━ DOS.
( CAPÍTULO DOS —
HERMIONE GRANGER )
Hacía un par de horas que se había despertado. Las últimas veces había estado soñando con su primera vez pisando el suelo del castillo, cuando y como conoció a Cedric, así como con a la profesora Ramona, quien a lo largo del tiempo se había logrado convertir en una figura materna para él. A veces en ocasiones soñaba con Annick, la chica de ojos azules con la que ocasionalmente se encontraba durante el verano, cuando viajaba con su familia desde Francia.
Ver a Ramona como una figura materna no significaba que no viera a la Luna como su madre legitima y aquella que se atrevió a criarlo cuando su padre, Etzio Wrightson, lo abandonó en aquel monte. Sino, que simplemente el ver a Ramona como una madre le permitió tener el afecto materno cuando el sol estaba fuera.
Aquellas sesiones de sueños fusionamos con recuerdos habían comenzado aquel verano, tras salir de vacaciones con su amigo Cedric, quien le había invitado a quedarse con él para pasar tiempo juntos y así mismo, el día en el que tuvieran que partir de vuelta a Hogwarts, fuera más sencillo el transporte y no se tuvieran que atrasar por culpa de Elijah, quien solía tener esa horrible manía de siempre llegar tarde.
Tras tender la cama donde había dormido en casa de los Diggory, se dirigió al exterior donde ya lo esperaban listos el padre y su mejor amigo. Habían estado esperando aquel día más que nadie, ya que en aquel momento se disponían a encontrarse con un amigo del padre Cedric para atender un partido de quidditch, al cual no solo el amigo del padre atendería, sino, que este tenía sus propios invitados.
"Sigo sin poder creer que te tardes tanto si ni siquiera te pasas un peine por el cabello", bromeo Cedric, despeinándolo un poco más de lo que ya estaba.
"Hey, más cuidado. Si me he peinado, el amigo de tu padre llevara visitas debo verme presentable".
"Quisiera decirte que eso es posible, pero te estaría mintiendo. Jamás podrías verte totalmente presentable", dijo y ambos rieron.
"Vamos, chicos. No quiero que se me haga tarde", dijo y los tres varones comenzaron a caminar.
Los tres salieron, bromeando entre si de cosas que habían ocurrido en los últimos días que Elijah había pasado con ellos. De hecho, a él, a veces le gustaba imaginar que era hermano de Cedric; algo curioso es que en algunos lugares a los que salían juntos, solían preguntarles si lo eran. Por lo que a veces se permitía imaginar aquello, también se permitía pensar del padre de Cedric como el propio al no tener otro hombre a quien asociar como figura paterna, aunque claro todo aquello era en silencio. Todo dentro de su mente y nunca compartido con nadie.
En menos tiempo del estimado, llegaron al punto de encuentro. Un enorme árbol a la mitad del bosque, por supuesto ambos jóvenes juguetearon un rato; todo debido a que Elijah comenzó a molestar a Cedric, escalando árboles o corriendo por ahí empujándolo, teniendo a su mejor amigo pisándole los talones.
Estar ahí, en medio de un bosque lo hacía sentir como en casa. Para Elijah, los bosques o cualquier lugar al aire libre lo hacía sentir seguro.
No pasó mucho tiempo desde que llegaron, para que el padre de Cedric, Amos, hablase por fin.
"¡Arthur! Ya venía siendo hora, hijo".
"Lo siento, Amos. Algunos de nosotros tuvieron una pelea con las cobijas. Inicio algo somnoliento", dijo y se giró a mirar a un muchacho pelirrojo que bostezaba—fácilmente reconocido como su hijo— y a un muchacho de destellantes ojos detrás de los vidrios de unos lentes redondos. "Todos, escuchen, este es Amos Diggory. Trabaja conmigo en el Ministerio", dijo y así como lo dijo de detrás del árbol, Cedric y Elijah salieron jugueteando, empujándose entre ellos mientras reían, ganándose las miradas de todos los invitados de Arthur". Y bueno, uno de esos dos muchachos tengo entendido es su hijo Cedric".
"Ese sería yo", dijo el más alto de ente los dos y le extendió la mano a Arthur como saludo, quien la tomó sonriente.
"¿Y tú eres?", preguntó Arthur un tanto sorprendido de ver que Amos cargaba con alguien más.
"Elijah, Elijah Wrightson", dijo con una cálida y enorme sonrisa mientras también saludaba con aquel apretón de manos, después de que su amigo soltara la mano del hombre.
Aquel nombre removió algo en los recuerdos de una de "las invitadas" de Arthur quien rápidamente se giró a mirar a Elijah. Hermione Granger era bien conocida por ser aquel "ratoncito de biblioteca" que todo lo que leía lo recordaba. Y claro que recordaba que hacía un año, había leído la leyenda de la Luna y su hijo. El nombre seguía en su mente, como si apenas ayer hubiese leído aquella leyenda. Aún recordaba la primera vez que la leyó, no había sido un año antes la primera vez, solo había sido para refrescar su memoria. La primera vez que ella leyó sobre Elijah y la historia que venía detrás de élC ella llevaba algunos meses ya viviendo en el castillo y en búsqueda de lectura ligera encontró un libro que había llamado su atención y así fue como encontró aquella historia.
Se recordaba sentada, ligeramente alumbrada por la luz de la luna, leyendo la leyenda sin parar. Recordaba que había llorado aquella noche con el libro pegado a su pecho, pensando, tratando de imaginar al niño, al hijo de la luna. De hecho, desde aquel entonces, era una de sus leyendas favoritas del mundo mágico. La melancolía y la tragedia de la narración habían logrado aquello.
Había olvidado aquellos sentimientos, sin embargo, el tenerlo tan cerca, trajo consigo nerviosismo y un golpe de nostalgia. Así como un sentido casi protector sobre él. Ignorando aquello, Hermione compartió una sonrisa cómplice con Ginny y caminaron por su lado.
Cuando la chica pasó por su lado, el chico de más baja estatura no pudo evitar seguirla con la mirada.
"¿Qué tan grande debo traer la cubeta para tu saliva?", dijo Cedric en su oído riendo a lo que su mejor amigo negó empujándolo con fuerza para alejarlo.
"Tu debes ser Harry Potter", dijo Amos deteniendo al último en la fila, el chico de lentes redondos y ojos destellantes.
"Excelente, un placer conocerte".
"También es un placer conocerlo, señor.
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La caminata no era larga, pero estar en el bosque no era fascinación de muchos, lo cual los hacía retrasarse un poco. Ya fuera por algún insecto o criatura extraña que veían por ahí. Sin embargo, Elijah no podía evitar sentirse como en casa; de querer, incluso se podría quitar los zapatos y andar descalzo. Eso incluso lo haría más rápido, a pesar de los años, usar zapatos siempre le había sido una debilidad.
Cuando por fin llegaron al monte, Elijah sintió un escalofrío y decidió sacudirse, la mera idea de estar en un monte como en el que fue abandonado por su padre, le hacía sentir inseguro. Su amigo quien estaba parado a su lado, al notar el cambio, le apretó el hombro tratando de tranquilizarlo. De entre los demás, los ojos castaños de Hermione lo analizaban y sus acciones. Sabía el porqué del escalofrío.
Todos corrieron al centro viendo que era lo que había que los transportaría hasta el juego. Todos se juntaron al rededor de aquello y algunos tras ver lo que estaba en el suelo, intercambiaron miradas.
"Todos acomódese en una buena posición", pidió Amos mientras que él y sus dos chicos se arrodillaban.
"¿Por qué se hincan frente a esa bota vieja?"
"Porque no es solo una bota vieja", dijeron al unísono los gemelos.
"Es un traslador", dijo Elijah por sobre su hombro. "Vamos. Acomódense".
"¿Pero qué es eso?"
"¡Listos! A las tres. Uno... dos..."
"¡Harry!", exclamó Arthur y Elijah mirando que aún no tomaba la bota jaló su brazo rápido para que se sostuviera también y tras aquello comenzaron a dar vueltas levantándose en el aire. Arriba, mientas levitaban sobre el monte, se escuchaban algunos gritos y risas nerviosas de parte de aquellos que no habían usado nunca aquel artefacto mágico. Aquellos cerca de las chicas podían sentir sus cabellos acariciar sus mejillas por el movimiento del aire lo cual a algunos le hacían cosquillas.
"Suéltense, niños", dijo Amos.
"¿Qué?", preguntó estupefacta la castaña.
"Suéltense", repitió Elijah y los tres amigos soltaron la bota gritando, pronto impactando contra el suelo.
Detrás de ellos, las figuras de cuatro hombres, que parecían caminar en el aire se hizo presente mostrando a Amos, Arthur, Cedric y Elijah. Todos bajaron con gracia y una sonrisa; Cedric se acercó a ayudar a Harry a ponerse de pie, mientras que Elijah tuvo la osadía de ofrecer su mano a la joven bruja que lo miraba desde el suelo.
"¿Necesitas ayuda?", le preguntó con una sonrisa a la cual la menor correspondió mientras tomaba la mano del joven, teniendo detrás de ambos la mirada asesina de Ronald Weasley.
"Gracias", dijo sonriendole mientras se paraba a su lado sin dejar de mirarlo.
"Elijah", volvió a presentarse con una sonrisa, inquieto por saber el nombre de la joven y hermosa bruja frente a él.
"Granger, Hermione".
"Es Hermione, su nombre es Hermione", interrumpió el pelirrojo mirando la escena y el posible rumbo que esta estaría tomando. "Harry nos espera, vamos", le dijo jalándola del brazo llevandola consigo, dejando a Elijah solo con Cedric a su espalda.
"Eres más rápido de lo que esperaba, no creí que le fueras a hablar".
"Uno debe mostrar interés, ¿no lo crees?", sonriendo su amigo le dio una palmada en la espalda.
"Sobre todo cuando tiene a cierto Weasley interesado también".
Tras aquella corta conversación alcanzaron a los demás y caminando unos pocos metros pudieron ver la múltiples casas de campaña, magos celebrando y algunos volando en sus escobas.
"Bueno, chicos bienvenidos a la Copa Mundial de Quidittch".
Se adentraron entre la multitud, viendo los festejos y casi celebrando con ellos, hasta el punto en el que se tuvieron que separar del grupo de Arthur, dejando nuevamente a Amos, Cedric y Elijah solos en su propia casa de campaña.
Una vez dentro, vieron la cálida decoración y no pudieron evitar sonreír para después sentarse en el comedor. De la mochila que Elijah cargaba, sacó una bolsa con grageas, extendiéndoselas a su amigo, quien tomo un par para después comer una a una.
"¿A qué equipo le vas tú?".
"Irlandeses, por su puesto", dijo con obviedad Elijah como si fuera la respuesta más obvia del mundo. Ambos intercambiaron miradas y rieron continuando comiendo los peculiares dulces.
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Pronto la noche llegó, con ello esos oscuros cielos que sin ayuda de luces sería difícil caminar y la Luna. Como cada noche donde Elijah estaba, la Luna había salido.
"Nos vamos en cinco", anunció Amos a los dos jóvenes andando de un lado a otro.
"Iré a ayudarlo", dijo Cedric, dejándolo solo para que tuviera una rápida conversación con su madre.
Elijah salió de la casa de campaña y donde tuvo la mejor vista de su madre comenzó a hablar.
"Hola, madre", dijo con aquel tono suave que usaba únicamente para ella.
"Hijo mío. Dime que ha sido de tu día".
"Lo normal en la vida de los Diggory. Aunque un poco más encantador porque conocí a una chica que llamó mi atención", admitió.
"Vaya que debió impactarte si haz decidido mencionarla. Dime, hijo, ¿es digna de ti?".
"A penas la conozco, pero puedo decir que si, su alma parece noble", dijo con una sonrisa.
"Veo que estas vestido para salir".
"Iremos a un partido de Quidittch".
"Recuerda solo ser cuidadoso".
"Lo seré. ¿Qué tal está Heavenplume?".
"Hagrid la cuida como si fuera suya", dijo y el joven no pudo no esbozar una enorme sonrisa recordando el día en que Dumbledore le llevó con él para que se encargara de cuidar a su extraña criatura.
"¿Pero qué es eso?", preguntó con entusiasmo el enorme hombre de barba frondosa cuando vio entrar a Dumbledore con el joven muchacho y un pequeño cachorro color blanco. Su cuerpo parecía ser el del cachorro de un lobo albino, con un ojo azul casi tan claro que parecía blanco, mientras que el otro era tan negro que parecía que era el mismísimo infierno; de su lomo sobresalían unas alas parecidas a las de los ángeles, del mismo color del pelaje del pequeño. A sus costados arrastraban las alas, dejando que las plumas que estaban en las puntas de estas, no tuvieran el perfecto color blanco del resto del cuerpo, sino, que estas estaban sucias por el polvo del suelo.
"Ella es Heavenplume. Mi mascota", declaró el menor y Hagrid se acercó contento a examinar a la criatura, tomándola en sus enormes manos, dándole vueltas para ver todo más de cerca.
"Nunca había visto alguno de esta clase".
"Digamos que es único en su especie. Mi madre lo hizo especialmente para mi".
"Es especial".
"Demasiado".
"Nos preguntábamos si tú te podrías encargar de ella mientras Elijah estudia. Se le permitirá tenerlo una vez a la semana dentro del castillo, pero debido a que es un animal... carnívoro y tenemos otra gran cantidad de animales, para evitar problemas mientras no pueda estar allá, lo puedas tener bien cuidado aquí".
"Sería un honor. ¡Tremendo honor! ¿Quién no aceptaría cuidar a una especie única? Si lo rechazara estaría loco".
"Hey", escuchó a sus espaldas y se giró a ver de quien se trataba, nuevamente tenía a la castaña frente a él.
"Hey", correspondió el saludo.
"¿Interrumpo?", preguntó con una pequeña mueca la joven bruja mirando a la enorme Luna.
"¿Lo sabes?"
"Leí tu nombre en un libro, hace algunos años".
"Es linda", escuchó a su madre y no pudo evitar sonreír.
"La leyenda, claro", dijo riendo. "¿Qué pasa?".
"Cedric me mandó a buscarte. Me dijo que estarías aquí. Ya debemos irnos".
"Entonces vayamos", dijo y con una seña de mano le dejó pasar antes que él.
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El estadio estaba lleno de fanáticos, luces y fuegos artificiales. Sus lugares estaban en la parte más alta, por lo que tardaron un poco hasta llegar para acomodarse. Pero en el momento exacto que lo hicieron de detrás de ellos, entraron los Irlandeses con fuegos artificiales creando un duende en el aire.
Tan pronto como este duende comenzó a bailar, los búlgaros entraron destruyéndolo para así mostrar a su jugador estrella, Viktor Krum, quien hizo su propio espectáculo y seguido de una breve presentación, el juego comenzara.
Cuando el juego hubo terminado regresaron a sus casas de campaña, donde ahora se encontraban descansando Amos, Cedric y Elijah en sus propias camas. Todo parecía tranquilo, Elijah, estaba recostado leyendo un libro hasta que la escuchó. Era su madre.
"¡Está aquí!", le exclamó y sin tener que dar más detalles, el joven se levantó rápidamente a despertar a los otros dos.
"Debemos irnos", los sacudió. "Mi madre me advierte peligro. Hay que buscar a los demás y ayudarlos a salir de aquí lo antes posible".
Ya atentos, los otros dos se pusieron de pie y salieron caminando a la casa de campaña de los Weasley de donde vieron salir a Arthur.
"Esos Irlandeses celebran con todo", dijo casi divertido.
"No son los irlandeses", dijo con agraviada seriedad Elijah, lo cual sorprendió a Arthur. "Debemos salir de aquí lo antes posible. Vamos al traslador", dijo y el hombre entró por su familia y amigos.
Al salir anunció lo que Elijah les había dicho sobre el traslador y pidió que se mantuvieran juntos y asigno responsabilidades. Comenzaron a correr; Elijah por el rabillo del ojo vio que Hermione se atrasaba un poco por lo que regresó por ella tomándola de la mano jalándola con él.
"Falta Harry".
"Yo iré por él, ve con los demás", pidió y la chica insegura le hizo caso.
Mientras se acercaba a tomar al muchacho, vio a lo lejos un grupo de hechiceros de largas túnicas, gorros puntiagudos, portando antorchas y máscaras que no le permitía ver de quien se trataba, fue entonces que la incertidumbre lo golpeó, ya que no sabía si alguno de esos hombres era su padre. Su madre le había dicho que estaba ahí, pero saber cual de todos aquellos era, sería tarea complicada.
El castaño iba tras el pelinegro que corría sin detenerse al sentido contrario. Trató de alcanzarlo hasta que este desapareció por completo de su vista. Ahora solo veía tragedia y fuego a su alrededor.
"Regresa con tus amigos", pidió su madre.
"Aún puedo encontrarlo", contestó y a pesar de que tenía la intención de ir por el, la multitud lo empujó al lado contrario llevándolo donde estaba su traslador.
"¿Y Harry?", preguntaron todos al ver al joven.
"Lo perdí entre la gente".
"Tendremos que regresar por él más tarde".
"¿Qué?, no. Puedo buscarlo ahora", dijo pero todos ya tocaban la bota.
"Sera rápido, hijo", pronunció Arthur.
"¡No!", dijo aún sin tomar la bota e igual que como él hizo con Harry aquella mañana, Cedric tomó su mano obligándolo a tomarla de mala gana para así llevarlo consigo.
Capítulo 2 listo ahhhh. Que mientras revisaba este segundo capítulo me ha dado ganas de hacer una manipulación para traer a la vida a Heavenplume hahaha. Espero pronto hacerlo y compartirlo con ustedes en Instagram hahaha. Espero estén disfrutando la historia.
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