02; LA CIUDAD DE LAS BRUJAS

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LA CIUDAD DE LAS BRUJAS

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Eran las diez de la mañana cuando Brooke por fin llegó a Nueva Orleans, el viaje le había resultado de lo más tedioso, pero dio su mejor esfuerzo por no detenerse y llamar a Vincent para avisar que no podría llegar ese día. El cansancio había desaparecido de su cuerpo en cuanto ingresó al barrio francés, todos sus sentidos se pusieron en alerta al sentir el primer escalofrío de muchos. Nueva Orleans era conocida por ser la ciudad de las brujas, pero para Brooke era la ciudad de los fantasmas. Tal vez no era lugar ideal para comenzar una nueva vida para alguien que podía ver fantasmas, pero a ella le gustaba el ambiente del lugar y hace mucho que había aprendido a vivir con fantasmas rodeándola a cada segundo del día.

Después de dejar su auto en el lugar más seguro que encontró se dirigió al bar más famoso del lugar, el punto de reunión de todos los que vivían e iban de visita. Las calles estaban llenas de personas, casi le era imposible caminar entre ellos, pero agradecería tener la contextura de una adolescente que le permite escurrirse por la multitud casi sin problemas. Rousseau's no estaba tan lleno como las calles, en cambio, parecía que recién estaba abriendo sus puertas. Una mirada rápida al local me dejó localizar a Vincent en la barra hablando con un hombre que Brooke no reconocía, posiblemente un amigo del brujo, aunque parecían estar discutiendo sobre algo.

—¿Vincent?—Brooke se detuvo apenas unos cuantos pasos alejada de ellos.

—Brooke, lograste llegar—el brujo le dio una mirada a su amigo y se levantó para recibirla con un abrazo.

—Créeme que pensé en cancelar—respondió ella con una sonrisa en medio del abrazo.—Disculpa si interrumpí.

—Oh, no, para nada—Vincent la empujó levemente hacia la barra para que se sentara—. Brooke, este es Marcel, Marcel esta es mi amiga Brooke.

—Es un placer conocerte al fin, Vincent habla mucho de ti—Marcel extendió su mano como saludo.

—Espero que solo haya dicho cosas buenas—la castaña tomó la mano, pero la soltó al sentir un frío insoportable.

—¿Estas bien?—preguntó Vincent luciendo preocupado.

Brooke se aclaró la garganta y descansó sus manos en su regazo asintiendo, su corazón se había acelerado apenas sintió aquel frío, no era la primera vez que sentía algo así por lo que no le era difícil reconocer que Marcel estaba siendo seguido y posiblemente protegido por uno o más fantasmas. La primera vez que sintió algo así fue en el hospital psiquiátrico en el que fue internada tantos años atrás y el fantasma resultó ser su peor pesadilla, por eso cada vez que sentía algo similar giraba en dirección contraria y huía, aunque ahora no podría hacerlo.

—¿Segura? Luces algo exaltada—Marcel la miró con algo de sospecha.

—Si, lo siento, solo estoy algo cansada—mintió.

—Claro, el viaje fue muy largo—intervino Vincent al notar como Marcel pensaba seguir con su interrogatorio—. Te llevaré a casa, nos vemos después, Marcel.

El brujo rodeo los hombros de la castaña con su brazo y comenzó a guiarla hacía la salida, pero antes de poder salir a la calle Brooke giró la cabeza para mirar a Marcel sobre su hombro, el hombre aún estaba mirando en su dirección, pero esta vez no estaba solo. Junto a Marcel había una mujer rubia, claramente un fantasma, que también estaba mirándola, pero con curiosidad. Cuando ambos salieron de su campo de visión volvió a cerrar su "tercer ojo", no quería ver los miles de fantasmas que circulaban por las calles de Nueva Orleans, al menos no en esos momentos.

—¿Qué sucedió allá?—Vincent cuestionó apenas salieron a la calle—¿Estás bien?

—Tu amigo está siendo seguido por un fantasma—la castaña miró a las personas que pasaban a su alrededor, ninguna parecía interesada en ellos.

—¿Uno?—el hombre la miró como si esperaba que dijera algo más—Pensé que tendría más de uno.

—Podría, pero este fantasma parece estar protegiéndolo—su mirada fue hasta la entrada del bar—, creo.

—¿Protegiéndolo?—a los ojos de Brooke Vincent lucía sorprendido—¿Cómo era este fantasma?

—Era una mujer rubia.

Brooke observó cómo el rostro de Vincent pasa de pura curiosidad a confusión y finalmente a sorpresa, incluso logró ver un destello de tristeza en sus ojos.

—¿Recuerdas algún otro detalle?

—Creo que tenía un anillo de bodas—la imagen de la mujer aún estaba clara en su mente, pero esos pequeños detalles eran difíciles de recordar.

Vincent pasó una mano por su rostro y asintió luciendo algo cansado, la reacción del hombre había despertado la curiosidad de Brooke, pero sentía que no debía preguntar. Por lo menos no en ese momento, tal vez después.

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La casa de Vincent era muy acogedora, sobre todo porque no estaba infestada de fantasmas como el resto de la ciudad, para Brooke eso era un alivio profundo. Vincent la había dejado sola para que descansara mientras él salía a una reunión con las brujas, al parecer él era uno de los líderes ahora, la verdad era que Brooke no entendió del todo su explicación de los eventos que tomaron lugar hace apenas un año atrás en el barrio francés. Solo logró entender que Marcel era un vampiro y que era él quien mandaba en el lugar por el momento. No era como si a ella le importara eso, pero Vincent le advirtió que no debía acercarse mucho a Marcel. Extraño, pero la castaña no lo cuestionó.

Habían pasado más de cinco de horas desde que Vincent se había ido, Brooke había dormido por una hora, incluso le dio tiempo de arreglar la habitación donde dormiría, cuando dieron las seis de la tarde y el sol comenzó a ocultarse Brooke decidió dar una vuelta por el barrio. Tal vez no era la mejor idea, pero si Vincent no tenía nada más que hacer, aparte no era como si no pudiera defenderse sola.

No le tomó mucho llegar al barrio francés, a esas horas las calles cobran vida, las luces de colores iluminaban a la gente que caminaba por todos lados disfrutando la música y la comida que ofrecían los vendedores callejeros. A Brooke en lo personal no le gustaban las fiestas, pero ver las fiestas de Nueva Orleans siempre le hacían sonreír por alguna razón. En su recorrido por las calles festivas varias veces tuvo que detenerse al sentir como alguien tiraba de ella solo para darse cuenta que posiblemente era un fantasma, nunca supo cómo, pero los fantasmas siempre parecían saber que ella podía verlos.

—Pensé que Vincent te tendría encerrada a estas horas—la voz de Marcel la tomó por sorpresa—, es peligroso.

—No creo que sea tan peligroso si hay tanta gente afuera—se aseguró de mantener su distancia del hombre sin que fuese tan notable.—Aparte, puedo cuidarme sola.

—Ya lo creo—Marcel asintió—, Vincent mencionó algo sobre un spray de verbena.

—Efectivo contra vampiros, no me ha fallado.

—También dijo algo sobre fantasmas.

Ante la mención de los fantasmas el cuerpo de Brooke se puso tenso, la sensación de manos frías tocando su piel caliente le hizo temblar en su lugar y Marcel pareció notarlo porque le dio una mirada confusa, pero llena de curiosidad.

—Disculpa, tengo que regresar a...

—Escuché que viste un fantasma conmigo—Marcel la interrumpió—, ¿Puedes verla ahora?

—Lo siento, no estoy usando mi "tercer ojo"—la castaña hizo comillas en el aire con sus manos.

—¿Podrías? Por favor—Brooke examinó el rostro del vampiro y sintió su corazón romperse un poco al notar la tristeza en sus ojos—, creo que viste a mi madre.

—¿Tu madre?—la castaña parpadeo regresando en sí.

—Ella me adoptó cuando yo no era más que un niño—Brooke sintió un escalofrío al escuchar la tristeza con la que Marcel hablaba—, murió hace un año y no pude decirle adiós.

Un nudo se formó en la garganta de Brooke al escucharlo, ella sabía lo que era perder a tu madre y no poder verla nunca más, ella vivía ese dolor. Pero ahora podía darle esperanza a Marcel de hablar con su madre, podía evitar que alguien más pasara por ese dolor.

—No quiero hacerlo aquí y Vincent regresará en cualquier momento a casa—la castaña asintió en su dirección.

—Mañana, a la hora del almuerzo, en Rousseau's.

—No le digas a Vincent—pidió Brooke.

—De mi no lo sabrá.

Brooke asintió y se despidió con una sonrisa delicada antes de alejarse por el mismo camino que había tomado para llegar. Cuando llegó a la casa Vincent ya estaba esperándola, el brujo no le cuestionó sobre su paradero, lo que libró a Brooke de tener que mentirle a su amigo. Por ahora. Mañana sería una historia diferente.

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