XXV.

N/A: Presten atención a la hora.

Residencia Desmond, 1:30 pm

El silencio en la sala es absoluto cuando la luz vuelve, todos se habían quedado quietos en su lugar como si no se creyeran lo que había sucedido.

—¿Qué diablos ha sido eso? —Mencionó uno de los hombres.

Anya observó cómo comenzaron a hablar entre ellos, frustrados por la sucesión de hechos y como la derrota se había alzado sobre el Partido de Unión Nacional. Anya sabía que ese era su momento de salir, aunque ella debió irse antes, de acuerdo a su plan, pero las cosas no estaban saliendo como deberían. En ese momento se dio cuenta de que solo estaban Melinda y Demetrius ¿a donde se había ido Donovan? Fue consciente de la mano de Demetrius sobre su cintura, pero Anya intentó soltarse.

—¿A dónde demonios vas? —Los ojos furiosos oscuros contemplaron a Anya, quien dejó de respirar.

—Demetrius —Melinda se acercó y sujetó a su hijo que estaba alterado. —Cálmate, no harás una escena aquí. —Su voz era intensa. —Esto ha terminado, Anya tiene que ir a su casa.

Melinda sujetó a Anya del brazo, tirando de ella para poner distancia entre ambos, las cosas estaban demasiado tensas. Todo el lugar estaba envuelto en esa pesadumbre y los hombres comenzaban a hablar sobre las pérdidas y que no era lo que les habían prometido.

—Ella me pertenece, no te atrevas a tocarla.—Su voz dominante y fuerte detuvo la respiración de Melinda, como si su mente se quedara en blanco.

Demetrius sujetó fuertemente a Anya, no iba a dejarla ir, no cuando las cosas estaban de esa forma. La alejó de Melinda, acto que la señora Desmond comprendió, solo tensó la mandíbula y le dedicó una mirada condescendiente a Anya. La Forger solo evaluaba el panorama y veía sus posibilidades, debía salir de ahí, pero antes necesitaba una distracción lo suficiente para deshacerse de Demetrius, quien estaba descontrolado por los resultados.

—¿Sabes dónde está tu padre?— Melinda se aventuró con otra pregunta.

—¿Mi padre? —Sonrió con ironía. —En búsqueda de su plan de respaldo.

Y como si fuera una señal, la pantalla que aún seguía encendida en el escenario, presentó interferencia antes de que el rostro de Donovan Desmond llenara la pantalla, con esa expresión inescrutable.

"Ciudadanos, hemos sufrido un fraude electoral ante la victoria infundada, eso es algo que el Partido de Unión Nacional no permitirá, nuestra prioridad es el el bienestar que los habitantes de Ostania y tomaremos todas las medidas que sean necesarias para lograrlo"

Donovan Desmond levantó un comunicador, llevándoselo a los labios.

—Háganlo.

Anya sentía la boca seca, porque sabía que era lo que eso significaba. Debía salir de ahí, por lo que forzó el agarre de Demetrius, tiró de su mano y logró soltarse, dio media vuelta y corrió hacia la salida. No miró atrás, sin embargo, la luz abrazó a toda la habitación de nuevo, densa y total oscuridad que imposibilitó el moverse con facilidad. Sabía dónde estaba la salida por lo que siguió andando con lentitud.

Hasta que un grito cortó el aire.

Residencia Forger 1:17 pm

Franky observó por fuera de la ventana de la sala hacia la calle que se veía especialmente silenciosa, no podía verse a nadie caminando por ahí.

Momentos antes habían estado eufóricos ante los resultados de las elecciones, celebrando entre la gente de la calle, porque había ganado la democracia y el orden que había estado rigiendo Ostalis estos últimos años. Fue un alivio para Franky el ver que a pesar de los métodos desesperados de Donovan para llegar al poder, se había mantenido toda la transparencia en las elecciones.

Sin embargo, aquella victoria traía consigo una consecuencia demoledora, una con la cual WISE se había preparado. Él había enviado los códigos horas atrás, esperaba que los agentes de WISE pudieran resolverlo. En ese momento se sentía tan impotente por no poder hacer nada más que quedarse ahí, resguardado mientras sabía que muchos más estaban poniendo en riesgo sus vidas para detenerlos.

El informante de WISE observó al niño durmiendo en el sillón, a pesar de sentirse inutil, la verdad es que Twilight le había encargado lo más valioso que tenía. Alain dormía plácidamente sin saber qué sucedía y eso desató la culpa en su interior, de no haber visto las intenciones de Anya y que se le haya escapado con tanta facilidad.

La realidad es que él no hubiera esperado que lo hiciera, ni él ni sus padres sabían los planes que ella tenía o que es lo que estaría haciendo. Además que él había tenido sus propios problemas, las comunicaciones habían fallado de pronto, la red se había caído y apenas había podido hablar con algunos agentes. Podía intuir que por los planes del mismo Donovan estaba todo intervenido y había luchado por restablecerla.

Se acercó a la mesa en la que se había instalado, nervioso ante la espera. Su objetivo era monitorear a los agentes y asegurarse de que se desactivaran las bombas. No obstante, había recibido unas noticias aterradoras antes de que los resultados salieran, cambiando el panorama actual.

—¡Las ubicaciones de las bombas eran falsas! —Eso fue lo último que Franky escuchó de Hawkspecter, uno de los agentes encargados en encontrar las bombas

Franky había sentido su sangre bajar al escucharlo decirlo antes de que el silencio se escuchara al otro lado. El informante de WISE se había sentido tan tonto de no pensarlo, su trabajo no era pensar, sino seguir ordenes, pero sabía que el mismo Twilight podría haberlo supuesto, quizá lo hizo, pero se había arriesgado porque no había tiempo ni otras alternativas. La comunicación había fallado, caía y regresaba, sin embargo en algún momento uno de los agentes le comunicó que habían encontrado una de las bombas.

—Hay ubicaciones reales y falsas he encontrado una cerca de una de las ubicaciones falsas y ha sido desactivada. — Brainstorm, un agente lo suficientemente listo, se lo informó cuando recuperó la comunicación. —Una táctica sucia para hacernos perder tiempo.

Habían entremezclado varias ubicaciones, habían desactivado dos de las seis bombas y solo quedaba rastrear las faltantes. Pero eso no era lo que más le preocupaba al informante, sino el silencio al otro lado de la comunicación de Twilight.

No había sabido nada de él desde hace horas, cuando le comunicó lo de Anya y ninguno de los otros agentes lo había escuchado y lo había visto llegar a la acción, el cual era su siguiente paso cuando matara a Donovan. Y si aquello no fuera alarmante, la cara de Donovan desplegándose en la tele lo había confirmado.

Que todo se estaba yendo al demonio.

Intentó contactarlo de nuevo con su comunicador, llamándolo, pero estaba desconectado. Ante las palabras de Donovan las fuerzas paramilitares se habían desplegado en la ciudad y buscaban erradicar a todos los que se oponían a ellos. Hundió la cara entre sus manos, esperando y confiando que un milagro sucediera o terminarían erradicados.

Residencia Desmond, 1:45 pm

El filo de su daga dorada rebanó la carne a su paso, abriéndose paso rápidamente ante los guardias que habían intervenido en su tarea. Era un trabajo que debía hacerse rápido, pero el equipo de control y seguridad de la residencia Desmond no parecía acabarse.

Los cuerpos caían al suelo, saltó en el aire con las dagas en sus manos, lanzó una a su derecha y se clavó en el pecho de esos hombres. La oscuridad les daba una clara ventaja, ellos vivían en la oscuridad, eran asesinos silenciosos, Garden.

Vio a Jörmungander tomar del rostro a esos guardias y lanzarlo contra el muro, con una fuerza impactante. El hombre no volvió a moverse, él era la letalidad en persona.

Saltó y logró aterrizar encima de uno de los funcionarios, clavando su daga en su pecho profundamente. La sangre corrió y manchó la alfombra. Se levantó con rapidez y corrió hacia el escenario, hacia su objetivo, visualizó a Melinda Desmond oculta detrás del mueble con la televisión, estiró su mano y tomó su brazo.

—¿Qu-e? —Melinda habló nerviosa al no poder ver nada.

—He venido por usted.

Melinda relajó su rostro al reconocer la voz y se dejó guiar hasta la salida de emergencias cercana. Salieron a un pasillo y fue cuando la luz regresó. Le sorprendía que la casa se viera tan oscura considerando que era de día fuera, sin embargo, la casa estaba lo suficientemente cerrada para poder dar esa apariencia lúgubre.

—Yor, espera...—Melinda seguía siendo arrastrada hacia la salida próxima.

—Lo siento Melinda, mi prioridad es sacarla de aquí. —Le había tomado diez minutos salir de ahí, el doble del tiempo estipulado, no podía esperar más tiempo.

La esposa de Donovan no habló y pronto salieron de ahi, subiendose a un auto negro que parecía esperar por ella.

Thor Princess podía entender las preocupaciones de la mujer, pero ella era un testigo protegido. Ella era la única, sin contar a Demetrius, que sabía donde estaba Donovan. Por lo que corría un peligro exponencial. Y WISE le había encargado ponerla a salvo.

Loid se lo había confiado, diciendo que no podía confiar en nadie más que en ella.

Sabía de sus habilidades y desde que todo este enfrentamiento inició WISE y Garden habían estado trabajando juntos, lidiando con los terroristas y aquellos que iban en contra del gobierno actual y la unificación de Ostalis. Garden siempre hacía el trabajo sucio por debajo de la mesa, seguía sin existir y era mejor de esa forma. Y por esa paz ellos se ocuparían de desaparecer a cualquier simpatizante del Partido de Unión Nacional, tarea que le había dejado a los cuatro elementos de Garden, mientras ella salía de ahí con Melinda Desmond.

Sabía que Loid lo había querido así para mantenerla a salvo tanto como podía, él siempre era tan protector.

Yor veía por fuera del auto y sentía un sentimiento ácido en su estómago, porque antes de llegar ahí, cuando Garden estaba en camino, los cinco agentes que componían la organización, pudo verlo. El comunicado de Donovan. Y todo su cuerpo se paralizó al ver al hombre que su esposo había ido a asesinar, vivo.

Donovan Desmond seguía respirando y ese era un mal augurio.

No pudo evitar pensar en aquella despedida agridulce de una noche anterior, a Loid abrazándola fuertemente, como si quisiera recordar ese momento y besándola con desesperación... ¿acaso sabía que no regresaría? La idea se escurría por sus dedos y no había podido respirar adecuadamente desde que él se fue.

Porque sabía que Loid era capaz de dar su vida con tal de cumplir con su última misión y asegurar de esa manera la paz de Ostalis. Él era así, aunque significaba dejarla sola, algo insoportable para Yor. Y más porque ella se lo había prometido de alguna forma, que seguiría sin él.

—Pase lo que pase Yor, tienes que cumplir con tu misión, necesito que lo hagas.

—¿Qué significa eso?

—Simplemente eso, que suceda lo que suceda, tendrás que seguir adelante, tienes que mantener a salvo a Melinda y a nuestros hijos.

Yor realmente no quiso indagar en aquella intensa petición y aceptó, aunque su interior se agitaba inquieto de entender qué es lo que eso significaba. Que a pesar de que Loid estuviera en peligro, no podría regresar.

Abrazó aquella idea con amargura.

Residencia Desmond, 1:51 pm

La luz inundó la mansión Desmond, dando claridad a los hombres peleando, la sangre corriendo y los gemidos de dolor. Él entró corriendo sin detenerse directamente hacia el salón, su respiración agitada, sus piernas dolían y la adrenalina corriendo por sus venas.

Cuando la luz del salón lo recibió se encontró con la escena sangrienta y su boca se entreabrió conmocionada. Los ojos ámbar estudiaron el lugar, con el terror gobernando su interior y en búsqueda de una cabellera rosada.

Se refugió debajo de la mesa, no necesitaba llamar la atención en esa masacre, pero tenía razones para estar ahí. Maldijo y el miedo se abrió paso rápidamente ¿Dónde estaba Anya? Él solo había salido el tiempo suficiente para no tener que lidiar con la escena de ver a Anya con Demetrius, una visión nada grata a pesar de que Anya se lo había pedido.

No pudo con la idea de los brazos de Demetrius sobre Anya y como ella parecía aceptarlo con gusto. Había tenido tantas nauseas al respecto, por lo que necesitaba salir de ahí, a pesar de que sabía que su ausencia sería reprobable cuando los resultados salieran. La idea era regresar antes de que anunciaran al ganar, pero las cosas se habían complicado en la ciudad, todo el mundo había enloquecido.

Debió quedarse ahí, debió resistir.

Se asomó asegurándose de que nadie lo viera, había tanto movimiento que era imposible concentrarse. Pero por más que lo intentaba no había ni una cabellera rosada ¿Dónde estaba? No podía ver a su madre y mucho menos a Demetrius. Tragó saliva, debía salir de ahí.

En ese momento vio una figura volar por el aire y súbitamente aterrizó encima de la mesa donde estaba oculto. La mesa colapsó aplastándolo y el aire fue drenado de sus pulmones, tosió en un intento de recuperar el aliento. Se arrastró por el suelo, saliendo e intentando ponerse de pie, sintió algo escurrir por su rostro. Se llevó la mano al rostro y cuando bajó sus dedos los vio manchados de sangre.

Vio la salida, se dirigió hacia ahí, cuando algo llamó su atención, un cuerpo en el suelo. Intentó acercarse, pero una fuerza demoledora lo sujetó fuertemente y lo levantó al aire, tomándolo del cuello.

Damian pataleó, con un ojo cerrado por la falta de aire y la presión fuerte en su garganta, abrió los labios en un intento de tomar un poco de aire, sin éxito. No podía respirar. Vio al hombre enfrente suyo, con el cabello platinado y los ojos azules profundos.

No como los de Loid Forger que eran de un color azul claro, suaves y amables; esos eran azules como el fondo del océano, penetrantes y helados. Giró el rostro mirándolo contra la pared.

—Te equivocas yo... —Damian logró articular esas palabras a duras penas, quizá lo estaba confundiendo con su hermano.

—Todos los Desmond son una plaga.

Presionó su mano más fuerte y Damian escupió la saliva, incapaz de poder contenerlo, iba a morir a manos de ese hombre, por su simple apellido, un mal que había cargado durante tanto tiempo. De niño pensó que era lo mejor que podía pasarle pero ahora mismo, a manos de ese hombre lo supo, era su maldición.

Le hubiera gustado al menos ver a Anya una vez más, al menos sería su último pensamiento.

Residencia Desmond, 1:42 pm

La Forger se detuvo abruptamente cuando escuchó eso, seguido de varios gritos agónicos, gente pidiendo ayuda y cosas cayéndose, además de aquel sonido inconfundible. El filo cortando el aire y la carne. La adrenalina corría por sus venas, no necesitaba ver para saber qué es lo que sucedía. De pronto fue empujada, la gente que buscaba desesperada por salir.

Hasta que una mano sujetó su brazo y tiró de ella, saliendo de la habitación, siendo arrastrada por el pasillo a oscuras que llevaba a la sala. Y cuando la luz regresó de pronto, Anya pudo ver el rostro de Demetrius guiándola por la casa.

—¿Qué crees que haces?

—¡Salvándote! están asesinando a todos —Su rostro estaba desquiciado, jalaba de su brazo con violencia para alejarse lo más que podía.

Algo que Anya sabía, pero ya no tenía intención de seguir con todo esto. A fin de cuentas había logrado lo que necesitaba, no tenía porque seguir lidiando con esa farsa de estar junto a Demetrius. Había ido a ese lugar con él por sus propios motivos y dada la situación, era momento de terminarlo.

Se resistió al avance, lo cual exasperó a Demetrius quien sin mirar atrás tiró de nuevo de ella, pero Anya no se movió. Lo cual lo llevó a girar para ver qué es lo que hacía que se detenía.

—¿No te das cuenta de lo que sucede? ¿Acaso quieres morir?

—No iré a ningún lado contigo.

Y sus palabras parecieron enfurecerlo, se acercó, atrapando su muñeca, tirando de ella y atrayéndola hacia su cuerpo. Anya actuó con agilidad, levantó su mano y giró por debajo del brazo del hombre, quedando detrás de él, sujetó el brazo masculino y lo empujó fuertemente al suelo, haciendo que se arrodillara por la fuerza del movimiento. Presionó el brazo con fuerza, podía romperlo con facilidad. Lo escuchó quejarse pero Anya se contuvo de no romper su brazo, algo que realmente quería.

—No vuelvas a tocarme.

Lo soltó, retrocedió y se adelantó por donde habían ido, necesitaba regresar y salir por ahí. Demetrius logró levantarse y se adelantó hacia ella, como si no quisiera perder. Anya saltó en el aire y logró propinarle una patada en el aire, directo en su pecho, lanzándolo contra la pared.

Súbitamente una mano sujetando su brazo la detuvo, ella ya no tendría la paciencia, debía detener el proyecto Apple, si no se iba en ese momento sus esfuerzos. Lanzó un golpe pero fue detenido por Demetrius y aprovechó el tener el control para doblar su brazo y llevárselo a la espalda, y caminó hasta que su mejilla chocó contra el muro.

—Anya te dará unos segundos para soltarla o si no...

—¿Si no que harás? —Demetrius habló contra su oreja, con una voz risueña. —¿Me darás una lección? —Río divertido. —Si no te necesitara tanto te hubiera eliminado hace tanto tiempo, tus gritos deben ser tan dulces.

Ella apoyó su pierna en la pared e intentó empujarlo, pero era como un muro.

—Tú vendrás conmigo y te quedarás callada.

Era su momento de reír, por lo que lo hizo, resistiendo lo más que pudo contra él.

—¿Y porque haría algo así?—Anya logró separar el rostro de la pared.

Demetrius sonrió con tanta diversión, como si estuviera en el juego más emocionante de toda su vida. Pegó su cuerpo al de Anya y su nariz acarició la oreja de la fémina.

—Lo mataré si no vienes conmigo. —Anya dejó de forcejear subitamente, Demetrius sonrió. —A Twilight —Anya sintió su respiración pesada contra su cuello. — tu padre. — Susurró para concluir.

Anya sintió su cuerpo paralizarse y escuchó sus latidos en sus orejas, la boca seca. Demetrius la soltó y la observó con la mirada más tierna que pudo dedicarle antes de tomarla por el brazo y tiró de ella.

No se esforzó en desmentirlo, porque sabía que no tendría el más mínimo sentido. Él lo sabía, claro que lo sabía. La forma en que lo había dicho, saboreando cada palabra dejaba en claro que estaba seguro de lo que decía.

—¿Cómo..? —Fue lo único que Anya pudo articular con su voz rota.

Demetrius abrió una puerta y se veía una escalera que descendía hasta que no podía verse, él avanzó bajando rápidamente en completo silencio. Solo podía escucharse el sonido de los zapatos chocando con los escalones de metal.

Unos minutos transcurrieron hasta que alcanzaron el suelo y un túnel pequeño y rústico se abría ante ellos. Estaba frío, lo cual dejaba en claro que estaban varios metros bajo tierra. Sin esperar más tiempo Demetrius tiró de ella, obligándola a caminar.

—Mi misión era encontrarlo y asesinarlo, a aquel hombre que había frustrado todos nuestros planes, una piedra en el zapato durante todos estos años ¿un simple hombre deteniendo a una sola organización? Debía ser erradicado —Habló lentamente y tranquilo, como si estuviera hablando de cualquier otra cosa en vez de asesinar a una persona, como si aquello no le pesara, hasta parecía animado— pero tú te acercaste a mi, hiciste las cosas tan fáciles.

Anya casi tropezaba con el suelo irregular, pero logró componerse, giraron a la derecha, luego a la izquierda y siguieron varios metros más en línea recta antes de volver a girar, era un laberinto de túneles. Cada dos metros había una pequeña luz que iluminaba el túnel, dando un poco de luz en el avance.

— Fue divertido, ver como me preferías antes que a mi hermano que había estado enamorado de ti desde niños, realmente un juego emocionante —Sus ojos brillaban en la oscuridad, maravillado. —Y tú eras única y sabes tan bien... Fue un completo deleite.

Anya sintió náuseas de saber cómo él había estado jugando todo este tiempo, que él la había dejado acercarse para lograr su objetivo.

—Por supuesto que sabía que había algo detrás, porque eres la hija de Twilight — Él sonrió divertido. —Debo darte crédito por poner un micrófono en mi automóvil, de esa forma pude dirigirte tan fácilmente, permitiendote saber lo que necesitaba en el momento necesario.

Anya dejó de respirar... ¿lo había sabido todo este tiempo? Recordó lo sigilosa que había sido esa vez y la información que obtuvo... ¿lo había descubierto? ¿qué cara había puesto al verlo? Lo imaginaba riéndose y dejando el micrófono donde estaba, planeando de qué manera podría utilizarlo a su favor. Demetrius Desmond era espeluznante y la tenía donde quería.

—Tomé tu idea un poco. —Se detuvo —Por lo que tú me permitiste saber lo que yo necesitaba y pude mover las piezas a mi beneficio.

Él giró para verla un instante, parecía tan excitado, como si estuvieran en un parque de direcciones. Como si hubiera esperado pacientemente todos estos meses para poder jactarse de cada uno de sus movimientos y como todo ese tiempo él estuvo dos pasos por delante.

Recordó a su padre y su miedo inicial de tener cuidado con Demetrius, porque no sabían cuál era su postura. Qué ingenua había sido, él todo este tiempo estuvo jugando a su antojo, viéndola sufrir y fingiendo todo ese tiempo, él sabía que cada vez que ella se dejaba besar, todo era una actuación. Y todo eso para poder llegar a su padre.

Siguieron caminando durante varios minutos más, Anya sentía que llevaban de esa forma como hace veinte minutos ¿a donde la estaba guiando? ¿Acaso quería llevarla ante su padre moribundo? ¿seguía jugando con ella? ¿Qué es lo que estaba buscando? No podía entender el pensamiento de Demetrius, porque aún en ese momento tan desesperado, no podía acceder a su mente. Si ella hubiera sido capaz de leerlo, nada de esto hubiera pasado.

Ella había sido un insecto que había caído en la red de aquel depredador.

Llegaron ante una puerta de metal e ingresaron, subieron más escaleras y finalmente él abrió una puerta más, haciéndola entrar. Era una habitación grande completamente de metal, desde los suelos a las paredes, una única lámpara brillaba en lo alto. Y en el fondo había un panel de control, al que él se acercó mirando las pantallas y tecleando un par de cosas, centrándose en eso.

Anya estaba inquieta, observaba la puerta una y otra vez, pensando en qué oportunidades tenía de escapar. La realidad es que no sabía dónde estaba, y habían dado tantas vueltas, quizá con la intención de confundirla. Sabía que si se iba de alguna forma encontraría la salida, pero se aferraba a la esperanza de que en ese lugar podría encontrar a su padre, que quizá Demetrius lo llevaría y lo dejaría verlo, ahi Anya podría intentar algo... aunque las ideas eran escasas en su mente. Los ruidosos latidos de su corazón en sus orejas no la dejaban pensar adecuadamente, adicional de la conmoción de la declaración de Demetrius, su estómago se sentía revuelto, quería vomitar.

Pero había algo en lo que él había dicho que no la dejaba tranquila. " tú me permitiste saber lo que yo necesitaba y pude mover las piezas a mi beneficio." ¿a qué se refería? Dijo que había seguido su plan ¿qué es lo que ella le permitió saber? No había dejado de darle vueltas en la cabeza esa frase, como si lo tuviera en la punta de la lengua pero la idea no se materializaba en su cabeza. ¿Su idea? pensó detenidamente en ello, ella se había acercado a Demetrius con la intención de saber sus planes, de darle información a su padre.

No había podido leer su mente, por lo que mantenerse cerca había sido la solución. Recordó que él mencionó el micrófono, ella recurrió a un micrófono para saber lo que él podría decir en su automóvil y a dónde se dirigía.

Su corazón se estremeció fuertemente, un micrófono, él había plantado un micrófono, pero...¿dónde? Demetrius había entrado a su casa, había tenido acceso a su privacidad... ¿en la sala?¿en la cocina? ¿en el pasillo? los latidos eran cada vez más fuertes y dolorosos... ¿dónde lo había puesto? Su cabeza dolía, sintiéndose incapaz y perdida, como si todo eso fuera un sueño, queriendo despertar en ese momento y poder ver a su padre, a su madre y a Alain, en una cena familiar normal donde reían juntos.

Demetrius dio la vuelta, y se acercó hacía ella, con la mirada de un depredador en el asecho de su presa. Anya tragó saliva y retrocedió, cuando él dio un paso, ella retrocedía uno, hasta que ella terminó tropezando con la silla que había ahí e inevitablemente cayó sentándose. Demetrius colocó sus manos en las recargaderas de los brazos y se inclinó hacia ella, su aliento acarició su rostro.

Él estiró su mano y tocó con los dedos el collar que Anya se había puesto. Ella abrió los ojos por completo en un gesto de sorpresa y sus labios se separaron cuando la respuesta de qué forma él la había estado escuchando.

—Gracias por entregarme a Twilight en bandeja de plata.

El collar, lo había hecho con el collar.

Con su mano libre Demetrius extrajo un pequeño dispositivo de la bolsa de su pantalón y lo presionó con una sonrisa en los labios. Las bombas colocadas en la ciudad estallaron, consumiendo todo a su paso.

¡Este capítulo ha sido un completo reto! Por que tuve que unir tantas cosas que había dejado desde el inicio, por lo que gracias por la paciencia. De igual forma aún faltan muchas cosas por salir a la luz, por lo que les pido paciencia, es una red mental que debo acomodar de manera muy cuidadosa ¡todo valdrá la pena!

Gracias por leer y espero que hayan disfrutado este capítulo que ha mi parecer ha sido tan revelador, pero que ha despertado tantas incognitas al mismo tiempo ¡Estoy tan emocionada por llegar al final y al mismo tiempo, asustada por todas las piezas que debo retomar y anexar! 

Estamos en la recta final!

PD: sobre Anya,  recuerden las palabras de Miguel O'hara "Es un evento canonico" y este es el evento canonico de Anya.

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