XXX.
Centro de Berlint, 2:44 pm
Observó la puerta de roble de la habitación que estaba completamente en silencio, contempló su alrededor en un reflejo, aunque la realidad es que estaba centrándose en los sonidos a su alrededor, lo que estaba sucediendo fuera, la guerra que se cernía en todo el centro de Ostalis.
Fiona movió la cabeza cuando escuchó unos pasos acercándose hacia la habitación, escuchó el forcejeo en el exterior. Había varios hombres fuera que debían frenar el avance de cualquier intruso y que se acercara a la habitación y más específicamente a Wallace Mcphe, el candidato electo que había ganado horas atrás.
WISE tenía previsto los planes del Partido de Unión Nacional, no aceptarían una derrota, por lo que el plan de las bombas o el erradicar al candidato electo sería lo primero que intentarían erradicar, para poder adquirir la presidencia de la forma más "limpia" al tener una vacante ante la muerte de Wallace.
Era el trabajo de Nightfall el detener a todos los que intentaran llegar a él. Una vez que el resultado fue anunciado, guió al candidato electo a una residencia protegida, lejos del centro de la ciudad, con el fin de mantenerlo lo más lejos posible. Habían pensado en sacarlo de Ostalis, eso sería mucho seguro, que nadie supiera su ubicación pero sabía que no sería correcto considerando que posiblemente él ganaría y un candidato que ganó la presidencia y que estaba lejos de su nación, no sería nada bien visto. Además que el mismo Wallace se mostró reacio a irse, porque debía estar con la gente que confió en él, era de esa forma, tan valiente considerando que podría morir.
Descartaron la idea por completo y ante eso se le fue confiada la misión de mantenerlo vivo.
Fiona hubiera preferido estar en la pelea, con Yuri, el hermano de Yor, con el que se estaba llevando mejor, sin embargo, sabía que su misión era una de las más importantes. Era demasiado sencillo matar a alguien, pero ¿asegurar que alguien siguiera con vida en una guerra? era una tarea imposible. Por eso se sintió halagada cuando el mismo Twilight le asignó la misión, demostrando su plena confianza.
No por nada habían sido compañeros desde hace tiempo y más porque ella fue la encargada de llevar a Melinda Desmond y contarle sobre su alternativa, que si ella quería debía darles información del paradero de su esposo y podrían mantenerla a salvo de aquella guerra de poder. Melinda no necesitó tanto para hablar, dejando entrever todo su odio por Donovan y comunicó todo lo que había reprimiendo en todo esos años, dando el lugar donde se escondía, sus actos, planes o como el mismo Donovan se abrió paso para llegar a donde estaba, haciendo tantas atrocidades.
Fue como un río correr con naturalidad, la información salió de sus labios y sin obstáculos.
Melinda soportó mucho tiempo callada y eso le permitió a WISE armar un plan en torno a lo que sucedería el día de los resultados de las elecciones, la esposa del presidente de Unión Nacional jugó un papel importante y por eso, el labor de Yor era mantenerla a salvo. Había tantas vidas en juego.
Escuchó un sonido fuerte fuera, un cuerpo estrellándose en la puerta, era cuestión de nada que atravesarán la puerta. Observó a Wallace que estaba sentado en el fondo de la habitación, moviendo su pierna inquieta, intentando mantenerse valiente. Para alguien que no estaba acostumbrado a esas cosas, al peligro del día a día, le sorprendía que se viera tan tranquilo. Quien sea que estuviera afuera eran lo suficiente fuertes para hacerle pelea a los cinco agentes de WISE que cuidaban la entrada. Y como si lo hubiera pedido, la puerta cedió y dejó entrever a dos hombres frente a ella.
—Candidato, necesito que se mueva hacia el librero. —Fiona susurró ligeramente.
Antes de asegurarse de que el hombre escuchara su voz, vio a los dos intrusos saltar hacia ella, logró esquivarlos con facilidad. Uno saltó encima de ella, aunque sabía que no era su objetivo, giró en su lugar, tomándolo de la pierna que aún seguía en el aire y lo lanzó contra su compañero.
Fiona se abalanzó hacia ellos, debía terminar con eso pronto, con cuchillo en mano y se movió atacandolos sin descanso. Sus golpes fueron detenidos, pero ella saltó en el aire y propinó patadas a ambos, haciéndolos retroceder, una vez que llegó al piso, se colocó de puntas y giró conectando su pierna con el rostro de uno de los atacantes que logró levantarse, con una fuerza impactante.
El otro hombre la atacó, golpeándola en la cara y esquivando los ataques consecuentes de Fiona. Sujetó la mano de Fiona en uno de sus ataques, la torció llevándola contra su espalda y la dominó, pero ella retrocedió, él siguió sus pasos, sin soltarla, hasta que Fiona dio la vuelta, alcanzando la pared y caminando por ella y utilizando aquello de impulso para saltar detrás del hombre y girar su propio brazo, escuchándolo sonar, le hizo una llave, lanzándolo al suelo y lo pateó en la cara, asegurándose de que estuviera inconsciente.
Fiona respiró agitadamente, giró sobre su lugar viendo a Wallace observando la escena conmocionado por lo que había visto. Conocía a WISE, habían estado trabajando juntos, pero eso a verlos actuar era completamente diferente.
Fiona se acercó al librero, movió algunos libros con desesperación, hasta que tomó uno y la pared terminó cediendo y corriendo, dejando ver un pasadizo secreto. Esa es una de las razones por las que habían elegido ese sitio sobre otros, porque contaba con un cuarto secreto que no venía en los planos oficiales.
Se adentró y guió al candidato por varios caminos hasta que se detuvo, ese era su último plan, esperar ahí, mantener a Wallace de buena manera y esperar que esa guerra terminara. Sin embargo, la pelea fuera no parecía indicar que fuera a terminar pronto, por lo que debía resistir...aunque las ganas de salir de ahí y pelear, no la abandonaron. Abrió la puerta de metal que estaba ante ella, escribiendo un código para que cediera, una vez ahí ingresó junto al candidato.
Intentó pensar que ese era su lugar, pero no podía dejar de pensar en lo que sucedía en la ciudad y preguntando si aquel hombre ruidoso, el menor de los Briar se encontraba seguro.
Centro de Berlint, 3:08 pm
Su vista se aclaró un momento, maldijo por lo bajo por haber bajado la guardia, debía ser más cuidadoso, estaba seguro de que un poco más y hubiera sido alcanzado por esa llamara de la bomba, no lo estuviera contado.
Pero era una hierba difícil de arrancar, de asesinar.
Yuri Briar tenía una resistencia sobrehumana de no ser así hubiera muerto en su infancia ante los cuidados de su hermana. Aquella hermana que idolatraba pero que sabía que tenía la fuerza para romper varios de sus huesos en un simple abrazo, algo que él mismo había aprendido a la mala, cuando el dolor de sus costillas rotas lo aturdió.
Aún tenía secuelas de ese dolor, muy de vez en cuando, pero su vida con su hermana le había dado su gran resistencia, había soportado su comida deliciosa y su cariño doloroso, algo como la onda expansiva de una bomba no tenía punto de comparación. Además que no podía permitirse morir, no ahora, cuando había tantas cosas en juego.
Su mirada se enfocó cada vez más, aún con algo de ruido en las orejas, se sentía mareado, pero podía ver a las peleas enfrente suyo, los gritos y quejidos de dolor y cuerpos desplomándose o huyendo de los ataques del enemigo, todo era un desastre. Pero no era momento de observar, sino de comenzar a actuar, debía unirse e intentar solucionar las cosas.
"¡Levántate, levántate, levántate!"
Su pierna se movió, viendo como su uniforme tenía una mancha escarlata, seguramente se le había clavado algo con la explosión, colocó su pie en el suelo y con mucho trabajo y apoyándose de los escombros de su espalda, se levantó, sintiendo como la fuerza escapaba de su cuerpo. Por un momento pensó en Fiona y que ella era una mujer lo suficientemente dura para levantarse sin problema y no quería perder ante ella.
Su cabeza no tenía fuerza para erguirse, solo veía el suelo, su cuerpo dolía, se sentía tan débil, algo imperdonable.
—¿No estás muerto?
Una voz extraña que venía de alguien frente a él lo hizo concentrarse, pensar que debía ponerse en guardia.
—Estos malditos son tan resistentes.
Yuri finalmente levantó el rostro viendo al hombre de mediana edad, cabellera y ojos castaños enfrente, lo evaluó lentamente, cada parte de su cuerpo y suponiendo sus habilidades. Dejó salir una exclamación por el esfuerzo de estar de pie y observó al hombre acercándose hacia él.
Escuchó el seguro de un arma y como le apuntó a la cabeza, listo para disparar. Yuri no había llegado tan lejos para morir por un simple disparo, se movió rápidamente, desarmándolo y propinándole un fuerte golpe directo en el rostro, rematando con una patada que lo mandó a estrellarse con los muros, cayendo encima de él por el estruendo.
—Eres demasiado ruidoso.
La adrenalina corría por sus venas, los ojos carmesí recuperaron su intensidad y la idea de llevarse a cuanto desgraciado se cruzara en su camino antes de perder la poca fuerza que le quedaba, era su objetivo a seguir.
Corrió tan rápido como la herida en su pierna se lo permitió, lo cual fue lo suficiente rápido ya que la adrenalina ocultaba el dolor y se lanzó ante cada uno de los enemigos que vio, golpeándolos, pateándolos y acabando con ellos con un ataque decisivo.
Yor no era la única con una fuerza demoledora, de otra forma él hubiera muerto, pero podría hacerle frente, no era nada similar, pero era destacable y eso era suficiente para él.
Schloss Burg, 4:33 pm
Damian tenía que terminar con todo eso e ir por los niños, sabía que debía hacerlo, además que esperaba que Anya estuviera lo suficiente lejos. El cansancio lo aturdió, las costillas rotas dolían y no dejaba de pensar en que muchas cosas se hubiera evitado su Twilight había creído en sus sospechas sobre su hermano y él se hubiera ahorrado hacer cosas tan innecesarias.
Cómo acercarse a Sigrid Schneider.
Damian Desmond sabía que si quería demostrarle a Wise y más específicamente a Twilight de que su hermano estaba involucrado y que ocultaba algo realmente oscuro, fuera de ser un simple títere de su padre, debía encontrar pruebas para ello.
Aunque quizá no le creyeran, debido a la renuencia de Loid de verlo como un gran peligro, pero debía intentarlo. No solo para demostrar o tener pruebas, sino por él mismo, debía llegar al fondo de todo ese asunto, de los secretos que Demetrius ocultaba.
Por lo que su punto de partida eran las Farmacéuticas Eplatre, pista que se la dio aquella tarjeta que encontró en la habitación de Demetrius. Su padre se movía por intereses políticos, por lo que esa tarjeta no tenía el más mínimo sentido ¿Cómo es que estaban vinculados? No podía estar seguro de ello, solo de una cosa en particular, que Eplatre era la clave.
Intentó seguir a Demetrius por su cuenta en aquella licencia que le dio Twilight alegando que estaba lo suficiente involucrado, algo absurdo. Sabía que un espía debía mantener sus emociones y asuntos personales del trabajo, él siempre lo había hecho con excelencia, nadie sospechaba ni podía imaginar que era un agente, pero cuando su misión involucraba a Anya no podían culparlo. Era lo más importante que tenía y quería mantenerla segura.
Pero no por ello su sentido del juicio se veía entorpecido. Era una realidad que le desagradaba de sobremanera la cercanía de su hermano y Anya y que haría cualquier cosa para separarlos de haber tenido esa opción. Sin embargo, su instinto le decía que había mucho más detrás. Había tantos comportamientos en Demetrius y su sola presencia era tan enigmática, que quería llegar al fondo de ello.
No obtuvo nada de seguir a Demetrius, como desde el inicio, solo había asistido a mítines y juntas de negocios, nada realmente importante. Los días pasaron y Damian se sentía en un callejón sin salida, estaba perdiendo el tiempo y de esa forma no podría detener las cosas antes de que escalaran a niveles impensables.
Por lo que debía tomar otro camino y la pista que tenía; Eplatre. Se dedicó a obtener toda la información que pudo; el tipo de experimentación que llevaban a cabo, sus oficinas corporativas, los proyectos que tenían encima, sus éxitos, todo lo que podría ser de utilidad. Necesitaba acercarse a la empresa para poder determinar qué es lo que Demetrius quería con ella, que es lo que lo impulsaba a colaborar con una farmacéutica.
¿Cómo podría acercarse sin llamar la atención de su hermano y que notara que estaba pisando sus talones? La respuesta llegó ante él al día siguiente, cuando estaba pasando por el pasillo principal del Edén junto con Emile y Ewen, cuando sus ojos se posaron en ella.
Sigrid Schneider.
Recordaba su rostro de su investigación, un rostro que había desechado con facilidad porque no era lo que había estado buscando, no en ese momento, sino algo con respecto a Demetrius. Pero el verla caminando junto a sus amigas, riendo y meneando su cabello, la idea lo aturdió. Esa era la manera más sencilla y sin dejar rastros de acercarse a Eplatre, por medio de su heredera, utilizando un amor juvenil.
Moonlight había recibido entrenamiento sobre ello y había acudido a algunas misiones donde tuvo que valerse de su apariencia para entrar a lugares. Su propio apellido le brindaba todos los elementos necesarios para ser un gran candidato en el sector femenino.
No era de su desconocimiento el interés que despertaba en el sector femenino sea por su atractivo o su apellido en el Edén, algo que había ignorado fervientemente, había rechazado a un par de chicas desde que entró a la adolescencia, no era nada nuevo, él se alejó de todo eso durante toda su vida porque no era de su interés. Él tenía a Anya, no le interesaba nadie más.
Sin embargo, las cosas habían cambiado y sabía que si realmente quería descubrir a Demetrius, debía dar los pasos correctos para ello y sabía que la única forma de hacerlo era acercarse a Sigrid.
Le desagradó la idea al instante, pero no había nada más que hacer y sin esperar más tiempo, se lanzó hacia ella, de forma sutil. La abordó lentamente, cruzó miradas con ella en la cafetería, que era el único lugar donde podían encontrarse al estar en clases diferentes, en alguna ocasión le sonrió y pudo ver que el efecto fue inmediato.
Esos coqueteos iniciales le recordaron a Twilight y como su misión lo llevó a terminar con una familia. No tanto porque creyera que algo así sucedería con él, algo imposible, sino como los espías deben recurrir a esas estrategias desagradables para lograr sus objetivos. Intentó ignorar ese sentimiento y se entregó a su misión.
Luego de aquel coqueteo en la cafetería la abordó de frente, a la hora de la salida, en una plática cordial. Llovía por lo que fue bastante sencillo. Se acercó hacia ella con un paraguas en mano y lo colocó encima de ella, al verla titubear en el pasillo central que la llevaban hacia la salida.
Sigrid reaccionó alzando la mirada y viendo los ojos miel atrapándola.
—La lluvia siempre es desagradable cuando uno quiere irse.
La rubia parecía consternada, como si no se creyera el verlo ahí, pero finalmente presionó los labios con un poco de incredulidad.
—¿Qué es lo que haces?
—¿No necesitas ir a la entrada?
Sigrid giró el rostro hacia la salida, su auto aún no estaba ahí, pero quería irse pronto y sabía que la fila de autos que recogían a los alumnos del Edén muchas veces era interminable.
—Si pero...¿porque estás ayudándome?
Damian la observó detenidamente, sin titubear y le sonrió de aquella forma leve pero que sabía que tendría el efecto necesario.
—No puedo dejar a una dama tan encantadora en apuros.
El sonrojo llenó las mejillas de la chica, quien sonrió con algo de arrogancia al ver el avance del gran Damian Desmond hacia ella. Por supuesto que todo el Edén sabía que desde pequeños y hasta hace unos meses Damian y Anya estaban saliendo, sin embargo, los hechos más recientes indicaban que habían terminado, algo que nadie se esperaba.
Damian siempre había sido devoto a aquella plebeya, algo que el sector femenino jamás había entendido, pero no había nada que lo hiciera cambiar de opinión.
Hasta que terminaron y ahora él estaba ante ella. Sigrid tenía tantas preguntas, quería saber qué había sucedido y porque el interés repentino de Damian hacia ella, considerando que jamás habían hablado antes, además que quería preguntarle realmente si ya no tenía nada con Anya. Algo en ella le decía que era una mala idea y el hecho de que él se acercara a ella era evidente.
Sigrid Schneider era la chica más popular y hermosa del Edén, su belleza no tenía comparación con una plebeya y no era una sorpresa que él por fin se diera cuenta de que había otras mujeres que valían mucho más la pena. Además que era una actriz en ascenso, era irresistible y el que Damian estuviera ahí no era en realidad una sorpresa.
Sigrid sonrió con aquel encanto suyo, estiró la mano hacia él, acariciando el cuello de su ropa.
—Te concederé la oportunidad de escoltarme.
Él simplemente sonrió y la obedeció, guiándola hacia el auto que se estacionó, la recogió y se fue. Pudo ver a la mujer viéndolo por el espejo retrovisor. Damian desapareció la sonrisa de su rostro cuando el auto dobló, no pensó en nada ni sintió nada, no podía ser más indiferente.
De esa forma inició aquello, la esperaba llegar cada mañana y la acompañaba a su salón, una acción que se repitió un par de días, asegurando mantener toda la caballerosidad y fingiendo adecuadamente su interés. En algún momento, mientras ella hablaba de su papel protagónico en la película donde participó, no pudo evitar pensar en que eso que él estaba haciendo era lo que la propia Anya se había prestado a hacer con Demetrius.
La idea lo hizo sentir enfermo, no era nada similar, porque él estaba dispuesto a terminar con ello lo antes posible.
Y como si fuera un recordatorio de eso, aquel día él vio a Anya en medio de la lluvia, observándolo a él con Sigrid, dando por hecho de que él estaba saliendo con ella. Damian sintió tantas cosas en ese momento, un poco de placer de ver el gesto de dolor de Anya, de saber que él no era el único que había sufrido, fuera la razón que fuera. Lo más seguro es que no disfrutara no ser el centro de su atención. Por otra parte... sintió su corazón estrujarse, y la idea de empujar a Sigrid, acercarse a Anya y rodearla con sus brazos para apartar ese dolor de ella, lo torturó. Utilizó toda la fuerza de su voluntad para quedarse donde estaba.
El dolor que ella le había causado, ahora se reflejaba en el rostro de Anya cada que los veía juntos. Fue muy consciente de las miradas de la Forger, como los seguía cuando estaba con Sigrid o cuando ella iba a verlo al salón de clases. Podía ver que en tan poco tiempo Sigrid parecía demasiado ilusionada, era algo normal para los nobles pensar en profundizar la relación con alguien de un apellido de renombre para comprometerse y casarse.
Por supuesto que llegar tan lejos no estaba en sus planes, él solo estaba con ella para llegar a su familia y más específicamente a los laboratorios. Por lo que mientras compartían en almuerzo aquel día, las cosas parecían acomodarse como él las quería.
—¿Recuerdas aquella película donde participé hace poco? —Damian asintió, no podría olvidarlo, no cuando ella no dejaba de hablar al respecto, como si fuera un gran logro. —Habrá una Premiere y quiero que vayas conmigo, será en mi casa a las afueras de la ciudad, pero podrás conocer a personas importantes y... a mis padres.
La atención de Damian se centró en la rubia cuando mencionó que sería en su casa y que estarían sus padres.
No había podido infiltrarse a los laboratorios de Eplatre porque necesitaba huellas específicas y menos a la casa principal porque sería reconocido, fuera que Sigrid le hubiera hablado o no a sus padres de la "relación" que tenían, sabía que su rostro sería reconocido. Esa era la oportunidad perfecta, si había información podría conseguirla ahí.
Por su cuenta había averiguado que la Farmacéutica Eplatre había tenido una mala temporada, aunque meses se quedaba corto. Había documentos que dejaba en claro que estaban en declive, un año atrás, que sus acciones estaban bajando y estaban a nada de la quiebra, algo que ocultaron muy bien de todos los medios.
Sin embargo, de un momento a otro parecieron recuperarse, lo cual era sumamente extraño, esas cosas no sucedían de la nada y ¿era retorcido pensar que eso estaba directamente relacionado por la aparente relación reciente con el apellido Desmond? algo en él le decía que eran demasiadas coincidencias. Y para poder determinar algo, debía entrar a la residencia Schneider para averiguarlo.
Le sonrió a Sigrid, tomó su mano y la besó.
—Por supuesto que iré, esto es importante para ti.
Ella pareció fascinada, le habló del vestido que utilizaría y que debían ir a juego, él solo la escuchó o al menos la fingió escuchar de aquellas banalidades sin sentido.
—Bondman será el primero en entrar pero...
—¿Bondman? —Aquel nombre atrajo la atención completa de Damian.
—Si ¿acaso lo olvidaste? —Sigrid hizo un gesto de obviedad. —Participé en la película de Bondman.
—Si, lo siento, me distraje un momento.
Bondman, de todas las películas tenía que ser esa, por lo que cada que pensaba en la premiere y lo que tenía que hacer, la imagen de una mujer con el cabello rosado llegaba a su mente y estrujaba su corazón, pensando en que ella hubiera disfrutado tanto ir y que él hubiera hecho lo que sea para llevarla.
Pero aquello se había terminado, el tiempo donde su vida giraba en torno a hacerla feliz, algo que aún dolía tanto.
Schloss Burg, 4:35 pm
Demetrius recobró la conciencia, presionó los dientes fuertemente al ver a su hermano ante la máquina y su mirada se pintó de escarlata, no iba a permitir que nadie interviniera en sus planes. Había hecho tanto para llegar hasta ahí, tantos años de planeación, manipulando a su padre y haciendo todo en las sombras para que todo se arruinada, no iba a permitirlo.
Y menos ante su estúpido hermano menor, que parecía interponerse en su camino. Se lo había ordenado tiempo atrás, que se alejara, pero de alguna manera él se había resistido a su persuasión. Algo que solo Anya había logrado ¿quizá una fuerte voluntad podría llegar a resistirse? Era imposible, no había sucedido antes.
Su hermano era pequeño y débil y era su tarea erradicarlo, por intervenir en sus planes, arruinarlos y tomar lo que era suyo.
Algo que se había encargado de que fuera así, siempre aprovechando cualquier momento para enmarcarlo, como aquel día en la cena en su casa, donde había persuadido a Melinda de aquella fiesta absurda, donde su único objetivo había sido molestar a Damian y que notara que aquella mujer que tanto había querido, ahora le pertenecía.
Había sido tan divertido...
Pero el hecho de que su hermano era Moonlight, el agente que había intervenido tantas veces en sus planes y que le había visto la cara tanto tiempo, era algo imperdonable. Nadie se burlaba de él y salía con vida, adicional de que se había atrevido tocarla...era algo que no iba a perdonarle.
Extrajo el arma que tenía en su abrigo, levantó el arma hacia él, le apuntó directamente en la cabeza y disparó.
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