O1.

El mundo estaba prácticamente a sus pies desde la cuna, privilegiados en toda su palabra. Amados por unos, temidos por otros. Eso era todo lo que pensaban de Jeon Jungkook y Park Jimin. Tanto en común, pero cargando una horrible rivalidad en sus hombros, no podían estar juntos ni un segundo, se trataban peor que perros y gatos ¿Por qué?

Simple, ellos se odiaban.

Sus familias eran competencias desde tiempo ancestrales, los Jeon dominaba toda Corea, su empresa era la número en el campo farmacéutico, tenían un rotundo éxito en la venta de fármacos por no hablar de las investigaciones bioquímicas de omegas, alfas y betas. Luego tenemos a los Park, tan poderosos como los Jeon, ellos poseían un envidiable conglomerado, eran los reyes en la tecnología, biotecnología y la inteligencia artificial, prácticamente estaban a la par, asquerosamente ricos y con el ego muy grande.

Teniendo todo con cuchara de oro, sus padres siempre han querido que sus hijos algún día tomaran su lugar como dignos herederos, pero sobre todo que aplasten como cucarachas a su competencia.

En sus familias no habían la posibilidad de una posible alianza, eso era simplemente ridículo, uno de ellos tenia que caer de una vez por todas.

Por eso Jimin y Jungkook desde su infancia se han enfocado en ser mejor en todo y opacar al otro, pero los juegos y las riñas de niños cambiaron cuando se revelaron que los dos eran alfas puros, su rivalidad solo creció a niveles catastróficos, su odio era mutuo, aunque sus personalidades eran completamente distintas.

Jimin, un alfa puro, su olor a chocolate con menta era seductor y penetrante, dejaba encantados a muchos, era un alfa que donde quiera que fuera era notado de inmediato, no solo por su olor y su jodidamente atractivo aspecto, además de tener un cuerpo esculpido por ángeles y un rostro perfectamente armónico su personalidad era agradable y amable, tenia un carisma excepcional. Todos quedaban encantados; omegas, betas, incluso algunos alfas lograban caer a sus pies... claro excepto Jeon.

Jungkook era un caso totalmente opuesto, también era un alfa puro, su olor tierra con whisky demostraba dominio y superioridad, pero su olor intimidante no impedía que todos a su alrededor se quedaran embobado con su embriagante aroma y sus ojos, una vez que lo miras te atrapan enseguida y caes en su infierno, era dominante, un egocéntrico y rebelde por naturaleza. Pobre de aquel que esté en su lista negra, si le caías mal a Jeon tenias toda tu vida jodida, el respeto se gana con el miedo, era lo que pensaba Jeon, claro eso a Jimin le importaba una mierda.

Los dos alfas prácticamente habían crecido juntos, al venir de familias élite gozaban de la mejor educación y toparse era parte de su día a día, Jimin por su parte era más astuto y sensato, como un zorro. En su adolescencia había pensado que para derrotar a su enemigo primero debía hacerse su amigo, pero por supuesto el terco de Jungkook solo contestó un "¿amigos? vete a la mierda Park" eso fue suficiente para él, después de todo Jimin tenia un ego y una reputación que cuidar, no perdería su valioso tiempo en un idiota como Jungkook menos le iba a rogar por una amistad que obviamente ninguno de los dos quería, sus planes en ese momento cambiaron, ahora se enfocaría en siempre ser el primero y por supuesto tener la satisfacción de derrotar Jungkook.

Ahora ya habían crecido, habían madurado, aun así el destino los odiaba, porque ahora los dos estaban en la misma universidad siguiendo la misma carrera, respirando el mismo aire. Tenían que aguantarse el uno al otro por cinco malditos años. La universidad sería un caos para ambos.

En especial el primer día de la carrera.

Como bienvenida los recién ingresados de la universidad tenían que asistir a una reunión de inicio de semestre con sus hyungs, una cálida bienvenida para los novatos ¡Pura basura! Esa "reunión" prácticamente consistía en que sus hyungs embriagaban a sus menores por diversión hasta que perdieran la conciencia o terminaran vomitando como en el exorcista.

Era una tradición que se cumplía cada año, era obligación asistir si o si.

Jimin y Jungkook por supuesto no tenían tiempo para esas ridiculeces por lo que terminaron rechazando la invitación de sus superiores, todos lo terminaron de aceptar sin rechistar, nadie se atrevía a desafiar a los alfas, ellos valoraban su vida, no eran tan tontos. Una verdadera pena que alguien no aceptaba un no por respuesta.

Uno de ellos si era un grandísimo tonto.

Jung Hoseok, la persona más divertida y bromista de la universidad, su personalidad muy alegre y juguetona contagiaba a los demás, era un beta un poco despistado pero al fin acabo buena gente.

El podía ser todo flores y colores pero si había algo que no toleraba eran las injusticias, se suponía que todos tenían que asistir a esa Reunión, era una tradición después de todo. No dejaría que esos dos alfas ricachones se escaparan tan fácilmente, merecían un castigo.

Se divertiría jugando un poco con esos dos alfas, iba a dar una falsa alerta del director haciendo que los dos fueran a uno de los edificios poco visitados en la universidad. Su plan sería encerrarlos hasta al siguiente día, era infantil, pero el quería tener un poco de diversión en su aburrida vida universitaria.

Vamos solo era una pequeña, no sería el fin del mundo.

O eso pensaba hasta que ellos cayeron en su trampa.

[🔪]

Jimin estaba cansado, todo el día estaba arreglando su asunto de la mudanza a su departamento, nadie avisaba que la vida siendo independiente era fácil. Él esperaba finalmente descansar ese día tan agotador, una pena que su linda tarde de descanso fuera interrumpida por una notificación de su director. Sin remedio acudió enseguida, pero apenas atravesó la puerta vio la presencia del azabache que más odiaba, Jeon Jungkook.

No pudo evitar poner su cara de desagrado, ahora se encontraba totalmente irritado. Su plan inicial era evitar lo más que podía su presencia, lo odiaba, verlo simplemente le provocaba migraña. Estaba tan perdido en sus pensamientos maldiciendo al alfa que no notó siquiera el ruido de la puerta siendo cerrada.

Un juguetón beta se había largado de allí dejando la puerta con llave.

─Ya entiendo, esta es una de tus estupideces─ habló con molestia, en la mente de Jimin solo podía pensar que Jungkook quería molestarlo y eso lo encabronaba ─¿No tienes algo mejor que hacer que jugar al tonto?─ Terminó de hablar mirando de manera fría al azabache.

Jungkook lo miró incrédulo ¿Qué se creía ese idiota?

─¿En serio te piensas que perdería mi tiempo en ti?─ contraatacó Jungkook ─Si querías verme no tenias que montar este numerito tan deplorable ¿Otra vez me pedirás que seamos super-amigos? Ni en tus sueños pedazo de mierda─ terminó de hablar soltando su característica sonrisa egocéntrica.

Jimin era una persona paciente, muy paciente, solo pocos segundos con Jungkook y sentía que quería arrancar su cabeza, su lobo siempre se ponía muy inquieto, crispaba todos sus nervios. Debía calmarse, pero la cara burlona de Jeon no ayudaba para nada, frunció su ceño acercándose de manera agresiva al alfa hasta arrinconarlo en la pared, sus manos a cada lado de la cabeza del alfa dejándolo atrapado.

Su lobo rugía un fuerte Sométete.

─Cuida tus palabras o arrancaré tu lengua─ dijo Jimin con esos ojos salvajes, frunciendo su ceño pasó su lengua por sus labios dejando un brillo en ellos, Jeon no apartó la mirada de aquel gesto.

Era curioso poder observar con detalle los carmesí labios de Park, se veían tan jugosos que rogaban ser mordidos y destrozados de la peor forma posible.

Quería callarle la maldita boca a Jimin.

─Deberías quitarte de encima o terminaré arrancándote otra cosa─ Habló Jungkook tomando la nuca de Jimin, agarró algunos mechones del cabello castaño para atraerlo más hacia él hasta acortar la distancia, sus respiraciones se mezclaban perfectamente, solo faltaba un ligero movimiento para que sus labios terminan comiéndose el uno al otro, el azabache seguía mirándole con esos ojos desafiantes y que caiga fuego sobre el porque no se iba a mover ni un puto centímetro.

Sopló ligeramente, tentándolo, el castaño sintió su aliento caliente sobre sus labios. Demasiado peligroso.

Solo un poco más.

Un poco más cerca.

Jimin rápidamente se apartó al darse cuenta en la situación en la que se encontraba, menudo error.

Jungkook lo miró con una sonrisa apretando sus dientes sin quitar ni un momento sus ojos en Jimin, la tensión que habían sentido antes y la que sentían ahora comenzaba a quemar.

Bajo la mirada del alfa, el castaño sintió una corriente eléctrica. Su cuerpo reaccionó de manera extraña y no era exactamente por Jungkook.

─Mierda─ conocía ese sentimiento y no era exactamente bueno.

Sin perder el control y no dejando que el contrario lo notara buscó disimuladamente en su bolsillo trasero. Vacío, no estaban sus pastillas.

Mierda, mierda y más mierda.

Jimin era tan precavido con su celo ¿Cómo era posible que se haya olvidado?

El nunca olvida esas cosas.

Sofocado y sin poder evitarlo comenzó a llenar la habitación de sus feromonas, el olor de chocolate y menta se expandía rápido por las estrechas paredes.

Debía conseguir sus pastillas antes de que empeorara más, iba a salir de inmediato del lugar hasta que su olfato le hizo reaccionar a otro olor.

─Apestas a alcohol─ Arrugó su nariz con asco mirando hacia Jungkook ─No sabía que eras un borracho a primeras horas del día ─ con sarcasmo dio una sonrisa ladina.

Aún en ese estado le encantaba fastidiar a Jungkook y era mejor cuando veía su cara irritada, justo como ahora, frunciendo su ceño todo cabreado, se lo merecía.

─No es alcohol idiota─ soltó mientras llevaba con su mano sus cabellos hacia atrás intentando calmarse y bajar el calor de su cuerpo ─Estoy entrando en mi celo─ habló Jungkook pero su voz sonaba más grave de lo normal y su olor haciéndose más fuerte, definitivamente estaba en celo.

Esto definitivamente no estaba en sus planes.

─¡¿Qué?!─ Jimin cambió su cara, no creía que eso le estuviese pasando justo a él, era el primer día de universidad, por favor denle un respiro. Suspirando con cansancio pensó en la solución más fácil. No debía alterarse tanto, solo tenía que irse de ahí y tomar sus supresores ─Mejor será irnos ahora─ continuó hablando tomando la manija de la puerta pero esta no se abría.

Recién se había dado cuenta ¿Quién demonios la había cerrado?

─No me digas que ahora eres un alfa debilucho─ se burló Jungkook, eso hizo gruñir al otro alfa ─Apártate─ Jeon se acercó a la puerta pero eso no hizo mover ni un músculo a Park ¿Quién se creía para hablarle de esa manera tan altanera el estúpido de Jeon?

Se encontraron una vez más en una de sus típicas peleas, por supuesto queriendo demostrar quien de los dos era el más fuerte. Comenzaron a forcejear ambos la manija de la puerta, testarudos como siempre ni uno de los dos cedió hasta que finalmente terminaron por dañarla, Jungkook teniendo la manija arrancada en sus manos y Jimin sosteniendo con fuerza su brazo ─¡Mira lo que hiciste tonto del culo!─ gruñó Jimin viendo como Jungkook ignoraba sus palabras e intentaba derribar la puerta con patadas duras en el hierro, vaya que tenía fuerza, lastima que eso le serviría una mierda ahora ─Las puertas de toda la universidad son blindadas, genio─ habló Jungkook, universidad de élite que podía decir.

Jungkook se apartó de la puerta, ahora era inútil utilizar la fuerza bruta, sintió como el olor de Park seguía creciendo y mezclándose con el suyo, su mirada se dirigió a Jimin, se encontraba ya lejos de la puerta en una esquina con pequeñas gotas de sudor respirando agitadamente, sin vergüenza comenzó a escanear descaradamente su cuerpo, si lo veía bien Jimin tenía un buen cuerpo, bastante apetecible.

¿Qué mierda estas haciendo Jungkook? habló para si mismo, después de todo el también había entrado en celo pero no sabia hasta que punto podía controlarlo.

Jimin por su parte estaba sofocándose también con el olor de Jeon, se embriagaba, se quedó contemplando su cara perfilada, sus ojos no dudaron de vagar hasta sus labios, siempre soltando maldiciones o insultos, se preguntaba que también sería callar a ese rebelde alfa con algo grande en su boca  ¿Jimin que mierda te pasa? pensó para si mismo.

Cada segundo que pasaba era un infierno, no estaban soportando las feromonas del otro.

Sus ojos rápidamente cambiaron, dejando sus pupilas notablemente dilatadas, el sudor comenzó a pegar levemente el cabello en sus frentes, soltando gruñidos leves mientras su piel picaba en su ropa, querían deshacerse de la molesta prenda. No lo aguantaban más, se encontraban atrapados a punto de perder el control, si otra persona estaba con ellos entraría en celo enseguida, sus feromonas eran tan sofocantes que podía hacer a cualquiera abrir las piernas hacia ellos.

El problema era que no había nadie más ahí, no omegas, no betas. Solo ellos.

Dos alfas puros en celo.

Ahora si estaban jodidos.

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