Capitulo 29: ¡Ha dicho que sí!

La llegada de las hermanas, dueñas legítimas de la mansión, había desatado furor en el personal. Después de años sin haber servido a nadie, la casa nuevamente cobraba vida, por cada habitación había un revuelo.
—Muy bien señoritas, sus habitaciones han sido preparadas— anunció Hobson— cuando gusten puede pasar a descansar
—Te agradezco mucho Hobson, por ahora Jacob y yo iremos a dar una vuelta por la mansión— dijo Emma— ¿cassie, quieres acompañarnos?
—No, pueden ir ustedes, yo iré a mi cuarto y organizaré lo que traje luego me daré una ducha y dormiré—respondió Cassandra—
—está bien, les anunciaré cuando el almuerzo esté listo—respondió el mayordomo dando media vuelta—
—Entonces ¿te parece si comenzamos por el lago?—sugirió Emma
—Me parece — respondió Jacob—
Los jovenes iniciaron su paseo como en los viejos tiempos, caminando uno al lado del otro, en silencio, sin decir una sola palabra, solo contemplando lo que tenían a su alrededor y recordando cada instante en el que fueron felices
—no puedo creer que tenga conciencia de todo esto, han pasado tantos años, que no debería ni recordar el color de las flores de este jardín—dijo Emma acercándose a las rosas que habían plantadas por todo el lugar—sin embargo, tengo vivo en mi consciencia el color, el aroma, la forma en la que estaba todo en este lugar
—cualquiera diría que estamos locos—dijo Jacob sonriendo— incluso yo mismo llegué a pensar que estaba perdiendo la cordura, no es fácil aceptar todo esto y mucho menos hablarlo con alguien. No todos tienen la posibilidad de reencarnar como nosotros
Mientras recorrían el lugar, llegaron inevitablemente al punto exacto en el que su vida pasada había terminado, aquél rincón en el laberinto en el que ambos, por desdicha, habían dejado de existir. Irremediablemente la sensación de tristeza, dolor y angustia los invadió a ambos, provocando que los recuerdos se instalaran por un momento en su cabeza. El día de su boda había sido el mejor día de sus vidas, pero también el peor y el más agonizante, sin embargo, el estar allí parados, haciéndole frente a ese pasado lamentable, los volvía valientes, un par de almas que había tenido la osadía de desafiar a la muerte y a cualquier ley del tiempo.
—Jacob ¿Qué posibilidad hay de que las cosas se repitan como en el pasado?—preguntó Emma con algo de temor al detenerse en el punto exacto en el que ocurrió todo la noche aquella y pensando en Alexandra, de quien no habían vuelto a tener noticia —
—Bueno, existe la posibilidad de que ocurran las mismas cosas, pero tenemos una ventaja. Ya sabemos como va a terminar, nosotros podemos cambiar el destino— dijo él tomando las manos de Emma— no tengas miedo Emma, yo no voy a permitir que nada malo nos ocurra, nada ni nadie nos volverá a separar, tenemos una misión en esta vida, recuérdalo, prometimos ser felices juntos
—lo sé—contestó ella abrazando a Jacob fuertemente— es solo que a veces el temor de perderte de esa forma tan cruel, me llena el corazón
—Emma, no volverá a ocurrir— aseguró Jacob caminando de vuelta hacia el jardín en el que anteriormente tomaban el té— la vida no nos iba a dar otra oportunidad solo para ver como nos vuelven a separar, te juro que nunca más nos vamos a alejar, de eso puedes estar segura, es más—dijo— para que estés más segura, te invito a cenar esta noche aquí en el jardín—le propuso mientras nuevamente sostenía sus manos y miraba sus ojos, aquellos en los que no veía más que su mundo entero— tengo una sorpresa para ti
—¿una sorpresa?—dijo curiosa— me encanta, claro que sí, aquí estaré muy puntual
Poco después el almuerzo fue anunciado, y todos juntos tomaron asiento en el enorme comedor de la mansión Lexington. Cada objeto, cada rincón, cualquier mínima cosa que estuviese en la gran casa, estaba lleno de recuerdos y nostalgia, pues era el lugar en el que las hermanas había crecido, y en el que el amor había derrotado a la oscuridad.
—Cassie, te importaría quedarte sola esta noche—dijo Emma a su hermana mientras terminaban el almuerzo—Jacob me invitó a una cena en el jardín
—¿de verdad?—preguntó la joven— que bonito detalle, al menos hagamos de este fin de semana, algo inolvidable
—Es lo que quiero—respondió Jacob— necesito borrarle a tu hermana los malos recuerdos de este lugar
—por mi no se preocupen, yo iré a jugar Clue con Hobson y los demás, estoy invitada a cenar con ellos
—bien, entonces no se diga más, yo iré a la cocina a pedir un poco de ayuda con la comida—dijo Jacob levantándose de la mesa—
—Cassie, tengo que confesarte que todo esto parece tana perfecto que siento miedo de estar soñando y despertar —confesó Emma cuando quedó a solas con su hermana en el comedor — he pasado por tantas cosas que temo estar atrapada en una burbuja y que luego esta se explote
—eso no pasará hermana, mira todo esto—Dijo Cassie señalando todo el salón del comedor—hemos vuelto a nuestro hogar, este es nuestro lugar, me tienes a mi, tienes a Jacob— recalcó—no permitiremos que nada malo vuelva a ocurrir.
—lo sé—respondió Emma soltando un suspiro— debo dejar de pensar en lo malo y enfocarme solo en lo bueno que está por venir.
—así es, empezando por la cena que te espera—dijo Cassie— ¿trajiste ropa como para la ocasión?—preguntó su hermana—
—No lo sé—respondió Emma con algo de angustia—ayúdame a elegir algo para ponerme, quiero verme hermosa ante los ojos de Jacob
Juntas, las hermanas subieron hasta el cuarto de Emma, donde estaban instaladas ya sus pertenencias y las de Jacob. En su equipaje, para su sorpresa, tenía un par de prendas perfectas para su encuentro en la noche. Una falda Vinotinto hasta la cintura y larga hasta la rodilla, la blusa con mangas largas y cuello en V en un color beige con estampado de flores, una pañoleta amarrada a su cuello en el mismo tono de la falda y un par de zapatos con plataforma y tacón que completaban el Look.
Un rato más tarde, Emma se empezó a preparar para la cita con el amor de su vida, porque lo era, era el amor de su vida, de la pasada, de la presente y si había una futura, estaba segura que también allí estaría con él
—te ves perfecta—Dijo Cassie viendo a su hermana lista para salir a cenar con Jacob—
—Gracias por haberme ayudado a elegir, sin ti no hubiese sabido que hacer—dijo Emma agradecida—
—No me agradezcas, siempre lo hago con amor, ahora ve, creo que Jacob ya te está esperando en el jardín, lo vi ultimando un par de detalles, te aseguro que vas a quedar tan sorprendida como yo—confesó Cassandra—
—¿ya viste lo que ha planeado?—preguntó Emma con curiosidad—
—así es—respondió— y créeme, todo ha quedado hermoso. Eres muy afortunada y yo soy muy feliz por verte a ti con el amor de tu vida. Ahora ve, se te hace tarde
Emma sonrió a su hermana y sin dar mas vueltas, salió rumbo al jardín. Igual que en el pasado, caminó por el extenso pasillo que quedaba en la segunda planta, ansiosa por llegar al jardín caminaba rápido, mientras el camino se hacía cada vez mas eterno
—¿a donde vas con tanta prisa?— preguntó tras ella la voz del hombre que amaba
Jacob había terminado de preparar el jardín con hermosas velas y rosas adornando una pequeña mesa para proponerle matrimonio a Emma, y un minuto antes, subió hasta el cuarto de Cassandra, donde había guardado, con ayuda de su cuñada, el anillo de compromiso para la mujer a la que amaba
— ¿recuerdas cuando llegaste a esta casa, en la noche en la que cenaríamos todos como una nueva familia?—preguntó la joven volteando a ver a Jacob—
—sí, fue tal como en este momento, tu, caminando de prisa, y yo deteniendo tu paso para que me permitieras acompañarte
—siempre siendo tan caballeroso—dijo Emma—
—¿me permites acompañarte?—dijo Jacob brindando su brazo para caminar con Emma hacia el jardín
—siempre encantada—Respondió Emma—
Juntos caminaron hacia el lugar que ya estaba preparado para la cena. Al verlo, Emma no pudo evitar que una lágrima rodara por su mejilla, el lugar emanaba amor y dicha, pues por fin estaba viviendo su amor con quien en el pasado no pudo
—Espero que te guste lo que preparé para ti—dijo Jacob abrazando por detrás a la joven
—es hermoso Jacob—respondió Emma emocionada— ¿a que debo tanta especialidad— preguntó
—Bueno, eso es porque te amo Elizabeth y te mereces esto y más. Mereces que yo ponga el mundo a tus pies—
—Y yo te amo a ti August, soy la mujer más afortunada en el planeta por poder recuperarte, por poder continuar con el amor tan grande que nos teníamos
Juntos disfrutaron de la cena que habían preparado en la mansión y declararon su amor el uno al otro
Pasadas un par de horas, Jacob tomó a Emma de las manos y caminó con ella hacia el banco que quedaba junto al lago que rodeaba la mansión
—he esperado mucho por este momento Emma y creo que este día, este lugar, este momento, son perfectos para lo que quiero hacer
—¿y que quieres hacer?—preguntó Emma curiosa—
—pedirte que unas una vez más tu vida a la mía por el resto de nuestros días—dijo el joven poniéndose de rodillas ante la mujer que amaba y enseñando una hermosa argolla de compromiso dentro de una caja de terciopelo
—Ay Jacob—exclamó con dulzura y amor Emm—
—En este lugar en el que te dije que te amaba por primera vez, dónde nos dimos ese primer beso, aquel que voy a recordar siempre, sin importar cuantos siglos pasen, te pregunto ¿quieres casarte conmigo?—dijo sonriendo ante la ilusión que tenía la mirada de su amada
—¡Sí! —respondió ella sin dudarlo—en esta vida, en la pasada y en la futura, sí a todo lo que sea tener una vida juntos, sí a vivir este amor contigo
—Te amo—respondió Jacob para poner el anillo en la mano de Emma y sellar aquel compromiso con un tierno beso, anunciando así que un nuevo comienzo se aproximaba.
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