2. Corrupción

En el pasillo del segundo piso hay varias personas cargando bienes ajenos y los meten en una camioneta azul que está fuera del edificio. Uno de los hombres que vigila el robo apunta con un arma a un joven y su madre. Un celular resuena en el bolsillo del antisocial, éste lo saca, ve una foto de una joven sonriendo y lee en voz alta:

—Llama... ¿Mi vida? Que tierno —agrega con sarcasmo pasándole el móvil a otro compañero de robo.

—¡Hola mi vida! ¿Cómo estas?. Sí, mi amor. ¿Me llamas para hacerte el favor otra vez? Mira que siempre me encantará ponerte en... la perra me colgó.

Adrián apenas escucha se levanta airado pero el encapuchado lo empuja con la palma y lo hace caer sentado contra el rincón del pasillo.

—¡Epa(1) quietecito! ¿Pa'(3) dónde vas tú pues? —Levanta el arma y lo apunta al pecho. Su madre llora— ¡Que alguien calle a esa maldita mujer! —La madre de Adrián sigue jipiando contra el hombro de su hijo. Se escuchan voces de hombres que avisan desde afuera— Listo, vámonos—. Le dice el encapuchado al otro, luego mira a madre e hijo—: Y ustedes se quedan ahí dónde están. Si nos siguen: pepazo(2) pa' todo el mundo.

Bajan las escaleras entre saltos. Segundos después rechina la camioneta azul de Adrián, la que se había comprado hacía un año con esfuerzo. El comercio independiente por internet le dio resultado hacía tres años, para perderlo en quince minutos.

El grupo de vecinos salen asustados y comienzan a contar lo sucedido. Algunas mujeres no contienen el llanto. De pronto ve como su hijo golpea bastante fuerte la puerta de madera haciendo sangrar sus nudillos. Una lágrima baja por su mejilla, una que va acumulada de resentimiento por los desgraciados que le acaban arrebatar parte de su futuro.

—¿Qué pasa Adrián?

—Había olvidado sacar un dinero que tenía debajo del mueble del copiloto.

—¿Cuánto?

—¿Y eso qué importa mamá, diciendo la suma lo recuperaré?

Adrián odiaba a esos hombres que se habían llevado parte del dinero que tenía ahorrado para comprar un anillo de compromiso. 6 años de relación le habían indicado el momento ideal para pedir matrimonio a Delcy. Esperaba pedírselo esa noche cuando cenaran juntos en su casa.

—Disculpa mamá...

—Tranquilo hijo, todos nos sentimos igual.

—Subiré para saber de Delcy —anuncia. Adrián sube los dos pisos dando saltos hasta llegar a la puerta de su novia—. ¡Delcy! ¿Estas ahí, Delcy?

—¿Quién es? —Pregunta agresiva, no reconoce la voz.

—Adrián, mi vida abre.

Pasan dos segundos, escucha el arrastre de una silla y abre la puerta de par en par. Él la ve de pie con un cuchillo en la mano.

—¿Estás bien? —le pregunta a Delcy. Ella niega soltando el cuchillo al suelo y se lanza a los brazos de Adrián.

—Tengo mucho miedo —le dice al oído. Llora.

—¿Tú, cómo estas? Llame a tu celular y contestó otro —Él quiere responder que también tiene mucho miedo, pero se afirma, debe ser valiente para ella.

—No tan bien —responde—. Nos robaron. Se llevaron celulares, televisores y mi camioneta.

Ella lo abraza fuerte, ahora es ella quien quiere brindarle apoyo aún teniendo miedo.

—Debo bajar. Iré a poner la denuncia.

Ella ofrece su compañía pero él se niega.

Adrián baja a su piso y los vecinos siguen debatiendo, él indica que irá al destacamento policial cercano a levantar la denuncia. Dos hombres y una mujer más se le unen. Al llegar al destacamento Adrián se acerca a un policía y comunica lo acontecido. Le preguntan el nombre completo: Adrián José Valero Morales. Edad: 29 años. Profesión: Comerciante independiente. Y así le fue pidiendo demás datos; mientras esto pasaba otros dos policías se acercaron a escuchar. Finalmente el que toma la denuncia pide que enumeren los objetos robados. Adrián nombra los celulares, los televisores y su camioneta, le piden descripciones y placas de la misma. Luego pasan los otros tres robados y se someten al mismo procedimiento.

—Aunque suene desmotivacional —les dice el policía— deben esperar hasta que le llamemos, es un procedimiento bastante largo, puede llevar meses —no es secreto para nadie que se vive en un país con lentitud de procedimientos penales—. Aunque... si gustan, pueden hacer la vaca y por error podría poner sus denuncias por delante de 1000 que ya hay formuladas —suelta una sonrisa pícara pero agria.

—No gracias. Tendremos paciencia —dice Adrián en nombre de todos, aunque nota un deje de duda en la señora Ricarda que sintió ceder ante el soborno que sugería el policía. Caminan a la salida y los dos policías que escuchaban hacía rato le alcanzan. Uno de ellos habla:

—¿De todo lo robado, qué es lo que le interesa más?

—La camioneta —dice al instante Adrián. Piensa que le preguntan por mero procedimiento, luego se da cuenta que no.

—Nosotros se la podemos encontrar más rápido—dice el acompañante.

—Y supongo es lo que van a hacer —Adrián devuelve la ironía recibida—, para eso redactan las denuncias ¿no?

—No nos referimos a eso —anuncia el primero. Ninguno entiende.

—¿Entonces a qué?

—Si nos paga 500mil bolívares se la conseguimos intacta en menos de un mes.

Adrián piensa en el dinero bajo el asiento, es la mitad de lo que tenía ahorrado, pero no pagará por algo que por derecho le pertenecía y que por violación habían arrebatado.

—No. Gracias —remarca Adrián la última palabra.

—Suerte con los resultados entonces. Espero no le moleste encontrar solo el caparazón.

El joven ignora los comentarios. Le parece increíble que agentes, que se supone hacen respetar leyes, lo sobornen así tan descaradamente sin miedo a nada.

Siguen su camino al edificio. Al llegar comentan con el resto lo sucedido.

Ese día más tarde Adrián se venda las manos por los golpes que le dio a la puerta. Luego recibe la invitación de Delcy para que suba con su madre a cenar y así se informarán juntos con el noticiero nocturno. Se alistan con rabia de ver parte de su apartamento vacío. Luego suben los dos pisos que los separan esperando pasar el resto entre otras distracciones que no sea la inseguridad vivida hace horas, una inseguridad y corrupción vivida muy seguida en Venezuela.

En el fondo esperan todo se solucione: el país, la inseguridad, el futuro de sus vidas juntas como familia y un sinfín más.

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GLOSARIO:

• 1. Epa: Saludo o llamado de atención hacia una persona, diminutivo de "Epale".

• 2. Pepazo: Tiro/Disparo. Jerga usada por antisociales del país.

• 3. Pa': Jerga barquisimetana para decir "Para". Ejemplo: "Vamos

 pa' ya" = "Vamos para allá".

• 4. Hacer la vaca: recolectar dinero para un fin común. Ejemplo: "Vamos a comprar una garrafa de jugo, pero hagamos la vaca".

NOTA

Esos casos de corrupción que presento, en especial el de los policías que ofrecen dinero por encontrar la camioneta, no es ficticio. A una profesora le pasó: Haciendo diligencias le robaron la camioneta, al levantar la denuncia, agentes "de la ley" se le acercaron a hacer ese tipo de propuesta a lo que la profesora se negó. Se conoce que muchos agentes que llegan a ser policías del país provienen de barriadas de clase baja con leves antecedentes y al verse influenciados por un bajo sueldo recurren a los sobornos o los común "dame pal fresco". No todos los que fungen esta rama, como en muchas otras, son corruptos cabe mencionar.

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