IX.

Su mirada estaba perdida en algún punto en la pared, sin poder conectar algún pensamiento en su cabeza, solo lo suficiente distraída de la realidad para poder prestar atención a cualquier cosa. Había estado lo suficiente distraída desde el fin de semana, con tantas ideas y ninguna conectándose en su cabeza, pero con una escena materializándose una y otra vez.

—¡Cuidado!

Anya regresó de sus ensoñaciones, giró el rostro lo suficiente para ver como la pelota se aproximaba hacia ella. Sus movimientos fueron lentos, por lo que terminó con la pelota impactando en su rostro. Perdió el equilibrio súbitamente y terminó cayendo al suelo, golpeándose el trasero por el impacto.

—¡Anya! —La voz de Becky resonó más cerca.

Cuando una mano tocó su rostro y fijó su atención en la persona enfrente, pudo ver los ojos ámbar penetrándola en la más exquisita miel.

—¿Estas bien? —Él tocaba su rostro en señal de buscar alguna herida.

—Si, yo...

Damian giró el rostro para ver al chico de su salón que había lanzado la pelota y había golpeado a Anya. Le dedicó la mirada más mortífera y venenosa que pudo, dejando en claro que se encargaría de destruirlo por atreverse a tocar su rostro.

Anya sintió de nuevo la mirada masculina encima suyo y apartó la mirada avergonzada, quitando el rostro para que él no pudiera tocarla, acto que lo desconcertó. En ese momento llegó Becky, que se había sorprendido del nivel de desplazamiento de Damian. Él estaba al otro lado de la cancha, por lo que el verlo aparecer a un lado de Anya antes que ella, que estaba lo suficiente cerca, dejó en claro que si se trataba de Anya, él jamás se limitaría.

—Atrás Desmond. —Becky se arrodilló enfrente de su amiga, llamándola y tocando su rostro, gesto que Anya aceptó gustosamente.

Algo que causó cierto malestar en Damian al ver como ella no aceptaba su preocupación.

—Llévala a la enfermería.

—No necesitas decírmelo.

Becky ayudó a Anya a levantarse y se dirigieron a la enfermería, donde la enfermera le colocó una crema en su rostro por el futuro dolor y una bandita en la nariz para raspar el golpe de la pelota.

—Quédate descansando un momento, quiero asegurarme que todo va bien, en un momento regreso. —La enfermera indicó antes de salir.

Anya movió sus pies en el borde de la cama sin decir una palabra a su amiga y se centró en ver a través de la pantalla.

—¿Qué sucede Anya?

—¿A qué te refieres?

Becky se llevó un dedo a su barbilla de forma pensativa, ella estaba esquivando sus preguntas. Aunque lo que de verdad le interesaba no era el golpe en su rostro que a pesar de haber sido fuerte, sabia que estaría bien, sino el comportamiento que había visto con Damian.

Él había actuado de forma normal, sobreprotegiendo y cuidándola antes que cualquier otra persona. La cuestión en si era el hecho de la reacción que Anya había tenido cuando Damian la tocó, algo normalizado en ambos. Becky aun recordaba la primera vez que los había visto tocándose el rostro en forma de cariño o para quitar alguna "basura del rostro" o en ocasiones cuando sus dedos se entrelazaban. Pequeños gestos que al verlo todos daban por hecho que eran pareja, algo que no estaba lejos de la realidad, solo faltaba que Anya se enterara.

Damian siempre había sido claro con sus sentimientos o al menos desde que dejó de ser un niño malcriado fue mas honesto con lo que sentía, por esa razón es que Becky, a pesar de considerarlo un pesado, lo apoyaba con su querida amiga Anya. Por que el había demostrado cuanto la quería y que antepondría su propio bienestar por que ella estuviera bien. Por eso él había aparecido de la nada a su lado para auxiliarla.

Sin embargo, Anya había rechazado el acercamiento de Damian y si fuera poco, había evitado hacer el contacto visual con él, algo que salía por completo de cualquier comportamiento usual, si esa palabra podía utilizarse con Anya. Algo había pasado y el hecho de que Damian no la llevara personalmente a la enfermería y se lo encargara era prueba de ello. Solo debía hacer las preguntas adecuadas...

Pero la idea de que por fin él se le hubiera confesado y Anya estuviera abrumada por tal acto no dejaba de dar vueltas en su cabeza. Becky no podía dejar de sentirse completamente emocionada por ese hecho, era mejor que en Berlint in love, había más drama y negación por parte de Anya y nadie mejor que ella para facilitar el romance de ambos y ser la heroína.

—¿Sucedió algo con Desmond?

Anya presionó sus labios con gesto ausente.

—No realmente aunque...

—Bueno el hecho de que no puedas verlo a la cara y evitaras que te tocara deja en claro que algo no va bien entre ustedes.

Anya fijó la mirada en su amiga que se había sentado a su lado en la cama.

—¿Él suele tocarme con normalidad?

—Claro, es bastante natural entre ustedes el interactuar.

La Forger se quedó pensando detenidamente en las palabras de su amiga, como si aquello fuera el mejor descubrimiento del mundo.

—¿Me dirás que sucede?

Aunque Anya se quedó completamente callada, viendo un punto en concreto en la enfermería. Becky se sentía desesperada, de verdad que en ocasiones su amiga podía ser demasiado complicada y no podía entrever lo que transcurría en su mente extraña.

—Damian me beso.

Becky, que había estado jugando con las vendas que la enfermera dejó en la cama, las dejó caer y estas se expandieron en el suelo como una carretera. Levantó la mirada de golpe y sujetó a Anya de los hombros, obligándola a mirarla.

—¡¿Qué Desmond hizo que?!

Anya se sentía realmente extraña, porque era primera vez que lo decía en voz alta, lo que sucedió en la mansión Desmond. Ese día ella se bajó del auto totalmente confundida y sintiendo el calor en su cuello, como si pudiera sentir los labios presionando aun contra su piel y su cuerpo contrayéndose de emoción. Por un largo rato consideró si había sucedido o no y cuando lo vio aquel día en la mañana y él simplemente la miró sin sonreír, supo que de verdad había sucedido.

El decirlo en voz alta era un reconocimiento de ella misma de que había sucedido. Observó a Becky con los ojos desorbitados, una sonrisa entre emocionada, sorprendida, conmocionada y desesperada en sus labios, Anya podía jurar que explotaría en cualquier momento.

—Bueno, no fue en los labios ni nada de eso.

—A ver, a ver, me dices que Desmond te besó pero ¿Dónde? — Becky necesitaba detalles.

Anya abrió la boca pero fue incapaz de decirlo, por lo que levantó su mano y tocó con su dedo el lugar exacto donde la había besado. Becky no lo entendió enseguida, pero cuando la comprensión vino a su mente, un grito emocionado salió de sus labios.

—¡No puedo creerlo! El ha ido mas lejos de lo que realmente esperaba, no ha sido demasiado inteligente pero al menos ha actuado... pero... —Ella susurraba y hablaba más para ella misma, sin prestar atención a los gestos de su amiga. —Pero lo más importante ¿tú que piensas o como te sientes?

Anya consideró la pregunta durante unos segundos.

—Anya se siente realmente confundida.

Becky realmente no esperaba que su amiga aceptara sus sentimientos de pronto, porque eso significaría que era consciente de que existían, algo que sabia plenamente que no era así. Pero el estar confundida era un gran avance considerando el modo estado en el que habían estado las cosas desde hace unos años, por no decir siempre.

—¿Por qué? ¿Qué es lo que te confunde? —Becky quería ayudarla a iluminarse un poco.

—Bueno... no entiendo porque lo hizo ¿quizá por enojo? —Becky casi se ríe por esa reflexión. —Pero pienso que fue un simple impulso de la situación.

Anya le contó en resumidas cuentas lo que sucedió y como Damian se había enojado "de la nada" al verla hablando con Demetrius. Becky no dejó de ser transparente con sus emociones en el rostro, emocionándose hacia donde parecían avanzar las cosas.

—Quizá Anya hizo algo que enojara al Segundo y no estoy segura de como comportarme al respecto. —Anya no podía admitir en voz alta que al verlo se sentía tan inquieta.

Al verlo cuando la pelota golpeó su rostro, sentir sus manos en su rostro y los ojos miel fijamente en ella, su corazón se agitó fuertemente, incapaz de pensar en nada más que en el momento en la habitación de Damian y en la sensación de sus labios en su cuello, cosa que la hacia estremecer de la cabeza a los pies.

—El segundo se molesta por cosas tan extrañas, yo realmente no estoy resentida por lo que sucedió, pero él esta tan extraño.

Becky se pasó una mano en su rostro con cierta frustración ¿Cómo su amiga había llegado a la conclusión que él estaba enojado? De verdad que no era demasiado lista... de verdad compadecía a Damian y lo mucho que debía reprimirse.

—Y acaso has pensado que... ¿él no este enojado?

—¿No lo está? —Becky negó con la cabeza. —¿Entonces... que es lo que sucede? ¿Por qué él actuó de esa forma en su casa?

Blackbell de verdad quería ser directa y dejar las cartas sobre la mesa, pero sabia que era algo que le competía a Damian, pero podría echarle una mano al respecto.

—Bueno ¿eso que sentiste cuando él lo hizo...fue especial?

Anya rememoró la escena, como su cuerpo temblaba al sentir su cuerpo sobre el suyo y como los labios en su piel habían sido una caricia realmente agradable, por lo que terminó asintiendo.

—Eso que él te hizo sentir Anya, no es algo que se sienta por un simple amigo. —Becky le guiñó un ojo. — Y que él lo hiciera tampoco, esto va más allá.

¿Algo que iba más allá que una amistad? A pesar de que su objetivo siempre había sido ser amiga de Damian para poder acercarse a la residencia Desmond y con eso tener a Donovan cerca. Sin embargo, en algún momento esa falsa amistad se había vuelto en algo verdadero y consideraba a Damian como su persona más cercana masculina. Algo similar a Becky que era su mejor amiga pero...esto era diferente, nunca había entendido de que forma, pero la manera en que podría sentirse con Damian era totalmente diferente a como se sentía con Becky.

¿A eso se refería Becky con que iba más allá? Pero ¿en que sentido?

Aunque eso la tenia confundida, porque a Anya le gustaba la relación actual que tenia con Damian y si aquello terminaba arruinado eso, era lo que menos quería. Por eso en todo ese tiempo había intentado pensar cómo es que debería comportarse con Desmond, sin tener una idea clara ¿debía fingir que nunca sucedió? ¿debía mencionarlo? No tenía ni idea que sería mejor.

—Pero ¿cómo debería comportarme?

Becky se acercó, tomó su mano en un gesto amable y le sonrió.

—Actúa como te sientas cómoda, nadie te esta forzando de alguna manera, sé que Damian aceptará cualquier cosa que le des.

Anya lo consideró un momento y asintió. La enfermera llegó tiempo después dándole de alta y salieron de ahí, rumbo a su siguiente clase, se habían tardado el tiempo de educación física. Al llegar afuera de la cancha vieron a Damian esperando, caminando de un lado a otro. Becky sonrió y se alejó, pasando a un lado de Damian.

—Te la encargo.

Anya se detuvo intentando pensar ¿Cómo es que actuaba con Damian de forma normal? El frunció el ceño ante lo que sea que Becky le dijo y de pronto recayó toda su atención en ella. Se sintió nerviosa pero el se acercó, mirando su rostro con fijación.

—¿Estas bien?

—Si, estoy bien. —Anya lo vio sonreír con tranquilidad lo cual la hizo sentir nerviosa, sintió como que debía decir algo para dejar atrás lo que sucedió en su cuarto. —Sobre lo que pasó el fin de semana... yo quiero disculparme. —Pero fue interrumpida abruptamente.

—No, no lo hagas. —Damian habló con una expresión seria en su rostro.

—¿Qué cosa?

—No te disculpes por lo que sucedió —Anya no entendía a que iba todo eso. —Si tu lo haces, yo me veré obligado a hacerlo y... —Se acercó uno, dos paso hacia ella, lo suficiente para quedar enfrente de ella y pasar sus dedos por su rostro, donde la pelota había pegado, sus nudillos sintieron la suavidad de su piel y pronto sus dedos tocaron el punto exacto que había besado, acto que la hizo estremecer. —Yo no me arrepiento de haberlo hecho y nunca lo haré, ni mucho menos de lo que siento.

Anya sintió su rostro caliente cuando lo vio tan cerca y con una mirada que podía atravesarla.

—Yo esperaré, aceptaré lo que tú puedas darme ahora pero, no me haga disculparme.

Anya lo observó y simplemente asintió, Damian le dedicó una sonrisa torcida que alteró su pecho y fue cuando se preguntó a si misma por primera vez ¿qué es lo que Damian sentía? Y aún mas importante ¿qué era ese sentimiento cálido en su interior?



Anya salió de la escuela y caminó rumbo a la parada de al autobús, cuando un auto negro se estacionó enfrente. Lo maldijo, porque si el autobús se veía bloqueado la dejaría ahí y tendría que volver a pie. Pero cuando vio salir a la figura detrás del auto cualquier pensamiento negativo se esfumó.

—Demetrius.

—Anya, siento que ha pasado un tiempo desde que no te veo. —Aunque la realidad la anterior semana se habían visto. —Sube, te llevaré a casa.

Anya obedeció de forma automática, porque el verlo ahí no estaba en sus planes. Luego de lo que había sucedido con Damian lo ultimo en lo que había pensado era en Demetrius, solo podía pensar en lo que había sucedido con su hermano menor.

—¿Estas lista?

—¿Para qué? —Anya se había perdido de nuevo en sus ensoñaciones.

—Para el baile del que te hablé la semana pasada, es el fin de semana ¿podrás asistir?

Anya recordó en ese momento que antes de lo que había sucedido con Damian, Demetrius la había invitado a una especie de baile, algo que ella consideró como una buena oportunidad. Pero las palabras demandantes de Damian sobre mirarlo solo a él y que lo quería todo de ella la habían distraído lo suficiente.

—Aún no he pedido permiso.

Demetrius la observó detenidamente, sonriendo de la forma amble que lo representaba. Anya solo lo miró, pensando en algo, que no había tenido un avance real con él y que debía hacerlo, aunque siempre que estaba con Demetrius alguien los interrumpía.

—Hemos llegado.

Anya se sorprendió cuando a través de las ventanas vio la residencia Forger, eso había sido demasiado rápido.

—¿Quieres pasar? Podrías cenar con nosotros. —No creía que a su padre le importara.

—Lo siento Anya, tengo muchos asuntos que resolver.

—¿Asuntos?

Demetrius apoyó su brazo en el respaldo del auto y acercó sus dedos hacia ella, haciendo un lado su flequillo.

—Como candidato de mi partido, debo asegurarme de tener a las personas indicadas a mi lado. —Sus ojos negros parecieron resplandecer. — gente leal y que apoye mis visiones sobre lo que debía ser Ostania.

Anya se dio cuenta que había dicho el nombre en singular de Ostania, hablado del nombre en el pasado cuando eran dos naciones diferentes y no estaba unificada con Westalis, lo cual llamó su atención.

—¿Y has tenido suerte en ello? —Anya sabia que ese era el punto decisivo, que eso era lo que necesitaba y la razón por la que se mantenía cerca de Demetrius.

La adrenalina corría por sus venas, al sentirse tan cerca.

—Por supuesto, hoy tendré una reunión con gente relevante de Ostania, algunos ministros o personas del entrenamiento, por lo que debo declinar tu oferta. —Él se inclinó aún más hacia ella y sus dedos acariciaron su labio inferior. — Y te tengo a ti en mi vida, eso es más de lo que necesito.

Anya sintió su corazón latiendo tan fuertemente y más al ver cada vez más cerca a Demetrius, lo cual dejó totalmente en blanco su mente. Había algo, no podía decir qué, pero algo verdaderamente atrayente en Demetrius Desmond. Algo en él, o quizá todo en él lograba atraer su cuerpo como un imán, de manera inevitable.

Como si él fuera capaz de desarmarla con tanta facilidad.

Sintió el aliento masculino en su rostro y imperceptiblemente cerró los ojos, esperando por aquello que era imposible de resistir. Él toco su mejilla con su nariz, su respiración estaba agitada como si estuviera conteniéndose demasiado.

—Es demasiado difícil mantener el decoro contigo.

La mirada oscura se desvió un momento hacia la ventana y se alejó con sencillez, lamentando el tener que esperar un poco más para poder probarla.

—Pero tendré que esperar un poco más.

Se bajó del auto, rodeándolo y le abrió la puerta a Anya para que descendiera, la cual no podía estar mas confundida sobre que era lo que había sucedido en ese momento. Pero el tenerlo lejos le permitió pensar rápidamente, tomar algo de los prendedores que solía usar y cuando descendió del auto, tocó la pared a un lado del sillón.

Entendió apenas descendió porque Demetrius había retrocedido, ante ellos estaba su padre, con los brazos cruzados y la mirada rígida.

—Señor Forger, es un placer conocerlo, soy Demetrius Desmond y me he tomado la libertad de traer a su hija a casa.

Demetrius estiró su mano en señal de saludo, algo que Loid vio fijamente antes de extender la propia y aceptar el saludo. Sonrió de forma ensayada, Demetrius se veía radiante, como si hubiera esperado ese encuentro, algo entendible cuando estas cortejando a una mujer y era de gran importancia la familia que tenía.

—Un placer, Loid Forger.

—Lo conozco perfectamente. —Demetrius mencionó con ligereza, pero con emoción contenida.

—¿Disculpa?

—Uno de los mejores psicólogos de la ciudad y el padre de Anya.

Loid se sintió confundido por la actitud un poco evasiva de Demetrius y la cordialidad en cada uno de sus actos. Pero quizá se estaba haciendo ideas al sentirse extraño de ver a su hija con aquel hombre. Se sentía inseguro, inquieto por no saber de que manera verlo y que tipo de pensamientos tendría sobre Ostalis.

—Y tú eres el candidato electo de PUN

Demetrius sonrió mientras se paraba lo mas recto posible junto a Anya.

—Se hace lo que se puede. —Demetrius sacó el reloj de bolsillo, determinado el tiempo que le restaba. —Y me veo en la impertinencia de pedirle permiso para que su hija pueda acompañarme el fin de semana a un evento de beneficencia que tendrá lugar en el museo de la ciudad.

—¿Qué?

—Quisiera hacerlo lo más formal posible, lo que menos quisiera es faltarle al respecto y aceptaré cualquier decisión suya.

Loid observó a su hija que dejaba en claro con su mirada sus intenciones, que quería ir para aquella misión absurda que ella misma se había trasado. Él no estaba del todo seguro, no cuando su instinto le decía que tomara su distancia... aunque no sabia si ese instinto venia de que era mayor que Anya o simplemente la idea de dejarla salir con alguien le perturbaba como su padre.

—No lo se. —No quería dar un rotundo no de inicio.

—Me encargaré de hacer mis tareas, no tendrás que preocuparte sobre eso.

Loid lo pensó un instante más con una expresión seria, observó a Demetrius que parecía tan tranquilo en su sitio, con esa sonrisa que lo representaba y su porte dejaba en claro de que era un total caballero.

—Está bien

Anya saltó en su sitio y abrazó a su padre eufórica de que la presión social le permitiera aceptar la invitación. Por que ¿de que otra manera la hubiera dejado? Sabia que la presencia de Demetrius ahí había ayudado lo suficiente.

—Es hora de entrar Anya.

Anya se despidió de Demetrius y caminó detrás de su padre, pero en algún momento se dio media vuelta, corrió hacia él y beso su mejilla. Anya regresó sobre sus pasos y Demetrius se quedó en su sitio nervioso sobre la iniciativa de Anya. Él siempre era el que daba el primer paso, desde decir que le interesara, pero hacerlo en ese momento había sido totalmente genuino y era algo que Demetrius disfrutaba.



Anya ingresó paso a paso en la residencia Forger con una sonrisa en sus labios, pero fue detenida por la mano de Forger.

—¿Todo bien con Demetrius? No me dijiste que vendrías con él.

—Ha estado esperando a Anya a la salida de la escuela.

—No lo se Anya, solo ten cuidado al estar a su alrededor.

—Quizá no sea como su padre. —Anya intentó defenderlo un poco de los ataques de la inseguridad de su padre.

—No podemos saberlo aun y... —Loid se dio cuenta de la sonrisa extraña que su hija, a pesar de los años, seguía utilizando a pesar de que él le había dicho que podría ser malinterpretada. — ¿Qué sucede?

—Demetrius se va a reunir con personas importantes de Ostania esta noche.

Loid se detuvo en su sitio antes de irse a la cocina a terminar la cena y observó a su hija.

—¿Estas segura de eso?

—Si, él mismo em lo ha dicho.

—Tendría sentido, he visto algunos movimientos extraños de algunos habitantes que WISE había estado siguiendo y que son del viejo régimen de Ostania. —Él adquirió un gesto pensante. —¿Sabes dónde será?

Anya negó con la cabeza, porque sabia que si preguntaba algo como eso seria sumamente sospechoso. Loid sabia que algo así podría haber sido arriesgado pero era una información importante ante sus manos.

—Pero Anya se encargará de averiguarlo.

Loid levantó una ceja ante las ideas de su hija y como solía jugar más pequeña a misiones arriesgadas de extracción de información o peleando contra algún espía contrario. No quería someter a su hija a algo como eso, aunque no estaba seguro de sus habilidades. Y por eso mismo sabía que solo estaba jugando con sus palabras.

—Anya no te metas en problemas.

Ella simplemente asintió mientras regresaba a su habitación. Una vez ahí se dirigió al closet donde revolvió todo su closet entre cajas y cajas, hasta que tomó una que no pensó que utilizaría en un largo tiempo. Corrió a su cama, se sentó y abrió la caja, encontrando un pequeño aparato.

Un monitor de recepción, más específicamente el que le permitiría escuchar lo que sea que Demetrius dijera en el auto. Antes de salir y sujeta a la adrenalina de obtener la información que estaba buscando, se arriesgó a poner un micrófono en el auto de Demetrius, aprovechando que Franky se lo había dado en el pasado para que jugara al espía y jamás volvió a pedírselo, quizá porque pensó que no lo utilizaría.

Anya había esperado pacientemente a hacerlo, estuvo un tiempo intentando comprender el aparato, durante un par de horas, desesperada y pensando que sus intenciones habían sido un fracaso, hasta que escuchó una voz al otro lado y por fin pudo captar la voz del Demetrius Desmond entrecortada.

—"Encárgate de localizar al senador Martinez para esta noche" — Escuchó su voz al otro lado, atenta a cada palabra — Confirma el sitio de la reunión, y dirígete a la mansión, necesito ver a mi padre pronto.

Anya se quedó completamente quieta ¿Donovan estaba en la mansión Desmond? Pero cuando había restado ahí jamás lo había visto ¿acaso se estaba perdiendo de algo importante? Pero aquello le hizo comprender que había tanto que no conocía de Demetrius Desmond y que haría lo que fuera necesario para llegar al fondo de eso.

Por lo pronto se encargaría de brindarle la información a su padre y esperar al menos esa noche que tuvieran alguna especie de victoria, todo gracias a ella, la fabulosa agente Starlight.

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