Capitulo 31: Fortuito encuentro

Tal como lo dijeron, Sarah y George compraron sus boletos de avión para viajar de Alemania a Londres y poder  estar con su hija ayudándola a preparar todo para su boda. Para ellos, la noticia del evento había sido una completa sorpresa, pero les hacía felices saber que su hija por fin había encontrado con quien compartir su vida. Era una forma de aliviar el pequeño sin sabor que les dejaba el recordar que tiempo atrás habían dejado a su hija sola. Aunque sabían que Emma no los odiaba por esto, sentían remordimiento al pensar en lo que ella pudo haberlos necesitado, sin embargo, el continuar su vida en Londres, solo estancaba su trabajo. Sarah quería dedicarse a la ciencia, y George a la arquitectura, Alemania les estaba brindando la oportunidad de conseguir mucho más dinero haciendo lo que les apasionaba. Pero no podían obligar a Emma a que los siguiera a costa de abandonar sus sueños, sin embargo el  haberla dejado, les provocaba un cargo de conciencia enorme, el cual querían calmar con la boda, haciendo hasta lo imposible por regalarle a su hija el día perfecto.

—¿crees que estará feliz de vernos?—preguntó Sarah en el avión a George—

—Lo está, de no ser así, jamás nos hubiese llamado. Emma no nos odia, te lo aseguro—

—Lo sé, pero en ocasiones me arrepiento de no haberla acompañado más durante estos años, siempre buscamos seguir nuestro camino

—pero nunca nuestro camino se alejó de ella querida—decía George consolando a su esposa— le dimos a Emma las herramientas necesarias para que pudiera buscar su propia ruta y mira que lo ha hecho— mencionó con orgullo el hombre— es una columnista increíble, con millones de personas que hablan de ella y de su trabajo, es feliz y ha encontrado un hombre que la ama. Eso debería ser suficiente para darnos tranquilidad

—tengo miedo de que ocurra lo que en su vida pasada—confesó Sarah recordando la razón por la cual no podía concebir cuando se casó con George— no quiero volver a perder a mi amada hija

—No ocurrirá, el pasado es solo pasado, ahora su presente es diferente, se ha hecho fuerte y valiente, capaz de enfrentar cualquier cosa. Te aseguro que nada malo ocurrirá

George confiaba en que el destino de su hija, había cambiado con el paso a otra vida, mientras Sarah temía por repetir una vez más, la pérdida que por poco, acaba con ella un siglo atrás. Sin embargo el pasado se empeñaba en volver al presente y de alguna manera quería de nuevo, tomar la felicidad de quienes ahora, gozaban de ella.

—Me hace muy feliz saber que papá y mamá estarán con nosotros tanto tiempo—dijo Emma a Jacob mientras juntos disfrutaban de un rico café  mirando por el enorme ventanal que tenía I Park Coffe a la vez que hacían tiempo para ir a recoger a sus padres a la estación del metro—

—¿crees que les agrade?—preguntó Jacob un tanto nervioso—

—te van a amar tanto como yo, en esta vida, en la pasada y en otras—contestó Emma apretando fuertemente la mano de su prometido— no te preocupes, todo va a salir bien

—Parece mentira que solo en unos meses te convertirás por fin en mi esposa, que vamos a poder disfrutar de todo lo que un día nos arrebataron—Dijo Jacob con emoción—

—no veo la hora de convertirme en tu mujer, por fin nos casaremos—dijo Emma sin percatarse de que tras ellos, había alguien escuchando atenta lo que decían

—¿se van a casar?—Preguntó Alexandra un tanto exaltada y con sus ojos rojos por las lágrimas que amenazaban con salir—

—Alexandra, ¿Qué haces aquí?—cuestionó Jacob a la joven que los había tomado por sorpresa—

—Llevo días buscándote para hablar contigo, te desapareciste de la noche a la mañana y no he sabido por días de ti—respondió la mujer con su voz quebrada— estaba angustiada pensando que algo malo te había ocurrido pero ya veo que no, estabas planeando tu futuro con esta—dijo con enojo mirando de arriba a abajo a Emma—

—No entiendo, ¿de que quieres hablar conmigo?—preguntó Jacob—

La joven de largo cabello rojo no presto atención a lo que Jacob dijo, sino que dio un paso al frente dirigiéndose a Emma

—Te dije de buena manera que lo dejaras en paz y que no interfirieras entre nosotros, pero tu decidiste desafiarme—dijo Alexandra, cambiando la luz de sus ojos por una sombra oscura que comenzaba a apoderarse de ella—

—y yo te dije que no te tenía miedo— respondió Emma levantándose de su mesa para quedar frente  a frente con Alexandra— ¿Qué quieres?—preguntó desafiante—¿robarme su amor o desaparecerme a mi?

Alexandra emanaba una furia indescriptible, resoplaba fuertemente al escuchar las desafiantes palabras de Emma. La joven amaba a Jacob, como en su vida pasada, pero no era una mala persona, en el fondo sabía  que el cariño que Jacob tenía por ella, no era más que uno de amigos, uno que ella había aceptado ya hace mucho tiempo. Pese a que era consciente de todo en cuanto los sentimientos del joven, el ser que veía en sus sueños, aquel que le daba unas terribles pesadillas, poco a poco se apoderaba de ella, pues la intención de Abigail, el espíritu que estaba dentro de Alexandra, era acabar de nuevo con la felicidad de la pareja.

—te aseguro que no van a ser felices juntos nunca—Dijo Abigail apoderándose de Alexandra— ni en esta vida, ni en ninguna otra—

—No luches por un amor que jamás será tuyo, ni en esta vida, ni en ninguna otra—Respondió con coraje Emma, pues estaba harta de temerle a su pasado—

Alexandra llena de rabia levantó su mano para atacar a Emma, su corazón, o el de Abigail, ardía en llamas, solo quería provocar el mayor daño en Emma, por lo que no dudó en golpearla, pero el ataque fue detenido en el aire por Cassie, quien llegaba justo en ese momento y presenciaba las ofensas de la mujer a su hermana

—No te atrevas a poner un solo dedo sobre ella, porque esta vez no está sola—Dijo Cassandra llena de furia al ver como la mujer intentaba golpear a Emma— Cuidado, porque ahora eres tú quien no tiene a nadie, no intentes poner a prueba a la vida porque vas a perder

Alexandra sacudió su cabeza de lado a lado reaccionando, pues cuando Abigail se apoderaba de ella, parecía estar en trance. Al ver su mano detenida por Cassie, solo arrugó su seño y la arrebató con fuerza para soltarse. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y su corazón sentía un profundo dolor. Sabía muy bien que a quien amaba Jacob era a Emma, la había buscado por mucho y saber que la había encontrado, de alguna forma, la alegraba, pero el dolor por saber que nunca logró enamorarlo, le partía en dos su corazón

—¿por qué ella y no yo?—Se preguntaba Alexandra llorando mientras caminaba por Hyde park, intentando olvidar lo sucedido— no entiendo como nunca pude ganarme su corazón, siempre hice hasta lo imposible porque se fijara en mi.

La joven de hermoso y largo cabello rojo, caminó hasta la orilla del lago intentando calmar sus emociones, llevaba un buen rato llorando y sus ojos estaban ya hinchados. Poco a poco, se acercó hasta el borde intentado ver su reflejo, al menos en la paz del agua, podía apaciguar su tristeza, sin embargo, al ver su imagen allí en las claras aguas, algo extraño ocurrió.

—tienes que separarlos—dijo el reflejo de la joven, haciendo que esta se sobresaltara—

—me estoy volviendo loca—dijo Alexandra al ver el espanto que ocurría con su reflejo—

—No puedes permitir que esa mujer tenga el amor de tu hombre, acaba con ella ¡MATALA!— gritó su reflejo, para luego volverse una onda esparcida por todo el lago—

Alexandra se levantó asustada al escuchar lo que su propio reflejo le pedía, estaba tan aturdida por lo que había ocurrido, que intentó salir corriendo, sin  notar que tras ella habían personas cruzando el parque.

Al darse la vuelta corrió alejándose del lago, pero no pudo avanzar mucho, pues justo en ese momento accidentalmente chocó con un hombre que por allí pasaba

—¡cuidado!—escuchó gritar al hombre mientras caían al suelo—

Alexandra enmudeció por la vergüenza del momento, que se apoderaba de su rostro

—¿estás bien?—Preguntó Harry, el joven rubio de ojos negros y cabello largo con el que accidentalmente había chocado

—sí—respondió Alexandra—lo lamento, solo quería alejarme del lago y correr lejos—respondió sincera la mujer—

—¿puedo preguntarte por qué? es evidente que llevas mucho llorando—dijo el joven—

—acabo de enterarme que el hombre que he amado por tanto tiempo, ahora se casará con otra mujer—dijo Alexandra bajando su mirada

—Pues que tonto—dijo Harry  levantando el rostro de la joven— yo no hubiese tenido ojos para nadie que no fueras tu

Alexandra miró con asombro a aquel joven que el destino había puesto en su camino, era apuesto y muy amable, pero su corazón amaba a Jacob y no se sentía capaz de fijar sus ojos en alguien más

—Debo irme—dijo la joven un poco tímida—

—¿podría saber el nombre de la mujer que hoy me ha derrumbado?—preguntó Harry un tanto coqueto—

—Alexandra—respondió ella, para luego caminar rápidamente hacia la salida del parque y dirigirse a su casa.

—Alexandra —dijo Harry hablando solo en el lugar— me parece que quiero escribir una historia contigo.

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