Capítulo 43: El llanto que da alegría
La noche pronto llegó y con ella el momento más esperado por la joven pareja; Emma y Jacob llevaban semanas preparando todo para darle a sus padres y a todos aquellos a los que amaban, la fantástica noticia, uno de sus mayores anhelos en su vida pasada y en esta presente, se estaba realizando, el sueño de tener una gran familia, poco a poco comenzaba a materializarse
—¿Estás listo querido?—Pregunto Emma a su esposo mientras parada frente al espejo de su cuarto, terminaba de ponerse el par de aretes de esmeralda en forma de corazón que combinaban a la perfección con su vestido acampanado en color verde y sus tacones de plataforma —
—contigo siempre estoy preparado—respondió el apuesto hombre, vestido con su traje de bota acampanada, dándole a la joven un abrazo por la espalda— para lo que no voy a estar preparado nunca, es para tanta belleza frente a mis ojos, los años pasan y con ellos tu hermosura aumenta, soy el hombre más afortunado del mundo y el mas envidiado
Emma sonrió sonrojada ante los halagos que le decía su esposo, pues no había día, desde que se se habían casado, en el que él no le hiciera saber lo afortunado que se sentía por tenerla
—pues entonces yo, soy la mujer más afortunada, debo ser la envidia de muchas mujeres y que suertuda soy al poder tenerte conmigo, en esta vida y en cualquier otra—dijo ella terminando lo dicho con el sello de su amor, un profundo beso—
En el jardín todo estaba listo para la misteriosa sorpresa; con la ayuda de Cassandra, el lugar había quedado más que perfecto, una mesa grande con varias sillas alrededor, hortensias azules y azaleas adornando el centro de la mesa y bordeando todo el pasamanos de aquél quiosco, pétalos de rosa por todo el suelo y como toque mágico, la luz de las velas. Allí, ante la tenue luz del recinto, aguardaban con ansias Sarah, George, Cassie, Alex y Harry, quienes no tenían una mínima idea de lo que estaba por ocurrir.
—Buenas noches—dijo Emma llegando tomada de la mano con Jacob al jardín— que bueno que estamos todos aquí—mencionó—
—para nosotros es muy importante esta noche, y nos alegra que todos puedan estar hoy con nosotros.— dijo Jacob—
—¿y cuál es el misterio?—preguntó Sarah— me muero de ansias por saber que es lo que ocurre
—Calma mamá, todo a su tiempo—respondió Emma—
—Por favor, tomemos asiento, en un momento nos traerán la cena, después de cenar, les diremos por qué los hemos reunido a todos aquí—anunció Jacob—
Efectivamente, un par de minutos después la deliciosa cena arribó y juntos disfrutaron como solían hacerlo durante los últimos años después de la muerte de Hobson, esta era su manera de honrarlo en vida y honrar todo por lo que él había luchado durante años, el tener a la familia de nuevo reunida. Después del postre y unas cuantas charlas, el anhelado momento por fin llegó
—Familia, Jacob y yo los hemos reunido hoy a todos porque queremos darles una noticia muy importante—Dijo Emma apretando con fuerza la mano de su esposo, pues los nervios la mataban—
—Así es—respondió Jacob— como saben, Emma y yo hemos trabajado fuertemente por mantener la familia unida y por hacerla crecer, antes éramos solo tres personas viviendo en la enorme mansión, después aumentamos a cinco, con Alex y Harry, ahora somos siete viviendo en este hermosos paraíso
—y... pronto se sumarán dos más—Dijo Emma posando sus manos sobre su vientre—
Sarah llevo las manos a su boca tapándola, como intentando ahogar un grito a la vez que sus ojos comenzaban a cristalizarse, mientras George y Cassie simplemente observaban con los ojos abiertos, a la pareja y al mismo tiempo, dejaban que las lágrimas comenzaran a rodar por sus mejillas. Alex y Harry por su parte, se miraron el uno al otro con la boca abierta como un enorme portón, quedando cada uno sin palabras
—¿Es verdad hija? —preguntó Sarah incrédula ante la maravillosa noticia— ¿estás esperando un bebé?
—Mamá, en... en realidad son... son dos bebés—respondió la joven con su voz temblorosa y un tanto sonrojada—
—¡no lo puedo creer!—gritó Cassie levantándose de su silla y tumbando por poco la mesa— ¡voy a ser tía!
Todos corrieron a abrazar a los nuevos padres, pues la llegada de los nuevos integrantes, solo llenaba de luz a la mansión
—Bueno, ya que estamos dando buenas noticias y aprovechando que estamos en familia—dijo Alexandra— nosotros también queremos decirles algo, estábamos esperando un buen momento, pero... este es el momento ideal— sentenció—
—No solo serán dos los nuevos miembros de la familia, serán tres, porque Alex y yo estamos esperando también a nuestro bebé— anunció Harry con sus ojos humedecidos—
La sorpresa fue doble para todos los que estaban allí reunidos, en cuestión de segundos, la familia había crecido y aquello por lo que Hobson un día tanto lucho, aquello que prometió a Nicholas Lexington se estaba realizando. La mansión y sus integrantes cada día iban creciendo y su hermosa familia cada vez estaba más unida
—¡felicidades!—dijo Emma abrazando fuertemente a Alex ante la noticia—
—¡Felicidades a ustedes también! —Respondió Alexandra — es increíble que estemos viviendo todo esto juntas
Emma caminó hacia una esquina junto con Alex intentando alejarse de los demás
—Esto es lo mejor que nos puede pasar—dijo Emma— todo esto, borra aquél pasado oscuro que alguna vez tuvimos, toda esa oscuridad queda opacada por la felicidad que tenemos hoy.
—No dejo de culparme Emma—respondió Alex limpiando cuidadosamente sus lágrimas— tal vez esto pudo ocurrir en el pasado y yo misma nos negué la posibilidad
—No pienses más en eso, ha valido la pena cada dolor, cada lágrima, cada risa, con tal de poder llegar hasta aquí. Esta felicidad, no hay poder humano que pueda destruirla tu y yo seguiremos unidas, recuperando lo que una vez perdimos
Alex no pudo pronunciar palabra alguna, pues el llanto rápidamente la dejó casi muda. No hizo más que arrojarse a los brazos de su amiga buscando consuelo, pero sobre todo, agradeciéndole.
—Ven, vamos con los demás, esto debemos celebrarlo—dijo Emma, mientras nuevamente caminaban juntas hacia la mesa—
—¿Y cuando será la boda?—preguntó Jacob a Harry al estar todos reunidos de nuevo al rededor de la mesa
—Será en un par de semanas—respondió el joven rubio— no queremos nada ostentoso, solo una pequeña reunión con ustedes y nuestros amigos de la otra gran casa y las personas que se encargan de atender el restaurante. En realidad no buscamos algo llamativo, queremos ser lo más discretos posibles
—Me parece perfecto—respondió Emma— cuenten con nosotros para lo que necesiten, siempre les ayudaremos—
—Ustedes...—dijo Alex— ¿quieren acompañarnos mañana a hacer una visita muy importante?— preguntó la joven, refiriéndose al cementerio, específicamente a la tumba de Hobson—
—Sí—respondió sin duda alguna Emma— por supuesto, lo haremos encantados
—Bien, entonces es hora de volver a la habitación, ustedes deben cuidarse y descansar, así que por favor, vamos a la casa, es hora de dormir—sugirió Jacob con la intención de cuidar a las dos futuras madres—
Pronto amaneció y muy temprano en la mañana Emma y Jacob, junto con Alex y Harry salían de la mansión rumbo al cementerio del pueblo, aquella visita importante, no podía esperar
—Hola papá—Dijo Harry parado frente la tumba de su padre, tomando de la mano a Alex y con Emma y Jacob tras ellos— Hemos venido a darte un par de noticias juntos, como la familia que nos enseñaste a ser, sé que donde sea que te encuentres, estarás tan feliz como nosotros
—Querido Hobson— Dijo Emma acercándose un poco más hacia la tumba, depositando delicadamente una hermosa rosa blanca, cortada claramente, de los jardines de la mansión— no imagino lo feliz que podrías estar ahora, si pudieras ver todo lo que ha ocurrido ¡jamás lo creerías! la familia Lexington está de regreso a casa—contó con lágrimas en sus ojos a la gélida lápida que tenía delante de ella— mamá y papá han vuelto, aunque no recuerden nada de nuestra vida pasada, tenerlos a ellos cerca, es como recuperar uno a uno los momentos que vivimos
—Así es padre— intervino Harry— La promesa que le hiciste una vez hace un siglo a tu querido amigo, el señor Lexington, fue cumplida, la familia permaneció unida y protegida. Tu paso por este mudo, en esta nueva vida, rindió sus frutos
—Y no solo eso señor—Dijo Alexandra— hizo de su hijo un gran hombre, generoso, bondadoso y trabajador, soy muy afortunada por tenerlo en mi vida y por haber recibido de su parte el perdón, porque sé que en el pasado obré mal, sin embargo su infinita bondad le hizo darme una oportunidad, una que no pienso desaprovechar. Hoy nuevamente le prometo, que haré muy feliz a su hijo, mi prometido, y junto con este bebé que viene en camino y que llevará su nombre si llega a ser niño, para honrarlo, haremos de nuestra familia la más feliz de todas, siempre lo recordaremos y hablaremos a nuestro pequeño, de usted, de todo lo que hizo y de lo bueno que siempre fue.
Todos enmudecieron ante las palabras de Alex, y Harry lloró al escuchar lo que su amada decía
—No sabía que querías darle el nombre de mi padre a nuestro hijo—dijo emocionado—
—Quería darte una sorpresa—respondió la joven— Hobson es sinónimo de fortaleza y generosidad, y estoy segura que nuestro hijo será igual, un hombre fuerte, valiente y lleno de cualidades hermosas, como lo fue tu padre
—Hobson, gracias— reconoció con aprecio Emma— por haber guardado y cuidado nuestro paraíso durante todos estos años, por haber aguardado pacientemente a que volviéramos a reunirnos, por haber sido nuestro apoyo en el momento más turbio de nuestro despertar, fuiste guía, fuiste luz en cada uno de nuestros caminos y lo serás por siempre en nuestras vidas
—Te hará feliz saber que no solo serás abuelo de uno, sino de tres bebés —anunció Jacob uniéndose a la conversación— dónde sea que esté la eternidad, sé que nos escuchas, por eso estamos aquí, contándote cada buena nueva. La señorita Lexington y yo también seremos padres, unos hermosos bebés están en camino.
—Amarías ver la mansión hoy en día— dijo Emma— está hermosa, tal como tu la dejaste, pero el estar todos allí reunidos le da mucha más vida.
—Papá, haremos honor a tu legado, y así como tu lo hiciste, nosotros continuaremos al cuidado de la mansión, de generación en generación —declaró Harry— Te prometo que serás el padre más orgulloso
Todos dejaron en aquella fría tumba las hermosas flores que habían llevado, se despidieron de Hobson como si fuese un vecino y volvieron de regreso a la mansión para continuar con sus vidas.
Los meses fueron pasando y con ellos las largas primaveras, los hermosos veranos y los fuertes vientos de otoño, hasta que una fría mañana de invierno, el quejido desgarrador de Emma, anunció la llegada de sus primogénitos.
—¡MAMÁ!— gritó la joven con desespero al sentir en su vientre el intenso dolor que traía consigo a sus amados bebés— ¡Sáquenlos de aquí, me voy a morir!—gritaba por todo su cuarto mientras veía como su esposo, en medio del alboroto, empacaba una y otra cosa en el bolso—
—Cálmate mi amor, ya vamos para el Hospital, trata de respirar— Pedía Jacob a su adolorida esposa a la vez que temblando, guardaba todo lo que creía necesario—
—Si tuvieras dos bebés peleando en tu vientre por ver quién sale primero no respirarías, ¡MAMÁ!— Gritó de nuevo la joven buscando el auxilio de su madre—
—Hija ¿Qué es lo que pasa?— Preguntó Sarah, entrando abruptamente al cuarto de su hija al escuchar desde la cocina en la primer planta, el llamado desmedido de su amada Emma—
—Mami por favor—suplicó en llanto la joven, a quien el dolor parecía derribarla— necesito que los saquen, ya no aguanto más, me hice pipí y desde eso el dolor no para mamá
—¡ay por Dios Emma, rompiste fuente!— dijo asombrada con sus ojos abiertos de par en par— Tus bebés ya vienen, hay que ir al hospital de inmediato ¡GEORGE! —Gritó Sarah a su esposo—¡PREPARA EL AUTO YA!
—Ven cariño, vamos despacio—dijo Jacob tomando delicadamente a Emma para ayudarle a caminar— respira conmigo para que puedas soportar el dolor, inhala —dijo tomando aire— Exhala— soltó
—Mi amor no creo que vaya a aguantar— decía Emma al mismo tiempo en que intentaba respirar junto con Jacob— ¡me voy a morir del dolor!
—Respira una vez más, vamos— continuaba diciendo él mientras paso a paso bajaban las escaleras para poder tomar el auto—
—¡MAMÁ TRAE TODOS MIS DOCUMENTOS Y LOS DE JACOB Y LA BOLSA DE LOS BEBÉS!—gritó pidiendo a su madre, quien iba tras ella—
—Ya hija, lo tengo todo —respondió— ¡GEORGE YA VAMOS!— gritó Sarah anunciando a su esposo que era momento de partir
Tan rápido como pudieron subieron todos al auto directo hacia el hospital más cercano, que gracias a los cielos, estaba a tan solo quince minutos. George condujo tan veloz como sus temblorosas manos se lo permitían, mientras Emma en la parte de atrás continuaba con sus alaridos por el dolor que sentía—
—¡Urgente, un doctor!— pidió Jacob entrando al hospital mientras Emma, con ayuda de sus padres bajaba del auto lista para dar a luz—
—¿Qué es lo que ocurre?— preguntó una doctora que corría hacia el joven—
—Mi esposa va a dar a luz, está en el auto, por favor ayúdela— suplicó con desespero el hombre—
—Rápido, una camilla— ordenó la mujer a las enfermeras que estaban cerca—
En cuestión de minutos Emma fue internada en la sala de maternidad, lista para iniciar con el trabajo de parto
—¿Dónde está mi esposo?— Preguntaba Emma en la habitación, al verse rodeada de varias personas desconocidas—
—Tranquila, se está cambiando para poder entrar, ya está por venir—respondió amablemente la doctora—
Con cuidado la amable doctora separó las piernas de Emma, para dar inicio con su trabajo
—Por favor, cuando sientas la próxima contracción, puja tan fuerte como puedas— pidió y tan solo un segundo después, Emma comenzó a pujar
—Doctora por favor, mi esposo— decía llorando en medio del dolor—
—Ya estoy aquí mi amor— respondió Jacob llegando junto a su amada para darle la fuerza que tanto necesitaba—
—¡puja una vez más, ya casi sale!— dijo la doctora a lo que Emma obedeció
—Recuerdas cuantas veces soñamos esto mi amor— Dijo Jacob con lágrimas en sus ojos— hoy se está haciendo realidad
—Lo sé, nuestra hermosa familia está creciendo ¡Ah!— gritó—
—¡Muy bien mamá! ya nació nuestra primer nena —anunció la doctora— ahora puja por favor, para poder sacar al otro bebé
—¿Es una niña?— preguntó cansada la joven mientras pujaba con fuerza—
Jacob sacudió su cabeza de arriba a abajo afirmando que su primer bebé, era una hermosa niña
—¡Puja mamá, solo nos falta un poco!— Dijo la doctora
Con el poco aliento que le quedaba , Emma pujó con todas sus fuerzas para por fin traer a su segundo bebé al mundo, y cuando creyó que ya no podía más, el dulce llanto de su criatura le indicó que al fin todo había terminado
—¡Felicidades papás, tienen unos mellizos hermosos!—anunció la doctora con emoción— una linda y hermosa niña y un fuerte y valiente caballero
Emma y Jacob se miraron a la vez y juntos lloraron de felicidad al saber que por fin su anhelo estaba con ellos. Sus hermosos bebés por fin habían llegado al mundo. Las lágrimas se mezclaban con el sudor mientras entre beso y beso los nuevos padres confirmaban que su amor había rendido frutos
—¿Cómo se llaman este par de angelitos?— preguntó la doctora al tiempo que entregaba un bebé a cada padre—
—En realidad no...— Dijo Jacob, pero no alcanzó a terminar, pues Emma lo interrumpió—
—Se llamarán Rose y Edward— dijo la joven dando un cálido beso a su pequeña
Jacob enmudeció ante el anuncio de su esposa, pues jamás pensó, bajo ninguna circunstancia, que Emma le daría a sus hijos, el nombre de sus padres
—Gracias— dijo él emocionado— es el mejor regalo que me has podido dar
—Muy bien, entonces Rose y Edwar vendrán con nosotros un momento para realizar un par de registros mientras a ti mamá te instalan en una habitación, estarás en observación y luego podrás tener el alta junto con los nenes para que puedan ir a casa
—Gracias doctora— Dijo Jacob— gracias por traer a mis bebés al mundo
Tal como la doctora lo dijo, un momento después Emma fue llevada a una habitación amplia junto con sus bebés, pasó allí la noche y muy temprano al día siguiente los doctores le informaron que podía regresar a casa.
La felicidad en los padres y en los nuevos abuelos era imposible de ocultar, Sarah y George estaban perdidamente enamorados de los bebés y no querían separarse de ellos ni por un segundo
—Son adorables—dijo George arrullando a los pequeños en sus cunas— no había visto nada tan hermoso como estas dos criaturas
—Se parecen a sus padres—dijo Emma sonriendo—
—Ni un poco— respondió Sarah— tienen la belleza de sus abuelos— refutó la abuela enamorada— son tan tranquilos como lo eras tu de bebé Emma
—Son un par de ángeles— respondió Jacob contemplando el fruto de su amor—
De repente, la paz que reinaba en aquella habitación, se vio interrumpida por una estruendosa Cassie, que gritaba en busca de ayuda
—¡EMMA ALEX ESTÁ A PUNTO DE DAR A LUZ!— Gritó fuertemente a unas cuantas puertas de la habitación donde se encontraban los demás— ¡hay que llevarla al hospital!
—Corre George— Dijo Sarah a su esposo— lleva a Alex y a Harry rápidamente
El hombre corrió por las llaves del auto y tan rápido como pudo, bajó para encenderlo y dar nuevamente marcha al hospital, el pequeño Hobson estaba por nacer y la ansiedad reinaba
—¡Harry trae todo por favor!—pidió con desespero la adolorida peli roja—
—No se preocupen, yo llevo el bolso con la ropa y los documentos— dijo Cassie a la pareja subiendo con ellos al auto—
—Muy bien, aquí vamos de nuevo—dijo George encendiendo el auto y arrancando a toda máquina—
Una vez más el escándalo en el hospital por la llegada de un nuevo bebé no se hizo esperar, tanto Harry como Alex morían de miedo, sin embargo el tenerse el uno al otro les daba fortaleza
—¡Felicidades, es un lindo niño!— anunció la doctora— ¿Quieres venir a verlo?— preguntó a Harry, quien de inmediato dijo que sí, sin saber la escena que estaba por presenciar
—Míralo, es hermoso— dijo la doctora, enseñándole al pequeño bebé aún con rastros de sangre, pues no lo habían limpiado todavía
Harry intentó tomar al bebé entre sus brazos, pero de inmediato, un mareo se apoderó de él haciéndole perder el equilibrio
—Por favor recuéstenlo—pidió la doctora a los enfermeros que le ayudaban— yo me encargo del bebé
—¿Qué ocurrió? —preguntó Alex—
—Tu esposo acaba de desmayarse, se impresionó al ver la sangre—respondió la doctora, provocando en Alex una fuerte carcajada— cuando despierte te llevaremos a una habitación junto con el bebé y mañana podrán salir para su casa.
Los días comenzaron a correr y en la mansión solo reinaba la alegría, entre llantos, mamilas y risas, la casa irradiaba magia pura. El tiempo pasaba rápidamente y los bebés continuaban creciendo y día tras día, los sueños que Emma y Jacob en algún momento tuvieron, se estaban haciendo realidad
—Mi amor ¿Por qué no nos tocas algo en el piano?—pidió Emma a su esposo una de tantas noches, mientras tejía sentada en una silla y veía a sus pequeños juguetear por el salón con sus abuelos y su tía
La hermosa sonata de Schubert comenzó a sonar y con ella los recuerdos empezaron a llegar a la memoria de Emma. Una vez más, tal como había ocurrido en el pasado, una lágrima rodó por su mejilla, pues aquel momento que estaba viviendo, alguna vez, fue su mayor deseo. Sus hijos corriendo por todos lados, una gran familia unida y su amado esposo deleitándolos con una hermosa melodía mientras ella tejía un par de zapatitos para el bebé que venía en camino. Allí se dio cuenta, que por mucho que la vida intentara separarlos, ella y Jacob, estaban destinados a estar juntos, incluso antes de haberse conocido y su amor traspasaría cualquier tipo de fronteras.
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