XXXI.

N/A: Recordatorio de que las cursivas son los extra que hice en paralelo a la historia lineal.


Ciudad de Berlint, 4:47 pm 


Corrió como un rayo negro entre las calles, tan rápido que nadie era consciente de su presencia hasta que estaba lo suficiente cerca. Saltó y desde ahí lanzó sus dagas doradas, clavándose en la garganta o en el pecho de sus objetivos, al caer corría para recuperarlos y seguía su camino, cortando todo a su alcance, inhabilitando al enemigo y brindando una apertura.

Para mala suerte la fuerza paramilitar no parecía disminuir, los números eran alarmantes y las bombas que estallaron descendieron los números de la SSS, por lo que tenían una clara desventaja.

Por eso Yor había corrido hasta ahí tan pronto como se aseguró de poner a salvo a Melinda Desmond, abriéndose paso en la costa y logrando colocarla en una embarcación decente, alejándola, antes de que sitiaran ese lugar, algo que casi evitaba que Yor lograra ponerla a salvo. Sin embargo, solo tuvo que deshacerse de unos pocos guardias que no habían pensado que alguien iría por ese camino tan rustico.

Yor sabía que una vez que se enteraran de su ataque, enviarían un gran arsenal con sus hombres y estarían incomunicados del resto del mundo. Y así fue, pero al menos le había encargado al agente de SSS que conducía que escoltara a Melinda en el navío y que estarían en contacto para saber cómo actuar ante el desenlace. Aún así que ella estuviera fuera de Ostalis y más específicamente lejos de las manos de Donovan, era su objetivo.

Una vez cumplido con ello, regresó sobre sus pasos, algo que se había contenido desde que Melinda le dijo que Anya había estado con Demetrius en el lugar donde empezaría la masacre de Garden. Algo que no se suponía que sería así, pero qué sucedió, confiaba en Damian, que la mantendría segura, había demostrado su talento. Sin embargo, Yor no había sabido de Loid en todo ese tiempo y todo había empeorado cuando Donovan hizo acto de presencia.

Lo cual dejaba en claro que algo verdaderamente malo le había sucedido a Loid.

La simple idea sacudió el pecho de Yor y se aferró a la negativa de aceptar que algo inevitable sucedió, que él estaría... no quería ni pensarlo. Él se lo había prometido, que volvería con ella, a salvo, se lo susurró en esa despedida.

Y si realmente se atrevía a dejarla sola, lo haría pagar.

No iba a permitirlo, por eso estaba ahora, abriéndose paso en las calles de Ostalis para alcanzar a Loid, encontrarlo y arrastrarlo a casa si es necesario, iba a negarse a aceptarlo, no estaba permitido, iba a regresar con vida y la familia Forger prevalecerá. Por eso necesitaba llegar con él y ayudarlo, sacarlo de la oscuridad si era necesario.

Pero las cosas parecían complicarse, había una guerra campal en el centro, algo con lo que Yor no tenía tiempo, necesitaba llegar con Loid, pero aún así no podía dejar a sus aliados cayendo muertos, debía ayudar cuanto pudiera. Su navaja se hundió en el pecho de un militar, pero el hombre parecía aún fuerte, la sujetó del brazo y tiró de ella, Yor lanzó una patada directo en su pecho, mandándolo a volar con su bestial fuerza. Fue interceptada por otros enemigos que se acercaron y se vio envuelta en una pelea de cuerpo a cuerpo, lanzando a sus contrincantes, pero más seguían llegando.

Percibió a alguien acercándose, pero tenía las manos llenas con tres enemigos, intentó girar para bloquearlo, deshaciéndose de sus oponentes de momentos antes. Los cortó con sus dagas en su pecho, dos cayeron sin embargo, uno logró permanecer. La atacó con ferocidad, con una navaja y escuchó el seguro de un arma, debía esquivarlo, debía...

Giró rápidamente y levantó su daga en un intento de bloquear el ataque, pero justo en ese momento una mano sujetó el rostro del hombre y lo clavó directo en el piso. El arma se disparó, lanzando la bala al cielo, sin embargo, el soldado dejó de moverse y Yor sabía que ya no respiraba. Observó al hombre que la había salvado de un ataque letal, grande, con el cabello patinado y los ojos azules profundos.

— Jörmungander

El agente de Garden la observó detenidamente, evaluando su apariencia.

—Thorn Princess ¿la vida de casada te ha distraído?

Ella lanzó su daga hacia la derecha sin mirar, la cual se clavó en el pecho de uno de los hombres, cayendo al suelo.

La presencia de Jörmungander ahí significaba que habían terminado con su trabajo en la residencia Desmond, lo cual les permitió el ir a ayudar a la SSS a enfrentarse con el ejército que era la residencia hacia la democracia de Ostalis. Yor vio al resto de Garde moviéndose rápidamente por las calles, deshaciéndose del enemigo con facilidad, cayendo una y otra vez al suelo, derrotados, manchando las calles de sangre.

Garden eran especialistas en la erradicación de objetivos con rapidez y precisión.

Por lo que su presencia ahí era una gran ventaja para el SSS, que a pesar de que Garden eran apenas menos de diez miembros, equivalen a un ejército capaz de erradicar el poder militar de una ciudad, por la letalidad de sus miembros.

—No, me ha hecho mejor. — Sonrió Yor. —Gracias por la ayuda, Jörmungander, te encargo el resto, tengo algo que hacer.

Jörmungander simplemente asintió y Yor siguió en su carrera, salió del centro de la ciudad donde estaba un poco más tranquilo, había algunos conflictos pero la mayoría estaba en el centro, pero ahí vio un auto abandonado, se subió para ir más rápido de lo que sus piernas le permitían.

Aferrándose a la esperanza, eso es lo único que le quedaba.


Schloss Burg, 5:03 pm


Anya se detuvo enfrente de la puerta, viendo los ojos llorosos y agónicos de los niños al otro lado del cristal, los veía gritando, desesperados para poder salir de ese infierno, de aquella prisión donde los habían atormentado todo ese tiempo.

Los recuerdos no dejaban de venir, sabía que no era el mismo sitio y que las condiciones habían sido diferentes, pero era inevitable.

Anya se acercó hacia la puerta, pero no logró abrirla, parecía asegurada de alguna manera para que de una forma muy específica fuera abierta. Por un momento lamentó que el laboratorio estuviera solo, si hubiera encontrado a alguien ahí podría leer su mente...

Una niña colocó su mano en el cristal enfrente de ella, sabía que podían verla, sus ojos desesperados lo dejaban en claro, ese gesto es un grito de auxilio. Anya apoyó su mano al otro lado del cristal, encima de la de la niña, queriendo transmitir que ella los sacaría de ahí.

Sorpresivamente unas imágenes vinieron a su mente, se sobresaltó, había sido como un golpe fuerte en su cabeza ver las imágenes en su mente de pronto, pensó que cristal era a prueba de ruido y de cualquier efecto ¿acaso habían logrado replicar el proyecto apple con éxito? En las imágenes en su mente vio a Bastian presionando algunas cosas en la máquina y un sonido que significaba que estaba abierto.

Vio una máquina cercana, presionó algunos botones, siguiendo la imagen mental que aquella niña le había dado. Presionó uno de los botones y escuchó aquel sonido, se acercó hacia la puerta, pero cuando intentó abrirla, no cedió, pero se dio cuenta de que algo había aparecido. Un parte para deslizar una tarjeta, extrajo la tarjeta con la que había entrado al lugar y la deslizó, vio una luz verde y de pronto la puerta se abrió automáticamente.

Los niños, alrededor de diez de ellos, salieron rápidamente, con el miedo de que aquello fuera una fantasía y que en cualquier momento regresaran los científicos y tuvieran que meterse de nuevo en esa jaula de cristal. Anya se inclinó hacia ellos con una sonrisa en los labios en un intento de brindarles algo de tranquilidad.

—Ya están a salvo, saldremos de aquí, así que pueden estar tranquilos. —Acarició la cabeza de dos de ellos, los que estaban más cerca.

—¿Quién eres tú? —Un niño, con el cabello rojizo y los labios temblorosos habló, dejando en claro que no confiaba en ella.

—He venido a sacarlos de aquí

—¿Y cómo podemos confiar en ti? —El niño inquirió.

—Solo tienen que seguirme y estarán a salvo.

La chica, la que le había dejado ver su mente se adelantó, colocándose enfrente de ellos, por su estatura podía verse que era la mayor, por lo que su sentido de protección hacia los menores era algo esperado.

—Eso nos dijeron antes de traernos aquí y todo fue peor ¿Cómo podemos confiar en ti?

Anya los entendía, realmente lo hacía, ella misma estuvo del otro lado y sólo logró salvarse porque escapó de ahí y nadie la encontró, todo por su habilidad de leer la mente. Por lo que decidió inclinarse para ponerse a la altura de los chicos, más específicamente de la niña rubia con ojos verdes.

—Por que yo soy una de ustedes

Los niños la observaron detenidamente, con los ojos completamente abiertos, entendiendo lo que esas palabras significaban, el peso oculto que había detrás y finalmente la actitud defensiva desapareció, entendiendo que debían confiar en ellos.

Anya no podía culparlos, eran unos niños, posiblemente de la edad de su hermano o menores y la idea de que alguno de ellos fuera su hermano la abrumó, no quería ni pensar que pudo ser una posibilidad, ya que habían ido a reclutar niños en la escuela de Alain. Sabía que habían experimentado con ellos, por eso aquella niña podía enseñarle aquellas imágenes... sin embargo ¿a qué grado habían llegado?

No era el momento ni el lugar de preguntar algo como eso, lo importante era salir de ahí. Tomó a dos de los niños de la mano, y los observó con el rostro relajado.

—Ahora saldremos de aquí, tómense de las manos para evitar que alguien se quedé atrás o se pierdan, no se distraigan.

Avanzaron por el laboratorio, los niños miraban alrededor, con sus rostros aterrorizados, recordando cosas, momentos y todo lo que había sucedido en ese laboratorio desde que llegaron, semanas atrás. Por supuesto que no esperarían a una fecha en concreto para experimentar, apenas tuvieron sus sujetos de pruebas, empezó todo.

¿Y la fecha para que era...? La niña a su lado, la rubia que le hizo frente y que sostenía a su mano le dio la respuesta de manera intuitiva. Solo estaba pensando en sus cosas y podía ver que no controlaba sus propias habilidades, era inestable y nada aseguraba que pudiera conservarlas, pero pensó en ese día y como iban a experimentar con ella, para pasarle sus habilidades a otro de los niños que no había presentado poderes, para ver si era posible.

Iban a empezar con los experimentos de traspaso de habilidades, ahora entendía las fechas.

Pasaron enfrente de la sala y cuando Anya visualizó la puerta y avanzó más deprisa, con aquella sensación de que debían dejar todo atrás para poder estar tranquila, por lo que caminó más de prisa y los niños siguieron sus pasos. Y justo cuando se acercó lo suficiente, lo vio aparecer en la entrada.

Bastian Fischer.

El hombre estaba demacrado, podía ver sangre escurriendo por su frente, tierra en su traje desarreglado, su rostro pálido, pero estaba completamente vivo, algo que no concordaba con lo que Damian le mencionó cuando llegó con ella, que había logrado tomar la tarjeta obteniéndola del cuerpo de Bastian.

¿Damian había revisado que estuviera muerto?

Su presencia ahí dejaba en claro que no había sido así, que se había aferrado a la vida y ahora estaba ahí, observando a todos sus experimentos, con un arma en la mano, apuntándolos y con una expresión que denotaba ira contenida, con una pizca de locura.

—Es hora de que vuelvan a su lugar.

Anya sintió a la chica a su lado temblar y a los niños detrás suyo temblar al ver al responsable del proyecto Apple, por supuesto que sabían quién era.

—No es algo que esté a discusión. —Anya fue la que habló, tenía que hacerlo, mientras pensaba alguna posibilidad de librarse.

—Anya querida, tú igual tienes que quedarte, no sabes las ganas que he tenido de verte. —Su expresión se tornó obsesiva e intensa. —Quería ver qué había dentro, en tu mente.

Anya se estremeció ante la forma en que lo dijo y dio un paso al frente, no iba a retroceder, debían salir, los niños la siguieron, pero Bastian le quitó el seguro de su arma.

—No me obliguen a actuar, pero nadie saldrá de aquí con vida.

—No nos matarás, tú nos necesitas.

Esa fue la razón por la que Anya se arriesgó a acercarse hacia la salida, porque sabía lo valioso que eran esos experimentos para un investigación, no era capaz de dañarlos, eran pieza clave para lo que fuera que habían sido sus planes.

Bastian simplemente dejó salir una carcajada ante sus palabras.

—No, no necesito a todos estos, muchos son simples desechos—Movió el arma de forma distraída. —Tú eres la clave para esto, por eso Demetrius se tomó tantas molestias en atraerte, porque te necesitábamos.

Anya sintió ganas de vomitar provocadas por el odio intenso y desenfrenado que sintió ante las palabras de aquel hombre repugnante ¿desperdicios? iba a hacerlo pagar por sus palabras y cada uno de los segundos de dolor que causó en esos niños, creándoles un trauma que no podrían borrar jamás de sus vidas. Ellos tendrían que vivir con eso.

Soltó a los niños de su mano y avanzó, evaluando al hombre, sabía que podía vencerlo fácilmente, era un científico, no un luchador. Sin embargo, cuando se acercó, Bastian levantó el arma y disparó, Anya giró con terror para ver a los niños y vio cómo la bala había rozado el brazo del chico pelirrojo, que dejó salir un grito de miedo. La mayor de los niños se acercó perdida, sin saber que hacer, pero intentándolo.

Anya presionó su mandíbula, iba a destruirlo por hacer eso.



El encontrarse a Anya Forger en la Premiere de Bondman había sido un golpe duro para Damian, ya que no esperaba verla ahí.

¿Había pensado en que ella amaría estar ahí? Por supuesto, apenas se enteró de que iría, que si ella pudiera conocer a su héroe, aquel espía que amaba a su edad... En algún momento Damian se había sentido algo celoso de que amara a aquel espía torpe y que utilizaba a las mujeres a su antojo o que sus misiones eran patéticas.

Si ella supiera que él era un mejor espía ¿lo hubiera querido más?

Muchas veces pensó en ello, fantaseando al respecto, pero sabía que no podía decir nada al respecto, solo acompañarla a ver la serie. Por lo que estar ahí pero que la mujer que lo acompañó no era Anya, sino Sigrid, fue una broma de mal gusto y se había sentido incómodo y se formó una desazón en su estómago. Sensación que se incrementó cuando vio a Anya en la Premiere, tomándolo con la guardia baja ¿cómo es que...?

Damian vio a la heredera de los Blackbell a su lado y entendió que había sido cosa suya. Cualquier persona cercana a Anya y que le tuviera estima sabía que ella amaría estar en ese lugar, Becky lo había hecho. De seguro había sido tan feliz...

Hasta que lo vio, pudo ver su expresión cambiar de una sonrisa a un gesto consternado y más cuando quedaron de frente. Habían pasado un tiempo y él realmente confiaba que la distancia entre ellos lograra mitigar y disminuir sus sentimientos por ella, ese amor que lo estaba hundiendo. Pero al verla enfrente suyo con ese vestido verde que solo hacía resaltar su mirada y sus mejillas sonrojadas por tanto sonreir lo supo.

Damian jamás lo había negado y nunca lo haría, Anya Forger era cautivadora, desde su cabello rosado peculiar, esos ojos que eran más brillantes y preciosos que la esmeralda, su piel pálida y esa sonrisa encantadora. Sintió su corazón latir dolosamente, entendiendo que necesitaría mucho más tiempo para olvidar a Anya, aunque él sabía que nunca podría sacar a Anya de su corazón.

Estaba tan enfrascado en observar la belleza de Anya que no fue consciente de cómo Sigrid comenzó a faltarle al respeto, cuando fue consciente sabía que lo mejor era tomar su distancia y así lo hizo.

La segunda sorpresa de la noche fue ver a su hermano Demetrius en la Premiere, a él no podía darle más igual esa película por lo que ¿por qué estaba ahí? la idea no dejó de darle vueltas en su cabeza, de que había algo más, quizá su conexión con la familia de Sigrid, él estaba siguiendo el camino correcto.

Por lo que esa noche sería su oportunidad para conseguir la respuesta que necesitaba.

Una vez que la película inició y el tiempo pasó, sabía que debía actuar, le tocó la mano a Sigrid atrayendo su atención.

—Ahora vengo, iré al baño.

—Pero te perderás mi momento en la pantalla—Ella hizo un gesto caprichoso, digno de una mujer que siempre obtenía lo que quería, pronto seguiría su momento, algo que esperaba que Damian viera.

No por nada había convencido a su padre de hacer la Premiere en casa para que Damian fuera y poder presentarlo a sus padres.

—Regresaré pronto.

Al final ella lo dejó ir y salió de la sala, hacia los baños, donde caminó con discreción. Antes de entrar miró a su alrededor, asegurándose que no hubiera nadie antes de adelantarse y entrar a la habitación de servicio y limpieza, lugar donde estaba el acceso a los fusibles de la luz. Sin titubear bajó las luces y salió de ahí, no necesitaba que lo encontraran en la escena del crimen.

Subió con gran sigilo por la escalera, utilizando la oscuridad a su favor y rapidez, corriendo por los pasillos, hasta que se adentró a la habitación que era de su interés. Había estudiado los planos del lugar, además que había estado alguna vez ahí, por insistencia de Sigrid y que le dio un corto recorrido, pero que fue de gran utilidad.

Sus ojos que se habían adaptado a la oscuridad y por su experiencia como espía, estudiaron el lugar, acercándose al escritorio que era del padre de Sigrid, Vornik Schneider, rebuscando entre los papeles ahí, pero no había nada que vinculara a Demetrius con la farmacéutica, alguna pista que demostrara que él era culpable.

Abrió los cajones del escritorio buscando, pero solo eran cosas sin importancia, hasta que su mano chocó con algo y un pequeño cajón secreto sobresalió. Ahí había un carpeta, Moonlight la tomó y revisó los papeles, sus pupilas se movían con decisión captando cualquier cosa, sintiendo la adrenalina en sus venas y como el tiempo se movía muy rápido.

Pero su corazón se detuvo cuando al girar la hoja vio dos palabras en lo alto de la hoja: Proyecto Apple.

Su respiración se atoró en sus pulmones, porque sabía lo que eso significaba.

Aún recordaba cuando Loid le habló al respecto, de porque debía mantener su mente en blanco con respecto a ser un espía cuando estuviera con Anya. Twilight había mencionado Proyecto Apple y el oscuro pasado que involucraba a Anya con eso, sus habilidades y como había sido un sujeto de prueba.

Moonlight jamás se había sentido tan impotente, asqueado y furioso en su vida qué saber lo que Anya había pasado antes de conocerlo.

En ese momento muchas cosas cobraron sentido, como ella de niños parecía en ocasiones leer su mente, sobre cosas que le gustaban o que tenía un lago en su casa. Hasta recordó que ella en ese baile le había confesado sus habilidades y él lo tomó como una broma de mal gusto. Un niño no se creería algo tan absurdo.

Un mar de emociones lo aturdió, la ira de que sucediera eso y eventualmente también la traición, de saber que Anya al inicio se acercó a él por interés, para llegar hacia su padre. Algo que no podía culpar, a palabras de Loid, porque sólo hizo lo que pensó que serviría para quedarse junto a sus padres. Damian no iba a amarle menos, al contrario, las ganas de haber estado ahí y ayudarla lo atacaron.

Y se sintió mal por haber sido tan brusco e hiriente con ella cuando eran niños, si hubiera sabido lo que tuvo que atravesar para estar ahí, él hubiera sido más amable.

Se arrepentía de tantas cosas que en la actualidad no podía cambiar.

El ver el nombre del proyecto, la palabra replicación y como su hermano era el principal patrocinador entendió que de alguna manera, ella estaba involucrada ¿Demetrius se había acercado a ella por eso? La simple idea no dejaba de darle vueltas y su instinto le decía que era así. Sin embargo, a palabras de Loid, todo documento que vinculaba a Anya con el proyecto había sido erradicado.

Moonlight no quería confiarse sobre eso y un sentimiento abrumador de protegerla lo aturdió.

Debía detener a Demetrius, debía hacerlo para poder mantener a salvo a Anya, eso era suficiente para demostrárselo a Twilight.

Dejó los papeles donde estaban, era momento de salir de ahí, se había demorado un tiempo. Salió por la puerta y caminó hacia la escalera, que estaba lo suficiente lejos, pero una vez que alcanzara el segundo piso, todo sería más fácil. Aunque las misiones de un espía nunca era sencillo, por lo que cuando cerró la puerta lo escuchó.

—Identifícate.

Damian no giró totalmente, solo observó de reojo, al hombre de seguridad observándolo desde su espalda. Maldijo internamente, porque sabía que no había manera de explicar su presencia ahí y si lo descubrían, todo su plan y su infiltración se iría al diablo. Por lo que solo había una alternativa.

—Hay un sujeto sospechoso en el ala este en el tercer piso. —Escuchó al hombre susurrar en el radio que llevaban.

"No, estás equivocado, hay un hombre en el ala oeste..."

Moonlight escuchó eso y observó al hombre bajar la mano hacia su bolsillo, sabía lo que seguiría a continuación. Sin esperar más tiempo, salió corriendo por el pasillo. El guardia maldijo y corrió detrás suyo. Moonlight se movió por el laberinto de pasillos. un guardia salió de la nada en un pasillo lateral e intentó sujetarlo, tirando de su ropa, pero Moonlight terminó liberándose. Otro guardia se atravesó en su camino con un arma, él con maestría lo desarmó con una patada y lo empujó hacia atrás suyo. Pronto tres hombres lo siguieron, agradeciendo la oscuridad.

Debía deshacerse de ellos, pronto alcanzaría la escalera y si lo seguían hasta el primer piso, no tendría manera de librarse de la implicación. Él era rápido y sigiloso, podía mezclarse con la oscuridad, por desgracia los pasillos eran estrechos y los guardias lo seguían de cerca.

Visualizó la escalera que estaba a un par de metros, hasta que vio a un hombre similar a una bola de demolición por su tamaño acercándose hacía él por enfrente ¿era otro guardia? Su tamaño dejaba ver que era letal y que enfrascarse en una pelea contra él en ese momento lo retrasaría el tiempo suficiente para que la luz volviera. Por lo que cuando se acercó lo suficiente, lo vio estirar la mano, pero Moonlight reaccionó antes, saltando y pasando encima de aquel gran hombre con elegancia y maestría.

Aterrizó detrás suyo, pero aquel hombre, amigo o enemigo, logró distraer a sus perseguidores para que él escapara y alcanzara el primer nivel justo segundos antes de que la luz volviera.

Caminó rápidamente hacia el salón donde se proyectaba la película, miró hacia atrás para ver si había logrado deshacerse de los guardias. Cuando volvió a mirar hacia adelante se detuvo súbitamente al ver a Sigrid enfrente suyo, casi termina chocando con ella, pero sus reflejos lo ayudaron.

—Sigrid.

—Damian ¿Dónde estabas? te perdiste mi aparición en la película.

—Lo siento, se fue la luz y no pude ver nada. —Él se excusó con la facilidad de un buen mentiroso.

Ella pareció meditarlo un momento, pero se acercó hacia él, colocó su mano en su pecho en un intento de acomodar su ropa desordenada.

—Te perdonaré solo porque eres realmente encantador. —Ella sonrió con picardía. —Pero a cambio quiero una recompensa.

—¿Recompensa? —Solo pudo recordar las cajas de chocolate que le daba a Anya en el pasado, un recuerdo doloroso.

Sigrid sonrió con segundas intenciones claras en su rostro, se acercó acorralandolo en la pared, se puso de puntillas y pegó sus labios contra los de Damian. Él reaccionó instintivamente, alejándose, pero ella volvió a intentarlo, alcanzando en la comisura de sus labios y pronto volvió a besarlo.

Damian sopesó en un segundo sus opciones, pero vio a un guardia de seguridad pasar cerca, por lo que actuó sin pensar, aceptó el beso, siguiéndolo lentamente. Ella se acercó más hacia él, gustosa por ser correspondida y él solo se dejó llevar, con la mirada fija en el guardia.

Un ruido hizo que se separaran y fue cuando Damian observó a Anya Forger enfrente, con el rostro pálido pintado de dolor y traición, claro que los había visto.

Verla de esa forma desató un desazón en su estómago doloroso, odiaba verla sufrir y considerando los eventos recientes, como el laboratorio Eplatre estaba involucrado y su propio hermano estaba dispuesto a replicar el proyecto Apple ¿con qué objetivo? todo se volvía cada vez más denso y oscuro...

Ver el rostro de Anya y la forma en que lo miraba solo hizo que todo se sintiera peor.

Su atención se dirigió a los guardias que estaban a unos metros, observándolo detenidamente ¿acaso...lo habían reconocido? Era imposible por la oscuridad, pero no podía arriesgarse, debía salir de ahí, tomó a Sigrid de la mano y tiró de ella, dispuesto a alejarse de los guardias.

Y de la mirada dolorosa de Anya.


Schloss Burg, 5:16 pm


Loid se mantuvo observando un punto en la pared enfrente durante tanto tiempo del cual no fue consciente, concentrando en mantenerse despierto, oponiéndose a la droga que tenía en su organismo, una tarea monumental considerando el cansancio que lo acogía por la droga, la tortura que había atravesado.

No había un solo músculo que no le doliera, las articulaciones que unen sus brazos dolían y sus muñecas ardían. Antes de irse Demetrius lo había atado de ambas manos con grilletes a la pared, por lo que su posición era realmente incómoda y el metal había cortado su piel, podía sentir la sangre seca en sus muñecas.

Para su buena suerte los hombres de Demetrius y él mismo no había vuelto para colocar otra dosis, por lo que eso le había dado claridad a su mente, al menos un poco, lo suficiente para poder trazar un plan de escape.

Él tenía una idea bastante clara porque ningún guardia había regresado, por el caos que debió desatarse ahí y en la ciudad, estaban en un conflicto armado que había estallado por intereses diferentes, por lo que debían concentrarse en las prioridades y él no era una. Había esperado el tiempo suficiente para asegurarse de que nadie viniera, aferrándose a la realidad, era momento de salir.

Su mirada que había estado abajo por la posición se levantó y observó con dificultad ambos grillete de acero puro, no había manera de romperlo y tirar de la cadena para que la base cediera no era opción, su cuerpo aún estaba inestable, además que no tenía la fuerza necesaria. Sabía que su esposa podría liberarse de ello con facilidad o aquel integrante de garden.

No podía abrirlo con el alambre que tenía en la boca, lo había intentando por lo que solo quedaba una opción.

Observó la pared de nuevo, preparándose mentalmente, inhaló profundamente y exhaló, cerró sus ojos un momento. Sabía que no estaba en su mejor condición, podía sentir una costilla rota, sus piernas aún estaban débiles, pero intentó concentrarse y repetirse que solo sería una vez, que debía hacerlo bien una vez.

Por lo que sin esperar saltó una vez, midiendo la fuerza de sus piernas y finalmente saltó, lo suficiente alto, girando hacia atrás y aterrizando en la base de los grilletes. De no haber llegado pudo terminar en una posición que terminaría de romper sus brazos.

Encima de la base su cuerpo se relajó, las cadenas no tiraban de sus manos y tenía mayor libertad de movimiento y área de acción, por lo que su segundo movimiento sería más sencillo, pero no por eso menos doloroso.

Respiró profundamente y con un movimiento limpio y rápido, se dislocó la mano, más específicamente el dedo pulgar derecho para que su mano saliera. Se liberó del grillete con facilidad, sintiendo la libertad de su muñeca, acompañado de ese dolor abrasador. Repitió el acto con su otra mano y reprimió un quejido de dolor. Sus manos estaban entumecidas, adoloridas y la sangre seca no ayudaba. Saltó al suelo y apoyó la espalda a la pared.

Sin esperar, tomó su pulgar derecho y tiró de él fuertemente, colocándolo en su lugar, un quejido escapó de sus labios. No sabía si la droga sensibilizaba su cuerpo, haciendo más ensordecedor el dolor, pero el dolor lo estremeció hasta la médula. En el pasado había hecho eso en algunas ocasiones y nunca había dolido como esa vez. Con la mano derecha recompuesta, la izquierda fue más fácil de poner en su lugar.

Acarició con su mano izquierda la su muñeca derecha adolorida, quitando la sangre seca, realizó la misma acción con su mano contraria. Movió sus brazos que estaban rígidos por la posición en la cual había estado. la unión de su brazo dolía inmensamente, resultado de la posición tan desfavorecedora en la cual estuvo por horas.

Necesitaría una medicina muy fuerte para acallar el dolor más tarde, recuperó el aliento y cuando el dolor no fue segador, se acercó a la puerta. Realmente esperaba que Damian siguiera su instinto y estuviera lidiando con su hermano, lo conocía lo suficiente para intuir, por lo que él tenía que ocuparse del resto, una sola idea en la cabeza.

Asesinar a Donovan Desmond.

¡Estamos a 2-3 capítulos del final! 

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