XXVII.

Schloss Burg, 3:33 pm

Demetrius observó el cambio de actitud de su hermano pequeño, había llegado con el rostro consternado e inquieto, inseguro de la situación, hasta que la ira alcanzó sus ojos al ver a Anya en la silla, con las lágrimas corriendo por sus mejillas.

Y aún así él había tomado la ventaja, golpeándolo y cortando la respiración de su garganta. Fue en ese momento que su actitud cambió, cuando escuchó la voz del otro del auricular, que la determinación, madurez y voluntad se hizo evidente.

"Agente Moonlight ¿me escucha?"

Debía ser una maldita broma, una manera de desviar su atención y que su objetivo se perdiera, porque no había forma de que su hermano, Damian el incapaz, se hubiera unido al enemigo.

—¿Es esto una broma para comprar un poco de tiempo? —El enojo se hizo presente en su rostro. —¿Aún me queda uno? No me hagas reír Damian, tú no eres capaz de hacer nada.

Damian caminó hacia él sin detenerse y Demetrius se quedó quieto hasta que su pequeño hermano lo encaró, lo suficiente cerca para que el mayor se diera cuenta de que lo había alcanzado en estatura.

—¿O acaso te niegas a aceptarlo porque no lo sospechaste? —Damian inclinó la cabeza con un gesto sarcástico.

Estaba burlándose de su sentido de perfección y como él había ido tres pasos adelante de cualquiera de los planes de WISE y movía las piezas a su antojo, a las personas conforme a sus intereses. Esa siempre había sido su vida, el control absoluto.

Demetrius soltó una risa de burla ante el valor de su hermano.

—¿Sospecharlo? Tanto tú como yo sabemos que tú no tienes madera para esto. —Lo miró con superioridad. —¿O acaso lo has olvidado?

Pertenecer a la familia Desmond involucraba una gran responsabilidad a nivel social, debías destacar, alcanzar la cima en cada estrato posible, debías ser el mejor y no estaba permitido ni una especie de error. Demetrius había cumplido los estándares imposibles de su padre al pie de la letra, todo esto con rapidez.

Los movimientos del Partido de Unión Nacional y la organización, Sværd, que se derivaba y cumplía con los objetivos del Partido, desde secuestros, asesinatos a sus oponentes o la erradicación de su enemigo directo, WISE. Eran la carta oculta que aseguraba el éxito del Partido, los que hacían el trabajo sucio. Eso era algo con lo que, siendo un Desmond, debías lidiar y aceptar la responsabilidad.

Demetrius había aceptado ese futuro con los brazos abiertos... pero por desgracia no era único hijo. Y con el paso de los años y ante el crecimiento de Damian, se hizo una realidad su incorporación. Porque Donovan necesitaba hijos que fueran de utilidad para sus planes, cosas que pudiera mover a su antojo y que se ganaran el apellido Desmond.

Tres años atrás, Demetrius se vio envuelto en la tarea de enseñarle a Damian el negocio familiar, sus objetivos e ideales. No había sido una sorpresa para ninguno de ellos, eran Desmond y podía suponerse que habían cosas detrás de ese apellido, acciones que su padre había hecho que no eran moralmente correctas. Sin embargo el imaginarlo y sumergirte en ello, eran cosas diferentes. Aún así Damian pareció aceptarlo relativamente bien, lo acompañaba para "convencer" a alguien de hacer algo, dialogar, limpiar algunas escenas deshaciéndose de la evidencia y por supuesto, en la obtención de información de funcionarios que se habían opuesto al partido y en alguna ocasión en algún agente de WISE.

Demetrius había sido el encargado de evaluar si Damian era capaz de ser instruido entre los confines oscuros de ser el hijo de Donovan Desmond. Se mantuvo firme ante cada operación aunque podía ver que sus acciones radicales lo perturbaban ¿a que nivel? no podía saberlo con seguridad. Damian solo había presenciado cada una de sus tácticas/misiones, momentos donde Demetrius no se había manchado las manos, había hecho que alguien más hiciera la tarea.

—En algún momento tú tendrás que mancharte las manos.

—Si, lo haré.

Su rostro había sido indescifrable, siempre controlaba sus emociones y más cuando eso involucraba el apellido Desmond, sabía que quería cumplir con el camino trazado para su familia, no podía oponerse, debía hacerlo, no tenía opción más que soportar. Pero eso no significaba que su padre toleraría su ineptitud sólo porque era de su sangre. Si no era de utilidad, te desecharía.

—¿Damian está a la altura de Sværd?

Su padre ni lo había mirado, solo se lo preguntó mientras se centraba en evaluar unos papeles.

—Ha demostrado cierto potencial. —No iba a negarlo, con un poco de exposición terminas acostumbrándote. —Sin embargo, no está de más ser precavidos y probar que está a la altura.

Donovan desvió la atención de los papeles, mirando a su hijo mayor.

Encárgate.

Demetrius se encargó de hacerlo, de poner a prueba la lealtad de Damian hacía el apellido Desmond y si era digno de ser instruido. Su padre lo había hecho con él y por ello Demetrius decidió ser creativo.

Sus hombres lo abordaron al salir de la escuela, deteniendo el auto que lo llevaba a la residencia Desmond y lo capturaron, inhabilitando sus sentidos, haciéndole creer que el enemigo lo había capturado, que él había sido secuestrado por WISE. Lo aislaron en un lugar remoto, encerrándolo en una habitación pequeña, sucia y oscura.

Demetrius vio a su hermano asustado por medio de las cámaras, conmocionado y aún así intentaba mantener la calma. Posiblemente repitiendo mentalmente de que debía hacerlo, un escenario sumamente tentador para el primogénito de los Desmond. Lo mantuvo recluido un par de horas, que él no sintió por estar sumergido en la oscuridad.

Dejó que se confiara un poco, que pensara que solo lo querían como moneda de cambio, dejando que tuviera esperanza de salir con vida... y cuando el juego mental estuvo ahí, Demetrius ingresó a la habitación y utilizó algunas técnicas para arrancarle los gritos más desgarradores que pudo, una y otra vez.

Sus ojos oscuros se deleitaron con aquel panorama, era un espectáculo mucho mejor de lo que esperaba. Después de cada uno de sus juegos, le pedía información sobre su padre y sobre su hermano, el mismo, con ayuda de un regulador de voz.

—¿Seguirás dispuesto a guardar silencio? Puedo hacer esto todo el día. —Se había cubierto el rostro, además que la habitación estaba lo suficientemente oscura. —Puedo romperte hasta que hables y me digas los planes de tu padre.

Damian se mantuvo en silencio, algo que lo irritó y lo animó al mismo tiempo, porque eso significaba que podría seguir divirtiéndose.

Le tomó un par de días conseguir la información que necesitaba, Damian estaba en el suelo, con la saliva escurriendo por su boca y llegando al suelo sucio, donde su mejilla estaba apoyada, incapaz de moverse.

Demetrius se había sentido tan decepcionado, porque esperaba poder seguir un poco más, realmente lo había disfrutado, escuchar los gritos de su hermano habían sido un total deleite. Sin embargo, el escucharlo dice la ubicación de Sværd.

—Por favor...detente...—Fue lo único que Damian logró articular, su garganta estaba arruinada.

El hombre frente a él se deshizo de su máscara, se colocó en cuclillas para que su rostro quedara expuesto por la tenue luz al fondo de la habitación.

—Eres una decepción.

El rostro de Damian fue único, al encajar cada una de las piezas y comprender que todo ese tiempo, había sido torturado por su hermano, con la idea de probarlo. Demetrius vio la ira y algo más apareció en la mirada de su hermano... estuvo tan cerca, si hubiera resistido un día más, podría haber sido de utilidad.

Se encargó de que Damian olvidara su rostro y que pensara que su padre había ordenado tal acto, cosa que era cierta, pero él podría mantenerse fuera de aquel acto, él siempre disfrutaba estar en las sombras, alejado de cualquier sospecha.

De esa forma Damian se convirtió en la cara más lamentable de la familia Desmond. Él se encargó de comunicárselo a su padre y lo mantuvieron lo más lejos de las operaciones, aislándolo. Podría seguir viviendo esa vida privilegiada, siendo un chico normal, una deshonra para él.

Desde ese momento Damian se apartó tanto como pudo de su padre y de él, como si sintiera que debía estar lejos de ellos y vivió una vida ordinaria. Demetrius estuvo seguro de que Damian jamás sería un obstáculo en su vida, nunca fue una preocupación real, hasta que comenzó a meterse en su relación con Anya, aunque más que una preocupación, era un mosquito molesto que quería aplastar.

¿Y ahora venía a decir que era un agente de WISE?

Sorpresivamente Damian giró sobre sí mismo y conectó una patada en Demetrius que lo lanzó varios metros atrás por el impacto del golpe, cosa que le sacó aire. Había sido un golpe demoledor, de no haber tenido resistencia pudo haberle roto algunas costillas.

La negación comenzó a escurrirse entre sus dedos, porque no había manera que el indefenso Damian que pensaba que era, pudiera atacar de esa forma. Aún así se reincorporó y corrió hacía él, directo a atacarlo.

Damian se acercaba a la máquina que sabía que podría liberar a Anya, hasta que fue tacleado por Demetrius. Logró hacerlo caer y lo golpeó en el rostro una y otra vez, pero Damian logró hacer una llave con sus piernas, logrando sacándolo de encima, levantarse y lanzarlo por el aire, hasta que terminó estrellándose en la pared cercana.

—Siempre has sido demasiado confiado, dando por seguro tantas cosas —Damian volvió a acercarse, lo tomó por su ropa, pegando en la pared. —¿Por qué crees que todos tus planes fueron frustrados? —Miró al hombre enfrente suyo con la ira palpando cada centímetro de su cuerpo.

Lo golpeó una y otra vez, lo suficiente fuerte para aturdir, lo soltó y rápidamente se adelantó hasta la máquina, eso le daría un poco de tiempo, que era lo que necesitaba.

—¡Damian, cuidado! —La voz de Anya desde la silla lo alertó.

Giró para ver a Demetrius con un tubo de metal en la mano y a punto de golpearlo, logró esquivar cada uno de sus ataques con maestría, y con una patada logró deshacerse del tubo, que cayó metros atrás con ese particular sonido de metal contra metal. Una serie de golpes se desató entre ambos, esquivando y recibiendo algunos.

La ira de no poder someter a su hermano lo aturdió, cada movimiento, como lo esquivaba con elegancia, haciéndose a un lado o inclinándose, lanzando una patada que lo hacía retroceder, fueron suficientes para que la aceptación se abriera paso en su interior. La maestría de movimientos, su rostro imperturbable y su agilidad dejaba en claro que realmente era cierto, que era un agente de WISE.

Recordó en algún momento escuchar ese nombre, Moonlight, en una de sus cacería de agentes y recordaba a algunos agentes de Sværd mencionarlo y como había frustrado algunos secuestros y ataques, un agente capaz de hacerle frente a veinte hombres solo.

Un agente como tal... Él lo había dejado pasar porque su prioridad era Twilight, él era el verdadero peligro que debía erradicar, un agente más de WISE no llamaría su atención.

Una pieza que no había calculado, un error en sus cálculos, y todo ese tiempo había estado tan cerca, en su propia casa. El hecho de que un Desmond, fundadores del Partido de Unión Nacional, se había ido con el enemigo ¡Era inaudito! la simple idea dejó salir todo su malhumor, se inclinó logrando que de un limpio movimiento terminara en el suelo.

—Un Desmond siendo agente de Wise. —Soltó una risa sin ganas, como si no pudiera creérselo. —¿Que se siente traicionar a tu familia, a tu sangre? ¡ A tu nación!

Era una humillación, un golpe bajo imperdonable.

— Vendiste a tu familia — Bramó con la ira contenida. — ¿Qué fue lo que te ofrecieron? ¿dinero? ¿poder? —Vio a Damian levantarse lentamente del suelo, sin dejar de mirarlo con esos ojos filosos. — ¡¿Qué fue lo que te hizo hacerlo?!

Dos años atrás

La traición de su padre se mantuvo latente, un recordatorio constante que le impidió dormir durante varios meses, al encontrarse con esa pesadilla cada vez, sintiéndolo en toda su piel. Los únicos momentos donde podía dormir era en el Edén, con Anya acariciando su cabello y refugiándose en ese lugar que les pertenecía.

Decidió vivir su vida lo más lejos de la mierda de la que familia que estaba metida, aguantando, intentando ignorarlo y concentrarse únicamente en su vida.

Hasta que Loid Forger lo interceptó mientras caminaba a casa en un día lluvioso y ante la ausencia de su chofer, se vio obligado a moverse como pudo. Y el rubio apareció enfrente suyo, con una sonrisa cordial, muy diferente a lo que su mirada quería transmitir. Siempre lo había respetado al ser el padre de Anya, saludandolo o hablando con él cuando lo invitaban a cenar con ellos. Él amaba a Anya y en algún momento se preguntó cómo sería tener una familia como la suya, donde realmente había amor.

—Damian, eres la pieza clave para detener a tu padre.

Damian sintió un golpe fuerte en su pecho mientras el agua seguía golpeando su rostro, pensó por un momento que realmente había estado jugando y se rió, restando importancia. Pero el rostro del padre de Anya dejaba en claro que no era una broma. Y fue cuando fue más claro sobre su petición, el hecho de que les brindara información para poder atrapar a Donovan Desmond.

Habló tanto, diciendo quién era realmente, un espía de Westalis, que había utilizado de cubierta a Anya y a la señora Forger, que su misión había iniciado años atrás y que su único objetivo era evitar que la destrucción llegara a Ostalis. Habló de cada una de las cosas sucias que suponían que Donovan estaba haciendo y que Damian sabía que era cierto y que necesitaban a un informante que les brindara la información necesaria para frustrar sus planes y evitar una guerra innecesaria.

Fue tanta información que Damian pensó que estaba soñando y que eso no estaba sucediendo. ¿Loid era un espía que quería detener a su padre? pero luego de pensarlo durante un largo tiempo se dio cuenta que si su padre era capaz de hacer lo que hacía, todo era posible. La realidad es que había una lucha silenciosa en Ostalis, la oposición y la resistencia se enfrentaban día con día, durante tantos años... y necesitaban terminar con ello. Estaban desesperados y por eso Loid, mejor dicho, Twilight, había acudido a él.

Tuvo que pedirle que lo pensaría, porque era demasiado, porque eso significaba entregar a su propio padre a su verdugo. No podía tomar esa decisión a la ligera. Él pareció aceptarlo, pero le pidió discreción.

Damian lo consideró tanto los días siguientes ¿podría decidir algo como eso? porque él había escuchado el discurso de su padre sobre que los habitantes de Westalis eran una plaga que debía ser erradicada antes de que los consumieran, que él estaba dispuesto a salvaguardar a todos... a cualquier costo, sin importar lo que tuviera que hacer para conseguirlo. Vio cómo secuestraban, mataban y torturaban a su antojo, algo que no le gustó para nada pero que sintió que era algo que debería hacer, porque pertenecía ahí. Eran su familia y debía hacerlo...hasta que su familia lo torturó para probar su lealtad. El recordarlo lo paralizaba y le daba náuseas, intentaba enterrar ese recuerdo.

Un hombre que era capaz de torturar a su hijo ¿debería alcanzar el poder? quería masacrar a toda una nación por su odio injustificado, ¿y luego que es lo que haría en su monarquía? la simple idea lo erizó, porque lo sabía, que si Donovan entraba al poder, sería una sentencia de muerte. Lo había sabido desde el inicio, lo que tenía que hacer, sin embargo, intentó aferrarse a alguna razón que lo hiciera dudar, pero no encontró nada.

La próxima vez que visitó la residencia Forger, le comunicó a Loid que lo ayudarían. Desde ese momento se reunían cada determinado tiempo, cuando él tenía información de su padre, que escuchaba en la mansión. Lo cual no fue tarea complicada considerando que desde aquella vez donde falló su prueba de lealtad, nadie se fijaba lo suficiente de su existencia.

Y debido a la información que le otorgaba a Twilight él logró salvar tantas vidas.

En algún momento Damian pensó que esa podría ser una reivindicación sobre el tiempo que presenció los actos que su familia hacía debido a sus planes y que en algún momento él consideró replicar. Se dio cuenta de tantas cosas... y que aquello no era suficiente. Necesitaba hacer mucho más, él podría ayudar a hacer un cambio en toda esa fragmentada nación.

—Quiero ser un agente. —Lo escupió cuando Loid hablaba sobre su próxima reunión.

—¿Perdón?

—Yo podría ser de utilidad debido a las bajas entre sus filas y aún podría brindarles información.

Loid pareció pensarlo durante unos segundos antes de negar y suspirar.

—No debes preocuparte de eso, nos encargaremos.

—Yo no quiero que nadie más sufra de esa manera. —Y como si hubiera estado conteniendo durante tanto tiempo, le contó lo que había sucedido con él, le contó sobre Sværd, que él estuvo a punto de entrar en aquel círculo y que se arrepentía cada día de haber presenciado todo eso y no hacer nada para detenerlo, se sentía tan enfermo de toda la suciedad y actos atroces que su familia estaba arrastrando y las ganas de detener a su padre lo dominaron. —Yo quiero crear un mundo donde nadie más tenga que pasar por eso.

Loid se había sentido tan reflejado en ese afligido chico, en su propia razón para estar haciendo todo eso...que inevitablemente decidió acogerlo y permitirle lograr aquel objetivo al que se aferraba desesperado.

Twilight se encargó de entrenarlo durante algunas semanas asegurando su excelencia, enseñándole todo lo que sabía, no tenían tiempo para un entrenamiento adecuado, eran tiempos desesperados. Finalmente lo asignó de agente de apoyo para espías experimentados. No podían enviarlo sólo a una misión sin experiencia, debería conocer el terreno y a que se enfrentaba. De esa manera Damian quedó bajo el cobijo de un agente.

Blackhunter

Un hombre con una apariencia intimidante, que lo presionó con dureza, exigiendo la excelencia en sus misiones y que sobreponía el anonimato sobre todo. Un agente con el que una parte de los agentes de WISE no quería trabajar, pero que era un gran pilar y en el que el mismo Loid confiaba al tener tanto tiempo en la agencia como él.

Con el tiempo Damian logró ver que había preocupación y amabilidad detrás de esa máscara de dureza, además que Blackhunter estaba casado y su esposa era una agente activa como él. Una pareja de espías... algo que había traído a colación en múltiples ocasiones a Anya.

Por supuesto que ante su unión a WISE, Twilight se lo había advertido, que no podría decirle absolutamente nada a Anya. Ella deseaba ser espía desde hace tiempo pero Twilight era un hombre sobreprotector y la situación actual lo hacía negarse rotundamente, no quería exponer a su hija a un peligro inminente. Damian lo había aprendido, que al ser espía debías abandonar todo, porque dejabas de existir y los sentimientos terminaban sobrando, al poder entorpecer las misiones. Algo irónico considerando que Twilight había terminado por casarse y expandir su familia, pero Damian no sería el que lo dijera.

Además que Twilight se lo había advertido, que el no contárselo a Anya significaba que no debía decírselo y mucho menos... pensarlo enfrente de ella.

—No puedes contárselo a Anya y mucho menos pensarlo. —Lo observó fijamente. —Queda estrictamente prohibido pensar en tu participación en Wise.

—¿Qué tiene de malo pensarlo?

Twilight había suspirado y se lo confesó, lo que Anya podía hacer... leer las mentes. Damian se quedó en silencio esperando que dijera que era una broma, pero ese momento no llegó. ¿Leer la mente? Ese día Damian se enteró de un experimento secreto que el gobierno de Ostania tenía resguardado y donde su propio padre había participado y que Anya había sido la única sobreviviente.

Damian se enfrentó a la negación, pero la seguridad de Loid sobre lo que decía era clara. Pensó tanto en ello... que esa simple explicación logró conectar varias piezas que se habían mantenido perdidas todo esos años que había conocido a Anya. Como el que ella supiera que las bombas en el secuestro del autobús no eran reales o... después de unos días recordó como Anya se lo había confesado de niños.

—Si, puedo leer la mente.

El Damian niño pensó que había sido uno de sus extraños juegos y mentiras... ¿Ella había confiado tanto en él para confesarle su secreto más importante? Damian se había sentido tan contrariado por esa realidad, el sentirse especial por la confianza de que ella se lo contara antes que a cualquiera y... decepcionado por pensar que estaba jugando.

Damian tuvo que esforzarse mucho al inicio por controlar su mente con gran empeño los primeros meses, pero pronto se volvió una realidad de día a día, manteniendo su mente con cuestiones del Edén y sobretodo en Anya y lo que le hacía sentir.

Intentó encajar sus misiones con sus propias tareas, responsabilidad y su vida pública. Además que logró estrechar su relación con el agente Blackhunter, que vio en algún momento como un mentor.

—¿Tú qué haces aquí? —Le preguntó mientras vigilaban una residencia asegurando al propietario de cualquier ataque. --¿Por qué decidiste unirte a WISE? eres demasiado joven.

—Todos aquí tenemos el mismo objetivo, encontrar la paz debajo de todo el caos. —No era su verdadera razón, no la que le había dicho a Loid, pero en otras palabras era la verdad.

Blackhunter lo observó detenidamente, intentando ver a través de él.

—Un agente no puede tener vínculos, por lo que debes ser capaz de cortarlos sin dudar.

—He dejado todo eso atrás.

Lo sabía, era de las primeras cosas que Twilight le había advertido cuando decidió entrar a WISE, que debía dejar toda su vida, para vivir en el anonimato. Él había dejado atrás a toda su familia cuando decidió servir de informante, no tenía sentido aferrarse a personas como ellas. Lo único que lamentaba de vez en cuando era a su madre que sabía que era prisionera de ese apellido y que había soportado de forma silenciosa.

No había mucho que hacer, él estaba dispuesto a seguir.

—¿Entonces no hay nada que te importe?

Damian abrió la boca para negarlo, pero la cerró eventualmente, porque no tenía nada que le importara. Pero si alguien, algo imposible de negar. Anya Forger era la única persona que le importaba actualmente y sus momentos con ella eran el tesoro que le permitía seguir en aquella tarea. Él quería crear un mundo donde ella pudiera vivir en paz y cada día se esforzaba por lograrlo.

—Eso que no contestaste y la persona que vino a tu mente, igual debe irse.

¿Irse? No podía concebir una vida sin Anya, a pesar de que actualmente fueran amigos, él realmente sentía que había algo realmente especial entre ellos. Además que Twilight, su padre, había logrado establecerse con esposa e hijos, por lo que no era una regla estricta el hacerlo, eso podría funcionar.

De hecho, su apodo era algo que había usado en inspiración a ella, aún recordaba cuando le habían preguntado por su sobrenombre.

—¿Qué sobrenombre utilizaras? —Sabía que Damian no abandonaría su vida de civil, pero en WISE de esa forma eran las cosas.

Una palabra vino a su mente en ese momento, como Anya siempre repetía que cuando fuera una espía como Bondman se llamaría Starlight, la voz de Anya y su rostro sonriente no dejaron de venir a su mente.

La luna no tiene luz propia, una estrella es la que la hace brillar.

Se había sentido tan avergonzado de pensar en algo así... sintiendo su interior agitarse en respuesta, pero la palabra escapó de sus labios.

Moonlight

Cada que tenía una misión, acompañaba a Blackhunter, hasta había conocido a su esposa en algún momento, una mujer amable y demasiado efusiva, todo lo contrario a él. Todo parecía ir realmente bien en la agencia.

Hasta que debido a sus méritos y su gran historial de misiones que empezaron a enviarlo a trabajos en solitario, nada demasiado complicado, querían probarlo un poco más, además que se concentró en sus exámenes para ser un alumno imperial, logrando aprobar. Todo iba tan bien hasta que se enteró, que la esposa de Blackhunter había sido atrapada y asesinada.

Al escucharlo él no se lo había creído, hace una semana la había visto riendo con su esposo y tan viva...y al día siguiente, había desaparecido. Sværd la había asesinado en esa cacería por los agentes de WISE. Él se había sentido tan culpable, porque él estaba emparentado con las personas que le habían arrebatado a su esposa al hombre que lo acogió en WISE y que era su mentor.

Blackhunter desapareció una temporada, nadie pudo localizarlo, pero después de un tiempo decidieron darle su espacio, había perdido a la mujer de su vida, quería estar a solas.

Damian se había preocupado tanto de su ausencia, pero respetó su deseo. Hasta que un mes después lo encontró en el techo de un edificio en la zona norte de la ciudad, estaba abandonado y en muchas ocasiones se reunían ahí para hablar. Fue en ese mismo lugar donde, después de un tiempo como compañeros, él decidió abrirse ante Blackhunter y le contó quién era él, aquella vida que estaba dispuesto a dejar y que en sus venas corría la sangre del enemigo que intentaban capturar.

—¿Qué clase de espía piensas que sería si no supiera quién eres, Moonlight? —Fue lo que respondió al sentir el miedo del chico de ser juzgado. —Tu sangre o tu familia no define quien eres, además que ahora estás aquí, intentando detenerlo.

Ese había sido un gran consuelo para Damian, porque había cargado con ello tanto tiempo.

Blackhunter jugaba con el encendedor en su mano y tenía un cigarrillo en la boca, observaba el cielo oscuro con espesas nubes grises. Damian dudó en su lugar durante un largo rato, porque aunque quería encontrarlo, la realidad es que temía hacerlo. Porque Sværd había asesinado a su esposa y el hecho de que su familia fuera la responsable de ello, no lo había dejado dormir ni mucho menos presentarse ante él.

Él le había arrebatado lo que tanto quería.

Merecía su odio o que lo matara, cobrando venganza por su esposa, y a pesar de que sabía que podría hacerlo, decidió buscarlo. Porque sabía que Blackhunter había acogido a la soledad y que no podía dejar que se terminara hundiendo, no tenía el derecho de pararse enfrente suyo, pero no quería dejarlo solo.

Con la duda en su cabeza se sentó a su lado, incapaz de decir algo, porque sabía que no había nada que decir, nada lo haría sentir bien, era una situación realmente terrible.

Blackhunter dio una calada a su cigarrillo, conteniendo el humo en su boca y luego de un largo tiempo lo dejó salir lentamente.

—Días atrás le dije que deberíamos abandonar WISE e irnos lejos, a otro país, para poder tener la vida en paz que tanto queríamos —Susurró y su voz se perdió entre el viento que soplaba. —Y ella estuvo en desacuerdo, por supuesto, porque quería salvar a Ostalis y vivir en paz aquí, ella no podría anteponer su felicidad y dejar a toda una nación a su suerte, era demasiado buena para este mundo podrido.

El silencio llenó el aire, Damian no se atrevió a decir nada, además que sentía que no era necesario, el hombre parecía estar hablando consigo mismo y él estaba dispuesto a escucharlo. Además que parecía no mostrar resentimiento ante él y las palabras de Blackhunter sobre que su familia no definía quién era llegaron a su cabeza. Sabía que Black era lo suficiente justo para no relacionarlo con los Desmond.

—Decidí respetar su decisión, que imbecil, debí arrastrarla conmigo—Hizo un gesto que quiso que fuera una sonrisa, pero no estaba nada cerca de serlo. —Si yo hubiera insistido más, si me la hubiera llevado a la fuerza...

—Esto no es tu culpa. —Damian pronunció y estaba dispuesto a repetirlo cuantas veces fuera necesario.

No podía hacerse una idea de que estaría sintiendo en ese momento, pero el culparse de que haya sido asesinada era absurdo. Blackhunter era un agente reconocido y por eso lo habían hecho, para destruirlo sin arrebatarle la vida. Tenía ojeras pronunciadas y parecía que había envejecido varios años, parecía acabado. Y eso es lo que buscaban.

No iba a pedirle que se levantara y siguiera adelante, estaba dispuesto a escucharlo tanto como quisiera, de apoyarlo tanto como él lo apoyó. Y si iba a culpar a alguien, podría hacerlo consigo y si golpearlo lo hacía sentir mejor, no lo detendría.

—Si esa persona realmente te importa, aléjate de ella o podrán utilizarla contra ti. —No lo miró, solo contemplaba el cielo oscuro.

Sus palabras lo tomaron por sorpresa, pero comprendió a qué se refería, a aquella plática tiempo atrás, donde él le preguntó sobre si había alguien que le importara. Estaba hablando de la persona en la que había pensado, Anya.

—Es lo mejor que puedes hacer por ella, así estará a salvo.

Damian lo observó detenidamente, sabía que era cierto, que lo mejor sería alejarse y lo consideró, si todo salía bien y atrapaban a su familia, él tendría que desaparecer totalmente, si quería seguir siendo un agente de WISE, algo que aún estaba considerando. La idea de dejar a Anya era insoportable, impensable. Por lo que quizá si todo salía bien, un futuro a su lado no sonaba nada mal, solo debía esperar.

—Lo tomaré en cuenta. —Fue lo único que dijo. —Si necesitas hablar, te escucharé.

Sin embargo Blackhunter no dijo ni una sola palabra más, solo observó al cielo, fumando cigarrillo tras cigarrillo, hasta que el amanecer se abrió paso por el cielo. Damian se despidió cuando ese momento llegó, porque debía ir a clases y lo dejó solo.

Era un golpe muy fuerte pero sabía que con el tiempo él podría superarlo, siempre superaba los obstáculos que le ponían. Él estuvo en contacto frecuente y Blackhunter pareció mostrar una mejoría, hasta que Damian lo vio sonreír.

A partir de ello Damian consideró que la vida era tan efímera para sobrepensar las cosas y dejar que momentos se escaparan de sus dedos. Él podría morir en cualquier momento, por lo que no había tiempo para retroceder, debía actuar. En el pasado había intentado confesarle a Anya, sin éxito al sentir como su voz se atoraba en su garganta o justificando que no era el momento.

Pero sabía que si no lo hacía, podría arrepentirse toda la vida.

Esa tarde él decidió por fin confiarle sus sentimientos, aquellos que habían sido una carga durante tantos años. Lo que más anhelaba Damian era estar con ella y si lo aceptaba, si su intuición de ser correspondido era cierta, podría disfrutar esos pequeños momentos de paz en ese mundo en declive.

Y justo cuando la llamó por su nombre saliendo del Edén y ella giró, lo escuchó en su comunicador.

Blackhunter se había detonado a sí mismo.

Blackhunter todos esos meses estuvo rastreando a los agentes de Sværd que habían capturado, torturado y asesinado a su esposa. Todo de manera sigilosa, sin que nadie pudiera prevenir lo que se veía venir. Finalmente los encontró, días atrás y planeó una forma que pudiera ser un consuelo mínimo al dolor con el que había cargado todo ese tiempo ante la pérdida de su esposa. Estaba muerto en vida y ellos eran los culpables, por lo que cuando logró guiarlos a donde quería, se detonó junto con ellos. Se sacrificó y se llevó con él a tantos agentes como pudo, un golpe sin igual para Sværd.

Damian había perdido la fuerza en sus piernas, incapaz de creerse que esa fuera la verdad, aunque sabía que no le estaban mintiendo, quería aferrarse a ello, que él no lo había hecho, que seguía con vida. Había dado media vuelta y había salido de ahí, dejando a Anya confusa por su actitud. Moonlight corrió tan fuerte como sus piernas se lo permitieron, yendo a la escena que estaba cerca del Edén.

No había quedado nada, solo restos calcinados.

WISE se encargó de limpiar eliminando cualquier evidencia y Damian regresó a aquel tejado que ambos frecuentaban, con los recuerdos impregnados en cada lugar, cada risa entre ellos, pláticas y el consuelo de aquel hombre que parecía tan duro, pero que aún asi lo había aceptado. A pesar de que su familia lo había hecho, tenía todo el derecho de odiarlo, pero no lo hizo, él sufrió en silencio.

Damian ocultó su rostro entre sus piernas, incapaz de poder contener el dolor que lo embriagaba y que quería consumirlo. Recordando que un día atrás lo había visto en ese mismo lugar, parecía tan normal, más recuperado y centrado, como el Blackhunter antes de perder a su esposa. Damian se había aferrado a él, que ellos lograron detener a Donovan y que podrían tener la vida que tanto querían. Habían comido ahí, como solían hacer cada determinado tiempo cuando celebraban detener algún movimiento importante de Sværd. Había sido un momento realmente agradable, esos momentos donde él podía liberarse de toda esa culpa que cargaba día con día y la ansiedad con la que convivía a diario.

—¿Recuerdas lo que te dije sobre mantenerte alejado de las personas? —Damian lo miró, porque habían estado en silencio durante un largo rato, ellos no necesitaban hablar. —Atesóralas al menos en tus recuerdos — Él solía decir ese tipo de cosas de vez en cuando. —Y mantente a salvo, aún eres joven y tienes que sobrevivir.

Tenemos que sobrevivir. —Damian le había respondido con tanta ligereza.

Esas fueron las últimas palabras que Blackhunter le dedicó el día anterior, sus últimas palabras y fue en ese momento que Damian entendió que eran una despedida, que él había tomado su decisión y esa fue la última vez que se cruzarían.

Lloró como nunca antes lo había hecho, ni aún cuando su familia lo había torturado, dejó salir todo lo que había estado reprimiendo durante tanto tiempo, la traición de su familia y como su propia familia, su maldición siempre terminaba arrancándole lo que quería.

Twilight lo encontró ahí y se sentó a su lado, sin decir nada y sin interrumpir, porque él lo entendía, había pasado por eso, le fue arrebatada toda su vida por aquella guerra y esa fue su motivación para unirse a WISE. Un espía debía deshacerse de sus emociones, no debía sentir nada, porque eso hacía las cosas más difíciles.

—Yo pude detenerlo... si yo lo hubiera detenido ayer, si me hubiera dado cuenta... él no... —Damian no podía terminar ni una oración, intentaba reprimir las lágrimas, pero fue imposible.

—Nos enfrentamos día con día a estas situaciones, nos arrebataran personas que son importantes, por eso es por lo que luchamos, para poder evitarlo. —Susurró, perdiéndose en sí mismo. —Sin embargo, saber eso no hace la pérdida menos dolorosa. — Eran seres humanos e inevitablemente sucedía, él mismo había caído ante el deseo de una familia, algo que sabía que era incorrecto pero qué era lo más importante para él.

Rodeó sus hombros con su brazo y lo atrajo hacia él, en gesto paternal.

Era un espía, pero era padre y el hecho de que tuviera a una hija de la misma edad, logró  que su propio interior se agitara dolorosamente, además que no podía negar que le tenía un gran aprecio a Damian. Lo había conocido por Anya y pudo ver que era realmente alguien bueno, encerrado en una familia maligna. Adicional que podía ver tanto de él mismo en Damian, desde sus motivaciones y cómo había perdido a toda la gente que le importaba.

Damian lloró en silencio ante el reconforte de Twilight con sus pensamientos dirigidos a Blackhunter, el que había querido como su mentor. Entendió las palabras de Twilight, que eso era algo que sucedía y que no debía culparse, pero aquella sensación no desaparecía de él. Si hubiera insistido más sobre qué es lo que pensaba, si él lo hubiera frecuentado más, nada de eso hubiera sucedido. Él había sido el responsable de su muerte, su familia lo hizo, por lo que igual cargaba con parte de la culpa, la sangre escurría por sus manos.

Recordó aquellas palabras que alguna vez le había dirigido.

"Si esa persona realmente te importa, aléjate de ella o podrán utilizarla contra ti"

En ese momento había pensado que lo decía por el dolor de la pérdida, pero ahora Damian lo estaba considerando fuertemente. Habían utilizado a su esposa para lesionarlo, asesinarlo en vida, para destruirlo y atraerlo hacia ellos, para acabarlo.

Por eso al ser espía debías abandonar tu vida y con ello a todas las personas que querías mantener seguras, para que no la utilizarán contra ti. El miedo se alzó fuertemente contra él ¿podrían utilizar a Anya contra él? Si lo investigaban y lograban dar con él... lo vinculaban con Anya.

Lo sabía, que lo indicado era mantener su distancia y no tener una relación estrecha con nadie. Hace un tiempo que había pensado en confesarse, en formalizar y dejar salir esos sentimientos que lo habían asfixiado tanto tiempo, pero si él lo hacía y era correspondido ¿no sería ella un blanco sencillo para acabar con él? La idea formó un nudo en su garganta, no podía hacerlo, no podía confesarse, no si quería mantenerla a salvo. Debía alejarse de ella, cortar toda relación y seguir una vida en solitario.

Pero la simple idea de alejarse de Anya le robaba el aire. Pensó en ello durante tanto tiempo, el mantenerla a salvo era lo primordial...sin embargo, si se alejaba y cortaba todas sus relaciones de la nada, podría ser un comportamiento sospechoso que alguien podría notar en algún punto. Una persona normal no cambiaba su vida de un día a otro, a menos que quisiera ocultar algo.

Considerando la guerra oculta que se estaba llevando a cabo, no podía confiarse, aún siendo un alumno, debía tener cuidado, porque siempre estaban observando en búsqueda de un comportamiento fuera de lo común. Debía mantener las apariencias lo mejor que podía. Sin embargo, sabía que en algún momento podría estar en un peligro inminente por él o por el mismo Twilight, y en esos casos debía mantenerse cerca, necesitaba protegerla de cualquier peligro, hasta de él mismo.

Por lo que aferrado a esa idea y con la justificación de protegerla, decidió permanecer a su lado, con la promesa de que si en algún momento la ponía en peligro, se alejaría de ella. Si llegaban a ese punto, lo haría sin dudar, confiaba en que pudiera hacerlo.

A Damian Desmond le gustaba mentirse a sí mismo.

N/a: Lo he subido un poco más tarde, la realidad es que lo terminé en la mañana pero el cansancio no me permitió revisarlo a consciencia y más tarde que lo hice, lo pulí un poco más, agregando muchas mas cosas en un intento de encajar todo lo que tenía pensado.

De igual forma quiero aclarar que los siguientes capítulos manejaré recuerdos, las perspectivas de Damian en ciertos momentos,  por lo que todo será una retrospectiva más que nada. Se entenderán movimientos y situaciones. 

¡Gracias por seguir leyendo!

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