Capitulo 30: Que agradable noticia

El mágico fin de semana pasó, dejando un nuevo compromiso y un millón de nuevas emociones atadas a la mansión

—por favor prométanme que van a volver—Dijo Hobson despidiendo a los jovenes en la puerta de la mansión Lexington, listos para tomar el auto y regresar a la ciudad—

—pero claro que volveremos—respondió Emma—este será nuestro hogar cuando nos casemos

—¿celebrarán la boda aquí?—preguntó con emoción el hombre olvidando por completo los sucesos ocurridos en el pasado—

—No lo creo Hob—dijo Cassie mirando a Emma mientras respondía— por razones obvias ocurridas en el pasado, es mejor evitar hacer la boda aquí

—ciertamente—respondió Hobson apenado, percatándose de lo que había dicho—mil disculpas señorita Elizabeth, con tanta alegría en la mansión este fin de semana, había olvidado por completo lo que nos llevó a todos a esto—dijo—

—no hay nada que disculpar, yo hubiese amado festejar aquí mi boda, pero los recuerdos de ese pasado todavía llegan a mi mente, no quisiera opacar el día que August y yo tanto hemos esperado y anhelado, con la sombra de una tragedia—confesó Emma con pesar— pero no creas que te vas a salvar, porque tu, y todos lo que cuidan de la casa están invitados, sin excepción alguna.

—Allí vamos a estar señorita, sin falta la acompañaremos en ese día tan especial—respondió el hombre con sus ojos llenos de felicidad—

—Bien, entonces creo que ya es hora de regresar— Dijo Jacob terminando de subir las maletas al auto— tenemos una boda que planear y no hay mucho tiempo para ello

—Hobson, cuídate por favor—pidió Emma presintiendo que algo estaba por ocurrirle al hombre—recuerda que debes asistir a mi boda, tu más que nadie debes estar allí

El hombre asintió con su cabeza y le brindó una cálida sonrisa a Emma intentando transmitirle un poco de tranquilidad. Durante los días en la mansión, Emma, Jacob y Cassandra, habían pasado de ser ellos, para convertirse nuevamente en Elizabeth, August y Emilie, al menos para Hobson, quien no se acostumbraba a llamarlos de otra manera. Para los jovenes, era como volver al momento en el que fueron felices en su enorme casa, regresar a sus habitaciones, recorrer los jardines, contemplar el lago desde el banco que estaba cerca, les había devuelto  la ilusión del pasado, por un par de días, habían disfrutado de la felicidad que en algún momento les fue arrebatada.

—debo llamar a mamá y a papá, contarles sobre nuestra boda—dijo Emma acariciando con su mano, la de Jacob, mientras este, conducía alejándose poco a poco de Castle Combe— supongo que se lo tomarán con mucha sorpresa, pero a fin de cuentas es lo que siempre han querido

—para ser sincero, siento un poco de temor por conocer a tus padres—confesó Jacob—  en esta vida no soy el adinerado hijo con el que puedan tener alianzas—dijo en forma de burla— ni siquiera tengo trabajo

—pero lo vas a tener—respondió Emma— cocinas muy bien, no entiendo por que nunca has pensado en tener un restaurante—cuestionó Emma 

—Oye, no es mala idea—respondió Cassie— Emma y yo podríamos ayudarte con las reseñas, o con algún tipo de publicidad, si eres bueno para eso, debes hacerlo

Aunque no tenía un trabajo, como Emma y Cassie, Jacob se había encargado, durante los años en los que estuvo buscando a Emma, de amasar una pequeña gran fortuna. Sus padres le habían heredado varias propiedades antes de morir, junto con la cuantiosa suma de dinero que tenían en el banco. Buscar a Emma le impedía estar en un lugar fijo, por lo que nunca buscó un empleo estable; si lo hacía, probablemente su búsqueda se vería afectada, sin embargo, su sueño había sido tener un restaurante o un café, pero el recorrer distintos lugares para encontrar a Emma, no le daba posibilidad a esto. Ahora que la búsqueda había parado y que su camino comenzaba a abrirse, la idea que su amada había instalado de nuevo en su mente, se veía mucho más posible.

—¿Qué dicen tus padres al especto?—preguntó Cassie a Jacob—

—No tengo padres—respondió el hombre con un deje de tristeza en su voz— Ellos murieron hace un par de años a causa de una tuberculosis, yo me encontraba terminando mis estudios en la universidad cuando me dieron la noticia—contó con tristeza el joven al recordar la partida de sus padres—

—Lo siento, no debí preguntar eso—dijo Cassie apenada—

—No te preocupes por eso, en algún momento iban a saberlo, mucho más a hora que me voy a casar con tu hermana, era inevitable no hablar del tema—respondió con calma Jacob—

—¿entonces tus padres fueron?..—preguntó Emma con curiosidad intentando saber si ellos también habían reencarnado

—Fuero los mismo padres que tuve hace un siglo—contestó Jacob— tuve la fortuna de disfrutar con ellos mucho más tiempo del que  pude en el pasado, por eso estoy agradecido con la vida. Mi padre y mi madre siempre quisieron que me casara, que formara una familia, que no me quedara solo y mira, les estamos haciendo realidad su sueño. Aunque ya no estén aquí, sé que están felices por nosotros donde sea que quede la eternidad

Emma sonrió al escuchar aquellas palabras, pues aunque no pudo conocerlos en esta vida, sabía muy bien la clase de padres que habían sido, habían educado y preparado a Jacob para ese momento, y agradecía en lo profundo de su corazón, haber hecho de él un gran hombre. Donde sea que fuese la eternidad, donde seguramente los estaban esperando, sabía que ellos estaban orgullosos del hombre en el que Jacob se había convertido.

Los días comenzaron a pasar rápidamente y la boda una vez más, estaba acercándose. Después de regresar de Castle Combe, Emma y Jacob acordaron que se casarían en dos meses a partir de aquel día. Desde ese mismo instante comenzaron los preparativos, Emma por su parte empezó por llamar a sus padres, debía darles la noticia y pedirles ayuda para lo que estaba por ocurrir

—Hola mamá—dijo Emma por el teléfono tomando asiento en el sofá junto con Jacob—¿Cómo estás?—preguntó un tanto nerviosa

—Hola hija— contestó Sarah emocionada por escuchar a su hija después de tanto tiempo— que alegría escucharte ¿va todo bien? tu padre y yo estamos bien, queríamos llamarte para invitarte a pasar unos días con nosotros—contó la mujer con ilusión—

—me hace feliz saber que están bien mamá, pero lastimosamente voy a tener que decirle que no a tu invitación—respondió Emma—

—¿por qué, pasa algo Emma?—cuestionó Sarah preocupada ante la negativa de su hija—

—mamá, dime algo, ¿padre está contigo en este momento?—preguntó la joven

—sí, lo tengo aquí cerca ¿por qué?—inquirió la madre—

—por favor dile que se acerque a la bocina, hay algo especial y muy muy importante que debo contarles a ambos

Sarah guardó silencio un segundo y luego pidió a su esposo que se acercara

—George, ven, acércate—decía la mujer del otro lado de la linea— Emma quiere decirnos algo

—Hola papá—dijo la joven esperando una respuesta por parte de su padre—

—Hola mi pequeño ángel— respondió George a su hija con el saludo que le daba desde que era una bebé—¿Cómo estás?

—bien padre, muy emocionada

—¿Qué es lo que quieres decirnos hija?—preguntó Sarah con un poco de angustia—

—Bueno, espero que estén listo para esto, porque estoy segura que no se lo esperan—dijo la joven— Hace un tiempo conocí a un chico, al principio todo mal porque yo creía que solo me quería acosar, pero con el tiempo me di cuenta de que estábamos destinados. Me enamoré de él y es como si nos conociéramos de otra vida— contaba Emma mientras miraba con amor al hombre a su lado—

—¿es el chico del que me hablaste hace tiempo?—preguntó Sarah—

—Sí, es él. Se llama Jacob y lo amo mamá, lo que siento por él no tiene explicación. Podría incluso compararlo con el amor que sientes por mi padre, es infinito mamá, tan grande que puede traspasar las barreras del tiempo

—¿tan enamorada estás hija?—preguntó George—¿eres feliz con él?

—Sí papá, estoy muy enamorada y soy muy feliz y afortunada por haberlo encontrado—respondió Emma—  tan feliz mamá y papá que... nos vamos a casar—soltó la joven sin más, dándole a sus padres la inesperada noticia—

Por unos segundos el silencio reinó entre las líneas, tan así, que la joven pensó que su llamada simplemente se había cortado

—¿hola?—dijo al no obtener una respuesta—¿mamá, papá?

Un grito ensordecedor le hizo alejar de prisa la bocina de su oído, pues sus padres habían soltado un algarabío lleno de felicidad por la noticia que recibían

—¡Se casa Sarah, nuestra hija se casa! —se escuchaba gritar a George del otro lado con euforia en su  voz— mi ángel se va a casar

—¡sí! —respondía Sarah con risas mientras en su casa ambos brincaban, literalmente, de la emoción como un par de niños pequeños— ¡nuestra hija se casa! —decía la mujer con los ojos humedecidos por las lágrimas que ya querían salir

—¿están felices?—preguntó Emma sorprendida por la reacción de sus padres y con un nudo en la garganta al saber que se alegraban tanto como ella por la noticia—

—¿Qué si estamos felices?—preguntó George— estamos dichosos hija. No creíamos que nos fueras a dar una noticia tan grande, no has tenido ninguna relación larga en años, ya te dábamos por perdida

—papá—dijo Emma con algo de vergüenza, pues junto a ella se encontraba Jacob escuchando todo lo que sus padres decían—

—tu padre tiene razón hija—decía sara aún con emoción en su voz— cuando me contaste acerca de ese chico y tus sueños pensé que te estabas volviendo loca y que la soltería ya te estaba afectando, por eso te queríamos invitar a quedarte con nosotros

—¡¿qué?! —mamá sabes qué, no sigas por favor, me estás haciendo avergonzar— dijo la joven tapando su rostro ante la evidente risa de Jacob— 

—¿está ahí?— preguntó la madre—

—¿Quién?—respondió Emma con otra pregunta—

—el chico de tus sueños, tu prometido— dijo Sarah

—Hola—respondió Jacob contestando a la pregunta de la mujer—aquí estoy

—ay pero que gusto escucharte hijo —dijo Sarah con felicidad— escucha, eres afortunado por tener a mi hija, sé que no es una mujer fácil y que a veces puede volverse un poco muy complicada, pero es un tesoro

—lo sé señora—respondió el joven—de eso no hay duda, busque por mucho tiempo y por fin la encontré, ella era mi tesoro perdido y finalmente lo he recuperado

—me alegra escuchar que hables así de mi hija—dijo George— ya deseo conocerte

—y yo a ustedes señores—contestó Jacob—

—Mamá, papá, necesito de su ayuda para la boda—dijo Emma quitándole la bocina a Jacob—  ¿podrían venir? de verdad los necesito, solo tengo dos meses y hay mucho por hacer

—Pero claro hija, mañana mismo tomamos un vuelo y estamos contigo, no creas que vamos a dejarte sola con semejante evento—respondió Sarah— ¿verdad George? 

—se los agradezco—respondió la joven con una enorme sonrisa— entonces no se diga más, los estaremos esperando felices

La alegría era evidente, el amor flotaba por el aire y la emoción por que el tan anhelado día llegara, invadía cada corazón. una vez más, la vida les sonreía bonito.

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