Prólogo
Año 1870, Castle Combe - Inglaterra
Elizabeth Lexington nunca pensó que los negocios de su padre, la llevarían a unir su vida a la de un completo extraño, que por extraño que pareciera, no era otro más que su preciado destino. Después de unas largas vacaciones de verano en el excéntrico Londres victoriano, la familia Lexington decide por fin regresar a su hogar con un solo objetivo en mente; Casar a su única hija y así lograr un titulo mayor dentro de la sociedad; después de todo, era necesario guardar apariencias y ella ya estaba en edad casadera, pronto debería encontrar un esposo digno.
Sin resistencia alguna, Elizabeth debe aceptar los designios de su padre, sin imaginar que aquel al que unirá su vida, será el dueño de sus sueños, su vida misma, quien le enseñará que el amor va más allá de lo material, con quien incluso trascenderá lo espiritual, rompiendo las leyes del universo y desafiando aun hasta a la propia muerte. Y es que ¿Qué tan seguro es eso de que la vida termina cuando mueres? ¿Qué tan real es el hecho de que dejamos de existir cuando nuestro corazón se detiene?
Sin duda alguna, todos hemos tenido un amor al que sin pensarlo, hemos bautizado como el amor de nuestras vidas, aquella persona con quien todos nuestros sueños y anhelos por fin van a realizarse, el alguien que roba nuestro corazón y se adueña de cada uno de nuestros pensamientos y suspiros, e indubitadamente, esa persona se convierte en el faro de nuestro puerto, y al mismo tiempo, la vela que lleva nuestro barco a tierra firme. Todos, por muy loco que pareciese, alguna vez soñamos con encontrar a quien nos acompañe durante nuestro viaje por la vida, que sea fuerza y soporte, cariño y dulzura, y que de alguna manera llene cada uno de los rincones vacíos que hay en nuestro ser, que sea más que un guía, un acompañante, ese que se atreve a ir contigo hasta a la peor de las batallas. Y entonces, cuando ese alguien llega, nuestro corazón comienza a desear con un anhelo ferviente, que ese amor dure una eternidad. pero en sí... ¿Qué es una eternidad?
Definir la eternidad es muy sencillo, algo perenne, que inicia pero no tiene fin, algo perpetuo. Eso es lo que anhela nuestro corazón, algo que perpetúe ese amor por siempre y a través de los siglos, incluso, que supere a la tan temida muerte, que según cuentan, acaba con todo. Hay amores que resisten años, amores que resisten daños, amores que superan vientos y huracanes, pero jamás hemos escuchado de aquel amor que haya superado a la muerte... todavía.
Aquel que encuentre a ese amor que perdure, y que le gane a la señora de negro, que supere siglos de dificultades y barreras y sin importar lo que pase continúe siendo tan fuerte como la vez primera; que se sienta afortunado. Encontrar a ese alguien con quien jugarle sucio hasta a la propia muerte, es como hallar una aguja en un enorme pajar, pero quien logre salir ganador de semejante premio, habrá ganado consigo, la mayor de las recompensas, será merecedor del mayor de los títulos, este será, sin duda alguna, el amor de nuestra vida, de nuestra muerte, ese será nuestro amor eterno.
Al final, cuando miremos hacia atrás, en un remolino de recuerdos, cuando estemos a punto de terminar la larga y asombrosa aventura de vivir, veremos cómo, en forma de película, nuestros ojos aprecian de nuevo a nuestro gran amor, el que esperó paciente a que llegáramos, el que luchó para que nos quedáramos y el que espera por nosotros, donde sea que quede la eternidad y allí, la historia no terminará, en lo absoluto, porque el amor real, no termina, y un amor eterno, menos. Allí, cuando creas que el camino ha llegado a su fin, descubrirás entonces, que al tomar por otro sendero, todo volverá a comenzar, pero el amor de tu vida por más que se aleje, jamás te soltará.
¿Crees en la reencarnación y la vida después de la muerte?¿Qué tan fuerte puede ser un lazo de amor para desafiar las barreras que impone el destino?
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