.

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NOTA:

Disculpen la tardanza, han pasado muchas cosas. Mi computadora se dañó y recién la arreglaron, pero no estoy en mi casa desde hace dos semanas y me la pase viendo The Clone Wars, por eso no escribí. Eso y que quise concentrarme en otra historia que estoy por terminar.

¿Qué opinan de la historia hasta ahora?

Me gustaría leer su opinión. Que tengan lindo día/noche.

Lu.