La amorfa nube gris se desplaza desde la base del primer escalón que incita a la gente subir al único ascensor del Obelisco. Dicha nube, sin pretenderlo, sube como espiral serpentino y envuelve al blanco monumento con el único ojo negro que marca la hora del país. Cualquier fotografía que fuera tomada en el momento, pero sin enfocar la base del mismo, pensaría que es otro día en la ciudad— donde la Cordillera de los Andes inicia—, anhelado por cualquier barquisimetano(1): nublado, frío, lleno de encierros hogareños y manos calentadas por tazas de cerámicas con café o chocolate caliente calentando almas y conversaciones; pero no. La temperatura está por encima de los treinta grados y las personas que están cerca del monumento no están precisamente frescas, el sudor recorre sus sienes sin distinción.

En una habitación, del cuarto piso, Delcy yace en total penumbra. Su cuerpo inerte y desordenado está sobre el camastro, su cabello negro esparcido en toda la almohada. Es ajena a todo el clima y sonidos repentinos que ocurren fuera. Sencillas señales de haber laborado de mesonera en un restaurante nocturno. Al salir a la 1:00am dijo que dormiría lo necesario, aunque se contrarió al recordar que tenía un propósito importante en la mañana, esperaba poder cumplir; pero no fue así.

Su sueño es vulnerado por una mano que corre la cortina y permite que la luz del día entre y encandile el cuarto.

—Cierren la ventana —murmura.

—¡Cuál que la cierre! Ya es hora de que te levantes. Afuera eso está feo Delcy. Párate(2) por favor. Debemos estar pendientes ¡Vamos pues, párate!(2) —Toma un vaso con agua que está en una mesita y la tira en la cara de Delcy quien se levanta como fiera lanzando improperios.

—¡Pero qué te pasa, estás loca! —La madre asustada, pero consciente de su acción, suelta el vaso que se quiebra al mismo tiempo que Delcy se levanta.

—¡Cónchale(3) me corte! —Suelta Delcy cuando la mamá da la espalda y sale en silencio.

Ya está bien despierta. Termina de cubrir la herida en su pie, recoge los restos del vaso y se viste. Sale a la sala, su mirada se encuentra con la de su madre quien se disculpa por lo sucedido, alega que es nerviosismo por lo que sucede hoy.

—Hoy es 19 de abril hija. Recuerdas que hoy convocaron a una marcha

A la que se supone que iba a ir —se dice.

Mira el reloj marca las 11:40am.

Delcy abre la ventana que da a la avenida Florencio Jiménez, se encuentra con una nube que sube a solo metros de ella. Un olor agrio golpea su olfato, de inmediato se da cuenta que es de una bomba lacrimógena, mira abajo y ve cómo la guardia nacional reprime la marcha que va pasando por la avenida, se escuchan gritos de personas, groserías, pitazos(4), cacerolas resuenan y finalmente una ráfaga de disparos que causa la intensidad de los gritos. Delcy enseguida se tira al suelo y le dice a su madre que haga lo mismo, pero ésta corre a la cocina.

Con miedo Delcy se levanta luego de la ráfaga y ve al Obelisco entre gas gris. Por dentro le crece una impotencia y no sabe cómo drenarla. Otro pensamiento ataca su mente: Adrián, su novio, vive dos pisos debajo de ella. Corre a su cuarto a tomar el celular y lo llama. Cinco repiques después escucha:

—¡Hola mi vida! ¿Cómo estás?

—¿Adrián? —No es su voz.

—Sí, mi amor ¿Me llamas para hacerte el favor otra vez? Mira que siempre me encantaría ponerte en... —Delcy cuelga asustada. Algo le ha pasado a Adrián.

El terror al parecer comienza. Cuando cuelga la llamada escucha voces y gritos que vienen del pasillo del edificio, de arriba, de debajo, de todos lados. De pronto tocan su puerta.

—Hola, buenas ¿Le abre a los testigos de Jehová? Le traemos la palabra.

—¿Quién? —Duda.

—¡Abre la maldita puerta si no quieres que le caiga a tiros! —Se obstina el hombre que está fuera.

Delcy corre al comedor, arrastra una silla y la coloca inclinada bajo la manilla de la puerta.

La madre, asustada por los mismos golpes y gritos que se escuchan, sale de la cocina y ve a su hija hablando.

—¿Qué pasa? —Se le quiebra la voz por nervios.

—Enciérrate en el cuarto —le susurra Delcy.

—Vámonos de una chico, ya escuchaste —dice otra voz de hombre.

—¡Perra, sabemos dónde vives. Recuérdalo! —anuncia la primera voz.

El latir de Delcy está descontrolado. No sabe qué ha pasado ¿Eran manifestantes? No lo creía. ¿Y Adrián? Necesita saber de él. Pasa a la cocina y toma un cuchillo de 30 centímetros. Vuelve a la mesa del comedor y se sienta esperando retomar la calma de su cuerpo y mente.

Son las —mira el reloj— 12 del medio día. 19 de abril del 2017 —se susurra a sí misma. El dolor punzante de la cortada vuelve. El susto se lo había hecho olvidar.

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Glosario:

• 1. Barquisimetano: Gentilicio de habitantes de la ciudad de Barquisimeto.

• 2. Párate: modismo que se usa como sinónimo de "Levantarse", también aplica a "Detenerse" depende el contexto.

• 3. Cónchale: Expresión para denotar sorpresa o disgusto.

• 4. Pitazos: Uso del pito, instrumento sonoro usado en fiestas o policías de tránsito.

Nota

El monumento que se muestra al principio del capítulo es "El obelisco", construido hace bastante décadas. Es una estructura importante, tanto por su altura como su aparición histórica.