Capítulo 37: Todo está saldado
Alexandra estaba muy afectada por el momento que había acabado de pasar, su mente y sus palabras no lograban conectarse, estaba en shock después de haber reaccionado, sin embargo, el consuelo que Harry le brindaba, poco a poco, le hacía poner los pies en la realidad nuevamente
—Tranquila, respira despacio, todo va a estar bien— decía Harry acariciando el cabello de la joven que tenía entre sus brazos— yo estaré aquí para cuidarte
—Tengo miedo— dijo Alex después de unos largos minutos de silencio y lágrimas— si no hubieras llegado, no sé que hubiese podido hacer
—No fuimos nosotros Alex, fuiste tú quien demostró ser más fuerte que la maldad de esa mujer, tu corazón bondadoso logró reaccionar y no dejarse vencer por el odio del pasado—
—Yo no soy eso Harry, te lo juro, jamás le haría daño a nadie—continuaba diciendo aún mientras las lágrimas empapaban sus mejillas— ¿Dónde está ella?
—¿Quién?—preguntó Harry—
—La esposa de Jacob, necesito verla—pidió, aún sin notar que Emma estaba a solo un par de pasos suyos—
—Aquí estoy— Respondió Emma a la joven que lloraba desconsoladamente—
Alex se arrastró hacia Emma tan rápido como pudo, estaba literalmente a su lado, no tenía que recorrer un largo camino, sin embargo, tres pasos se volvían tres kilómetros con en desespero y la angustia del momento
—Perdóname—pidió Alexandra a gritos— yo no quería hacerte daño, jamás haría nada para lastimarlos, ni a ti, ni a Jacob, luché conmigo misma durante todo el día para que esa.. esa cosa no me dominara, pero nada fue posible, todo lo que hacía era contra mi voluntad
Emma miró con compasión a la desesperada mujer y al sentir el arrepentimiento en sus palabras, la abrazó intentando contenerla, de alguna manera sabía que quien había actuado, no había sido ella, sino el espíritu de Abigail buscando de nuevo ser feliz, a costa de la tristeza de alguien más.
—Cálmate Alex, nada de esto es tu culpa — dijo Emma apretando contra ella el delicado cuerpo de la joven peli roja— el destino te dio la oportunidad de cambiar las cosas y lo hiciste, has demostrado que no eres la misma mujer del pasado, su apariencia es exactamente la misma, pero su corazón es uno totalmente renovado, en esta vida no tengo nada que perdonarte
—Jacob, perdón—pidió Alex al joven que también se encontraba a su lado— te quiero como no tienes idea, eres muy importante para mi, me acompañaste cuando más te necesité, te convertiste en mi mejor amigo y me demostraste que sí me querías, de una forma completamente pura y diferente. Perdóname por esta tragedia que casi repito, por intentar causar una vez más la infelicidad de ambos
—Alex, no hay nada que perdonar —respondió Jacob— eres tú, en el presente y en el pasado, quien debe perdonarse por haberse lastimado tanto. Mira a tu alrededor, hay un mundo enorme listo para que salgas a descubrirlo y tienes a tu lado a un gran hombre— Dijo señalando a Harry — dime, si eso que siente él por ti no es amor ¿entonces qué lo es?, nunca nadie se preocuparía tanto por alguien que no ama
Alex miró a Harry con una sonrisa de lado, y con ternura extendió su mano para recibir la de él
—Tienes razón, él es mi nueva oportunidad y mi nuevo comienzo—afirmó Alex confiando en que las cosas pronto mejorarían—
—Es tu nuevo comienzo, pero hay algo que debes hacer Alexandra— dijo Emma en un tono muy serio— Abigail intentó volver y tu aún no tienes tu despertar, es inevitable, ustedes son la misma persona, pero deben perdonarse, debes hablar con ella y perdonar todo lo que hicieron en el pasado. Abigail y yo fuimos nunca fuimos las mejores amigas, pero tampoco nos odiábamos como para llegar a... bueno, a lo que ya todos sabemos —contó Emma recordando poco a poco parte de su pasado en Castle Combe— cuando ambas entramos en edad casadera, todo se complicó un poco, en aquel tiempo, ella era una de las jóvenes más hermosas y apetecidas por la sociedad de caballeros, y no solo por su esplendida belleza, sino por su amable forma de ser, por su cordialidad y buena educación, sin embargo el tiempo pasó y todo en ella cambió, se volvió egocéntrica, envidiosa, y cruel, de ella no quedaba rastro de la dulce niña que recorría con sus padres los jardines de Castle Combe. Con el tiempo todas fuimos tomando distancia, su forma de ser era simplemente agobiante, se volvió tan molesta y tan descortés que cuando nos veíamos, solo cruzábamos palabras de odio y miradas furiosas, y claro; todo empeoró con mi boda. Jamás supe que August era su enamorado secreto, y me atrevo a decir que ninguna de sus amigas, las pocas que logró tener, lo sabían, era muy hermética en cuanto a sus sentimientos, pero te aseguro, jamás me enamoré de August, o de Jacob, con la intención de lastimar el corazón de nadie.
—Ni yo—respondió Jacob— Abigail fue mi amiga por años y mi cariño hacia ella siempre fue ese, uno de amigos, nunca intenté darle una mínima esperanza porque mi corazón le pertenecía a la mujer de mis sueños. En aquel tiempo no tuve las palabras adecuadas para hablar con ella, y tal vez herí sus sentimientos, pero Abigail, la buena, noble y bondadosa, siempre tuvo un espacio en mi corazón
—Y tal vez hasta en el mío —aseguró Emma— y creo que eso es lo que ella nunca supo, su maldad injustificada se debe a que, nunca fuimos claros con ella
—pero ahora lo son conmigo—respondió Alex— y es más que suficiente para calmar cualquier rencor
—Jacob, por favor dile a Bonnie que la necesitamos aquí, ella podrá ayudarnos. Es momento de que Abigail tenga el descanso que necesita y Alexandra pueda tener la paz para comenzar de nuevo—pidió Emma a su esposo—
—¿Qué haremos?— preguntó Harry con algo de temor—
—Si Bonnie y Alex están de acuerdo, haremos una regresión, Alex y Abigail deben tener su ultimo encuentro
Minutos después, la escandalosa pero amigable Bonnie, se encontraba en la terraza con la intriga por saber que ocurriría
—Así que aquí están— dijo levantando su copa de champagne— me alegra ver a tantas viejas almas reunidas en un mismo lugar ¿para que soy buena en este momento?—preguntó curiosa—
—Necesitamos hacer una regresión, por poco repetimos una tragedia del pasado—respondió Emma—
Bonnie guardó silenció y cuando cruzó su mirada con la de Alexandra, sonrió delicadamente
—Ven aquí cariño— dijo estirando su mano para llamar a Alex— pero qué es lo que veo, un mañana diferente— anunció— no te preocupes, tu pasado y tu presente pronto estarán en paz. Por suerte siempre cargo mi péndulo —dijo besando su colgante—
En cuestión de minutos, prepararon un sofá de los que había en la terraza y de inmediato Alex se recostó para iniciar con el trance
—Muy bien, cuando cuente tres y chasquee mis dedos, caerás en un profundo sueño y me dirás quién eres—Dijo Bonnie moviendo de lado a lado el péndulo, para así llevar a Alex a la hipnosis—Uno, dos, tres— contó y a la vez, chasqueó— ¿Quién eres?— preguntó Bonnie
—Soy Abigail Featherington, hija del conde de Pembrook —respondió—
—¿Qué es lo que buscas?—preguntó Bonnie ante la expectante mirada de los demás—
—Por mucho tiempo busqué mi felicidad, pero cuando me fue arrebatada, solo buscaba que los demás fueran infelices, ahora es lo que quiero, robar la felicidad de los que la tienen, en especial la de Elizabeth Lexington y August Chadburn
—¿Por qué de ellos en particular? ¿hay algo que te hayan hecho?
—Durante años quise en secreto a August, de muchas maneras intenté acercarme a él y hacer que me viera como la mujer de su vida, pero nunca lo logré. Siempre tuve muy claro que su corazón le pertenecía a la mujer de sus sueños
—¿entonces por qué insistir?—preguntó Bonnie—
—No insistí, por un tiempo me rendí, pero mi alma se llenó de rencor al saber que el hombre al que amaba, estaba enamorado de una mujer que pudo ser mi amiga, con la que muchas veces me crucé en los pases del pueblo, Saber eso me llenó de furia y solo quería destruir a Elizabeth ¿Quién era ella para que la amase más que a mi?
—¿Qué te hizo Elizabeth para que no lograran su amistad?— continuó indagando Bonnie para desentrañar la causa de la maldad—
—Intentamos ser amigas hasta entrar en edad casadera, después ella cambió su circulo social y dejó todo de lado, cuando intentaba acercarme, ella simplemente se alejaba, su cambio egocéntrico hizo que comenzara a odiarla
—Pero no fue así Abi—interrumpió Emma sin importar lo que pasara y a su vez, llamando la atención de todos— al entrar en edad casadera, mis padres me obligaron a cambiar un poco de hábitos, incluso me presionaban para mantener conversaciones con duquesas y marquesas amigas de mi madre, perdí a muchas de mis amigas por cumplir con mis obligaciones como única hija
—Pero te casaste con el hombre al que yo amaba Elizabeth— respondió Abigail en reproche—
—Abi, cuando mis padres me informaron que me casaría, yo no sabía que mi prometido era August. Durante meses había soñado con el rostro de un hombre al que no conocía, jamás le había visto en ningún baile o paseo, era un completo extraño para mi. Tampoco supe que era él a quien amabas. Me opuse muchas veces a esa boda, renegué hasta el cansancio, pero la situación económica de mi familia me impedía poner una negativa más, sabes mejor que nadie, que pude casarme con cualquiera de los hombres que me pretendía, pero nunca lo hice, a todos les rechazaba una y otra vez, en el fondo mi corazón siempre le perteneció al hombre de mis sueños, que no resultó siendo otro más que August— respondió Emma aclarándole a Abigail, cómo habían sucedido las cosas— yo jamás hubiera hecho nada para lastimarte de esa manera
—August me decía lo mismo, que su corazón le pertenecía a la mujer de sus sueños— dijo— eso significa, que por más que yo intentara, su camino ya venía escrito juntos
—No sé si es la vida o el destino Abi, pero así parece—respondió Emma—
—y yo fui la culpable de que todo esto ocurriera, solo yo por no haber querido entender —dijo la joven—
—Abigail, el pasado es eso, pasado, no podemos remediar lo que hicimos antes, yo sé que obré mal al dejar de lado todo por complacer a mis padres, así como tu obraste mal con todo lo demás, pero las cuentas están saldadas—dijo Emma— mírate, quien sea que maneje el destino, te tiene de nuevo aquí, eres una mujer preciosa en esta vida, así como en el pasado, con un corazón enorme, sin rastro de maldad, hay un hombre que espera por ti con su corazón abierto para darte el amor que mereces, esta es la oportunidad para que tu y el presente se reconcilien
—si me voy, jamás me recordarán— dijo con pesar el espíritu de Abigail—
—te equivocas— contestó Emma— tienes un lugar en nuestro corazón ¿Cómo olvidarte? escucharemos tu risa, veremos tu rostro, hablaremos de un millón de cosas, tenemos miles de recuerdos en común, tantos paseos, tantas tardes del té junto a nuestras madres, jamás te olvidaremos. Solo debes perdonarte
—Perdóname Elizabeth— pidió Abi arrepentida por el pasado que había tenido— no debí llegar tan lejos con todo lo que hice, hubiésemos podido ser muy felices, pero tienes razón; hoy soltaré todo lo malo, y en Alexandra, vivirá el recuerdo de todo lo bueno que hizo Abigail—dijo como despedida—
—Olvidaremos lo malo Abi, solo vivamos con el recuerdo de todo lo bueno que nos dio el pasado. Siempre nos tendrás a August y a mi, nunca vas a sentirte sola
En ese instante Alexandra abrió sus ojos y lloró, lloró como cuando pierdes a un ser querido, como cuando se va algo que nunca más va a regresar. Su despertar había culminado y el recuerdo de todo su pasado había regresado a ella. Dos almas se habían unido para volverse una sola, se habían perdonado por haber dejado que la maldad ocupara su corazón y abrieron las puertas al nuevo comienzo, uno en el que Abigail y Alexandra eran las mismas personas, con los mismos recuerdos, pero ya no con los mismos sentimientos. Ahora tenían la capacidad de perdonar, de amar y de comprender
—Lamento haberte hecho tanto daño Eliza—Dijo Alexandra— pero te prometo que ahora en mí, encontrarás a la amiga que una vez no fui
El despertar finalizó con el abrazo de dos almas, que en un pasado fueron amigas y que por malos entendidos terminaron separadas. La unión de un pasado y un presente que traía solo buenas miras hacia el futuro.
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